IV
Oscar
-¡Corre más rápido! - Gritó Arthur
Amo a este niño, pero estaba listo para matarlo. Gracias a él, estaba fuera de la cama antes del medio día para trotar por la mañana alrededor de la cuadra. Lawson estaba corriendo a mi lado con una soga amarrada alrededor de su cintura. Agarrado del final de la cuerda estaba mi hijo en sus patines.
-Vamos, Os - Dijo Liam, sintiendo el inminente asesinato de mi hijo - Piensa en esto como práctica, en caso de que necesites huir de la policía - ¿No podía dejar eso?
-Los odio - Él rio
-Sé que eso no es cierto. Lo que me recuerda, he escuchado todo sobre tú y cierto chico de apellido Norris - Tropecé - ¡Woah! - Agarró mi brazo y continuó corriendo - ¿Te has enamorado ya de él?
-No me estoy enamorando de Lando Norris. Es sólo que disfruto ser malo con él, y él se lo toma bien.
-Sigue diciéndote eso, cariño - Quería estamparlo contra el pavimento, pero él es un tipo un poco más formado que yo. Probablemente terminaría haciéndome daño a mí mismo.
-¡Más rápido! - Arthur gritó de nuevo. A Liam parecía no importarle, pero yo estaba a punto de matarlo. Sin embargo, me encontré a mí mismo corriendo más rápido a su lado. Las cosas que haces por tus hijos.
Para cuando llegamos a nuestras casas, yo estaba listo para colapsar. Me incliné y puse mis manos en mis rodillas para tratar de recuperar algo de oxígeno. Jadeaba y estaba a punto de caer cuando escuché una voz familiar.
-¡Oscar! - Miré hacia arriba para ver a Max correr hacia mí.
-Hey, chico. ¿Qué haces aquí? - Pregunté una vez que recuperé el aliento. Él arrugó su nariz.
-Luisa y yo estamos en casa de Sérgio. Hoy él es nuestro niñero - Oh, maldición, no.
-¡Hey, Max! - Arthur patinó hacia nosotros - Deberías de venir a mi casa. Papá me compró un casco nuevo, así que voy a practicar corriendo hacia las cosas con él para asegurarme de que sirva.
Debería de haber puesto un alto a sus planes enseguida, pero estaba demasiado distraído. ¿Qué demonios estaba pensando Lando al dejar a sus hijos con ese sujeto? Le advertí que los secuestraría de nuevo si era necesario. Bueno... ahora mismo parecía necesario.
-Liam, ¿Te quedarías con Arthur por un minuto? Ahora vuelvo - Liam terminó de tomar una botella de agua.
-Claro - Él tiró de la cuerda, jalando a mi risueño hijo hacia él.
-Vamos, Max - Tomé su mano y me dirigí hacia casa de Sérgio. Cuando llegamos ahí, Sérgio estaba tratando de pintar las pequeñas uñas de Luisinha, pero ella no estaba cooperando.
-Cariño, tienes que quedarte quieta - Dijo Sérgio pacientemente.
-No puedo - Respondió Luisinha, botando el frasco de esmalte. Toqué en el marco de la puerta para obtener su atención - ¡Oscar! - Luisinha corrió hacia mí y envolvió sus brazos alrededor de mis piernas, así que sonreí y froté su espalda. Sérgio dejó salir un pequeño resoplido y se paró.
-Buenos días, Oscar. ¿Qué te trae por aquí?
-Oh, sólo estaba corriendo con Arthur y Liam cuando vimos a Max. Los chicos esperaban jugar juntos y no querían dejar a Luisa fuera, así que he venido para preguntarte si ellos pueden venir y jugar - Iba a sacarlos de ahí no importaba lo que él dijera, pero estaba tratando la ruta educada, primero.
-Me temo que no - Dijo Sérgio - Luisa y yo estamos divirtiéndonos mucho. ¿Por qué no sólo traes a Arthur acá? Puedo vigilarlos a los tres - Él me sonrió. Perra.
-Sería más fácil para ellos si vinieran, así Arthur no tendría que traer todos sus juguetes. Y eso te daría tiempo de disfrutar alguno de tus otros hobbies. Escuché que los Magnussen tenían al chico de la piscina viniendo hoy - Sonreí falsamente de regreso. Yo también podía jugar este juego.
