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03. «Cambios Radicales»


—¿Tan mal me veo? –—El chico recupera su posición vertical en un santiamén y enfrenta la cara graciosamente sorprendida de Valen—.

—Te ves guapísimo —suelta la chica sin ser verdaderamente consciente de sus palabras, víctima del efecto impactante de semejante transformación—.

Claudio siempre fue lindo, pero su “lindura” devenía de su aire inocente y afable. Sin embargo, de ese “aire” ya no queda ni rastro.

El nuevo Claudio luce arrolladoramente seguro, encantadoramente provocador y peligrosamente juguetón, rodeado de un halo sensual tan potente que podría provocar que tus piernas tiemblen con un delicioso cosquilleo. En fin, un shock de dimensiones intergalácticas para cualquiera.

—Gracias, me esforcé para ello —contesta el chico arremangándose la camisa hasta los codos y dejando al descubierto sus nuevos y tonificados brazos al mismo tiempo que un profundo sonrojo avergonzado colorea el rostro de su ingenua interlocutora—.

—Es decir, ya eras muy atractivo, sin embargo esto, esto es definitivamente un nuevo nivel —continua balbuceando la castaña que cree haberlo ofendido con su extraordinaria reacción—. 

—Tranquila Valu, te entiendo —Claudio se apiada de ella y detiene su verborrea colocando una palma en su hombro para transmitirle confianza—. Al menos no fuiste como Brenda, que sufrió un choque emocional de tal magnitud que luego se lanzó a darme una bofetada. Fue tan fuerte que si no es por el barbijo, la silueta de su mano seguramente hubiese quedado marcada en mi cara tal como en las caricaturas.

El castaño parece encontrarle algún tipo de extraña gracia al episodio violento del que fue víctima a mano de su amiga pelirroja, mientras Vale oculta una mueca desencajada tras su mascarilla a causa de la conmoción por los hechos narrados.

—¿Qué cosa?

—Justo lo que oíste, nos reencontramos luego de meses y mi mejor amiga me golpea —El chico se toca el pecho durante su queja, enfatizando el “dolor que habita en su alma”, provocado por la agresividad de Brenda. Luego recuerda su inoportuna llamada a medianoche y tuerce el gesto en reconocimiento a una antigua amenaza—. Aunque, para ser justos, ya me había advertido que lo haría si me atrevía a acercarme a ella hoy, así que, en parte, también es técnicamente mi culpa.

Después de todo: “guerra avisada, no mata soldado”

—Lamento eso.

—No tiene importancia —De cualquier modo, Claudio ya está adaptado a tener que lidiar con el mal humor violento de su mejor amiga—. Por cierto, ¿la has visto? Intenté seguirla, pero la perdí.

Mientras el castaño mueve la cabeza en busca de la melena distintiva de su objetivo, Valentina se desconcentra un segundo de la plática para finalmente leer el mensaje de Aitana que recibió hace cinco minutos perdiendo así el hilo de la conversación.

—¿A quién?

—Brenda.

—Verás es que… oh —Su expresivo rostro enseguida delata su contrariedad—.

—¿Ocurre algo malo?

En su texto, Aitana le cuenta que, luego de hacerse una nueva prueba la enviaron a casa porque seguía estornudando como si sus pulmones quisieran explorar las inmensas posibilidades del mundo exterior saliendo a través de su tráquea, pero que, una vez llegó a casa su sistema respiratorio volvió a estar en orden y que estaba disfrutando de un buen maratón de Gossip Girl a la par que comía uvas.

—Supongo que no —Teclea una respuesta amable y cariñosa antes de volver a verlo—.

—¿Querés venir a almorzar? Toda esta dinámica de “Persigue a Brenda” me ha dado apetito —Una corta risa brota de los labios de Valu y la simpatía habitual de Claudio la libera de sus preocupaciones—.

—Vamos.

。*✧*。

Aitana pone en pausa el tercer capítulo de la segunda temporada de su serie favorita cuando el tono asignado para Gastón, un fragmento de una de sus canciones preferidas del grupo musical Soda Stereo, comienza a resonar por todo su cuarto.

—¿Cómo te sentís? —Es lo primero que escucha de la boca de su amigo—.

—Perfecta —Su confiado y acostumbrado tono de diva disipan la inquietud del ojicafé—.

—Me alegro. Me asusté cuando Valu me contó lo que te sucedió.

—Sos un divino y te quiero mucho, pero no hay nada por lo que alarmarse, todo está en orden. De hecho, me acaban de enviar el resultado del test y como esperaba, dio negativo, así que mañana regreso a cumplir mi sentencia en la cárcel.

Gastón ríe por la abierta aversión de Aitana hacia la escuela:

—¡Que bueno entonces! —La rubia no está de acuerdo con la afirmación de su amigo y demuestra on una morisqueta de disgusto que su interlocutor jamás ve—. Será genial tenerte en el salón con eso de que Marco anda en sus días

—¿Qué ocurre con ese tonto ahora? Valu me contó que tuvo un comportamiento muy extraño con ella hoy. La pobre, estaba super ilusionada por verlo, menuda decepción.

—De verdad que lo lamento. Valentina es increíble aunque Marco está insoportable.

—Pues más le vale tratar bien a mi amiga porque acabo con él. No me importa en lo más mínimo que sea su novio, ni tu mejor amigo.

Gastón rueda los ojos con gracia por su amenaza:

—Bajá los puños boxeadora, todos sabemos que Valentina es tu pequeña protegida

—¿Es que no la has visto? Es una My Little Pony, ¡¿cómo no adorarla?!

—Te doy la razón.

Un extraño silencio se forma entre los dos, y crea un ambiente tan raro entre ambos que Aitana y su lengua carente de pelos no dudan en cortarlo de tajo:

—¿Qué querés decirme?

—¿Qué?

—Gastón, te conozco desde hace años. Sé que te preocupa mi salud, pero también sé que hay algo más que me querés preguntar. Soy rubia, no tonta —recalca jugando con un mechón de su lacio cabello dorado—.

—¿Qué sos? ¿Bruja?

—No te hagas el papel de payaso de feria porque no te queda y ¡contame de una buena vez! ¿Qué es eso tan confidencial que no parás de dar vueltas al tema?

—Pues… —El pelinegro se arma de valor para revelar su mayor secreto hasta la fecha, ese que ha estado carcomiéndolo las últimas semanas—. Puede que haya estado hablando con Carolina durante la cuarentena, y puede que me haya enamorado de ella.

La chica casi se atraganta con una uva y tose escandalosamente antes de exclamar:

—¿Cómo decís que dijiste?

。*✧*。

—Es imposible… —Brenda se reprende a sí misma por la dirección en la que maquina su cabecita—.

«Dios, ¿cómo puedo tener este tipo de pensamientos? Es Claudio, es un asco total. El chico más torpe, bruto e inútil en el planeta. No puedo pensar en lo hermosos que son sus ojos, mucho menos en lo bien que le queda el uniforme desde su “transformación” de fideo a fisiculturista”», declara en su mente confundida.

La pelirroja toma una almohada y cubre su rostro para ahogar su siguiente grito de frustración:

—¡NO!

。*✧*。

—Repetí, repetí, que no entendí. ¿Cómo que estás enamorado de Carolina? ¡Pero si es la hermanita de Marco!

—Ya lo sé.

—¿Que los chicos no tienen un código estúpido acerca de no meterse con la hermana de un amigo?

—Pues sí, lo hay.

—¿Entonces?

—Entonces nada, que me gusta Carolina y sé que le gusto también. El problema es no tengo idea de qué hacer al respecto.

—Vos lo has dicho: se gustan. ¿Cuál te parece el próximo paso más lógico, tontito?

—¿Pedirle que sea mi novia?

Aitana aplaude ante el obvio acierto de Gastón:

—Punto para ti.

