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"You saved my life"

Caminé cojeando. Abrí las puertas del balcón y el frío aire me invadió recorriendo cada centímetro de mi cuerpo aun por debajo de mi ropa.

Mis ojos ardieron por el aire que enfrió mis lágrimas de golpe. Me llevé las manos a los ojos y los tallé con fuerza.

Puse las manos sobre el barandal del balcón y me recargué en éste intentando acercar mi cuerpo al mar.

Unos segundos después suspiré con fuerza y me senté. Saqué mis piernas por el barandal para dejarlas colgando en el aire.

– No puedo hacerlo. – susurré. – Puedo suicidarme pero no puedo matar a un ser humano indefenso, no puedo matar a mi propio hijo, sea quien sea el padre, y menos matarme después de que nazca y dejar a la pobre criatura en manos de Christian... ¿Por qué mierda no me suicidé antes?

Dios mio, por favor, ayúdame a escapar de aquí con Jake. Ayúdame a alejarme para siempre de Christian. Para poder tener una família feliz con mi prometido. Dios... Sólo déjame casarme con Jake.

Me puse de pie. Pasé mis piernas sobre el barandal y me senté en éste. Tan sólo una brisa en la dirección correcta me enpujaría con fuerza hacia enfrente. Caería al suelo de cabeza y me libraría de este sentimiento.

No, la cadena era demasiado corta como para permitirme siquiera tocar el suelo.

– ¿Qué haces? –. Gritó Christian alarmado rodeandome por la cintura jalandome de nuevo a la habitación.

– ¡No! ¡Sueltame! –. Empecé a patear el suelo y el aire.

– ¡Vas a lastimar a mi hijo!

– ¡No! –. Me aventó a la cama. No quería escucharlo volver a decir que era su hijo.

– ¿Qué mierdas intentabas Lorena?

No le contesté, ni siquiera quise mirarlo.

– ¿Querías matarte? –. Preguntó horrorizado. – ¿Querías matar a nuestro hijo?

Si le decía que mi bebé no era suyo se enojaría muchisimo y lastimaría Jake.

– Jamás me pasó eso por la cabeza, – mentí – sólo quería sentir un poco de aire fresco.

– ¿Lo prometes? –. Preguntó sin creerme. Asentí.

Suspiró y señaló la mesita de noche que estaba de su lado de la cama... No... Del lado de la cama de Jake.

Tomé la taza de té que estaba sobre la mesita y me la tomé en completo silencio mientras él iba al balcón y recargaba sus manos sobre el barandal.

– Chris. – lo llamé con un tono de voz tan bajo que creí que no me escucharía.

– ¿Qué pasa? –. Caminó hacia mí.

– ¿Puedo ver a Jake? –. Vi como su mandíbula se tensaba. – Tiene derecho a saber que estoy embarazada. – expliqué tratando de convencerlo de que me dejara verlo.

Asintió. – Tiene derecho a saber que tendremos un hijo.

Me esforcé para mantener mi boca cerrada.

– Bien, vamos. – caminó hacia la puerta.

– ¡No! –. Exclamé. – Yo... Debo pensar en que le voy a decir.

Asintió. – Tómate el tiempo que creas necesario.

Claro, para él entre menos tiempo viera a mi amado mejor.

Salió de la habitación dejándome sola.

– Jake... Estoy embarazada. – practiqué. – No... – negué con la cabeza. – Jake, ¡Tendremos un bebé!... No... – empecé a jalarme el cabello. – Estoy embarazada y muy probablemente es Christian... ¡No! –. Grité frustrada.

Golpee mis muslos con fuerza, mala decisión, me mordí la lengua para no gritar por el dolor. Justamente me había golpeado en la cicatriz rodeada por un moretón y en la otra pierna fue en un gran moretón que ocupaba casi la mitad de mi muslo.

***

Al día siguiente, después de tanto pensar en lo que le diría y cómo lo haría, le llamé a Christian.

– Vamos. – dije tocando el pequeño bulto en mi abdomen. No era grande, parecía como si estuviera inflamada.

Sin hablar caminó hacia la pata de la pesada cama y abrió el candado.

Puso su mano en mi espalda baja, sentí un escalofrío recorriendo mi columna vertebral pero no dije nada.

El camino de mi habitación al inicio de las escaleras me pareció extremadamente corto.

Caminamos lentamente hacia la puerta del sótano.

Bajé las escaleras sosteniendome del brazo de Christian, si bajar las escaleras me costaba tanto trabajo no quise imaginarme cuando las subiría.

– ¡Por Dios Lorena! –. Jake empezó a sacudirse.

En cuanto bajamos todas las escaleras me solté del brazo de Christian.

– ¡Jake! –. Intenté correr hacia él pero caí al suelo; mis piernas aún estaban muy adoloridas como para hacer ese esfuerzo.

– ¡Lorena! –. Gritaron los dos preocupados. Me molestó que hicieran eso.

Me arrastré hasta estar frente a mi prometido.

– Jake. – sonreí y toqué su rostro.

– ¿Qué te pasó? –. Preguntó al verme detenidamente. Volteó a ver a Christian tan rápido que creí que se había lastimado el cuello. – ¡Tú, maldito!

– Jake. – le hablé para que fijara su atención de nuevo en mí. Cuando lo hizo me di cuenta de que tenía los ojos húmedos.

– ¿Por qué te hizo esto? –. Preguntó casi en un susurro.

– Quise... Huir... Pero... – giré mi cabeza hacia la derecha y busqué algo para atacar a Christian, pero el sótano estaba vacío. No era tan tonto después de todo.

– Vamos a escapar de aquí, mi amor, vamos a ir a otro país, cambiaremos nuestros nombres, cariño...

– De hecho... – interrumpió Christian llamando nuestra atención. – No es una mala idea preciosa, ¿Qué nombre te gusta? –. Me sonrió.

– ¡Eres un...! – gritó Jake furioso pero lo interrumpí.

– ¡Jake! –. Tenía que hacerlo ahora o nunca lo haría. – ¡Estoy embarazada!

Jake dejó de moverse y volteó a verme con la boca abierta.

– ¿Qué? –. Susurró sin poder creerme.

Asentí. – Llevo 3 meses de embarazo...

– Lore... – se le cortó la voz. Tragó saliva. – Dime que es mío... dime que estás segura de que es mio.

No pude, aunque moría por decirlo.

– Yo... Es...

– Es mío. – Christian se puso atrás de mí con una sonrisa, le encantaba ser superior a Jake respecto a mí.

Jake se sacudió de nuevo e intentó patearlo.

I wanna start by letting you know this, – empecé a cantar. – Because of you my life has a purpose...

– ¿Qué haces? –. Preguntaron los dos, pero yo los ignoré y seguí cantándole a Jake.

You helped me be who I am today,
I see myself in every word you say,
Sometimes It feels like nobody gets me.
Trapped in a world where everyone hates me.
There's so much that I'm going through,
I wouldn't be here if it wasn't for you

I was broken,
I was choking,
I was lost,
You saved my life.

– Así no va la canción. – mi prometido sonrió y vi como una lágrima resbalaba por su mejilla. Seguí cantando aunque supiera que él tenía razón respecto a la letra de la canción.

I was bleeding,
Stoped believing,
Could have died,
You saved my life.

I was down,
I was drowing,
But you came on just in time
You saved my life.

No soporté más y varias lágrimas salieron de mis ojos. No podía creer que Jake conociera esa canción (puesto que yo la escuchaba cuando era una adolescente), peor aun, que la letra literalmente decía todo lo que yo queria decirle a mi prometido.

– Lorena... – Jake pegó su oreja a su hombro.

– Jake...

– Hace años que no escuchaba esa canción. – me sonrió. Me lo imaginé tocando mi mejilla. Lo conocía tanto que estaba segura de que si no estuviera amarrado lo habría hecho.

Yo solté una pequeña carcajada sintiendo como varias lágrimas se me escapaban de los ojos.

– ¿Te gustaba? –. Le pregunté.

– Amaba esa banda, los escuchaba cuando tenía la edad en la que te conocí... – me puse seria al instante. – Aunque claro, después de conocerte ya no fue necesario escuchar esas canciones tan deprimentes.

Me mordí el labio. – Hace 4 meses habría quedado bien la de Summer Paradise para nosotros.

Rió. – Algún día la cantaremos en la playa, estaremos chocando como olas, jugando en la arena, tomando tu mano.

–¿Lo prometes? –. Le pregunté ignorando que acababa de citar la letra de la canción.

Asintió. – Con nuestro bebé.

– ¿De qué están hablando? –. Preguntó Christian sin entender.

Voltee a verlo. – Eres muy viejo para saber de lo que hablamos.

Levantó una ceja como si pensara: ¿En serio Lorena? ¿Quieres empezar?

– Tal vez nosotros podamos cantar la de Summer Paramount.

Lo ignoré y dirigí mi vista de nuevo a mi amado. Pegué mi frente a la suya.

– Te amo Jake.

– Te amo futura señora Rickman. – lo miré sorprendida y me sonrió. – Nos casaremos amor. Lo prometo.

Le devolví la sonrisa.

– ¿Lorena? –. Me miró toda la cara con el entrecejo fruncido.

– ¿Si?

– ¿Te cortaste el cabello? –. Reí.

–Lo hice para ti. ¿Te gusta? –. Obviamente no planeaba decirle que Christian me lo había cortado en su ataque de ira justo después de que intenté escapar.

Me sonrió mostrándome sus blancos dientes. Me sorprendió que aun los tuviera así después de todo lo que había pasado, se notaba que ni siquiera se había lavado los dientes desde que estaba ahí abajo.

– Me encanta; sonará raro, pero aún así cómo estás... – Me miró de arriba a abajo. – Luces tan hermosa como hacía 5 años.

Sabía que le costaba mucho trabajo ignorar mis moretones en la cara, mi ojo aún hinchado, mi labios partidos en tres zonas diferentes, me encantaba que me hablara como si no estuviéramos pasando por aquella horrible situación, me encantaba que me hiciera sentir como si todo estuviera bien de nuevo, como si solo fuéramos nosotros dos en el mundo, amándonos.

Le di un beso en los labios, al principio fue tierno, pero después desesperado, extrañaba sus besos.

Christian me tomó por el brazo y me jaló hacía atrás pero yo lo ignoré. Pasé mi mano libre por el cabello de Jake, enredé su cabello entre mis dedos y lo pegué aún más a mí. No sabía cuando lo volvería a ver.

– Vamos. – dijo Christian y me jaló con fuerza.

Me separé de sus labios pero no solté su cabello. Tenía que esforzarme mucho para mantenerme en mi lugar y no dejar que mi cuerpo fuera arrastrado por la fuerza con la que me jalaba Christian.

– Wendy. – susurró Jake.

– ¿Qué? –. No entendí a que se refería.

– Si es niña llámala Wendy, como mi madre, por favor.

Sonreí. – Juntos la llamaremos Wendy.

– Si es niño llámalo Daniel.

– ¿Por qué?

Se encogió de hombros. – Me gusta ese nombre.

Sonreí. Christian me jaló una vez más haciendo que me pusiera de pie. Empezó a jalarme hacia las escaleras.

No dejé de mirar a Jake ni por un momento. Se veía extremadamente desnutrido, estaba aún más delgado que cuando lo conocí. También estaba muy sucio, lo había detectado en cuanto me acerqué a él, pero su olor era lo que menos me importaba.

Supe que Christian no le daba de comer ni siquiera las sobras de las 3 comidas al día. Lo mantenía débil para que no pudiera luchar contra él.

En cuanto salimos del sótano, sin saber porqué, me llevé a la cabeza una imagen de Jake sentado sobre una pequeña cama plegable, con la ropa con la que lo había visto segundos antes, sin estar amarrado mas que con una cadena en el tobillo, viéndome directamente a los ojos.

Mis piernas fallaron y caí al suelo.

– Mi amor. – Christian me tocó el hombro. Alejé su brazo de un manotazo.

–No. – me limpié las lágrimas.

Lentamente me puse de pie. Chris quizo ayudarme varias veces pero me negué a aceptar su ayuda.

Caminé hacia el librero y busqué algún libro que no hubiera leído. Necesitaba leer algo para distraerme de todo lo que estaba pasándome. Tomé uno que tenía portada blanca con un escarabajo delante de pies humanos.

Christian se colocó atrás de mí.

– ¿Le octivi pligu?

Puse los ojos en blanco.

– Se pronuncia "La octava plaga".

Frunció el ceño. – ¿Por qué lees libros en español?

– Eh... No lo sé... Tal vez porque... ¿Estamos en un país en donde se habla español?

– ¿Por qué no buscas en nuestro idioma?

– Si en México es difícil conseguir un libro en español... ¿Crees que es más fácil encontrar en inglés? –. Me burlé de él sin importarme si entendía mi chiste o no. – Además, si vivimos aquí debo aprender su idioma.

– Sería más fácil si regresáramos a Estados Unidos. – puso sus manos en mi cintura.

Me alejé de él caminando a la sala. – No quiero dejar México. Es un lugar muy lindo, sus playas son hermosas...

Puso los ojos en blanco. – Algún día nos iremos de aquí.

– ¿Por qué? –. Voltee a verlo con el entrecejo fruncido.

Se encogió de hombros. – No me gusta el clima.

- ¿Y por qué no aprendes español? ¿No debes hablar varios idiomas para administrar las empresas? A mí me cuesta mucho trabajo manejarlas si solo sé 3 idiomas...

Se rió. – Sé los idiomas que se hablan en los países en donde tenemos empresas, en México jamás pondría una. Sabes muy bien que mis empresas están en lugares donde pueden progresar.

– Aquí también podrían. – dije molesta. – Planeaba poner un par de empresas aquí.

– ¡Mírate! –. Christian sonrió y me señaló de la cabeza a los pies. – Hablas como si fueras mexicana.

– No me molestaría serlo. De hecho Jake y yo planeabamos quedarnos a vivir de por vida aquí.

– Si tanto te gusta puedes enseñarme a hablar español...

No mames cabrón de mierda, jamás perdería mi tiempo enseñándote este idioma. Además ¿cómo te insultaria sin que te dieras cuenta?

– ¿Qué dijiste?

– Que tal vez en otro momento...

Sonrió mientras asentía aunque sabía que él estaba segurísimo de que lo había insultado. Fui al refrigerador, abrí una botella de agua y le di un trago, después voltee a ver a Christian.

– Puedes irte tú si quieres, yo me quedo aquí.

Soltó una carcajada y caminó hacia mí. – Eso quisieras, ¿no?

– Y mucho.

Puso los ojos en blanco. – Vamos arriba. – me rodeó por los hombros y me llevó de nuevo a la habitación.

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