13. «Amistad equivale a Apoyo»
Los toques en su puerta toman desprevenido a Marco, quien creía haber dejado en claro que no quería que nadie lo molestara, cuando, nada más cruzar la puerta de su casa, su hermana y su madre lo acribillaron a preguntas por la hinchazón en sus ojos y lo rojizo de su rostro, (asumiendo erróneamente que se había metido en alguna clase de pelea) y él reacciónó desmedida y desproporcionalmente con un rugido que debió haberse oído en China ante el insistente cuestionario.
Aún con la duda latente le permite el paso a quien sea que se encuentre esperando en el pasillo, llevándose una gran sorpresa al toparse con Gastón. Se abstiene de preguntar qué rayos hace allí pues su amigo le aclara su duda sin más.
—Recibí un extraño mensaje de Tana mandándote al diablo y aconsejándome que me alejara de ti si no quería que arruinaras mi vida tarde o temprano; tres minutos después tu hermana llamó llorando y me rogó que viniera a hablar contigo. Así que tuve curiosidad y decidí venir a ver con mis propios ojos el porqué de tanto alboroto —El cordobés ll escanea brevemente de arriba a abajo antes de opinar—. Mi observación preliminar es que estás hecho un asco.
El anfitrión le contesta en simples y concisas palabras:
—Vete al carajo.
—No es la primera vez que me envías allí ultimamente. No me quejo, es un lindo sitio y hay buena compañía. Ahora, ¿en qué metiste la pata?
Marco toma asiento en el borde de su cama y Gastón hace lo mismo a pesar de no haber recibido ningún tipo de invitación.
—Estuve viéndome con Clara y Valentina nos descubrió. Está de más decir que cortó conmigo.
—Y fue bastante amable, ¿eh? Yo hubiese hecho trizas tu bonito rostro. ¿Pero qué voy a decir? Ella es un amor, otro motivo por el que deberías sentirte como la mierda que sos.
—Gracias por tu apoyo —El rubio debe admitir que la sinceridad de su amigo comienza a afectarle seriamente—.
—Has obtenido mucha condescendencia últimamente y no te ha llevado a ningún lado, ché. Espero que un poco de realidad te haga aterrizar porque es obvio que tu acto de “soy un cretino” no te está ayudando a superar esto —Gastón toma una pausa antes de lanzarle una pregunta para probar una teoría—: ¿Te acostaste con ella?
—No, por supuesto que no. Estuvimos charlando de vez en cuando, algunos encuentros casuales en el parque o en el súper hasta que poco a poco nos fuimos haciendo cada vez más cercanos y anoche me besó. Fue una tontería, pero una que pagaré muy caro —Un pesado suspiro abandona sus labios mientras cae en cuenta del precio a pagar por ese estúpido error—. No tuvimos sexo, sin embargo, sigo mereciendo que Valu rompiera conmigo.
—Oh, eso está claro. Valentina Carvajal es un ángel caído del cielo. Solo que hubieras visto a Clara a escondidas es más que pecado; es imperdonable
—Entonces, ¿para qué preguntaste?
—Quería saber qué tan perdido estabas —Marco alza una ceja al no entender su punto—. Valentina era lo más preciado para ti, si hubieses sido capaz de acostarte con alguien más, yo hubiese sabido que jamás podría recuperar a mi mejor amigo —Gastón mira el techo del dormitorio antes de dirigir su vista hacia el rubio—. Que no lo hayas hecho, aún teniendo la posibilidad, me da un poco de esperanza.
Un cómodo y familiar silencio se apodera del ambiente, los dos reflexionando acerca de la amistad que los mantiene unidos. Por algunos minutos todo es paz, hasta que el chico Casanova cae en cuenta de un detalle del que no se había percatado y una nueva explosión sacude su relación.
—Un minuto, revobiná, ¿desde cuándo mi hermana tiene tu número?
Gastón traga saliva, muy consciente de lo que se avecina.
Que Dios te tenga en la gloria, papacito...
。*✧*。
Una Aitana agitada casi no se detiene a saludar a Susana quien se encuentra dando un paseo con Matías en brazos por el jardín de la terraza y, exponiéndose a quedar como una completa maleducada, apenas les regala las “buenas noches” antes de precipitarse hacia la habitación de su mejor amiga.
—Decime Valu, ¿qué pasó?
Entre respiraciones superficiales para recobrar el aliento, la rubia se sienta encima de la cama a un lado de la dueña y la mira expectante y preocupada a partes iguales, pues tiene una muy buena idea de lo que pudo haber ocurrido.
—Vaya manera de saludar, ¿eh? —Aitana la observa confundida por su inusual sarcasmo y por lo calmada que parece encontrarse. Valentina luce igual de descolocada por su propia reacción y sacude la cabeza antes de disculparse—. Lo siento, no sé qué me ocurre.
La Martínez no le da mayor trascendencia al asunto y recae nuevamente en el punto principal de su visita—. ¿Te sentís bien?
—Bueno, acabo de descubrir que mi novio, el chico del que estoy perdidamente enamorada me ha estado viendo la cara mientras yo moría de preocupación y culpa por su estado así que... ¡genial! —Una extraña sonrisa surca su cara y su rara actitud las sorprende a ambas de nuevo—. No tengo idea de dónde salió eso —declara Valen sumamente desconcertada—. Supongo que pertenezco a ese grupo de personas que usa la ironía como escudo cuando se sienten demasiado heridas.
Aitana frunce el ceño antes de hacer un comentario:
—Es... peculiar.
—Lo sé.
Las dos deciden dejar el tema de lado y la mayor se apresura a proporcionarle un escape a la castaña:
—¿Querés que me quede, pidamos pizza y veamos un maratón de las más ridículas comedias románticas que Netflix nos pueda ofrecer?
—Pero, ¿y los preparativos de tu fiesta? Has estado esperando por esto durante mucho y merecés tener lo mejor en tu décimoséptimo cumpleaños —Su promesa rota de esa tarde regresa a su mente haciéndola sentir culpable—. Ya ha sido suficientemente desconsiderado de mi parte que te haya abandonado después prometer que te ayudaría a conseguir un DJ; convertirme, además, en un obstáculo, me catapultaría oficialmente al primer puesto honorífico en la lista de peores amigas del planeta.
Su voz se quiebra y Aitana se lanza a abrazarla mientras sonríe con ternura, incluso en medio de todo su dolor, Valentina Carvajal antepone el bienestar de los otros al suyo propio.
—Le envié un mensaje a mi hermana Amelia, está encantada de encargarse de ello. Ya sabés que el gusto por el control es un gen en nuestra familia.
Una corta risa es evidencia suficiente de que su intento de animar a Valu no es un fracaso.
—No tengo cómo agradecerte.
—Pues me alegro; porque no hace falta, pulguita —y con un adorable toque en su nariz, vuelve a abrazarla—.
。*✧*。
—¿Entonces? Continuo esperando una explicación —afirma un Marco Casanova rayando en la cólera—. Puede que me esté comportando como un cretino últimamente, pero hasta los cretinos protegen a sus hermanitas menores de sus mejores amigos; así que, decime de una vez que son solo imaginaciones mías y que no rompiste el código al meterte con Carolina.
—Yo...
El cordobés apenas puede comenzar a tartamudear una explicación razonable cuando es interrumpido por el rubio:
—Gastón, más te vale que vayas en serio con ella porque estoy frustrado y no dudaré en proyectar toda mi furia sobre ti, de la forma más agresiva que se me ocurra.
El castaño despierta de su letargo al escucharlo hablar de confrontación física, eso es, definitivamente, algo que no necesita.
—Voy en serio con Caro, debés saberlo.
—¿Y por qué no me lo contaste?
—Tú mismo lo has dicho, has estado con el modo imbécil activado durante esta temporada. Tener un diálogo contigo sin mandarte al demonio es toda una proeza —Los dos recuerdan lo difícil que les ha sido comunicarse sin querer matar al otro en el último tiempo—. Quería tener tu aprobación antes de dar el siguiente paso.
—Pues perfecto, la tenés. Ahora pueden dejar de ser novios en secreto.
—No soy su novio.
—¿Cómo? ¿No me acabás de decir que vas en serio con ella?
—Sí, voy en serio, solo que aún no se lo he dicho.
—¿Y cuando pensás hacerlo?
Todos pensarán que fue Marco quien preguntó lo último, ¿o no?
Mas, ¡vaya sorpresa! Carolina Casanova está apoyada en el umbral de la puerta de la habitación de su hermano, muy entretenida con el rumbo de la conversación que atestiguan sus ojos y oídos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro