Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XIV

Oscar

-Tío Logan, ¿Por qué estás caminando chistoso? - Arthur preguntó mientras Logan prácticamente cojeaba hacia la cocina para tomar una taza de café.

-Monté un caballo - Gruñó. Casi escupo mi desayuno, pero me las arreglé para recomponerme.

-Debió haber sido un gran caballo - Contesté quedito.

-¿Qué dijiste? - Preguntó Logan, mirándome cuidadosamente.

-Nada - Sonreí - Vamos, chicos. Tenemos que ir a comprar algunos útiles escolares - Ambos, Maximilian y Arthur, gimieron - No me hagan eso. Al menos Charles se aseguró de que estuvieran en las mismas clases - Tener conexiones con el director de la escuela me venía bastante bien. Mientras pensaba eso Max llevó su plato al fregadero.

-Espero que nunca tengamos que visitar su oficina. Él puede ser atemorizante - Me lo puedo imaginar.

-¿Qué hay de ti, Señorita Luisa? - Pregunté, limpiando el jarabe de su cara - ¿Estás lista para el preescolar? - Arrugó la nariz y sacudió su cabeza.

-¿Me puedo quedar en casa contigo? - Sonreí y froté nuestras narices.

-¿Por qué no lo intentas por unos cuantos días? Harás un montón de amigos.

-Pero, ¿Y si no? - Preguntó.

-Entonces te secuestraré - Prometí. Eso pareció apaciguarla, así que se unió a los chicos y fuimos a la cochera. Antes de que saliera de la casa, Logan gritó.

-¡Hey! ¿Consigue algunas trampas para ratones, quieres? - Reí quedito mientras me apresuraba hacia la camioneta.


No creo que alguno de nosotros estuviéramos entusiasmados por ir a comprar útiles escolares. Arthur caminaba junto a mí, Max estaba del otro lado, y Luisinha estaba sentada en el carrito de compras. Estaba sosteniendo la lista en mi mano.


-¿Para qué diamantes necesitan cuatro cajas de pañuelos cada uno? - Me estaba volviendo mejor al elegir mis palabras delante de ellos.

-¿Para los resfriados? - Sugirió Luisa.


Me encogí de hombros y arrojé los pañuelos al carrito. Lando probablemente se iba a irritar porque yo comprara todas sus cosas, pero planeaba enviar a Arthur con él y Max para recoger los uniformes que había mandado hacer.

Arthur se tomó su tiempo eligiendo la mochila perfecta.


-Esto me deprime - Rodeé mis ojos. ¿Qué niño habla de esa forma? - Tal vez deberíamos conseguir algo de pizza.

-Entre más rápido elijas una mochila, más rápido nos iremos - Acepté. Rápidamente, tomó una mochila roja con detalles en negro y la arrojó al carrito. Max había elegido la misma en amarillo y negro.


Justo cuando terminaba de cargar todo en la camioneta, escuché un vehículo apartando en un espacio junto a mí. "¡Gorda!"


-¡Métanse en la camioneta! - Arrojé el carrito a un lado y ayudé rápidamente a Luisinha a meterse en el asiento trasero con los chicos.

-¡Oscar Jack Webber Vettel! - Gritó Mick.

-¿Nos debe dinero? - Preguntó Max. Puse mi mejor sonrisa inocente y me giré.

-¡Mick! Qué agradable sorpresa - Me lanzó una mirada de regreso.

-Anoche estaba cruzando las calles, buscando a la siguiente persona afortunada en tener una pieza de esto, cuando vi a esta hermosa castaña con curvas en los lugares correctos. Decidí atraer su atención, así que hice sonar la bocina - Sostuvo mi cara gentilmente en sus manos - ¿Sabes que pasó después?

- ¿Vivieron felices para siempre? - Pregunté. Sus manos ya no fueron tan gentiles, pero no me estaba lastimando.

-La hermosa castaña arrojó un zapato de tacón a mi macho móvil. ¡Entonces, sacó su lápiz labial rojo y escribió "pendejo" en mi capó! Estaba completamente en shock. Afortunadamente, el tipo detrás de mí me trajo de regreso a la realidad. ¡Hizo sonar su bocina y gritó que Miss Micky se quitara del camino! ¡¿Por qué diablos todos me están llamando Miss Micky?

-Estás aplastando mi cara - Dije lo mejor que pude aun cuando él tenía mis labios apretándose entre sí. Estaba seguro de que se veía tremendamente divertido.

-Te la voy a regresar, pequeño Os - Contestó, luchando contra una sonrisa. Probablemente ya lo estaba trazando en su mente para entonces.

-¿Papá? - Arthur asomó su cabeza por la puerta - ¿Necesitas que lo pateé? - Mick me soltó.

