
Capitulo 23
Los primeros dos meses de clases fue lo que seguía de tormentosa, a inicios del mes de octubre se realizó el evento de: El Torneo de los Tres Magos, donde dos escuelas invitadas, Beauxbatons y Durmstrang, participarían también. En cuanto escucho de dicho torneo, Tam sabía que no tendría un año tranquilo, aunque ya se había resignado a nunca tenerlo. Sus mayores temores se confirmaron cuando del colegio Hogwarts, Regulus Black y Harry Potter salieron electos.
A partir de ese momento las cosas se pusieron dificiles. Nadie hablaba con ambos Gryffindor y todas las casas se burlaban de ellos, en realidad, incluso su gran amigo Ron los ignoraba. Por otra parte, Harry había solicitado la ayuda de Tam y Hermione para la primer prueba, la cual resulto ser nada más y nada menos que Dragones.
Tam no tuvo oportunidad de relajarse en ningun minuto. Accedió ayudar a Potter por lo que todos sus momentos libres, ella junto a Granger investigaban durante horas mientras que Harry y Regulus entrenaban.
Ahora mismo se encontraba caminando rumbo a su clase de pociones y gruño con la escena frente a ella.
Luna Lovegood parada de puntitas besando timidamente a un sonriente Theodore Nott.
Ella lo entendió en ese preciso instante. Entendió que el amor no era para todos.
Tam lo admitía, eran una buena pareja. Theodore con su aura tan oscura y Luna con su aura tan brillante. Parecían una pareja sacada de una de esas ridiculas y romanticas novelas muggles.
Apreto tanto los puños que sus uñas se enterraron en las palmas de sus manos. Sintió la sangre aflorar de sus heridas y una mano se poso sobre una de sus manos. Volteó abruptamente, encontrandose con unos preocupados ojos negros, los cuales viajaron de su rostro a su mano, y de su mano a la pareja frente a ellos.
—Ya veo...—susurró.
Tam intento alejar su mano pero el no la dejo. Sujeto ambas manos de Tam entre sus manos, deshizo los puños de la chica y beso sus nudillos con ternura mientras con otra mano acariciaba su mejilla. Ella lo miro con tristeza, no necesitaba fingir sus sentimientos con el.
—¿Cuando...?—pregunto el.
—Nunca fuimos nada...pero siempre hubo algo...—musitó en voz baja.—Vamos a clase, Blaise.—dijo deshaciendose de su agarre.
—Tam...
—A clase.—interrumpió entrando al salón.
Durante las clases se sentó en la misma mesa de siempre, rodeada de sus tres amigos. Draco, en voz baja, les contaba emocionado como es que había invitado a salir a Astoria Greengrass, la pequeña hermanita de Daphne que era un año menor que ellos y el como irían a una cita doble con Theodore y Luna.
—Blaise no se queda atrás.—se burló Theodore.—tengo entendido que estas saliendo con Pansy, ¿no es así?
—Si.—asintió con una sonrisa de orgullo.—Al fin acepto salir conmigo.
—¿Y tú, Tam? ¿Te interesa alguien?—cuestiono Theodore con una sonrisa.
—Termine, profesor—dijo Tam ignorando la pregunta con rostro indiferente. Blaise la miro preocupado.
El profesor Snape se acercó, reviso la poción y sonrió de lado.
—20 puntos para Slytherin. Puede retirarse, señorita Malfoy.
Tam no miró a ninguno de sus amigos, simplemente tomo sus cosas y salio rapidamente del salón. Camino durante largo rato hasta llegar a la torre de astronomía donde se detuvo abruptamente al ver que ya había alguien más ahí.
—¿Tam? ¿Te hicieron daño?—pregunto Harry rapidamente tomandola con cuidado por los hombros.
—¿De que hablas, Potter?—pregunto con el ceño fruncido y el la miró confundido.
—Bueno...estas llorando.—respondió y entonces ella se sorprendió.
Toco sus mejillas notando como estaban empapadas por gruesas lagrimas que aún descendían de sus ojos.
—Yo...no se...que me pasa...—susurro y revolvio su cabello.
Harry Potter contemplo anonado a la chica frente a el, no se parecía en nada a la joven y fuerte Tam que se había ido de Grimmauld Place a inicios de las vacaciones. Esta Tam estaba mucho muy delgada, tenía las ojeras marcadas, las palmas de las manos lastimadas y sus ojos lucían realmente opacos y sin brillo, cosa sorprendente considerando que eran de un azul brillante.
El no había tenido oportunidad de verla despues de que su nombre saliera en el caliz, puesto que estuvo ocupado entrenando con Regulus, pero aún en ese entonces ella se veía mal, pero no tanto como ahora. Su mejor amiga, Hermione, le había informado del cambio en Tam, quien ahora era más cerrada y Hermione juraba que no la había visto tomar ni un solo alimento durante las horas de comida.
—Tam...dejame ayudarte.—ofreció con seriedad y el rostro de Tam se endureció.
—Se levantarme sola, gracias. —dijo friamente.
Harry sonrió calidamente.
—Esta bien no sentirse bien, Tam. Y se que tu puedes hacer cualquier cosa sola pero...eras solo una niña en ese entonces, cuando no tenías el apoyo de nadie. Tuviste que hacer las cosas sola siempre, pero ya no. Tienes amigos y si no puedes ir con ellos...siempre puedes venir conmigo.—se sonrojo.—se que no somos amigos, pero estaré aquí. Se lo que sientes.—sonrió con tristeza—se que hay días en donde no sientes nada, pero al mismo tiempo lo sientes todo.
Tam lo observo fijamente. Nunca se molesto en colocarle una etiqueta a su "relación" con Harry Potter, pero debía admitir que el chico era menos idiota de lo que muchos lo consideraban. Se tuvo que recordar que el también fue una victima del destino así como ella.
—Gracias, Harry. Lo tomare en cuenta.—dijo con suavidad.
Paso el resto de la tarde con el-niño-que-vivio en la torre de Astronomía. No hablaron realmente sobre algo, simplemente estuvieron ahí, contemplando el cielo y sintiendo la brisa. En algún punto, Harry le contó cosas de su infancía: el como sus tíos lo encerraban en la alacena y consecuencia de ello sufría claustrofobia. Como sus tíos no le daban más que sobras para comer pero lo obligaban a verlos comer sus banquetes. Los golpes sin sentido, el odio irracional a su persona, las mentiras sobre sus padres, el bullying que recibía de sus primos y sus amigos, su temor de los perros debido a que la tía de su primo le lanzaba a sus bulldogs furiosos.
Tam escuchó en silencio y hizo algún comentario sobre lo genial que sería lanzarles un crucio, pero fuera de ello, no pudo evitar pensar lo fuerte que era Harry Potter. Solo era un niño, solo en un mundo completamente nuevo, sin conocimientos o conocidos, ella y Regulus al menos conocían su historia, pero el nisiquiera eso.
Ellos al menos vivieron en un orfanato estricto, pero con tres comidas al día y nada de golpes. Pero no Harry.
Y Tam no pudo evitar pensar la tristeza que el pudo pasar o que debe estar pasando, especialmente ahora que lo ignoraban por el torneo.
Suspiró pesadamente. Ambos estaban jodidos, pero el supo como sobrellevarlo a diferencia de ella.
Tam no estaba sola, pero se sentía sola, y lo unico que quería...era morir.
Ya estaba harta de todo.
Ella solo quería vivir con su padre, recibir amor, esforzarse en los estudios, divertirse con sus amigos y salir con el chico que le gustaba.
Pero no, aquí estaba. Viviendo en casa de su mejor amigo, viendo al chico que quería con una chica maravillosa y completamente contraria a ella, estresada por los estudios y con el presentimiento de que este torneo terminaría muy mal.
Tam se dió cuenta que estaba en depresión, en un oceano de tristeza donde se estaba ahogando...y quizá era momento de empezar a nadar.
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