Capítulo 31 En Busca de Alicia
Pasé toda la tarde pensando en lo que había ocurrido, ya no sabía si creer o no, me sentía muy confundido, Alicia había sido mi mundo pero la estrella de pop lo tenía todo, yo no debía ser egoísta y pensar en lo que sería mejor para ella; si estaba con la estrella de pop nunca le faltaría nada, en cambio yo no le podría dar todo lo que necesitara o quisiera.
-Señor Jackson. Soy el oficial Urrutia, ya conoce la rutina- me habló un oficial entrando a lugar de la colección de autos.
-Sí, lo sé- le respondí sin mucho entusiasmo
Desde que llegué, la policía ha estado investigándome por mi repentina libertad y la desaparición de Alicia y cada semana me realizan un interrogatorio para saber si descubren algo o cambio la historia, hasta ahora no han descubierto nada, tampoco les diré dónde está, ya que me tomarían por loco y de ser sospechoso pasaría a culpable.
Me fui a mi rutina semanal con el policía, mientras él hablaba yo me encontraba distraído, no supe de que me hablaba, en algunas ocasiones le respondía pero mi mente no estaba presente, ya que solo podía pensar en que ¿estaría haciendo lo correcto al ir en contra de mis sentimientos dejando a Alicia en Hollywood?
-Supongo que no se siente bien hoy señor Jackson. Puede retirarse, ya hemos terminado- me dijo el policía, parecía muy confiado, incluso me sonrió amablemente y estrechó su mano a lo que yo accedí.
Al pasar tres días yo estaba peor que antes, no había hablado con nadie, Perry Parck se había ido a Barraquilla para visitar a su familia, por lo que me encontraba solo y deprimido, estaba hecho un desastre, iba a trabajar porque no tenía opción.
-Jackson, te estaba esperando ¿hoy saldrás muy tarde?- me preguntó Melissa tímidamente al llegar a la mansión
-No, me voy dentro de un rato- le respondí sin entusiasmo
-¿Te sientes bien?- me preguntó preocupada mientras se acercaba y colocaba su mano en mi frete para tomar mi temperatura
-Sí, yo solo... Lo siento Melissa, pero hoy no podré estar contigo- le dije, mientras me colocaba mi abrigo para salir del lugar
Ya había oscurecido, el viento estaba un poco frío y la luna se empezaba asomar. Sonreí con melancolía ante el clima, pues pronto llovería y en lo único que pensaba era en aquellas noches de llovizna cuando salía con Alicia y corríamos en medio de la lluvia persiguiéndonos uno al otro mientras jugábamos hasta que se intensificara y regresábamos a su casa
-Esta fría la noche- escuché la voz de Melissa a mi lado para recordar que aún estaba allí
-Si. Deberías ir a casa, pronto lloverá- dije seriamente
-Todo termina aquí ¿no es así?- me dijo sorprendiéndome
-Sí, supongo que sí- respondí
-Disfruté estar nuevamente contigo... La otra chica ha de ser especial y muy afortunada por tener tu amor... En unos días regresaré a Bogotá, así que me llevaré todos estos recuerdos conmigo. Adiós Jackson- me dijo con una triste sonrisa para luego irse y dejarme sin habla
Una vez en mi casa, empezó a llover. Yo cerré la puerta y encendí la luz y me quité el abrigo para dejarlo encima de la mesa
-Pensé que nunca llegarías- escuché una voz gruesa muy conocida, por lo que me volteé colocándome en pose de defensa
-¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?- le pregunté sorprendido al hombre de traje que me custodiaba en Hollywood
-Digamos que eres bastante descuidado en donde dejas tus llaves- me dijo mostrándome la llave que siempre dejo en la maseta que adorna la puerta de mi casa
No podía hacer nada, así que le ofrecí una soda y una hamburguesa, pues tuvo un largo viaje y necesitaba saber el motivo de su visita
-Te has tardado en ir a Estados Unidos por Alicia. ¿Está todo bien?- me dijo, provocando que bajara mi cabeza. Al parecer todo el mundo me pregunta lo mismo
-¿Por qué iría a Estados Unidos? Alicia se encuentra bien allá, incluso mejor que aquí- le dije un poco molesto
-Un hombre le regalo a su madre una piedra ordinaria y se fue. Al transcurrí los años una mujer mayor visitó a aquella madre y observó aquella roca ordinaria encima de la mesa, a esta mujer le encantó la piedra, a pesar de que era lisa redonda y de un color gris claro. La anciana le ofreció a aquella madre un collar de perlas reales y un anillo de diamantes a cambio de la piedra. La madre del hombre se negó por completo al cambio y echó de su casa a la anciana por la oferta que le hizo, luego tomó la piedra y la colocó sobre su mesa de noche-
-¿A qué te refieres con esa historia?-