-¡No puede ser! Este no puede ser el piojito. Estabas en pañales la última vez que te vi.

-Arthur, este es mi amigo Mick. Mick, éste es Arthur... - Abrí la puerta completamente, para que así pudiera ver a todos - Y estos son Max y Luisa - Luisa saludó, pero Max no se veía feliz.

-Un gusto en conocerlos - Mick sonrió antes de girarse hacia mí - Tengo que irme. Estoy en mi descanso para comer. Solo cuida tu espalda, Os - Me besó sonoramente en la mejilla, se despidió de los niños, y se fue.


Sacudí mi cabeza y me metí en la camioneta. Él era todo un tonto.

En la pizzería, les di a los niños algo de cambio para que jugaran en algunos juegos. Arthur estaba ayudándole a Luisinha en uno, cuando Max regresó. Se sentó junto a mí.


-¿Oscar? ¿Te gusta el Sr. Mick?

-A veces - Sonreí, pero entonces su carita cayó un poco, así que me detuve. - Maxi ¿Qué es lo que pasa?

-Nada - Susurró, bajando su cabeza. Tomé su barbilla con mi mano, levantando su cara un poco.

-Dime qué te sucede, pequeño. No me gusta verte triste - Dudó un poco - Por favor.

-Pensé que te gustaba mi papá - Finalmente admitió. Oh.

-Max, Mick es nada más mi amigo, así como Arthur y tú son amigos. Tu papá es... - Mierda. Iba a tener que decirlo en voz alta - Tú papá es mi novio - Entonces, sonrió - Realmente apreciaría si no le dijeras a nadie que dije eso - Lando ya era un zorro presumido.

-¿Le puedo decir a Arthur? - Preguntó.

-Solo a Arthur - Contesté - Luisa confiesa por galletas.


Después de comer, regresé a casa para que Arthur y yo empacáramos. Él se iba a ir con la mitad de los Pérez-Verstappen en un viaje de campamento, mientras que yo iría con Luisa a una pijamada con la otra mitad de la familia. Por haber crecido principalmente con hombres como Mick, nunca había hecho esta clase de cosas antes. Me imaginé que íbamos a terminar comiendo comida chatarra y mirar películas de romance. No tenía idea.

Todo empezó lo suficientemente normal. Tuvimos una agradable cena juntas. Max papá mandó a ordenar algo, así que ninguna de nosotros tuvo que cocinar. Entonces nos movimos a la sala, la cual se había transformado en una sala de masajes. 

Así que, mientras Luisa y Oliver estaban divirtiéndose en el cuarto de juegos, y Heidi estaba gorgoteando felizmente en su moisés, yo estaba tirado boca abajo en una mesa, mientras un alto hombre con manos celestiales trabajaba con los nudos de mi espalda. Jules gimió en la mesa junto a mí.


-Esto se siente tan bien - Escuché que los otros hacían sonidos en acuerdo - ¿Qué hay de ti, Oscar? ¿Está ayudando a sacar la tensión?

-Por favor - Resopló Charles - Sólo Lando puede ayudar con eso.

-No tengo idea de lo que están hablando - Sonreí.

-Tensión sexual, cariño - Dijo Max - Estoy sorprendido de que ustedes dos hayan durado tanto. Yo estaba sobre Checo la noche después de que nos conocimos.


No había manera de que esta conversación fuera buena para mí.


-Debe ser una cosa de la familia - Dijo Jules - Yo estaba sobre Daniel el día que lo conocí.

-No los escuches, Oscar - Añadió Charles - Yo hice sufrir a Carlos. Todos ellos están acostumbrados a tener lo que quieren. Deberías hacer que Lando luche por ello.

-No estoy haciendo que luche por nada, es solo que... - No podía creer que estuviera teniendo esta conversación con uno de los padres de Lando en la sala - No he tenido sexo desde que Arthur fue concebido. No es algo que pueda tomar a la ligera. Estoy esperando por el momento "ajá" con un hombre, donde descubra que no importa qué pase, todo estará bien porque nos tenemos mutuamente - Creo que Max suspiró.

-Estaré tan contento cuando te des cuenta de ello, porque ustedes dos son perfectos el uno para el otro - Dijo eso pero mi atención fue a Charles quien estaba atascado en algo más.

-Esos son como ocho años. Olvida lo que dije. Brinca sobre él ahora - Tuve que unirme a las risas de Jules.


Una vez que nuestros masajes terminaron, estuvimos en el sofá con unas bebidas.


-Me preguntó qué estarán haciendo los chicos justo ahora - Estaba seguro de que Arthur estaría pasando un buen momento sin importar qué.

-Veamos. Está oscuro, así que probablemente les estén haciendo una travesura a los niños. Cada vez que los pequeñines están ahí, parece que no se pueden contener a sí mismos - Dijo Jules.

