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CAPÍTULO 8.

Peligro al cuadrado:

Abrí los ojos sintiéndome sobresaltada, había tenido una pesadilla tan real que mi corazón latía desbocado.

En la pesadilla, a diferencia de las muchas veces que sueño con mi pasado, se encontraba mi jefe parado frente a mí, él no traía ropa y me sonreía.

Su imagen era real, casi como un recuerdo, aunque nunca había sucedido. Su pelo se veía igual de canoso que en los últimos meses que trabajé para él, pero a diferencia de la realidad, en mi sueño él tenía barba y se la acariciaba con los dedos, mientras me observaba de arriba a bajo.

Yo también estaba desnuda y aterrada, temía por mi vida y lo que me fuera a hacer. Ya no había una oficina con muchas otras personas para protegerme, estaba sola.

Él avanzó y fue entonces cuando desperté rodeada de oscuridad.

Miré en cada dirección que pude buscando alguna luz y descubrí que todo estaba tan escuro que aunque me esforzara por ver algo, no lo lograría.

Sentí peso sobre mí, era cálido, pero me estaba aplastando y apenas me dejaba espacio para respirar.

Estiré mis dedos y toqué algo suave. Saqué mi otra mano de debajo de mi espalda dónde incomodamente se encontraba dormida y la estiré en una dirección diferente, hacia la oscuridad, golpeándola por accidente con un material que por el ruído que hizo cuando lo toqué que era vidrio.

Lo palpeé una y otra vez, mis dedos poco a poco volvían a tener sensibilidad y descubrí que dicho objeto era una lámpara.

Busqué el botón para encenderla y varios minutos después lo encontré y lo apreté.

La habitación se encendió y con ella pude ver lo que descansaba sobre mí y casi grito.

Era un hombre, el cuerpo grande y pesado de un hombre me estaba aplastando.

Al principio creí que era Adonis por el tatuaje sobre su ceja, pero observándolo bien, sus facciones no le correspondían.

Adonis tenía un rostro cincelado de mandíbula fuerte y rasgos delicados, sus cejas bien definidas, sus ojos mieles atraían la atención y luego sus labios carnosos y rojos, además tenía piercings que por el contrario a este chico de boca fina y labios pequeños, de nariz respingada y mandíbula cuadrada, no tenía ni uno.

Quise moverme, pero solo logré que el tipo se acomodara y me abrazara.

Bien, estaba vivo, pero ¿Cómo es que terminé durmiendo con un tipo sobre mí?

Observé detalladamente su rostro y todo tuvo más color. Es el mismo tipo que me dejó subir a su auto y luego hizo que me golpeara la cabeza.

—Apaga la luz—su voz era ronca, sus ojos estaban cerrados y seguía medio dormido, pero sí daba órdenes.
—¡Apágala!— abrió los ojos y me miró mal —¿No escuchas o estás sorda? —dijo y me contuve de refunfuñarle en la cara.

Genial, otro hombre de mal carácter.

—¿Por qué estás desnudo sobre mi?— le pregunté. Ese último detalle no se me había pasado por alto, el tipo dormía sobre mí como dios lo trajo al mundo.

Él dejó un beso en mi cuello y se rió.

—¿No crees que la pregunta correcta es "Por qué estoy desnuda debajo de este hombre"? Sería más interesánte— se burló.

Él se levantó un poco dejándome ver que yo también estoy desnuda y llena de marcas rosas en mis pechos.

—¡¿Qué fue lo qué me hiciste?!— le grité apunto de llorar y decidió en ese momento que estampar sus labios en los míos era buena idea, así que lo mordí. —Eso es, me encantan las mujeres que se resisten— me dio otro beso y metió su lengua en mi boca.

Me removí asqueada y él rió y plantó besos en mi cuello.

—Tranquila nena, solo echamos un polvo, no es nada— su lengua lamió mi cuello y me dieron ganas de vomitar. —Si te preocupa no sentiste nada, estabas desmayada, pero si quieres podemos repetir— romroneó en mi oído y ya no pude contener las lágrimas.

Él besó mis ojos y lo empujé.

