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XI

Lando

Despierto, era una bola de fuego a la que quería besar un momento y golpear al siguiente. Dormido, era angelical. No había comentarios sarcásticos o amenazas de violencia. Su rostro era tan suave y pacífico mientras corría lentamente mis dedos a través de su cabello.


-Zorro - Murmuró.


Sonreí. Estaba soñando conmigo. Sabía que debía estar escabulléndome de vuelta a mi dormitorio, pero no me podía forzar a mí mismo a dejarlo todavía. No sabía cuándo iba a tener la oportunidad de hacer esto otra vez, así que quise saborearlo.

De todas formas, cuando escuché un choque en la cocina, supe que era hora de ir a ver que los pequeños monstruitos estuvieran despiertos. Quité el seguro de su puerta antes de cambiar de parecer e irme por la ventana de vuelta a mi cuarto. Estaba contento de que tuviera suficiente sentido común como para ponerla en el primer piso.

Sin hacer ruido, hice mi camino por el pasillo. Me gustaba espiar a mis niños. Nunca sabía qué iban a hacer al encontrarlos.


-¿Por qué tenemos que comer el cereal con leche? - Escuché a Max preguntar - ¿Por qué no jugo? Es una bebida de desayuno.

-Papá me dijo que las vacas podían enojarse e iban a dejar de hacerla, pero Pa dice que papá está llena de esa palabra que se supone que no debo decir - Dijo Arthur.

-Me pregunto si papá nos dejaría tener una vaca. Así no tendríamos que ir al supermercado a cada rato - Contestó Max amablemente.

-¿Qué están haciendo, niños? - Pregunté, haciendo notar mi presencia. Los dos niños voltearon a verme con sus cabellos tan desordenados que mostraba que estaban recién levantados de la cama.

-Haciendo el desayuno - Sonrió Maximiliam - ¿Quieres leche o jugo con tus bolitas de cocoa?

-Leche - Contesté rápidamente - ¿Les puedo ayudar con algo?

-Puedes ser el que levante a papá - Dijo Arthur, luciendo un poquito asustado con la idea - Él trató de hacerme cosquillas hasta la muerte la última vez que lo hice - Reí.

-Está bien. Te salvaré esta vez.

-Gracias, Lando - Sonrió.


Hice algo de mezcla para waffles y les enseñé cómo usar la máquina. Realmente, todo lo que tenías que hacer era presionar un botón, así que me imaginé que no me iban a dar muchos problemas. Por supuesto, entonces decidieron averiguar qué tan grandes podían hacerlos, y tuve que intervenir. Cuando tuvimos todo terminado, me ayudaron a poner la mesa en el patio.


-¿Por qué no van ustedes a traer a su hermana, y yo traeré a Oscar?


Arthur me hizo un saludo militar antes de correr tras Max por las escaleras. Era fácil olvidar que él no era mi hijo. Me pregunté cómo reaccionaría Oscar si supiera que lo reclamaba como uno de los míos en mi mente.

Él todavía estaba dormido cuando entré a su cuarto. Así que me recosté en la cama.


-Jaack - Dije suavemente.

-Vete - Gruñó.

-No puedo - Solté una risita - Los chicos nos hicieron el desayuno. Arthur dijo que yo era el que tenía que venir a despertarte. Aparentemente, eres aterrador en las mañanas.


Estoy bastante seguro de que gruñó antes de sentarse, con sus ojos aún cerrados. Su cabello estaba alborotado, probablemente por mi culpa por estar jugando mucho con este, pero él se las arregló para aplacarlo.


-¿Necesito estar coherente para este desayuno? - Preguntó.

-Por supuesto que no - Contesté, acercándome para plantarle un beso rápido - Ni siquiera tienes que abrir los ojos - Acaricié su mejilla y sus ojos se abrieron. Sonreí - Buenos días, Oscar.

-¿Te atraparon aquí? - Preguntó.

