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Capitulo 26

—Se que son una familia sangre pura, pero tengo entendido que desaparecieron hace años.—dijo Theodore con seriedad.

Terminado el Baile de Navidad y una vez Tam estuvo de regreso en su sala común, se colo en la habitación de sus amigos y los espero ahí para contarles acerca de su descubrimiento.

—¿Cuanta probabilidad hay de que esta Maia sea la misma que nombro tu madre como tu madrina?—pregunto Blaise colocandose la pijama.

—Considerando que sale justo debajo del nombre de mi tío, yo diría que muchas.—respondió Tam.

—Puedo intentar investigar en los libros de mi familia.—dijo Draco.—podría pedirle a mi padre que me envie algunos titulos de familias sangre pura. No le sorprenderá, la verdad es que si me gusta leer sobre ello.—admitió encogiendose de hombros.

—Yo hare lo mismo.—dijo Theodore.

—Y yo les dare mucho apoyo moral.—sonrió Blaise, pues al ser Italiano no tenía mucho conocimiento sobre familias sangre puras de Inglaterra.

—Bien, yo hare lo mismo en la biblioteca de la escuela.—dijo Tam levantandose de la cama de Draco.

—¿Porque no te quedas a dormir?—pregunto Theodore, tomandola del brazo.

—Estoy cansada y prometí contarle a Daphne sobre mi noche. Descansen, chicos.—Tam salió de la habitación y Blaise fulminó con la mirada a Theodore.

—¿Qué?—lo miró confundido.

—Nada.—dijo Blaise acostandose en su cama.

No podía decirle a nadie sobre el enamoramiento de Tam. Sabía que era lo correcto.

(....)

La felicidad que sintió Tam durante el baile se había esfumado, ahora lo unico que sentía era mucho estres. Llevaba cerca de tres meses pasandola encerrada en la biblioteca todos los días. Incluso la tercer prueba ya había pasado, quedando Harry como vencedor por salvarla cuando estaba inconsciente en el lago negro. 

No habían conseguido ni un poco de información sobre los Volant y Tam ya estaba perdiendo la esperanza de encontrar algo. Fastidiada y aún envuelta en el hechizo desilusionador, se levanto del suelo de la Sección Prohibida, a la cual entró sin permiso y haciendo uso de sus habilidades magicas, y camino hacia la salidad. Sin querer, tropezo con una de las columnas y un libro cayó al suelo.

Tam lo hubiera ignorado con facilidad, si no fuera porque este parecía expulsar mucha pequeñas estrellas brillantes y que Tam reconoció el libro como uno muy antiguo y peligroso:

"El Gran Libro de las Realidades"

Lo pensó seriamente y tentando a su suerte, se lo llevó.

Una vez estuvo en la seguridad de su habitación, cerro las cortinas de su cama y lo abrió:

"Mi nombre es Helga Hufflepuff, una de las grandes fundadoras del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Se me conoció por ser una bruja de la luz. La mas alegre y feliz de mis amigos. Por ser la más perseverante y leal. 

Pero eso no siempre fue así.

Si tu, querido lector, tienes la dicha de leer este libro que muchos han deseado tener y que muchos otros creen que es un mito, te ofrezco la posibilidad de un momento de terapia.

En algún lugar del universo, hay gente como tú. 

Pero en este caso, hablaremos de otras realidades.

¿Estas dispuesto a continuar?"

Tam cerró el libro abruptamente. Conocía los rumores sobre el. Gente que había viajado a un lugar en el limbo, conociendo personas de otras realidades alternas. Un tema bastante controversial, pero que al parecer era verdad. Tenía la prueba fehaciente de ello entre sus manos. 

Ese libro era un alma de doble filo, no era que te enviará a tu otro yo de otra realidad, no, te mostraba un lugar en el limbo donde te encontrarías con gente que hubiera pasado por situaciones similares.

Por ejemplo, en otra realidad quizá alguien más se haya enfrentado a Voldemort o quizá sea familiar de el, por eso podría encontrarlos en el limbo.

Tam mordió su labio inferior con nerviosismo, ¿que debía hacer?...volvió a abrirlo:

"Nací en el siglo X, bailando y corriendo por los hermosos y amplios valles de Gales. Provengo de una familia de magos oscuros y siempre me gusto practicar las artes oscuras, por lo que, cuando mi gran amigo Salazar Slytherin, me ofreció fundar un Colegio junto a Godric Gryffindor y Rowena Ravenclaw, acepte sin dudarlo.

Pero antes de eso...debo mencionar que no siempre fui tan amable y leal.

Porque antes de serlo, fui grosera, malcriada, traicionera y doble cara. Lo admito. No fui la mejor persona.

Pero incluso si la gente no te perdona, todos tenemos derecho a cambiar y ese fue mi caso. 

Provengo de una familia de magos oscuros, como ya lo dije anteriormente, pero lo que no mencione es que era violada por mi propio padre. 

Fue la epoca más dura, cruda y cruel que pude pasar y eso mismo provoco en mi un odio hacía el mundo y hacía mi misma.

Buscando escapar, cree el ritual que estas a punto de conocer, querido lector, esperando que me enviara a una realidad donde yo pudiera ser completamente feliz, libre y poder iniciar de nuevo.

Y aunque mi ritual no salió como yo esperaba, al menos si que me permitió iniciar de nuevo.

¿Estas listo para intentarlo?"

Tam volvió a cerrar el libro y negó con la cabeza. Si algo salía mal podía incluso terminar muerta. No valía la pena arriesgarse por tan poco. 

Definitivamente no valía la pena.

Ella no era tan suicida.

(...)

En aquellos momentos, Tam Ryddle pensó seríamente que si le hubiera insistido un poco al sombrero, quizá si pudo haber quedado con Regulus en Gryffindor y tener una feliz y Gryffindoresca vida con puntos gratis de parte de Dumbledore, permisos para Quidditch desde primer año y encuentros anuales con Voldemort.

Porque absolutamente lo que estaba haciendo en esos instantes era lo más ridicula y estupidamente valiente que había hecho jamas.

Había seguido al pie de la letra las instrucciones y ahora se encontraba ahí, rodeada de muchas velas, incienso y otros objetos más. Decidió hacerlo en la famosa y a la vez desconocida Sala de Menesteres, por lo que, rezando y encomendandose a todos los grandes magos de la historia, pronuncio las siguientes palabras en latín:

Cupio cognoscere aliam remsinit consequi eamcara universumme facere


Sintió un fuerte tirón en su estomago y un dolor se instaló en su pecho. Sintió que el aire le faltaba y no pudo abrir los ojos durante un rato. 

De pronto, abrió los ojos y tomo una enorme bocanada de aire, mirando desorientada a su alrededor. Estaba en una especie de prado muy bello, rodeado de muchas flores y con grandes abetos. 

Una muy hermosa mujer apareció frente a ella, tenía el cabello rizado, rubio platinado. Sus ojos tenían heterocromía, el derecho de un profundo gris y el izquierdo de un claro azul.

—Bienvenida.—sonrió de lado y extendio una mano, ayudandola a levantarse.—¿Nombre?—pregunto 

—Soy...Tam...—respondió con dificultad, desorientada.

—Bueno, mucho gusto, Tam.—sonrió la mujer.—Mi nombre es Elizabeth, Elizabeth Hydra Grindelwald.
























¿Acaso no lo vieron venir?



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