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Capítulo 26


Me levanté de mi cama cuando sonó la alarma que puse para vestirme.

Como siempre tuve pesadillas, pero no solo eran las mismas de siempre, hoy también tuve una pesadilla por Tristan, lo necesito y hoy iré a verlo con su madre.

Me puse unos jeans, una camiseta y una chaqueta de cuero que me regaló mi madre ayer.

Al verla me hizo recordar a Tristan, su chaqueta de cuero, la forma en que lo hacía ver, cubriendo la tinta de su piel y dejando con intriga de comó son los tatuajes que hay debajo de ella.

Dejé mi pelo suelto y agarré las llaves de mi auto.

Tomé el teléfono que mamá me dio para comunicarme con ella y Salí de la casa en silencio.

— ¿A dónde vas? —Preguntó mamá.

—Visitaré a...Natalie—Sonreí.

—Me estás mintiendo, irás a la cárcel a visitar a tu secuestrador—Abrí los ojos asombrada.

¿Acaso ella...?

— ¿Qué?

—Acabas de enviar un mensaje de tu móvil a un tal Austin, que irías a ver a Tristan a la cárcel con su madre—Me dijo—Monitoreo tus mensajes.

—Tristan no es mi secuestrador, es un amigo que se metió en problemas—Mentí.

Últimamente la mentiras forman parte de mi vida.

—No sabía que tenías un amigo que se llamaba Tristan—Me dijo y asentí.

—No éramos tan cercanos, pero me pidió el favor de llevar a su madre a visitarlo. —Sonreí falsamente.

Me siento tan mal por mentirle a mi madre.

— ¿Por qué te lo pidió a ti? —Preguntó.

Parece un detective.

—No lo sé, mamá. Vuelvo en un rato—Besé su mejilla.

—Cuídate, hija—Asentí y Salí de la casa.

Subí a mi auto y me dirigí a casa de Austin.

Toqué la corneta para que saliera y eso hizo.

Rodeó mi auto para subirse y tenía unos pantalones negros con una camiseta blanca.

—Hola—Me saludó sonriendo al entrar.

Besó mi mejilla.

—Hola—Me dirigí a la casa de Christina.

— ¿Estás nerviosa? —Me preguntó.

— ¿Por ver a Tristan? —él asintió—Estoy desesperada.

Me detuve en casa de Christina y Austin se bajó a buscarla.

La ayudó a levantarse de la silla de ruedas para sentarla en la parte delantera y ponerle el cinturón de seguridad.

—Abre atrás—Me dijo y presioné el botón que abría la maleta del auto.

Metió la silla de ruedas y entró en el auto.

— ¿Lista para ver a tus hijos? —Ella rio.

—Por supuesto.

Me dirigí a la cárcel donde trasladaron a Kendall y bajamos a Christina en la entrada.

Estacioné el auto y troté hacia ellos.

—Veremos primero a Kendall—Le avisé y ella tomó mi mano.

La miré a sus ojos mieles como los de Tristan.

—Gracias—Sonreí.

Austin habló para ver si podía recibir visitas y me dejaron pasar primero a mí.

Me revisaron antes de entrar y me hicieron dejar varias cosas en una caja.

Entré y había un vidrio que separaba a los reclusos de los visitantes.

Me senté donde me indicó el policía y sentaron a Kendall.

Tomé el teléfono para que pueda escucharme.

—Hola—Me saludó.

— ¿Estás bien? —Le pregunté.

—Es difícil—Asentí— ¿Hablaste con mamá? —Asentí de nuevo.

—La traje para que te visitara—Le dije y ella sonrió.

— ¿En serio? —Asentí. —Gracias, Scar—Sonrió.

—Le diré que pase—Ella asintió.

Puse el teléfono donde estaba y Salí de ahí, me revisaron de nuevo y agarré mis cosas.

Luego entró Christina con ayuda de un policía.

Austin y yo nos sentamos a esperar.

—No te imaginas lo mucho que extraño a Tristan—Murmuré.

— ¿Lo amas? —Preguntó de golpe y yo miré sus verdes ojos.

—Lo amo—Asentí.

—Me alegra que haya encontrado alguien que lo ame...Porque se lo merece, es uno de mis mejores amigos y quién mejor que tú para hacerlo feliz. —Reí.

—Once años—Murmuré—Once años es mucho—Miré mis manos. —Yo lo esperaré... Él es el indicado—Austin sonrió.

A los minutos salió la señora Christina hecha un mar de lágrimas.

La abracé.

—Está bien—Suspiro.

—Es hora de ver a mi hijo—Sonrió falsamente retirando las lágrimas de sus ojos.

Tomé un bocado de aire

El camino hacia la cárcel donde lo trasladaron fue el más largo e incómodo del mundo.

Cuando por fin llegamos quería correr a verlo.

Entramos y Christina quiso entrar primero.

Yo mordía mis uñas, los nervios empezaban a aparecer.

— ¿Puedo entrar yo antes de ti? —Me preguntó Austin y yo asentí.

Christina salió y me puse junto a ella cuando Austin entró.

—Está tan guapo—Limpió sus lágrimas—Preguntó por ti y yo le dije que eras hermosa—Sonreí— ¿No lo dejarás aunque esté aquí, cierto? —Miré sus ojos.

—Jamás—La abracé y esperé impaciente a que Austin saliera.

Cuando salió noté que estaba llorando.

— ¿Estás llorando? —Pregunté impactada.

—No...Me entró algo en el ojo—Reí y repetí el proceso de revisión.

Entré con el policía y vi a Tristan sentado ahí.

Mi Tristan.

Corrí y agarré el teléfono.

—Tris—Murmuré poniendo mi mano en el vidrio.

Él puso la suya.

—Scar—Sus ojos suplicantes.

—Te necesito, Tris—Murmuré.

—No he parado de pensar en ti—Me sonrió. —Mamá me dijo que habías dicho que somos novios—Reí. — ¿Lo somos? —Mordí mi labio.

—Claro que lo somos, somos mucho más que una simple palabra, porque yo te amo, Tristan Thompson. Te amo demasiado y no pienso dejarte, ni hoy ni en once años, tú fuiste hecho para mí y no pienso dejarte tan fácilmente. Te necesito, Tristan...Te necesito—No aguanté las lágrimas.

—Eres mía...Solo mía, Scarlett Brown—Asentí—Siempre serás mía y...—Se detuvo un momento—Te amo...Solo a ti te amo y porque te amo te quiero pedir que me jures que no volverás a aquí —Miré sus ojos fijamente y quité mi mano del vidrio.

— ¿Qué? —Susurré.

—No quiero que vengas aquí a verme, no es un buen lugar y...No quiero que me veas aquí—Sollocé—Promételo...Prométeme que no volverás—Me suplicó. Negué con la cabeza. —Por favor, Scar...Hazlo por mí, se feliz, no permitiré que desperdicies once años de tu vida aquí...Promételo—Me suplicó. —Yo no te olvidaré jamás...Eres mía—Asentí.

—Lo prometo. —Volví a poner mi mano en el vidrio.

—Se acabó el tiempo—Dijo el policía.

—Te amo, Tris—Le dije.

—Te amo, Scar— Y ahí...Mi corazón se rompió porque no lo vería en mucho tiempo.

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