-Nope - Contesté - Puedo ser escurridizo cuando la ocasión lo amerita. Ahora, ¿Puedo acompañarte a tu desayuno? Te puedo cargar si quieres - Sacudió su cabeza.

-Nada de cargarme como si fuéramos recién casados.

-De caballito será - Dije, poniéndome de pie y dándome la vuelta para que pudiera trepar. Estuve placenteramente sorprendido cuando lo hizo sin quejarse.

-Odio esa palabra - Me dijo, enrollando sus brazos perezosamente alrededor de mi cuello - De caballito. ¿Eso significa que el que esta abajo es un animal?

-Era conocido originalmente como "paseo en la espalda". Supongo que evolucionó o algo - Contesté.

-¿Cómo diablos sabes eso? - Preguntó. Me reí e hice mi camino hacia el pasillo.

-Carlos se hizo la misma pregunta una vez. Lo buscamos en Google - Él gimoteó.

-No puede ser saludable que tenga los mismos pensamientos que tu hermano - No podía esperar para decirle a Carlos que Oscar dijo eso. Me detuve en el patio y lo ayudé a ponerse en una silla - Gracias por el paseo.

-Cuando quieras - Sonreí.


Arthur y Max llegaron con una risueña Luisinha después de eso. Maximilian estaba sosteniéndola por debajo de sus brazos mientras Arthur la cargaba de los pies. Cuando los miré de manera interrogante mi Max se encogió de hombros.


-Ella quería que los dos la cargáramos.

-Es divertido - Chilló Luisa.

-Tus hijos están locos - Le dije a Oscar.

-¿Mis hijos? - Contestó, por lo que asentí con la cabeza.

-Los míos no estaban así de locos hasta que te conocieron, así que no cargaré con la culpa de eso.


Tuvimos un divertido desayuno todos juntos. Max y Arthur nos contaron todo sobre su noche. Programaron el reloj alarma de Max para sonar cada hora, para que así pudieran intercambiar camas. De alguna manera, se revolvieron, así que Arthur despertó acostado en el piso.


-Sabía que se sentía un poquito duro - Recordó. Oscar simplemente sonrió, sacudiendo su cabeza. Parecía estar acostumbrado a este tipo de locuras.


Después del desayuno y unas cuantas caricaturas, sugerí que pasáramos algo de tiempo en la piscina. Los chicos corrieron a cambiarse, pero Oscar se quedó quieto.


-Lo siento, Norris. No traje un bañador.

-Eso está bien - Sonreí - Porque le pedí a Jules y Charles que dejara uno, en caso de emergencia. Está en tu habitación - Me puse de pie - Te veo ahí, Piastri.


No me tomó mucho cambiarme, pero cuando salí me encontré con el hecho de que nuestros niños estaban esperando ansiosos en el patio trasero.


-Pueden jugar hasta el mediodía. Después tienen que comer, y tenemos un juego de fútbol que ganar.

-¿Me puedes arrojar? - Preguntó Max mientras ayudaba a Luisinha a ponerse sus flotadores.

-¿Te pusiste protector solar? - Pregunté. Asintió, así que lo levanté - ¿Listo?

-Sí - Rio.

-¡Aguanta la respiración! - Lo arrojé, y regresó riendo momentos después. Me giré hacia Arthur - ¿Qué tan bien sabes nadar, campeón?

-Bastante bien. Mi papá me enseñó - Contestó orgulloso. Debí haberlo sabido.

-Supongo que te arrojaré y lo veré - Él se rio mientras lo levantaba - ¡Aguanta la respiración! - Le advertí antes de aventarlo hacia el agua. Él nadó alrededor como un pescadito.

-¿Arrojaste a mi hijo? - Preguntó Oscar, viniendo hacia el patio finalmente. Le eché un vistazo y tomé mi teléfono para enviarle un mensaje de texto a Jules y Charles. Gracias. Ellos no necesitaban saber más.

-¿Quieres ser el siguiente? - Sonreí.