—Ya, duerme. Mañana te llevaré con tu nuevo dueño— dijo mientras bajaba de la cama y recogía ropa del suelo.

Me apresuré a cubrirme con las sabanas y me tapé hasta la cabeza.

—Ahí tienes una ducha y mejor que te tomes una de las pastillas del baño, no pienso tener críos— dijo y con eso salió cerrando la puerta de un golpe.

Esperé unos segundos y corrí al baño. Me metí en la ducha y abrí las llaves del agua, me sentía sucia, asquerosa como si mi cuerpo estuviera lleno de mugre a causa de ese repugnante y horrible hombre. Tampoco tenía fuerzas, solo quería llorar.

Me senté en la ducha y me hice bolita mientras descargaba mis lágrimas con la cabeza metida entre mis piernas.

¡MALDITACEA!— quise gritar.

Toda mi vida me la pasé luchando para salír adelante ¿Y todo para qué? Si en unos días un drogadicto me secuestró y luego un tipo que me "Salvó" del secuestrador terminó siendo mi violador.

Abrí un jabón que encontré en el mueble y lo pasé una y otra vez por todo mi cuerpo.

Froté y froté pero no servía, me seguía sintiendo sucia y cada vez que pensaba en su lengua lamiendo mi cuello debía salir de la ducha y correr al inodoro a vomitar.

Me volví a meter a la ducha la tercera vez y con un cepillo me froté la piel. Me dolía y mucho, pero era mejor que seguír pasándome el jabón y abuela suciedad no se me quite.

Dejé caer el cepillo cuando mi piel se puso completamente roja y vi que algunos rasguñones se iban formando.

Abrí más el agua caliente y me quedé allí por un rato hasta que mi cuerpo se relajó.

Cerré las canillas, salí de la ducha, me envolví en una toalla que encontré también en el mueble y volví a la habitación.

La ropa que me había dado Adonis estaba exparcida por el piso, la junté y me la puse. Era escasa, pero la prefería a estar desnuda en una habitación helada y dónde no me podía volver a meter en la cama porque allí fue donde todo había pasado.

Me senté en una esquina de la habitación con las piernas contra mi pecho y cerré los ojos.

El ruido de la puerta al abrirce llamó mi atención, pero no levanté la vista para ver quien acababa de entrar, sabía perfectamente quien era y con solo pensar en esa persona tocándome me daban ganas de vomitar.

—El desayuno está servido, vamos—escuché que dijo.

—No tengo hambre— me hice más chiquita, pero mi panza pensó diferente y rugió.

—Pues tu panza no está de acuerdo— Agg, el mundo se está dando vuelta ¿Desde cuando a los violadores les importa si comes o no?

Pero tiene razón, hace días que no como bien y si sigo así terminaré emfermándome y nunca podré escapar.

Me levanté del piso, con precaución y empecé a caminar hacia la puerta.

La cosa era facil, pasar a su lado sin mirarlo porque si lo hacía terminaría vomitándole encima o golpeándolo. Cualquiera estaría bien para mí, pero no, ninguna de mis dos opciones sirvió.

El tipo me tomó del brazo haciéndome frenar justo en frente suyo.

—¿Tomaste la pastilla? —sus labios rozaron mi oreja causandome escalofríos.

—No las encontré—logré decír.

Mis manos temblaban y de reojo pude ver que a él le encantaba mi miedo, ya que, no dejaba de sonreír

—Ve a tomarlas, están sobre el lavado y no tardes, tenemos que irnos— miré su mano sobre mi brazo y él me soltó.

Regresé al baño y busqué las pastillas.

Aquí no hay nada. Este tipo es más idiota que el otro.

Salí del baño y lo ví, él seguía parado junto a la puerta como si no se hubiera movido.

—En el baño no hay ninguna pastilla—solté enojada y me crucé de brazos.

Él pasó junto a mí y se adentró al baño.

—¡Te dije que estaban sobre la repisa!— me gritó y me giré.

—¡Me dijiste sobre el lavado!— le grité, ya había dejado de llorar y su grito me ponía muy enojada.

