Capitulo 29
—Despierta, Tammy. Tenemos que hablar.—dijon una amorosa voz.
Tam abrió los ojos con lentitud, se sentía ligera y renovada. Se incorporó en lo que parecía ser un jardín cubierto de hojas secas y miró a la persona frente a ella.
Era exactamente igual a Tam, solo que unos años más adulta. Sonrió con ternura a la chica y esta se levanto de golpe, abrazandola con fuerza.
—Estas tan grande, mi pequeña.—besó su cabello.—Eres tan bonita y fuerte...tan lista...estoy tan orgullosa de ti y de tu hermano.—acuno el rostro entre sus manos con los ojos llorosos.—también de tu padre.—admitió
—¿Donde estoy? ¿Morí?—pregunto Tam mirando a su alrededor.
—Eh...pues sí y no. Pero eso lo descubrirás luego, mientras tanto, tengo que aprovechar estos momentos para encargarte algo.—dijo tomandola de las manos.
—¿De que se trata?—pregunto Tam.
—¿Has escuchado hablar sobre los Horrocrux?
Tam abrió los ojos y asintió.
—Es magia muy oscura y en lo personal...bastante peligrosa y no vale mucho la pena, quien lo hace suele perder la razón.
Amelie asintió y tomadas de la mano caminaron por el sendero.
—¿Por qué me has preguntado sobre los Horrocrux?—pregunto Tam.
—Antes de contestar esa pregunta, debo mostrarte unos recuerdos. ¿Lista?
—¿Importa si no lo estoy?—enarco una ceja y Amelie río.
—No, no en realidad.
Se aparecieron frente a un enorme edificio "Orfanato Wool" decía en letras grandes.
—Aquí vivi junto a Tom despues de que nuestros padres murieran. En ese entonces yo tenía cuatro años y el seis.—explicó Amelie.
—Entiendo.—dijo Tam y vió como dos niños que reconoció como su madre y su tío, salian por las puertas del orfanato, tomados de la mano.
Los siguieron hasta el jardín trasero del lugar donde de pronto, la pequeña Amelie soltó un grito de terro y el pequeño Tom rapidamente corrio a colocarse frente a ella. Una serpiente se alzaba peligrosamente ante ellos.
—¡Detente!—ordenó el niño en lengua parsel y la serpiente se fue.—¿estas bien, cielo?—pregunto preocupado, abrazando a su hermana.
—Si...gracías Tommy.—beso su mejilla.
—¿Cielo?—pregunto Tam a su madre.
Amelie sonrió con tristeza y respondió:—Tom me llamaba así porque decía que el cielo estaba en mis ojos.
Contemplaron a los pequeños hermanos abrazarse un rato, hasta que Amelie suspiro y tomó la mano de su hija, apareciendose ahora en Hogwarts, en el patio de la escuela, frente a cuatro chicos que Tam reconoció como James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew en sus versiones más jovenes.
—Dile que tiene unos ojos preciosos y en cuanto sonría le pides que salga contigo, ¿de acuerdo, canuto?—pregunto James sujetando de los hombros a un nervioso Sirius.
—Tu puedes, Siri.—dijo Remus y Peter sonrió.
—Yo puedo.—repitió Sirius y camino hacía dos chicas.
Tam reconoció a su madre, quizá en su cuarto año, iba acompañada de una chica mayor que ella de cabellos castaños y ojos negros.
—¿Necesitas algo, Sirius?—pregunto la joven Amelie.
—Yo...yo...—tartamudeo nervioso.
—¿Tú?—enarcó una ceja y su amiga ahogo una risa.
—Yo...tengo unos ojos preciosos...
—...
—...
—¿Felicidades?—enarcó una ceja, notablemente divertida.
Sirius se puso rojo de verguenza y huyo de ahí, siendo perseguido por sus amigos. Las chicas rompieron en risas y la amiga de Amelie hablo:
—¡Eres cruel! ¡Sabes que le gustas a Sirius!
—Lo sé.—río.—pero es divertido verlo nervioso por hablarme, admitelo.—dijo y ambas volvieron a reír.