-Prefiero la resbaladilla - Contestó.

-¿Puedo ir? - Preguntó mi niña emocionadísima. Ella amaba deslizarse por la resbaladilla, pero no sola.

-No esperarás que lo haga por mi cuenta, ¿Verdad? - La molestó juguetonamente Oscar mientras la tomaba de la mano. El siguió a Luisa por los escalones y la sentó en medio de sus piernas. No pude escuchar lo que estaban diciendo, pero Luisa sonrió todo el camino abajo. Oscar jadeó cuando salió del agua - Me dijiste que no estaba fría.

-¡No lo está! - Luisinha sonrió. Oscar me atrapó viéndolos en ese momento.

-Hey, esto fue tu idea. ¡Métete, Norris! - Sonreí y decidí hacer un clavado para entrar a la piscina, saliendo a un lado de él - Presumido.


Los chicos gritaron mientras se zambullían juntos por la resbaladilla. Tomé a Luisa con cuidado.


-Supongo que es mi turno con mi princesa.


Después, Oscar y yo nos deslizamos al menos una vez con cada uno de los niños, y lo convencí de hacerlo conmigo. No se sentó delante de mí, pero no me importaba tener sus piernas a mí alrededor. Eventualmente, me tocó tenerle en frente, pero con la advertencia de que mejor mirara dónde ponía mis manos.

Los niños siguieron jugando mientras nosotros teníamos el almuerzo listo. Estaba asando hamburguesas a la parrilla, así podía mantener un ojo en ellos mientras Oscar insistió en poner la mesa.


-Maldición, Norris, ¿Cuántas clases de frituras diferentes necesitas?

-Me gusta la variedad - Le informé. No había una regla que dijera que te tenía que gustar una sola clase de fritura en bolsa. Eso sería ridículo.


Él puso diferentes recipientes llenos en la mesa y les preparó a todos un vaso de jugo de naranja.


-Necesito correr a casa antes del partido, y me temo que tendré que robarme a Luisa. Tenemos que estar listos para apoyar a nuestros chicos, así que ¿Te parece bien llevar a Arthur junto con Max? - Asentí.

-Por supuesto que está bien. Ni siquiera tienes que preguntar. Cuando es algo normal como rugby, los reclamo para mí.


Así que, después de comer, Oscar y Luisa nos dejaron al resto de nosotros para prepararnos para nuestro juego. Los chicos pensaban que se veían rudos en sus uniformes. Me enseñaron algunas de sus caras de juego que habían estado practicando antes y los hice entrar en el auto.

Carlos estaba todo alterado, como era usual, cuando llegamos. Envió a los chicos al campo a hacer un par de ejercicios fáciles con los otros jugadores. Daniel estaba parado junto a él con una expresión adormilada pero contenta. La pequeña Heidi debió haberlo mantenido despierto. Decidí quedarme atrás para ver un poquito.


-Buen día para un juego - Dijo una voz profunda junto a mí. Volteé para mirar a un hombre mayor con el cabello ligeramente gris y algo de barba.

-Sí, señor - Contesté educadamente. Probablemente era uno de los abuelos de los chicos. Sabía que Checo andaba rondando por ahí en algún lugar.

-¿Tienes a algún chico en el equipo? - Me preguntó.

-Sí, señor. Esos dos - Dije, apuntando a Max y Arthur.


En ese momento, Arthur volteó y una enorme sonrisa cruzó su rostro. Vino corriendo a través del campo y arrojó sus brazos alrededor de la cintura del hombre.


-¡Pa!


Oh, mierda. Inmediatamente volteé para ver si tenía un arma. Afortunadamente para mí, no tenía una con él. Me estaba viendo mientras Arthur le hizo un gesto a Max para que viniera.


-Uh... Jefe Webber, soy Lando Norris. Es un placer conocerlo - Me miró cuidadosamente antes de sacudir mi mano extendida. No sabía que un hombre podía ponerme tan nervioso, aun cuando había escuchado de él cuando Oscar me explicó por qué se había cambiado de apellido por el de su padrino.

-Pa, este es mi mejor amigo Maximilian - Gracias, Arthur.

-Es bueno conocerte, chico - Contestó.

-¿Papá? - Nos giramos para ver a Oscar. 


Él estaba vistiendo una playera con el número de mi Max en una manga y el de Arthur en la otra, y las palabras 'Papá del rugby' cosidas al frente. Luisinha estaba parada junto a él con un pequeño uniforme de porrista.


-Hey, Ossie - Contestó. Él sonrió hermosamente.

-¿Qué estás haciendo aquí? - El mayor se encogió de hombros.

-No podía perderme el primer partido de la temporada - Oscar corrió hacia él para darle un abrazo - Te he extrañado, Ossie - Dijo quedito.


De pronto sentí como si estuviera de intruso en un momento personal, pero Luisinha lo rompió. Ella jaló el pantalón de Mark.


-Hola, Pa.

-¿A quién tenemos aquí? - Preguntó, sonriendo un poquito.

-Papá, esta es Luisa Norris - Respondió Oscar. Mark se agachó y la levantó.

-¿Supongo que ella también es tuya? - Me preguntó.

-Sí, señor, ella es mi bebé - Traté de estar calmado. No podía creer que había llamado a Arthur mi hijo delante del padre de Oscar. Él me dio esa dura mirada calculadora otra vez antes de asentir.

-Tienes niños bien parecidos, Lando - Juro que pudo ver el alivio en mis ojos.

-Gracias, Jefe Webber.

-Papá - Dijo Oscar, tomando a Luisinha de sus brazos - ¿De verdad vas a hacer que te llame Jefe?

-Por un ratito - Contestó.

-¡MARK! - Creo que todos brincamos cuando Logan vino corriendo. Él prácticamente brincó hacia el hombre mayor - ¡Oscar no me dijo que venías!

-No lo sabía - Contestó Oscar - ¿Cómo saliste de la cárcel? - Logan rodó los ojos.

-Liam me dejó salir. Dijo que no se iba a perder el partido de apertura por mi culpa. ¿Puedes creerle a ese tipo?

-Logan Hunter Sargeant Räikkönen, ¿Qué estabas haciendo en prisión? - Preguntó Mark.

-Juro que soy inocente. El Oficial Buenote la trae contra mí - Contestó. Podía decir que Mark no le creyó ni por un segundo, pero Logan se giró hacia los chicos antes de que él pudiera decirlo - Chicos ¿Quieren ver mi nuevo tatuaje? Me lo hice esta mañana solo por el juego.


Logan jaló el vendaje para enseñarles el lobo cerca de su cadera. Nuestra mascota del equipo era un lobo, pero me pregunté si él sabía que Liam tenía un tatuaje similar en su espalda.


-Mejor nos sentamos - Dijo Oscar - Buena suerte allá, chicos, entrenador - Me sonrió antes de guiar a su padre y hermano a las bancas. Yo me fui para unirme a mis hermanos.

-Te ves un poco pálido, muppet - Notó Carlos.

-Un hombre me preguntó si tenía un chico en el equipo. Le dije que tenía dos, Max y Arthur. Resultó ser el padre de Oscar, el Jefe de Policía, Mark Webber - Expliqué.


Daniel trató de lucir comprensivo mientras Carlos arrojó su risa retumbante. Afortunadamente era hora de que el juego empezara o le habría dado un golpe.

El juego fue un éxito. Con Arthur bloqueando para él, Max fue capaz de anotar dos try. Al ver que ganamos por dos try*, se sintieron bastante orgullosos de ellos mismos. También ayudó el hecho de tenían su propia pequeña sección de animadores que incluía a sus dos familias.

Por supuesto, ya que habíamos ganado el primer partido de la temporada, todos los chicos y sus familias estaban invitados a la casa de mis padres para una pequeña fiesta posterior.