-¿A qué te refieres? - Pregunté, tomando un sorbo de mi bebida frutal.

-Los asustan cada año. Carlos vive para cosas como esa - Explicó Charles. Tuve algo en mente.

-¿Qué pasaría si les dieran una cucharada de su propia medicina? - Max de inmediato tomó el teléfono.

-Voy a llamar a Kelly y Carola. Ellas vigilarán a los bebés - Yo también llamé a alguien que me ayudara. Logan llegó unos momentos después, vestido toda de negro.

-Traje los extintores.

-Vamos.


Nos subimos todos a mi camioneta y fuimos hacia el lago, dejando a los niños con las amigas de Max, quienes estuvieron felices de ayudar.


-Necesitamos asegurarnos de que Arthur y Maximilian sepan que somos nosotros. No queremos asustarlos - Dijo Max. Todas aceptamos. Íbamos por los chicos grandes, no por los pequeños.


Estacioné la camioneta lo suficientemente lejos como para que ellos no fueran capaces de oírla. Nos deslizamos silenciosamente cerca de los senderos, pero no por ellos. Podíamos escuchar a los chicos a lo lejos antes de que pudiéramos verlos. Carlos estaba a mitad de una historia de terror sobre el monstro del lago.


-Señores, ¿Cuánto se oponen a mojarse? - Susurró Logan.


Tuvo el extintor listo mientras Charles, Jules y Max se colaron alrededor del campamento para traer el agua. Esperamos pacientemente a que Carlos terminara su historia. Ambos, mi Maxi y Arthur seguían mirando al lago nerviosamente.


-No se preocupen - Les dijo Lando - El monstruo se asusta con el fuego. Mientras la fogata esté encendida, se mantendrá lejos - Acababa de hacer esto demasiado perfecto.


Hubo un fuerte chillido, seguido de un chapoteo. Daniel se puso de pie de inmediato.


¿Qué fue eso? - Hubo otro chapoteo, provocando que los demás hombres se pusieran de pie. Carlos soltó una risita nerviosa.

-Estoy seguro de que no es nada - Más chapoteos.

-Chicos, quédense aquí. Iremos a revisar - Dijo Lando calmadamente. El hombre tomó su linterna y se encaminó hacia el lago.


Era entonces cuando Logan y yo haríamos nuestra movida. Max y Arthur brincaron un poco cuando salimos de entre los bosques, pero afortunadamente no gritaron. Ellos pudieron ver nuestras caras después de todo.


-Síganos la corriente - Susurré, sonriéndoles - Nosotros somos el monstruo del lago - Rápidamente, Logan apagó el fuego.


Mientras nos deslizábamos a nuestro escondite, pude escuchar a los niños gritar por ayuda. Ellos eran muy convincentes.


-Mierda - Gritó Carlos - ¿Qué diablos está pasando?

-El fuego se apagó - Dijo Arthur, escuchándose con pánico - ¡El monstruo del lago ya viene!

-Yo inventé eso - Discutió Carlos. Hubo otro chillido y más chapoteos.

-Entonces ¿Qué es eso? - Preguntó mi Max histéricamente.

-Esos chicos son buenos - Susurró Logan.

-Voy a averiguar qué está pasando - Dijo Checo - Lando, tal vez deberías quedarte con los chicos.

-Tal vez deberíamos irnos - Sugirió Carlos.

-Te puedes quedar con los chicos también - Dijo Daniel, rodando sus ojos antes de seguir a Checo.


Logan se fue para ayudar a nuestro grupo. Sus pisadas no podían escucharse sobre los repentinos gritos de Checo y Daniel. Carlos entró en pánico.


-¡Saca a los chicos de aquí! ¡Iré por ellos! - Se apartó para salvar a su padre y hermano.


Lando cargó a un niño en cada brazo y empezó a andar por el sendero. Me detuve en frente de él.


-¿A dónde vas, Lando? - Esto hizo que entrara en más pánico.

-¡Oscar! Tenemos que... - Entonces, se dio cuenta de qué estaba pasando - ¡Tú! - Gruñó con una sonrisa en su rostro.

-¡Hola, papá! - Sonrió Arthur.

-¡Gran trabajo, chicos! - Dije, mientras Lando los ponía abajo.

-Entonces ¿Quién...? - Lando señaló de regreso al lago. Me reí.

-Supongo que papá Max, Charles y Charles se toparon con Checo y Daniel en el lago, y Logan fue ahí a tiempo para ayudar con Carlos después de que apagara el fuego. Eso es lo que ustedes obtienen por tratar de asustar a los chicos - Dejé salir un chillido cuando Lando me arrojó sobre su hombro.

