Capítulo 24
Sus caricias en mi cintura me despertaron...Sin pesadillas.
—Te hice desayuno—Abrí mis ojos al escuchar eso.
—No es cierto—Me giré para mirarlo.
Señaló con su cabeza su escritorio donde había una bandeja con comida.
Reí y besé su nariz.
—No tenías que hacerlo—Acaricié su pecho desnudo.
Él agarró mi mano deteniéndola.
—Tu mano es tan pequeña—Rio tomando mi mano y mirándola.
—No te burles—Reí y juntó nuestras manos dejando ver lo pequeña que es mi mano a comparación de su enorme mano.
Apretó mi cintura pegándome a su cuerpo.
—Eres lo mejor que pudo haberme pasado—Besó mis labios apasionadamente.
Sentí mariposas...Las estoy sintiendo...En realidad no son mariposas, son unos malditos elefantes.
Nuestro beso fue interrumpido por sirenas de la policía.
Me levanté rápidamente.
— ¡Maldición! —Gritó Tristan.
Se puso ropa tan rápido que ni lo noté.
Agarró mi mano y bajamos las escaleras rápidamente.
Los chicos estaban abajo todos con armas en sus manos.
—Once, es la policía...Nos rodearon—Dijo Siete mirando por la ventana.
— ¡Los tenemos rodeados, entreguen a la chica! —Habló la policía por un megáfono.
¿En serio esto está pasando?
— ¿Qué hacemos? —Miré a Tristan.
— ¡Piensen, maldición! —Gritó Tristan enfadado.
—Salgamos y la usamos como escudo—Dijo Cuatro intentando dar una sugerencia.
Él negó con la cabeza, sabía que eso no funcionaría, hay muchos policías.
—No funcionará. —Dijo pensando.
— ¡Salgan con las manos en alto! —Habló la policía de nuevo.
—Es hora chicos, hay que entregarnos—Dijo Seis rindiéndose.
— ¡Claro que no! —Gritó Uno, estaba enojado.
—No hay otra salida—Habló Tristan y me miró. —A mi lado siempre, no puedo dejarte—Tomó mi mano.
Esperamos varios minutos.
—Estoy asustada—Confesó Cinco.
Tristan abrió la puerta, habían muchas patrullas y policías apuntando con pistolas.
— ¡Las manos en alto! —Gritó el policía que tenía el megáfono.
Miré a Tristan que me estaba mirando y levantó sus manos.
Los policías agarraron a los chico y les pusieron esposas.
Un policía me agarró llevándome hacia la patrulla.
Miré a Tristan como se alejaba de mi, joder.
— ¡Once! —Grité, las lágrimas iban a salir— ¡No me dejes! —Le supliqué intentando que el policía me soltara haciendo fuerza en los brazos.
Él intentó zafarse del agarre del policía pero no se lo permitía.
— ¡Scarlett! —Gritó— ¡Te amo! —No pude evitar empezar a llorar.
— ¡Suéltame! —Le grité al policía que me agarraba fuerte para no ir hacia Tristan.
Me logré soltar y Tristan también.
Corrí hacia él antes de que el policía nos separara de nuevo y besé sus labios.
—Te amo, Tristan—Le dije besándolo.
El policía me separó halándome hacia atrás.
—Te amo—Me susurró.
Me subieron en una patrulla y golpeé el vidrio viendo cómo se llevaban a los chicos y a Tristan.
Luego de varias horas de llanto la patrulla paró al frente de mi casa.
No paraba de llorar.
Lo necesito.
Me bajaron de la patrulla y me acompañaron a la puerta.
—Tu familia estará feliz—Me dijo uno de los policías.
Tocaron la puerta y a los minutos abrió mi nana.
—Buenos días—Se quedó callada al verme. — ¡Scarlett! —Gritó y empezó a llorar abrazándome— ¡Peter, Elizabeth! —Gritó.
Me hizo pasar y mis padres bajaron las escaleras.
— ¿Qué ocurre? —Me miraron.
Conecté mi mirada con la de mi madre.
Corrí a ella y la abrace, no había notado lo mucho que los extrañaba.
— ¡Hija! ¡La encontraron! —Gritó llorando en mi hombro.
Papá también me abrazó emocionado.
—Mi bebé—Susurró papá— ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? —Me revisó y negué con la cabeza.
—No son malas personas—Al menos no Tristan.
—Hija, te extrañé demasiado—Mamá acarició mi rostro— ¿Estás llorando? —Bajé la mirada.
—Necesitamos llevarla y hacerle algunas preguntas—Dijo uno de los policías.
Mamá asintió y me miró.
—Solo será un momento, ellos no han ayudado mucho, ahora ayudémoslos a ellos—Asentí.
Nos montamos en la patrulla mis padres y yo y nos detuvimos en la estación de policías.
Me bajé del auto junto a mamá y me llevaron a un salón de interrogatorios.
Había una mesa en medio de la habitación, me senté en una de las sillas que había y dos policías al frente de mí.
—Hola, Scarlett Brown—Me saludó un policía.
—Hola, solo Scarlett—Él asintió.
— ¿Puedes decirme los nombres de tus secuestradores? —Negué con la cabeza.
—No los sé—Mentí.
— ¿No los sabes? ¿Nunca escuchaste ningún nombre? —Negué con la cabeza.
—Todos estaban numerados—Él asintió.
—Dime... ¿Te golpearon? —Miré los ojos del policía y negué con la cabeza mintiendo. Siento que debo protegerlo.
—No lo hicieron—Los policías se miraron entre ellos.
— ¿Te violaron? —Preguntó y negué de nuevo con la cabeza.
—No me hicieron daño—Les dije.
—Me contaron que cuando te encontraron estabas algo triste por separarte de uno de los chicos ¿Es eso cierto? —Asentí— ¿Por qué?
—Porque sí, son buenas personas—Él me miró fijamente.
— ¿Hubo un beso? —Me encogí de hombros.
—Da igual—Rodé los ojos.
Me continuaron haciendo preguntas y en la mayoría mentía cubriendo a Tristan, mi Tristan.
Salí de la estación de policía y fui a la casa con mis padres.
Al llegar mi nana había hecho un pastel de chocolate.
Me sirvió una porción y me senté en la mesa con papá y mamá.
—No te imaginas lo asustados que estábamos. —Dijo papá acariciando mi mano, intenté sonreír pero solo salió una mueca.
— ¿Te ocurre algo, hija? —Preguntó mamá.
—No, tranquila—Comí del pastel—Está delicioso—Le dije a mi nana.
Ella me sonrió.
—Mañana iremos a la corte, es el caso de los que te secuestraron—Miré a mamá.
— ¿Ellos estarán ahí? —Pregunté.
—Sí, pero tranquila, hay policías—No me preocupaba eso, quería verlo, quería besarlo...Dormir junto a él.
Sí, estoy enamorada de Tristan Thompson, mi secuestrador.
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