-Dulzuras, ¿Por qué no van por una galleta a la cocina? - Sabía qué tramaba. Estaba mandando a los chicos para que no pudieran escuchar. Cuando ellos se perdieron de la vista, él se volvió hacia mí - Mira, así está la cosa. He estado detrás de Lando Norris desde antes de su divorcio. No voy a dejar pasar la oportunidad de impresionarlo siendo bueno con sus hijos. Estoy seguro que entiendes - Él guiñó un ojo. Ugh, supongo que tendría que jugar de otra manera.
-Oh, definitivamente - Respondí en mi mejor tono chismoso, George probablemente estaría orgulloso de ello - Bueno, déjame hablar con Arthur. Estoy seguro que estará encantado de venir. ¿Estás seguro que no te importa?
-Claro que no - Dijo rápidamente - Mientras más, mejor - Por supuesto que para él lo serían.
Troté de regreso a través de la calle, donde Arthur y Liam estaban acostados en el pasto y los observé con seriedad.
-Tenemos un problema. Si vamos a liberar a esos niños de las garras de Sérgio, voy a necesitar su ayuda - Eso captó la atención de ambos - Arthur, necesito que vayas adentro por los Walkie-Talkie.
-Sí, señor - Corrió hacia adentro. Él siempre estaba dispuesto para cualquier tipo de misión.
-Necesito un amable hombre joven para distraer a Sérgio. ¿Alguna sugerencia? - Le pregunté a Liam, esperando que él no se ofreciera de voluntario. En serio podría perderle todo el respeto.
-Hay un par de novatos en la estación. Han estado en algunos juegos y le han echado un vistazo. Estoy seguro de que alguno de ellos estará más que dispuesto a ayudar - Contestó. Cuando asentí, corrió hacia adentro por su móvil, justo cuando Arthur vino de regreso.
-¿Cuál es el plan, papá? - Preguntó en un susurro bajito. Era su voz sigilosa. Tomé uno de los Walkie-talkies y lo encendí.
-Pon el tuyo en el canal tres y mantenlo en un volumen bajo cuando Sérgio esté cerca. No le dejes saber que lo tienes contigo - Asintió seriamente - Vamos a mandar a uno de los amigos de Sérgio para distraerlo. Cuando suban a platicar, quiero que te pongas en contacto conmigo.
-Nicholas viene en camino - Dijo Liam sonriendo ampliamente mientras regresaba - Estaba muy contento de ayudar - Supongo que a veces es bueno que algunos hombres sean unos cerdos.
-De acuerdo, ¿Estás listo, Arthur? - Tendría que conseguirle algo por esto, aunque no pareciera importarle. Mi pequeño asintió.
-Voy a entrar - Susurró de manera conspiradora. Miró hacia ambos lados antes de cruzar corriendo la acera y entrar a la casa. Liam rio ante la situación.
-Estoy tan contento de que se mudaran a este vecindario. Tengo que prepararme para el trabajo. Si Sérgio llama a la policía, me encargaré de eso.
-Gracias, Li - Sonreí. Ser amigo de un policía me estaba sentando bien. Papá hubiera estado orgulloso.
Entré para limpiarme rápidamente. Entonces me senté cerca de la ventana, sosteniendo el Walkie-Talkie y esperando a que Nicholas se presentara. No tuve que esperar mucho. Nicholas trotó por las escaleras y tocó confiadamente la puerta principal. Cuando Sérgio abrió, pude ver la alegre sorpresa en su rostro. No supe lo que le estaba diciendo, pero de pronto él lo jaló hacia dentro. ¡Con niños en la casa! Podía haberlo provocado, pero seguía horrorizado.
-Mama Osa, aquí Ricitos de Oro. La zorra está con el sabueso. Repito. La zorra está con el sabueso. Cambio - Mi niño estaba loco.
-¿Ricitos de Oro?
-Dejamos que Luisa escogiera los nombres. Cambio - Eso tenía sentido, supongo. Podía seguirles el juego.
-Copio eso, Ricitos de Oro. ¿Cuál es su ubicación? Cambio - Ahí fue donde me di cuenta que Arthur y yo vemos demasiadas películas.
-Estamos encerrados en un cuarto viendo caricaturas. Cambio - ¿Cómo se atrevía él?
-¿En qué piso? Cambio - No estaba buscando ir a escalar algún edificio, pero si tenía que hacerse, tenía que hacerse.
-Primer piso. Abrí la ventana, pero la caída es muy alta para Luisa. Cambio - Iba en camino saliendo de la casa.
-Mamá Osa está en movimiento. Cambio y fuera - Sentí como si necesitara de la canción principal de Misión Imposible mientras me acercaba a la casa de Sérgio.