—Pero, ¿qué hay de Marco? Ya viste que anda con un humor de perros pero sigue siendo mi amigo y me importa lo que piense, no puedo avanzar sin su aceptación

—Hombres… —Aitana se encoge de hombros y blanquea los ojos antes de tomar otro fruto violeta—.

。*✧*。

¿Cómo seguís? —Valentina se apresura a saltar al lado de su mejor amiga rubia para asegurarse de su bienestar físico—.

—¿No me ves enana? —Aitana acaricia su cabello marrón como si fuera su pequeña mascota y le sonríe—. Sana como siempre, por desgracia —A pesar de murmurar lo último la chica con la “v” en el nombre lo oye perfectamente—.

—Dejá de decir esas cosas por favor, me ponés nerviosa.

Aitana niega por la pureza, en ocasiones divertida y exagerada de su mejor amiga, antes de ver algo que la impresiona.

—Ya dejalo pulguita, y ahora decime: ¿quién es ese guapo de allá? —No duda en señalar discretamente al apuesto chico, receptor de sus miradas—. ¿Nuevo o de intercambio?

—Ni lo uno, ni lo otro, ese que ves allá es Claudio.

—¿Perdón?

La rubia reacciona con tal súbito que varios en el pasillo se le quedan viendo unos instantes, e incluso logra sobresaltar a su acompañante:

—Sé que el cambio ha sido brutal, sin embargo, su carita de ángel es la misma. Fijate bien.

—Pues sí, ahora que lo decís tenés razón —Aitana le hace un rápido escaneo a la nueva y mejorada versión de Claudio antes de soltar su veredicto sin pudor—. Está buenísimo.

—¡Aitana! —un poco más y Valentina se tapa los oídos como niña de seis años por la lascividad del comentario de su amiga—.

—¿Qué? ¿Es cierto? No me digas que no opinás lo mismo.

Valu no demora en escudarse con el primer argumento que cruza su cabeza y que para ella, más que un argumento, es un mandamiento sagrado escrito en piedra por la mismísima mano de Moisés:

—Tengo novio.

—Pero seguís teniendo ojos, y los ojos se hicieron para ver —insiste su amiga sin una pizca de inhibición y una sonrisilla traviesa—.

—Agh, ¡estás feliz! ¿Quién arruinó mi día? —Valentina suelta un minúsculo suspiro de alivio por la intervención de Brenda, sabe que a continuación lo más probable es que se desate una de las comunes peleas entre sus mejores amigas, aunque prefiere eso a admitir algo que considera indecoroso—.

—Tu amiguito Claudio —Aitana no tiene tacto a la hora de revelarle la causa de su felicidad a su amienemiga—.

—¿Claudio? Jamás te detuviste ni un segundo para ver a Claudio —Brenda se denota realmente confundida por el repentino interés de la “urraca oxigenada”, como le fascina llamarla en su mente, por su mejor amigo. Esa repentina atención simplemente carece de sentido—.

La rubia le sonríe socarrona y se esfuerza por emplear un tono especialmente lujurosio en su respuesta, con el único propósito de hacer que la pelirroja pierda la paciencia:

—Eso fue antes de que se pusiera más ardiente que el Sol en verano.

—¡Aitana! —Pero con lo que no contó fue con el gen extremadamente puritano de Valentina, quien fue el foco de la sobreactuación en esta ocasión, ganándose así a pulso, otra vez, una que otra mirada de quienes atraviesan los corredores rumbo a sus respectivos salones—. ¿Podrías detenerte con eso?

—Lo que digas, tengo clases. Te veo luego pulguita —Nuevamente sacude el cabello de la castaña—. ¡Púdrete amargada!

La dedicación de su tercer dedo no pasa desapercibida para Brenda quien no tarda en enviarla a un sitio que Aitana definitivamente amará:

—¡Vete a la mierda!

—Nunca van a cambiar —Valentina habla para sí misma en voz alta antes de negar derrotada por la conflictiva actitud de sus amigas—. ¿Vamos con Claudio? Tenemos Ciencias Sociales juntos —propone rápidamente y ubica a “Claudio 2.0” conversando con otro par de chicas—.

—Mejor dejémoslo por su cuenta, parece bien acompañado y no me gustaría molestarlo.

Valu frunce ligeramente el ceño por el extraño deje en la voz de la chica de cabellos en llamas, sin embargo, no le da muchas vueltas y decide dejarla en paz:

—Como quieras.

Ambas se encaminan a paso estándar hacia el salón en el que recibirán su próxima clase. Brenda no tarda en notar que su única amiga anda medio decaída, o eso alcanza a percibir por la forma en la que luce meditabunda mientras contempla sus zapatillas deportivas celestes al caminar.

—¿Te sentís bien? No te ves muy animada hoy.

—¿Perdón? —En efecto, la atención de la menor de las dos no está precisamente en un lugar cercano a la Vía Láctea, el asunto de Marco aún ronda su cabeza y no le permite concentrarse del todo en el presente—.

—No tenés tu espíritu deslumbrante hoy al máximo, ¿verdad? Estás bien, pero no con ese toque alegre y radiante que te hace ser justamente vos.

Valentina ríe cortamente por la precisa descripción de Brenda de lo que su novio ha bautizado como su: “chispa”.

—Lo siento, es que el tema “Marco” ocupa mi cabeza a mil.

—¿Ocurre algo malo entre ustedes?

—No es que ocurra algo malo, es que simplemente no ocurre nada —Brenda enarca una ceja por esa rara explicación—. El problema es que apenas me dirige la palabra, y cuando lo hace tiene un tono hostil que jamás había escuchado antes en él.

—¿En serio? Es inusual. No te mentiré, siempre creí que Marco Casanova, era justo como lo indica su apellido: un patán con el ego por la nubes y su patético acto de “pibe canchero”. Aunque, admito que contigo lucía diferente, una lástima.

—¿Qué querés decir?

—Algo en su expresión se suavizaba cuando interactuaban, se veía más real, humano. Ese Marco podría haber llegado a agradarme.

—En ese caso, conseguiré que regrese, y te obligaré a conocerlo.

Por un instante, la castaña recobra su actitud positiva y contagiosa de siempre y Brenda rueda los ojos por la que ella cree la más baja y cruel de las amenazas, aunque secretamente se alegra del ligero cambio positivo en el semblante de su acompañante.

—Como sea, continúo pensando que todo ese drama del amor y las relaciones es un completo fiasco. ¿Qué cosa tan mágica puede suceder que os haga perder la cabeza de ese modo? Es ilógico.

—No lo entenderás hasta que te suceda en carne propia, sin embargo, intentaré recrearlo para ti —Valentina se detiene para transportarse mentalmente a uno de sus momentos favoritos junto a su actual novio y describir lo mejor posible las sensaciones que la embargan bajo la atenta mirada perspicaz de una pelirroja bastante escéptica—. Cuando estás junto a la persona que querés, es como la escena de una película en cámara lenta, donde el resto de las personas a vuestro alrededor se difuminan y simplemente desaparecen.

De solo recordar todos esos momentos con el chico que ama, su corazón se acelera y sus ojos brillan.

—Ah, pero yo conozco esa película —Las cejas de Valen se fruncen profundamente—. Se llama Avengers: Infinity War.

—¿Qué? —El rostro de la castaña se frunce considerablemente por el comentario de su amiga e incluso podría jurar que su mandíbula casi choca con el suelo—.

—Y dejame decirte que la película terminó bastante mal, ¡ya entendí la relación!

—¡Brenda!

Nota de la autora: Dato curioso: el primer borrador que escribí de este capítulo tenía 2020 palabras exactamente, mismo número del año en que se desarrolla la historia.

¿Coincidencia? No lo creo :)

¿Brujería? Tal vez ;)

¿Nos vemos en el próximo capítulo? De seguro :D

¡Hasta pronto!

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