-Te voy a presentar al monstruo del lago - Dijo Lando.

-¡Norris! Será mejor que me bajes - Le advertí, pero sabía que no iba a pasar.


Todos los gritos fueron remplazados por risas mientras los demás luchaban mutuamente en el lago. Lando brincó, llevándonos a los dos a la mitad de todo eso. Logan se las arregló para librarse y escabullirse con los chicos para tostar malvaviscos.


-Debieron haber visto sus caras - Charles comenzó a burlarse de Carlos.

-Y ustedes se supone que deberían estar peleando con almohadas en casa, ángel - Contestó, jalándolo hacia él.

-Hemos sido traicionados por nuestros chicos - Dijo Checo.

-Aw, los compensaremos más tarde - Prometió Max - Pero ahora tenemos una pijamada a la cual regresar - Lo besó antes de correr fuera del agua.


Los hombres fueron muy comprensivos y nos acompañaron de regreso a la camioneta. Logan estaba comiendo un s'more mientras nos íbamos. Fue lo suficientemente amable como para compartir con Jules una vez que estuvimos en el vehículo.


-¿Cuántas posibilidades hay de que nos la regresen? - Preguntó Charles.

-¿Esta noche? De cero a ninguna - Contesté - De cualquier forma, estoy bastante seguro de que planearán algo para nuestra siguiente pijamada - Max sonrió.

-Estaremos preparados para ellos.


Cuando regresamos a casa, ya estábamos secos y listos para la cama. Logan estaba en un apuro por regresar a casa. Le advertí que se mantuviera apartado de los problemas.


-¿Dónde queda lo divertido en eso? - Preguntó sonriendo.


Si estaba planeando otro encuentro con Liam, esperaba que terminaran en su casa esta vez.

Terminé durmiendo en el antiguo cuarto de Lando. Max me dio permiso de ir por sus cosas, así que le tomé la palabra. No pude contenerme a mí mismo.

Era un cuarto típico de chico adolescente. Había fotografías de él y sus hermanos, la mayoría de ellas de diferentes eventos atléticos. Encontré una de sus viejas playeras. Me deslicé en una y decidí que eso sería un buen recuerdo de esa noche. Tal vez él no la echaría de menos.


-Se te ve mejor a ti, de todas formas - Brinqué por la voz de Max. Ni siquiera lo había escuchado entrar.

-Me asustaste - Exhalé, sentándome en la cama.

-Lo siento - Él caminó y se sentó junto a mí - Quería dejar algunas cosas en claro - Me dijo seriamente - Nunca me preocupé por Margarida. Si no fuera por Maximilian y Luisinha, hubiera preferido que ella nunca fuera parte de mi familia. Lando trató de seguir adelante después de ella por el bien de encontrarles a los niños una mamá, pero enfrentémoslo, sus elecciones fueron horrendas - Tomó mi mano entonces - Tú eres diferente. Mis nietos te adoran. Mi hijo parece no tener suficiente de ti. Tú y Arthur obviamente pertenecen a nuestra familia.


Esto era tan incómodo para mí. Sebastian y yo nunca tuvimos muchos momentos padre-hijo de esta forma.


-¿No te importa que escriba erótica y maldiga como marinero?

-Tus libros han mejorado mi vida sexual. Ni siquiera sabía que eso fuera posible - Admitió. Sonreí.

-Ustedes están locos - Max asintió.

-Es por eso que encajas tan bien - Se puso de pie para irse - Sé que tienes que ser cuidadoso, yo fui igual con Checo cuando supe que podía concebir. Pero, te prometo, no encontrarás a una mejor persona para ti y Arthur que mi hijo. Duerme bien, Oscar.

Mientras me acurrucaba en la vieja cama de Lando, pensé sobre ello. No quería imaginar una vida sin los Pérez-Verstappen, sin mi mini Max y Luisa, sin Lando. Pasé la mayor parte de mi vida preguntándome si podía ser capaz de darle a Arthur el tipo de familia que él merecía, y simplemente cayó en mi regazo. Sería bastante estúpido si los apartaba de mí.

La puerta crujió mientras se abría de nuevo, así que me giré. Luisinha estaba asomando su cabeza.


-¿Oscar? - Sonreí

-Hey, Luisinha.

-¿Puedo dormir contigo? - Preguntó. Me senté y jalé las cobijas a un lado. Ella corrió y se metió a la cama.

-¿Estás cómoda? - Pregunté mientras jalaba las sábanas sobre nosotras. Asintió mientras bostezaba. Sonreí de nuevo y besé su frente - Dulces sueños, Señorita Luisa - Se acurrucó a mi lado, así que puse mi brazo a su alrededor.

-Te quiero, Oscar - Susurró.

-También te quiero, Lui - Susurré de vuelta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro