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"Huye"

Soltó un grito desgarrador. Se hizo para atrás y se sujetó en el barandal de la escalera. Me quedé paralizada. La mitad de las tijeras estaban enterradas en su piel.

-¡Lorena! -Me giré para ver a Jake. Todo estaba pasando en cámara lenta. Pude ver como pronunció la palabra  "Huye" pero no pude escucharlo. Tardé un momento en reaccionar y darme cuenta de que no estaba en una película para que el tiempo pasara más lento.  -¡Huye!

Rodee la columna mientras escuchaba las maldiciones de Christian.

-¿Qué estás haciendo? -Me preguntó -No, déjame, vete.

-No me iré sin ti.

Por la poca iluminación no podía ver lo que rodeaba las muñecas a mi prometido. Hasta que me agaché y lo toqué. Eran unas esposas.

-Mierda. -Dije.

-¿POR QUÉ HICISTE ESO? -Escuché que gritó Christian. Asomé mi cabeza a un lado de la columna para poder verlo. Tenía el cuchillo en la mano y las tijeras ahora estaban tiradas en el suelo. Tenía un agujero en la piel, de donde salía mucha sangre.

Me puse de pie lentamente.

-¿POR QUÉ MIERDAS HICISTE ESO?

Maldición. Ahora si lo habia hecho enojar.

-Lo siento -Dije tratando de buscar algún otro objeto puntiagudo que pudiera servirme.

-¿LO SIENTES? No, te voy a enseñar a sentirlo de verdad.

Se agachó y agarró una cadena. La cadena que rodeaba mi tobillo, la habia olvidado. La jaló con fuerza haciendo que soltara un grito de dolor al sentir mi trasero golpeando con el suelo.

-¡Lorena! -Gritó Jake tratando de zafar sus manos para ayudarme.

Cuando estuve literalmente ante sus pies me tomó de un brazo y con fuerza me puso de pie. En el acto alcancé a agarrar las tijeras. Cuando estuvimos frente a frente le enterré de nuevo las tijeras; esta vez en el bícep.

Soltó otro grito. Me hizo girar 180 grados y me abrazó rodeando mis brazos. No podía moverlos.

-¿Por qué mierda no paras de pelear? -Me preguntó.

Miré a Jake. Su rostro me partió el corazón. Tenía miedo, sus ojos lo demostraban, miedo por lo que me pasaría, no por él, por mí.

Me sacudí haciendo que Christian se girara lo suficiente para que pudiera poner los pies en el barandal de la escalera y empujarme con fuerza.

Caminó hacia atrás tratando de mantener el equilibrio arrastrandome con él. Chocó con una larga mesa que había. Cuando recuperó el equilibrio caminó hasta colocarnos frente a Jake.

El lastimado pecho de Jake subía y bajaba velozmente mientras hacia lo unico que podía hacer, mirarnos.

Christian pegó sus labios a mí cuello. Me sacudí para que se alejara; sólo logré que me abrazara con tal fuerza que me sacó el aire de los pulmones.

Puso sus labios en mi oreja -Creeme cuando te digo que no quiero hacer esto...

No entendí a lo que se refería hasta que sentí un dolor extremadamente fuerte en el muslo derecho.

-¡Lorena! -Gritó Jake -¡Tú! ¡Maldito! ¡Te juro que te mataré!

Christian me soltó por fin de su agarre. Traté de mantenerme en pie. Pero al instante sentí un dolor horrible en toda mi pierna derecha, que se extendia hasta mi columna vertebral.

Caí al suelo acostada de lado. Miré mi pierna. Sólo podia ver el mango y una pequeña parte de las tijeras enterradas en mi muslo. Toqué mi pierna con las dos manos. El dolor se incrementó mil veces más haciendome soltar otro grito extremadamente fuerte.

Toqué el mango de las tijeras con la idea de quitarlo de mi pierna; apenas lo toqué y sentí como mi vista se empezó a nublar.

-¡No la dejes ahí! -Gritó Jake. Su voz se escuchaba muy lejos -¡Ayudala! ¡Por favor! -Le suplicaba.

-Jake... -Susurré antes de quedarme inconsciente.

***

Abrí los ojos lentamente. Estaba todo completamente oscuro. No lograba distinguir en donde estaba hasta que mi vista se dirigió al balcón. El balcón de mi habitación. Había muchísimas estrellas en el cielo, aunque no logré ver la luna aquello se veía hermoso. Las olas del mar se escuchaban.

Giré mi cabeza hacia el lado derecho. Me moví un poco para darle la espalda a su silueta. No me imaginé que con un pequeño movimiento como ese me darían ganas de gritar. Pero no lo hice.

Christian me abrazó por la cintura y se movió hacia mí hasta que nuestros cuerpos estuvieron pegados.

Supe que no podía hacer nada, así que decidí volver a dormirme. Después de una media hora al fin lo logré.

***

La luz pegaba en mis párpados aún cerrados. Abrí los ojos lentamente para acostumbrar mi vista.

Estaba tapada. Me destapé y me di cuenta de que tenía otra ropa. Una blusa azul fuerte de tirantes y unas panties de rayas blanco con azul del mismo color de la blusa.

Miré mi pierna. Ahora estaba rodeada por una venda blanca.

Me senté con mucho esfuerzo tratando de silenciar mis gemidos de dolor. Quise bajar las piernas, pero en cuanto bajé la pierna derecha mi vista se empezó a nublar. Respiré varias veces. Me di cuenta de que en la mesita de noche había un vaso con agua. La bebí toda sin dudarlo.

Recargué mi mano en la mesita y me puse de pie. Grave error, un dolor agudo recorrió todo mi cuerpo. De repente me encontraba tirada en el suelo, probablemente me desmayé unos segundos, ya que no recordé haberme caído.

-¡Lorena! -Christian pasó sus brazos por detrás de mi espalda y mis piernas y me cargó. Me acostó en la cama mientras yo lloraba del dolor. -Tranquila cariño, no te muevas.

-¡Mierda! ¡Duele como el demonio! -. Grité.

-Lo sé, no te muevas. -Me miró -Nada de esto hubiera pasado si no hubieras hecho aquella estupidez.

-Si, no me arrepiento -Dije tratando de ahogar otro grito.

Puso los ojos en blanco -¿Por qué siempre estás a la defensiva?

-¿Por qué? ¡Mierda Christian! ¡Me tienes secuestrada!

-Si pero...

-¡Y tienes secuestrado a Jake!

-Lorena...

-¿Cómo  quieres que no esté a la defensiva? ¿Creías que si regresabas iba a ser la mujer más feliz del mundo?

-Sabía que iba a ser difícil para ti pero...

-¿Dificil? ¿DIFÍCIL? -Me senté furiosa -¡Tú no tienes idea de lo que esto es para mí!

-Lore...

-¡Tú no tienes idea por lo que estoy pasando! -. Sentía las lágrimas resbalar por mis mejillas.

-¡Lorena! ¡Tranquilízate!

-¿Tranquilizarme? ¿Cómo quieres que me tranquilice?

-¡No, Lorena, en serio! -Intentó tocarme pero aparté sus manos con brusquedad.

-¡No me toques, imbécil!

-¡Maldita sea, Lorena! ¡Escúchame! -. Gritó tan fuerte que me quedé callada al instante -Te moviste con demasiada brusquedad, debo cambiarte el vendaje -Señaló mi pierna. La venda, que antes era blanca, estaba completamente roja por mi sangre, también había manchado las sábanas. -Tengo que coserla... -Lo miré horrorizada.

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