Traté de no verme muy sospechoso, pero estoy seguro de que estaba fallando miserablemente. Sonreí cuando vi tres cabezas pegadas a la ventaba abierta. Max habló primero.
-Pensé que realmente nos ibas a dejar aquí.
-Ni en sueños - Le aseguré - ¿Están listos para escaparse? - Arthur y Max ayudaron a Luisinha a subir lo suficiente para que yo pudiera sostenerla bien. Ella se rio cuando la sacamos.
-Esto es divertido - Susurró.
Antes de que pudiera detenerlos, los chicos brincaron, rodaron en el pasto cuando cayeron. Se levantaron sonriendo. Sacudí mi cabeza.
-No se lastimen ustedes solos. Me hará quedar mal - Entonces, cerré la ventana y sonreí - Vámonos de aquí.
Los cuatro no perdimos el tiempo y cruzamos la calle para entrar a la casa. Me pregunté cuánto le tomaría a Sérgio darse cuenta que los niños habían desaparecido. Advertí a los chicos de esconderse si el timbre sonaba en caso de que hiciera una visita sorpresa, pero sabía que Nicholas lo iba a mantener ocupado un rato.
Después de quitarme los zapatos, me giré para encontrarme a los tres enanos viéndome
-¿Les puedo ayudar en algo?
-Pensamos que te gustaría jugar con nosotros - Dijo Max, deslumbrándome con una sonrisa que pondría orgulloso a su padre.
-No voy a correr hacia las paredes usando un casco, si es a lo que se refieren - Contesté - Pero creo que es hora de que vean nuestro sótano
-Sótano - Repitió Luisinha, luciendo confundida - ¿Qué hay ahí? - Arthur brincaba emocionadísimo.
-Vengan. Les enseñaré. Quítense los zapatos - Ambos hicieron lo que les dijo antes de seguirlo hacia la puerta del sótano. Encendí la luz por ellos y Arthur corrió hacia adentro.
-¡Whoa! - Dijo Max.
-¡Métanse! - Gritó Arthur.
Sonreí por las caras de Max y Luisinha. Ellos no se esperaban que una gigante alberca de pelotas estuviera en el sótano. Max me miró.
-¿Es seguro si me tiro de panza? - No lo sabía, para ser honestos.
-Aguarda un segundo y lo averiguaré - Contesté - ¡Ten cuidado, Arthur! - Cerré los ojos y caí hacia la alberca de pelotas. Los niños estaban riendo fuertemente mientras trataba de ponerme de pie. Era difícil. - Cubre tu cara con tus manos y estarás bien, Max - le dije.
-¡De acuerdo! - Hizo lo que le sugerí y cayó dentro. Él y Arthur empezaron a luchar y reír uno con el otro mientras Luisinha seguía de pie en las escaleras.
-¿Qué está haciendo ahí, Señorita Luisinha? - Pregunté usando su nombre completo. Había aprendido que la pequeña amaba que la llamaran así, pero cuando había un desconocido su familia la llamaba Luisa. Así que su nombre completo solo era usado por su familia.
- Oscar, me voy a hundir - Me dijo tiernamente. Sonreí y sacudí mi cabeza.
-Nos agradas, Luisinha. No dejaremos que te hundas.
-¿Te quieres subir a mi espalda? - Ofreció Arthur. Ella asintió, así que mi niño fue hacia allá y le ayudó.
-Bueno, supongo que eso significa que tengo que subir a la espalda de Max - Lo tacleé juguetonamente. Antes de que me diera cuenta, los tres estaban encima de mí. Tramposos.
Jugamos en la piscina por al menos una hora antes de que saliera a prepararles el almuerzo. Luisinha se había enganchado a mi espalda y ahora estaba sentada en la encimera, meneando sus pequeñas piernas.
-¿Oscar, puedo cocinar? - Estaba a punto de terminar sus Shepherd's Pie*, pero sonó tan dulce que había sido imposible decirle que no.
-Estaba pensando en hornear algunos Lamington** después ¿Te gustaría ayudarme entonces? - Ella sonrió y asintió. La levanté y la llevé a la mesa - ¡Chicos! ¡El almuerzo está listo! - Grité. ¿Quién necesitaba un radio para ello?
Jugar demasiado aparentemente había motivado su apetito porque arrasaron con todo. No estaba seguro dónde metían todo. Una vez que estuvieron bien y llenos, se sentaron a ver una película mientras yo lavaba los platos y dejaba todo listo para hacer los lamington más tarde.