-A que no importa las comodidades que se presenten alrededor, el corazón siempre se dirigirá a aquello que una vez fue de él y atesora con amor. Ella realmente te extraña y tiene esperanzas de que vuelvas aunque no lo demuestre. El señor Edrick Lee si le ha dado una buena vida y es verdad que están muy felices juntos pero él no ha podido llenar el vacío que tu dejaste en el corazón de Alicia- me quedé pensando para asimilar lo que me había dicho
-Si es así ¿Por qué ella se quedó? Estoy seguro de que viniste porque te lo pidió-
-Ninguno de los dos sabe que estoy aquí, piensan que me fui para visitar a mi familia. ¿Sabes por qué estás libre?- me dijo un poco ofendido
-Porque decidieron no tenerme más tiempo allá- respondí sarcásticamente
-Porque Alicia se sacrificó por ti. Ella hizo un trato con Edrick Lee, donde ella se quedaría hasta que él quisiera a cambio de tu libertad- me respondió cortante, dejándome atónito. Nunca había pensado en eso, no sabía que ella había hecho eso por mí. Todo quedó en silencio por unos minutos
-¿Qué sucedió después con la historia?- pregunté para saber el desenlace y romper el silencio
-El hombre volvió- me respondió con una sonrisa para levantarse e irse, dejándome en reflexión
Quería decir que aquella noche, fue la despedida de Alicia y me dejó el collar de conchas marinas para que yo la buscase. Todo este tiempo estuve pensando erradamente, debo ser el mayor idiota del mundo pero eso se acabó, ya es hora de que haga algo por ella.
Me aferré al collar de conchas marinas de Alicia y me fui a Hollywood. Estuve caminando por todas las cafeterías del lugar buscando a Lila y el Chef Pablo, ya que el hombre de traje me contó que los habían despedido a todos y ellos trabajaban en una cafetería.
La casa de Edrick Lee era la única que no aparecía en los mapas del lugar, por lo que después de tanto buscar, encontré una cafetería italiana que me llamó la atención. Entré al lugar con todas las esperanzas en alto. El lugar estaba lleno
-Busco a Lila y a Pablo ¿Alguien sabe quiénes son?- pregunté cuando entré, por lo que todos me señalaron al mostrador, donde estaba una joven muy hermosa como de 18 años que recibía una bandeja con comida y un hombre de 27 años aproximadamente quien le entregaba la bandeja a la chica. Al fin iba a conocer a las personas de las que Alicia me habló todo el tiempo. Me acerqué a ellos y saludé cordialmente
-¿Nos buscabas?- dijo la chica con una sonrisa
-Sí, soy Jackson- dije extendiendo mi mano
-¡¿Jackson?!- dijeron sorprendidos al unísono
-Ven por aquí- dijo Lila mientras le entregaba la bandeja a otra chica que trabajaba en el lugar. Seguí a ambos hasta la cocina, me encontraba sorprendido con sus actitudes aunque ellos parecían estarlo aún más
-Te tardaste demasiado en regresar, pensábamos que ya no vendrías- me dijo Lila con un tono molesto y melancólico al mismo tiempo
-¿A qué te refieres?- le pregunté
-A que nosotros al ver tu ausencia, le recomendamos a Alicia que te olvidara, pues el señor Edrick Lee la ama demasiado- me dijo el italiano, provocando que me molestase con todo el mundo. Lo que me faltaba, tener más falsas esperanzas
-Aun así quiero verla y sacarla de aquí. La mansión de Edrick Lee es la única que no aparece en ningún lugar y nadie sabe dónde se encuentra más que sus empleados- les respondí. Lila y el chef se cruzaron de brazos y me miraron seriamente
-Cuando entramos a trabajar allí hicimos un juramento de no revelar la ubicación de la mansión nunca, aun cuando renunciáramos o nos despidieran- dijo Lila. Ambos me fulminaban con la mirada
-No me importa lo que tenga que hacer, pero haré hasta lo imposible por recuperarla, ya estoy aquí y nada me va a detener. Ya la perdí una vez, no pienso volver a perderla- les dije con seguridad, a lo que sonrieron, parecía que me habían puesto a prueba y esperaban esa respuesta de mí. Ambos salieron del lugar
-Lamentamos esto pero la cafetería está cerrada, los que aún siguen comiendo, no se preocupen las meseras se encargaran de embazárselas para llevar. Gracias por venir y adiós. Nos veremos luego. Tengan buen día- empezó a decir Pablo en voz alta mientras se despedía de la clientela.
Sonreí tontamente ante la situación y saqué el collar de conchas marinas que guardaba en el bolsillo de mi chaqueta
-Mi amada Cenicienta, pronto te encontraré- dije observando el collar con una amplia sonrisa
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