Max se ofreció a enseñarle a Mark cómo llegar allá, así que él y Arthur viajaron con él. Eso me daba tiempo para darme valor antes de encararlo nuevamente. Oscar y yo llegamos al mismo tiempo, así que lo jalé hacia un lado.


-¿Cuáles son las probabilidades de que tu papá me dispare? - Él lo pensó un poco.

-No me preocuparía mucho. Parecía estar de buen humor hoy, así que probablemente tienes un veinte por ciento de oportunidad de recibir una bala - Puso su mano en mi brazo - No te preocupes de todas formas. No te matará. Te dolerá bastante, pero te recuperarás.

-Gracias, Osc - Contesté sarcásticamente antes de sacar a Luisa de su asiento de auto. Ella me agradeció antes de salir corriendo hacia adentro para buscar sus tíos Charles y Jules.


Miré alrededor rápidamente para asegurarme de que no había señales del Jefe, antes de jalar a Oscar hacia mí y robarle un beso.


-¿De verdad buscaste a mi padre? - Me preguntó incrédulo.

-No puedo decirte lo mucho que no quiero recibir un disparo - Contesté. Él mordió su labio inferior.

-Entonces supongo que no quieres que le cuente que dormimos juntos la noche que acaba de pasar.

-No lo harías - Lo desafié.

-Te dije que te durmieras en tu propio cuarto - Canturreó antes de correr hacia dentro. Lo perseguí, pero se las arregló para perderme entre la multitud.


Traté de mantenerme tranquilo. Caminé alrededor, saludé a los otros padres, les dije lo bien que sus hijos lo estaban haciendo en el equipo. Le eché un vistazo a Oscar. Estaba sentado junto a su padre en una mesa con mis padres. Parecían estar llevándose bien, así que sentí que no había razón para que los interrumpiera.

Finalmente, cuando la noche terminó, encontré una silla que estaba apartada de la multitud.


-Parece como si te estuvieras escondiendo de alguien - Y el jodido Mark Webber apareció para sentarse junto a mí - Te puedes relajar, hijo, no traje mi pistola conmigo. Quería venir aquí y agradecerte - Eso me sorprendió.

-¿Por qué, señor? - Tomó un trago de una soda y suspiró.

-No me gustaba la idea de que Oscar y Arthur se mudaran tan lejos solos, pero él es tan testarudo y quería dejar el país para alejarse del drama. Sé que puede hacerse cargo por su cuenta, pero me sentí muchísimo mejor cuando Arthur me contó de ti y tu familia. Me siento mejor sabiendo que tienen a alguien cerca en caso de que lo necesiten.

-Estaremos ahí en un parpadeo - Prometí. Él asintió, viendo a la distancia.

-Lando, nunca me he entrometido en los asuntos de mi hijo, a menos que él me lo pida, pero... - Se detuvo y me miró por el rabillo del ojo - No lo lastimes. Pareces un buen tipo. Odiaría tener que dispararte.

-No lo haré, señor - Contesté seriamente.

-Y, Lando - Se puso de pie para irse - Me puedes llamar Mark.

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*Try, que en español su traducción literal sería "intento" y la Federación Vasca de rugby nombra como "ensayo", es la anotación que se puede realizar en el Rugby. Esta consiste en correr con el balón hacia el lado del campo perteneciente al rival y cruzar la línea de gol con este. 

El balón debe tocar el suelo para que cuente la anotación, por lo que la mayoría de veces el jugador se lanzará hacia la línea de gol con el balón por debajo de la altura de los hombros, para que al caer este toque el suelo.

Si lo vemos en un deporte parecido, que es el futbol americano, es similar a lo que es un touchdown, pero con la implicación de que el balón debe tocar el suelo al final.

Espero les haya gustado la actualización. Voy a tratar de actualizar un poco más la historia debido al mes del orgullo. Así que esperen actualizaciones más seguido.

¡Nos leemos pronto!

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