—A mi no me gritas— dijo cuando salió del baño. —Que nos hayamos acostado no te da derecho a gritarme— si las miradas mataran este tipo ya estaría muerto y enterrado.

—¡No nos acostamos! ¡Tu me violaste! ¡Hay una enorme diferencia!— le grité moviendo las manos hacia todas partes.

Él avanzó con pasos firmes, alzó la mano y me golpeó en la mejilla haciéndome caer de rodillas al piso.

—Escúchame bien porque solo te lo diré una vez, yo no soy Adonis, yo no tengo límites, así que ve al baño y tomate las pastillas. Luego trágate el desayuno que te preparé y nos iremos. No estás de vacaciones, te compraron y te entregaré, no hay nada más, tu no hablas y yo no soy malo ¿Entendiste? —me quedé callada. —¿Entendiste? — volvió a preguntar, pero con menos paciencia aún.

Asentí.

—Ve a hacer lo que te dije— me levanté del piso, el depositó un beso en mi mejilla y me fuí al baño.

Busqué las pastillas y no están por ningún lado.

¿Y ahora que hago? No quiero quedar embarazada.

Salí del baño y el me estaba esperando apoyado en la puerta.

—¿Las encontraste? — preguntó y asentí.

—¿Tienes alguna enfermedad? — fue mi turno de preguntar y para mi gran alivio él meneó la cabeza, negando.

—Vamos— ordenó y lo seguí por la casa.

Todo era de un color amarillo chillón, rosa pastel y flores.

Los muebles eran de madera, esta casa parecía más una chosa que alguna vez fue una gigantesca casa de muñecas, que una casa real.

—Desayuna— ordenó.

Miré la horrible mesa de madera que parecía que iba a caerse en cualquier momento, pero lo que más me llamó la atención fue el desayuno.

¿No es muy temprano para mi última cena?

En la mesa había una bandeja con waffles, café, una naranja, sandwiches, un jugo amarillo que creo que es limonada y galletitas con mermelada.

Repasemos, talvez me perdí de algo.

Fingió salvarme, me violó, me abofeteó y ahora me da un desayuno exquisito como si fuera la reina de Inglaterra.

Bufé, el pensamiento fue tonto.

Si fuera la reina de Inglaterra ya lo habría mandado a matar, pero no, soy Amnesia, la secuestrada primero por Adonis y ahora por "Tipo" ya que, no me sé su nombre.

—Yo que tu no me comería eso, Preciosa— hablaron, me giré y...genial, hablando del Vuela sesos, aquí está.

El tipo y el idiota comenzaron a pelearse creí que iba a ganar el hombre sin nombre, Adonis parecía estar en desventaja, pero no.

El idiota le acestó un puñetazo y aprovechó esos segundos de conmoción para buscar con la mano cualquier cosa que pudiera servirle para noquearlo y lo encontró.

Se lo partió por la cabeza y el otro cayó desmayado de la manera más ridícula posible.

Adonis miró el objeto que tenía en la mano e hizo una mueca-Agg que asco-el idiota había utilizado un pene de madera para pegarle al tipo.

Reí.

Él levantó una ceja y caminó hacia mí.

—Yo que tu no me reiría, hemos estado casi un día entero sin que pongas tu mano en mi pantalón— tiró de mi mano y la llevó a su pantalón.

Carajo está más duro y frío que nunca.

El rió y se acercó a mi oído.

-Preciosa esa es mi arma...


¡¡Hola hola!!

La historia superó las mil lecturas!! Muchas gracias!!

Estoy analizando varias ideas para la historia y estoy segura de que les van a gustar.

En primer lugar la atracción va a ser más fuerte que nunca, los pequeños detalles y las palabras que a simple vista parecen comunes, no lo serán.

No habrá te quieros ni te amos, eso no es para esta historia, aunque la trama va a ser por así decirlo "excitante".

Jaja les dejo con la intriga.

Un beso

Hasta el próximo capítulo🖤❤️🖤

Actualidad: 21/06/2022:

¡Holaaa! Ignoren a la Mica del pasado y su "Jaja" ¿Qué es eso?😂😂 Parecía sarcasmo che😂😂

Atte:

MicaelaEP ♥️

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