—Cielo.—llamó una voz a sus espaldas.
Ambas chicas voltearon, así como Tam y su madre. Se trataba de Tom Ryddle, joven y atractivo. Este dirigió una encantadora sonrisa a la amiga de su hermana, quien se sonrojo y despues miró nuevamente a su hermana.
—Te deje tu tarea de trasnformaciones en mi cuarto, cuando la necesites puedes buscarla ahí.
—¡Gracias, hermanito hermoso!—exclamo la joven Amelie, lanzandose a abrazar y besar en la mejilla a su hermano mayor.
—Nos vemos luego.—dijo a la amiga de su hermana y se fue.
—Dios...—murmuró la chica, recargandose en la pared, completamente roja.
—Maia, ¿cuando le dirás a mi hermano que lo amas?—cuestionó la joven Amelie y Tam gimió de asombro.—Literalmente ambos se desviven por el otro ¡Y ni se hablan!
—No puedo hacer eso, como tu has dicho, nisiquiera hablamos.—suspiró pesadamente.
La escena cambio y ahora se encontraban en un pasillo solitario, donde Amelie miraba feliz a su hermano.
—¿Al fin le dirás que la amas?—pregunto emocionada y Tom asintió con una sonrisa.
—Maia Volant es lo que más me importa en este mundo, a parte de ti, cielito. Le dire despues de la cena.—Aseguró y Amelie lo abrazo emocionada. Grande fue su sorpresa al ver la capa del director Dumbledore pasar por otro pasillo.
—Dumbledore los espiaba.—dijo Tam y su madre asintió.
La escena cambio nuevamente, ahora se mostraba a Tom saliendo del Gran Comedor y siendo llamado por el profesor Dumbledore.
—No se lo que planeas, Tom.—dijo con seriedad.—pero ya me estoy encargando de ti.
—¿Nunca le han dicho que tiene delirios de persecución, profesor?—cuestiono enarcando una ceja en alto.—No tiene pruebas de nada, así que pudrase.
—Todos tenemos una debilidad, Tom.—dijo con una sonrisa— todos, incluso si no estamos junto a ella.—dicho esto se fue.
El joven Tom Ryddle tardó un poco en asimilar sus palabras y rapidamente corrió hacia el lugar donde le dictaba su corazón. Llegarón a la torre de Astronomía, donde yacía el cuerpo ensangrentado de Maia Volant.
—Maia...no...—murmuro horrorizado, tomandola entre sus manos.
—Tom...yo...—murmuró suavemente con lagrimas en los ojos.— te amo...—confesó y Tom sintió un nudo en la garganta.
—Te prometo que algún día estaremos juntos...prometo crear un mundo donde podramos vivir felices...—aseguró Tom llorando.
Y Maia Volant falleció.
Regresaron al jardín cubierto de hojas secas. Tam miró a su madre, quien lucía el mismo rostro inexpresivo que ella, pero con sus ojos azules llenos de lagrimas.
—Dumbledore siempre desconfió de mi hermano, incluso cuando el no hizo nada. Le temía al enorme poder que Tom siempre tuvo, por eso mismo cuando lo escucho decír que amaba a Maia, no dudo en asesinarla y hacer parecer que fue un suicidio. Tom no volvió a ser el mismo y como pudiste comprobar, se prometió crear un mundo donde pudieran estar juntos, pero antes tendría que gobernar dicho mundo.
—Y se convirtió en Voldemort.—dijo Tam y Amelie asintió.
—Vamos, aún faltan unos recuerdos.—se tomaron de las manos y aparecieron en Grimmauld Place.
La figura de Amelie se mostraba sobre una cama, completamente sudada y cansada. El elfo domestico Kreacher la atendía y de pronto, dentro de la casa, apareció Voldemort.
—¿Estas bien, cielito?—pregunto él.
—Lo estoy, aunque tu luces como la mierda.—respondió con una sonrisa burlona.
—Mi hermano nunca me ataco, incluso cuando sabía que yo también estaba en su contra.—explico Amelie a su hija.—Los Ryddle no nos atacamos entre sí.
Voldemort se acercó a su hermana, quien cargaba dos bultos entre sus brazos. Un precioso niño y una hermosa niña.
—¿Cómo se llamarán?—pregunto Voldemort con curiosidad.
—El es Regulus Alphard Black.—señalo al bebé.
—¿Y ella?—pregunto señalando a la niña.
La Amelie más joven sonrió.—Tam...Tam Maia Black.—contestó.
—¿Maia?—pregunto Tam sorprendida.—siempre creí que me llamaba Merope, como mi abuela.
—Maia...—susurro Voldemort acariciando el rostro de la bebe, quien río contenta ante su tacto.
—Serás el padrino, no es pregunta.—dijo Amelie y Voldemort asintió.
La escena cambió y nuevamente estaban en Grimmauld Place, pero esta Amelie se mostraba casi de la misma edad que su madre. Estaba parada protectoramente frente a la cama donde sus hijos estaban, encarando a Albus Dumbledore.
—Tocale un solo pelo a mis hijos...y te juró que nadie te salvara de lo que te hare.—aseguró friamente.
—La niña es un peligro.
—Tú eres un peligro, idiota.—masculló friamente.—Ahora largo de mi casa.
—Dumbledore supo de tus habilidades y quiso deshacerse de ti. Claro que no se la deje facil.—sonrió su madre y aparecieron ante el último recuerdo.
Voldemort contemplando el cuerpo asesinado de su hermana. Retrocedió incredulo, con los ojos llenos de lagrimas y rapidamente se agacho, acariciando el rostro de su hermana.
—No...cielito...tu no, por favor....¡No!—grito furioso consigo mismo.
Besó la frente de su hermana y con pesar se acercó al cunero, en cuanto quiso cargar a su ahijada, la pequeña bebé Tam lo calcino.
Regresaron al jardín.
—Tu eras muy pequeña y mi hermano estaba debil, esa pequeña explosión magica tuya fue suficiente para deshacerte de el.—explico su madre.
—Si Maia esta muerta...¿cómo es que es mi madrina?—pregunto confundida.
—Cuando aún vivía hicimos un juramento de que seríamos las madrinas de nuestras hijas. El juramento funciona incluso si ella ha muerto.—sonrió tristemente y Tam asintió.
—Mi tío es así de horrible porque dividió su alma en horrocrux, ¿cierto?—Amelie asintió.—¿cuantos?
—Siete.—respondió y Tam jadeo.—Conozco cada uno de ellos por que los investigue. El primero es el anillo de los Gaunt, esta en nuestra bobeda de Gringotts. Despues esta el diario, pero ese ya lo destruyeron. La copa de Helga Hufflepuf, esta en la cámara de los Lestrange. El guardapelo de Salazar Slytherin lo tiene una mujer del ministerio llamada Dolores Umbridge. La diadema de Rowena Ravenclaw esta en la sala de los menesteres. Nagini, su serpiente maledictus es una también. Esa es dificil pero a la vez no tanto, siempre estan juntos. Por último, Harry Potter es un horrocrux, pero fue por accidente, solo hace falta que una vez que los Horrocruxes esten destruidos, el lo mate, así podrá ser liberado.
—Y me supongo que esperas que sea yo quien busque los horrocrux. ¿Cierto?—enarco una ceja y su madre asintió.
—Se que es dificil, pero necesario. Ahora, quiero decirte que te amo y que estoy sumamente orgullosa de la persona en la que te has convertido.—sonrió acariciando el rostro de su hija.
—Eso suena a despedida.—dijo Tam.
—Es porque lo es. Te amo, Tam. Por favor, dile a Regulus y a Sirius que los amo.
—Te amo, mamá. Desearía que hubieras estado más tiempo con nosotros.—sonrió con lagrimas en los ojos.
—Oh, cariño. Yo siempre he estado ahí, en los buenos y malos momentos.—río entre lagrimas.—No creas que han sobrevivido por suerte.
Tam río y entonces, nuevamente fue consumida por la oscuridad.
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