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Capítulo 17


Malditas pesadillas, las odio.

Me levanto de la cama y voy al cuarto de baño a echarme agua en el rostro.

Me seco con la toalla y fui a la ventana a mirar el lago. Observé a Once acostado en el banco mirando al lago.

Abrí la ventana.

—Once—Murmuré y di un vistazo por si había alguien vigilándome—Once—Lo llamé suavemente, se vio hecho una asco, creo que está borracho porque de pronto se reía... Tengo que ayudarlo.

Abrí la puerta de la habitación y bajé las escaleras.

— ¿A dónde crees que vas? —Me dijo Seis.

—Once está fatal afuera, ayúdame a llevarlo a dormir—Le supliqué.

Lo pensó un momento y asintió.

Salimos de la casa y yo corrí al lago hacia el banco, como dije, está borracho.

—Tris—Murmuré dando palmaditas en su rostro.

—Scar—Sonrió como borracho.

—Vamos a la habitación —Lo ayudé a sentarse.

— ¿Te quedarás conmigo? —Preguntó con ternura.

—Vamos, Once—Dije cuando Seis se acercó—Seis nos ayudará.

—Quiero dormir contigo—Suplicó.

—Ayúdame a levantarlo —Le dije a Seis y ella me ayudó a levantarlo.

Pasé su brazo por mis hombros.

Él me miró sonriendo y acariciando su nariz con mi mejilla.

—Eres hermosa—Susurró y se mantuvo en silencio hasta llegar a su habitación.

Entramos a su habitación y lo acosté en su cama.

—Le traeré una taza de café—Me dijo y asentí.

Le quité las botas negras a Tristan.

—Ayúdame a ponerte la pijama —Le dije sacando su pantalón de pijama de cuadros.

Él se levantó y se quitó la camisa blanca.

Casi se cae si no es porque lo ayudé. Se desabrochó el pantalón y se puso el pijama.

Lo ayudé a acostarse y él me miró fijamente.

—Quiero besarte cada vez que te veo—Confesó.

Maldición.

—Tristan... Cálmate—Le supliqué.

—Me encanta que digas mi nombre—Seis entró con la taza de café y se la extendí.

—Bébela—La comenzó a beber a pecho y me sorprendió que su garganta no se quemara, estaba caliente—Con calma—Murmuré y dejó la taza vacía en la mesita de noche.

—Quédate hasta que me duerma—Miré a Seis buscando aprobación.

Ella se encogió de hombros.

—Hoy es mi guardia nocturna, él es el jefe—Asentí.

—Me quedaré solo hasta que se duerma—Salió de la habitación.

—Ven aquí—Murmuró haciendo un espacio en su cama, todavía tenía puesta su camisa pero ya no tenía su perfume, miré la camisa blanca que se quitó y la agarré.

— ¿Puedo ponérmela? —Le pregunté.

Él asintió sonriendo.

Me quité la gris y me coloqué la otra, apagué la luz y me acosté a su lado.

Pasó su mano por mi cintura y yo acaricié su cabello.

—Gracias por quedarte conmigo —Bajé mi mano de su cabello a su mejilla— ¿No te irás? —Negué con la cabeza.

—Duerme—Le dije.

— ¿Dormirás también?

—Acabo de tener pesadillas y nunca puedo volver a dormir— Le recordé y él sonrió.

—Conmigo podrás dormir bien—Me acurrucó en su cuerpo—Solo cierra los ojos y no pienses en ellas... Piensa en mí.

Me desperté asustada por tener pesadillas, vi un Tristán durmiendo como un bebé a mi lado, no puedo creerlo... Me dormí de nuevo y no tuve pesadillas, las pesadillas desaparecen cuando duermo con él.

Tristan es mi cura a las pesadillas... Tristan es mi salvación... Pero también mi perdición.

Lo observé y sus labios carnosos estaban entreabiertos.

Cuando despierte tendrá una gran resaca, mejor busco una aspirina antes de que despierte.

Moví la tela que caía a los lados y busqué en su mesita de noche, encontré una caja de aspirinas y las saqué, en el escritorio había una botella de agua casi llena, la agarré y la puse en la mesita de noche.

Fui al baño e hice mis necesidades.

Al salir ya Tristan había despertado y estaba acostado en la cama con los brazos bajo su cabeza.

—Hola—Saludé.

— ¿Qué haces aquí? —Preguntó sorprendido.

—Anoche me pediste que me quedara.

— ¿Y lo hiciste? —Asentí. —Me duele la cabeza—Suspiró y me dirigí a la mesita para darle la aspirina y el agua.

Él miró mis manos con la aspirina y el agua, la tomó de inmediato, puse el agua en la mesita y movió la tela para que entrara en su cama.

— ¿Te sientes muy mal? —Puse mi mano en su pecho desnudo.

Él asintió.

—Cuando te vi borracho me había despertado por las pesadillas y... Por primera vez desde que empezaron las pesadillas pude dormir después de ellas sin tener pesadillas peores—Bajé la mirada. —Tal vez eres mi salvación— Tomó mi mano que estaba en su pecho y la besó.

—Tal vez tú eres la mía—Murmuró.

Me empujó para que me sentara sobre él.

—Tristan—Advertí y abrieron la puerta e instantáneamente me bajé de su regazo.

—Te traje una aspirina, Seis me dijo que anoche estabas borracho—Dijo Cinco mirándome mientras arqueaba una ceja.

—Ya me tomé una—Le dijo Tristan.

—A la habitación—Me ordenó señalando la puerta y asentí, miré a Tristan y salí.

Fui a mi habitación y cerré la puerta.

¿Cuál es la razón por la cual las pesadillas no están cuando estoy con Tristan?

Quisiera poder dormir todos los días con él... Por las pesadillas y porque lo necesito.

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