-¿Oscar? - Me llamó Max, con la voz apenas audible, entrando a la cocina - ¿Puedo pedirte algo?
-Seguro - Me senté en la mesa y lo motivé a que se uniera. Caminó nerviosamente, viendo a sus pies en vez de a mí.
-Um... las eliminatorias de fútbol son mañana. Durante la temporada, un montón de mamás y papás pintan letreros y cosas para sus hijos para animarlos durante los juegos. Me preguntaba si tal vez... - Se detuvo con un suspiro frustrado.
-Max, si tú quieres que esté ahí y sea uno de esos alocados padres que gritan y vitorean por ti y Arthur - Me detuve e hice que me mirara - Entonces vas a tener que dejarme besarte en la mejilla después de cada juego sin importar cuántos de los chicos estén mirando.
-Trato - Sonrió y alzó su mano hacia mí para sacudirla. Jalé al pequeñín para darle un abrazo - Gracias, Oscar - Dijo suavemente, abrazándome de vuelta. Arthur y Luisinha entraron después de eso, y puse a los tres a trabajar.
Cocinar con niños era incluso más desastroso que dejarlos decorar su propio helado. No habría sido tan malo si ellos no hubieran usado el chocolate y el coco para una guerra de comida. Me las arreglé para mantenerme limpio. Ser el más alto tenía sus ventajas.
Cuando el timbre sonó de repente, todos se quedaron quietos. Amaba a esos niños. Les hice un guiño antes de ir a atender la puerta, esperando encontrar a un encabronado vecino.
-Buenas tardes, Oscar - Una aterciopelada voz me saludó de repente. Oh, esto era demasiado bueno.
-Hola, Lando - Dije con un ligero tono confundido - ¿Qué estás haciendo aquí? - Arqueó una ceja
-¿Estoy recogiendo a los niños? - Sonó más bien como una pregunta.
-Lando, dejaste que Sérgio los vigilara hoy. ¿Recuerdas? - Pregunté, sonando consternado. Mis habilidades de actuación habían mejorado con la edad, pues incluso mis ojos brillaron con preocupación. El que sus ojos se abrieran por la incredulidad me lo confirmó.
-¿Dejaste a mis hijos con Sérgio? - Medio gritó.
-¡No! Tú dejaste a tus hijos con Sérgio. ¿En qué diablos estabas pensando? - Le alcé un poco la voz de vuelta. Nunca le había gritado a alguien para "pelear" y hoy no iba a ser el día.
-¡Estaba pensando que los ibas a secuestrar como siempre lo haces! - Admitió.
-¡Tú, idiota! ¿Por qué no simplemente me pediste que me quedara con ellos? - Ya no fue requerido que siguiera actuando. En serio. Su plan era estúpido.
-Quería que fuera tu idea. No quería que te enojaras conmigo por presentarme tan seguido - Contestó, pasando estresado sus dedos por sus risos. En secreto, torcí mi dedo detrás de la puerta, motivando a que Luisinha saliera - Tengo que ir a sacarlos de ahí. Espero que no estén traumatizados - Luisinha salió a la vista
-Hola, papi.
-Hola, Lui - Contestó, llamando a la pequeña por un apodo que no le había dicho antes. Pasaron unos segundos hasta que algo hizo clic - ¡Luisinha! - Se veía tan aliviado, y entonces juguetonamente me miró - Oh, te voy a hacer pagar por esta, Piastri - Alzó a su hija y la apretó contra él. Me hice a un lado para dejarlo pasar.
-Al contrario, me debes una por eso, Norris. Tuve que hacer un montón de movimientos para liberar a tus hijos. Involucró Walkie-talkies, inusuales nombres en código, y un agradable joven llamado Nicholas - Se detuvo detrás de mí.
-¿Qué puedo hacer por ti, Oscar?
-Um... - Eso me atrapó con la guardia algo baja. De acuerdo, Señor de Voz Encantadora - Puedes llamar a Sérgio y decirle que vas en camino para recoger a los niños - Eso no era lo que él esperaba, pero bajó a Luisinha y lo hizo de todas formas. Sonreí muy ligeramente y señalé con la cabeza hacia la ventana.
-¿Qué estamos haciendo? - Preguntó, llegando detrás de mí.
-Solo observa - Contesté. Las palabras acababan de salir de mi boca cuando Nicholas salió corriendo, con su camisa desabotonada y sus zapatos en su mano. Brincó a su auto y salió de la calzada. Dos minutos después, Sérgio estaba corriendo por la acera hacia mi casa. El timbre sonó - Ven conmigo
La expresión enojada que Sérgio tenía, seguramente al notar que era mi culpa que los niños no estuvieran en su casa, rápidamente se desvaneció cuando vio a Lando parado junto a mí.
-¡Oscar! ¡Lando! Yo estaba... Eh...
-¡Sérgio! Justo le estaba explicando a Lando como acepté voluntariamente a quedarme con los niños, para que así pudieras pasar algo de tiempo con tu invitado. Ese Nicholas de seguro era un fisgón - Le sonreí falsamente. Mick me había molestado durante mucho tiempo diciendo que podía estar en Amas de Casa Desesperadas por cosas como esta.
-Sí, Sérgio, ¿Por qué no me dijiste que estabas ocupado? No te habría pedido que te quedaras con mis hijos de haber sabido que tu novio iba a venir. Los dejaré con Oscar de ahora en adelante - Su brazo se enrolló alrededor de mi cintura y me jaló más cerca. No planeaba esa parte, pero mantuve mi sonrisa falsa en su lugar.
-Oh - Contestó, sin saber qué decir -De acuerdo, yo solo...
-De acuerdo, adiós, dulzura - Sonreí aún más y cerré la puerta. Me giré hacia Lando con la inexpresividad usual de mi cara de vuelta en su lugar - Si tu vuelves a dejar a tus niños con él, los voy a secuestrar a ellos y dejaré que Sérgio te secuestre a ti - Su cuerpo se encogió, mostrando su arrepentimiento.
-Lo siento, Oscar. Supongo que realmente no pensé completamente.
-Y una mierda - Contesté - Si estuviera cansado de ti, te lo habría dicho. Tus hijos son bienvenidos aquí en cualquier momento.
-No estás cansado de mí, ¿Huh? - Dijo con una sonrisa torcida.
-De tus hijos - Le aclaré - No estoy cansado de tus hijos. Tú eres parte del paquete que tengo que aguantar por el bien de Max y Luisinha - Me dirigí a la cocina. Lando caminó detrás de mí y puso su brazo alrededor de mis hombros. No lo veía, pero sabía que estaba sonriendo.
-¿De qué estás hablando, Piastri? Sabes que prácticamente somos los mejores amigos.
-Tú no eres mi mejor amigo - Argumenté.
-Oh, ¿en serio? - Contestó con aire de suficiencia - Entonces, ¿Quién es? - Lo pensé por un segundo.
-Mick. Él ha sido mi mejor amigo desde la secundaria - Ja
-Y, ¿Dónde está Mick en este momento? - Mierda.
-Él sigue en Suiza - Creo. Realmente no he hablado con él en un tiempo. De acuerdo, tal vez no éramos los mejores amigos - Bien. Liam es mi mejor amigo, entonces.
-Nope, lo siento, Muppet - Dijo, sacudiendo su cabeza - Liam es un buen amigo. Sigo siendo tu mejor amigo. ¿Cómo podrías pensar de otra manera? Has estado saliendo conmigo todos los días - Finalmente alejé su brazo de mis hombros con una sacudida.
-Voy a ayudar a los niños. ¿Por qué no te vas a... jugar a la calle o algo? - Su risa me siguió hasta la cocina.
Los chicos saludaron a Lando y le dieron un lamington, pero Max no dejó que se lo comiera porque podía arruinar su cena. Supongo que Max ha escuchado el mismo discurso de Lando un par de veces, a juzgar por la mirada victoriosa de sus ojos.
-Voy a ordenar comida china - Dijo Lando, sacando su teléfono - ¿Qué quieren todos?
-Lando, cariño, déjame explicarte cómo funciona esto de ser niñero. Me quedo con tus niños todo el día mientras tú estás trabajando. Cuando sales, vienes y los recoges. Y entonces se van - Pensé que eso era cultura general. No me giré del todo a verlo, pero lo atrapé susurrando en el oído de Luisinha. Ella me miró.
-¿Quieres que nos vayamos? - Preguntó la pequeña, sacando su labio inferior.
-Oh, eso fue bajo, Norris - Le dije mientras alzaba a Luisinha. Él sólo sonrió; el bastardo arrogante - No quiero que se vayan, Luisinha - Era mi turno de sonreír - Pero no creo que tu papá deba quedarse sin que ustedes le ayuden en su guerra de comida. Debe sentirse excluido.
Mientras Lando trataba de pelear con los pequeños guerreros ordené la comida china.
Después de comer, los niños terminaron en el saltarín inflable otra vez, así que Lando y yo estábamos afuera, terminando nuestra cena y manteniendo un ojo en nuestros pequeños loquitos.
-Así que - Empezó Lando - Dado a que somos los mejores amigos... - Rodeé mis ojos.
-¿Qué? - Probablemente este tipo de charlas eran el motivo por la cual no consideraba tener mejores amigos.
-Debes contarme un secreto - Sonrió. Demonios, se veía bien cuando hacía eso - ¿Qué haces para mantenerte?
-No pasará - Contesté fácilmente. Había algunas cosas que las personas, especialmente Lando Norris, no necesitaban saber.
-Vamos - Suplicó. Me miró con esos hermosos ojos azul-verdoso y tomó mi mano entre las suyas - Realmente quiero saber, Oscar
-Soy un caza recompensas - Solté con seriedad. Sus ojos se ampliaron por la sorpresa
¿En serio? - Tiré de mi mano para liberarla.
-No, así que deja de deslumbrarte. No te voy a decir.
-Tienes que contarme algo - Dijo - Cuéntame... sobre la madre de Arthur.
-¿No crees que mis secretos son secretos por una razón? - Pregunté.
-Tu historia no puede ser peor que la mía - Contestó. Lo miré incrédulamente, así que continuó - Estaba en penúltimo año de la universidad cuando, borracho, dejé a mi ex-esposa embarazada. Traté de hacer las cosas bien, casándome con ella. Ella nos dejó después de tener a Lui. Dijo que eso no era lo que ella quería; sus sueños no involucraban sentar cabeza con una familia siendo tan joven.
Los míos originalmente tampoco eran así, pero no cambiaría a Arthur por nada del mundo. No podía ver cómo alguien podía dejar a Max o Luisinha, o incluso a Lando, por esa razón. Él me veía expectativo. Suspiré. Mi historia no era nada mejor.
-Ni siquiera sé quién es el padre de Arthur - Odiaba decirle eso a la gente. Siempre había sido juzgado por ser un chico que podía quedar embarazado, fue peor cuando se enteraban del resto. No pensé siquiera que Lando me hubiese creído cuando dije eso, pero cuando no sonreí ni nada, se dio cuenta de que no estaba bromeando, y yo podía notar que tenía preguntas - Y eso es todo lo que obtendrás.
-Bien - Se puso de pie - No me dejas alternativa.
-¿De qué estás...? - Me encontré a mí mismo tumbado sobre su hombro - ¡Norris! Bájame - Lo hizo. Me arrojó dentro del saltarín.
-¡Bolita! - Gritó Max antes de que se tumbara sobre mí. Me las arreglé para girarlo y empezar a hacerle cosquillas, pero Lando vino a su rescate, haciéndome lo mismo a mí. Arthur brincó a su espalda.
-¡Lo tengo, papá!
-No lo creo - Rio Lando, haciéndole lo mismo que yo le había hecho a Max. Bueno, no podía dejar a mi hijo vendido, así que me tiré sobre Lando. Fue un ciclo de nunca acabar de los Norris contra los Piastri, hasta que los niños se volvieron contra nosotros. Por suerte para mí, los chicos unieron fuerzas contra Lando, así que terminé mirando a Luisinha.
-¿Quieres escabullirte e ir a comer un postre? - Le pregunté. Ella sonrió y asintió. Hicimos nuestro escape mientras los chicos estaban distraídos.
-¡Traidor! - Gritó Lando mientras yo caminaba de la mano con su hija hacia dentro de la casa.
Sonreí y entré. Eso ganaba por meterse conmigo.
---------------------------
*Shepherd's pie también llamado Cottage pie es un plato salado británico que consiste en una capa de carne picada cocida o cruda, mezclada con verduras y cubierta con puré de papa, el cual se prepara al horno. La carne puede ser de ternera o cordero, aunque hay versiones que dicen que el Cottage pie es hecho con carde de carnero y el Shepherd's pie debe ser hecho con carne de vaca. (La traducción literal de Shepherd's pie es "pastel de pastor" mientras que el Cottage pie se traduce como "pastel de cabaña")
**El Lamington es un tipo de postre típico de Australia y Nueva Zelanda. Este postre consiste en una tarta esponjosa con forma de cuadrados, con una cobertura azucarada a base de chocolate y espolvoreada con coco rallado. Estos bizcochitos se pueden servir con una capa de crema o mermelada de frutas entre ellas para hacerlos parecer un sándwich dulce.
Espero disfrutaran el capítulo. ¡Nos leemos pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro