ADVERTENCIA: Los siguientes capitulos de este cuarto acto tendran contenido sensible respecto a temas de Trastornos de salud mental a los que debe darse su debida atención sin minimizar los problemas de cada uno. 

Para todos mis lectores, si tu alguna vez te sientes perdido, recurre a alguien de tu mayor confianza o incluso sientete en confianza de mandarme mensaje al respecto.

No estas solo.

Sin mas que decir, inicia el episodio...

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El expreso de Hogwarts se mostraba majestuoso y reluciente en la estación 9 3/4 donde todos los alumnos eran despedidos por sus padres. Hubo un momento de asombro cuando aparecieron los Malfoy, todos rubios y con una nueva integrante: Tam Malfoy, quien resaltaba con su cabello negro y caminaba con la barbilla en alto envuelta en una elegante capa negra con el emblema dorado de la familia Malfoy. 

Los Malfoy acompañaron a sus hijos hasta la entrada del tren, donde se despidieron de ambos con un beso en la mejilla. Tam y Draco caminaron hasta llegar al último compartimiento donde dentro ya se encontraban Blaise y Theodore, este ultimo junto a una rubia de rostro amable.

Tam frunció el ceño.

—Hola, chicos.—saludo Theodore con una sonrisa y señalo a la chica a su lado.—Ella es Luna Lovegood. Mi novia.

Y en ese momento, Tam sintió un enorme vacio.

(...)

Tam salió del compartimiento con la excusa de que necesitaba ir al baño. Una vil mentira puesto que en realidad lo unico que necesitaba era no ver a Theodore con su nueva y adorable novia.

Para cuando llegó al baño, entró al de mujeres sin ver si había alguien dentro y se miro en el espejo del baño. A simple vista pudo reconocer que no quedaba absolutamente nada de aquella niña que llegó hace cuatro años a Hogwarts con aquel brillo de inocencía en sus ojos.

Su cabello estaba perfectamente peinado, con sus rizos cayendo preciosamente sobre sus hombros. Sus ojos azules, rojos por contener el llanto, no brillaban más, estaban oscurecidos, como sin vida. Su piel antes de un tono blanco cremoso ahora era más bien un palido cenizo.

Se cuestiono mentalmente, ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Qué tanto le había sucedido como para parecer tan muerta? 

—¿Estas bien, Tam?—pregunto una voz a sus espaldas.

Tam giró, encontrandose con Hermione Granger, quien la miraba con rostro preocupado. Intento acercarse a ella pero Tam levanto una mano en alto, deteniendola.

—No actues como si te preocuparas por mi.—dijo con frialdad, ladeando la cabeza con una pequeña sonrisa burlona.

—Yo jamás me he burlado de ti o tratado mal, Tam. No digas algo así.—sentenció Hermione con firmeza.

La joven tuvo que admitir que era verdad. Hermione Granger, según lo que había escuchado de sus propios pensamientos, pensaba que ella era una bruja excepcional, muy valiente y muy inteligente.

—Pierdete, Granger.—replicó con asco y salió del baño azotando la puerta.

Sabía que ella no se merecía que le respondieran así. Hermione Granger solo buscaba ayudarla, pero Tam no lo necesitaba.

¿Por qué necesitaría ayuda? Nunca la había necesitado, siempre había hecho todo sola, incluso cuando tenía a Regulus o a sus amigos, ella era siempre la que resolvía todo. 

No había imposibles para Tam Ryddle.

No, Tam Black.

No, Tam Malfoy.

Encontró un compartimiento vacio justo a lado de donde estaban sus amigos y rapidamente entro, cerrandoló con magia e insonorizandolo. Soltó un fuerte grito y pateo uno de los asientos.

No sabía quien carajo era. No tenía la más remota idea.

¿Pero porqué lloraba? No servía de nada llorar, su vida era una mierda y no podía cambiarlo. Solo seguir adelante y continuar.

Las lagrimas se agolparon en su rostro y rompió en un llanto estremecedor. Se abrazo a si misma en cuanto cayó al suelo. 

La imagen de Theodore sonriendo a Luna Lovegood le revolvió el estomago y miles de recuerdos llegaron a su mente:

—Theodore Nott, un placer. —estrecharon sus manos.

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—Felíz navidad, mía.—besó su frente.

—¿Mía?—lo miró confundida.

—Soy territorial.—se encogió de hombros.

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—Si vienes conmigo podrás leer toda mi biblioteca familiar de magia negra.

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—Hablame si necesitas ayuda para ocultar un cuerpo. 

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—¿Estas bien, Mía? ¿Los Malfoy fueron buenos contigo?—pregunto con un tinte de preocupación en la voz.

Le ordeno a su mente que detuviera la abalancha de recuerdos y centro su perdida mirada en un punto fijo del compartimiento. Estaba justo a lado de donde se encontraban sus compañeros, no necesitaba más que esforzarse un poco y el nuevo hechizo que había practicado y podría escuchar lo que hablaban.

Musito unas palabras en latín y comenzó a escuchar:

—¿Dices que no come?—pregunto la voz de Blaise, sumamente preocupada.

—Ha estado así desde lo que paso con Dumbledore. Se quedaba con nosotros en todas las comidas pero si daba más de dos bocados era demasiado. Ha bajado mucho de peso y no ha querido tomar las vitaminas que mi madre le dio. Ya no se que hacer, estoy preocupado.—susurró Draco.

—Estoy segura que Tammy estará bien. Todos pasamos por un momento en donde nos perdemos a nosotros mismos.—dijo Luna con una sonrisa amable.

—Mi Luna tiene razón, aparte, es Tam de quien hablamos. Ella puede con esto y más.—dijo Theodore.

—No debemos sobreestimar a Tam. Se que ella es muy fuerte, pero también es humana y tiene sentimientos.—regaño Daphne indignada.

—Si, pero...no quiero sonar mala pero jamás ha necesitado a alguien realmente. Ella sola puede siempre.—dijo Pansy.

—Daphne tiene razón, no saben lo mal que me sentí al verla tan mal.—musito Draco.

—Lo repito, es un proceso por el que todos pasamos alguna vez.—dijo Luna.

Tam rompió el hechizo y gruño de enfado. ¿Por qué Draco contaba sus cosas ante Luna Lovegood? ¡Ella que nisiquiera era amiga! 

Pensó en Luna y Theodore, ambos felices y besandose.

Enterro sus uñas en las palmas de sus manos, haciendolas sangrar y miró la sangre con indiferencia.

—Qué estúpida...me enamore aún sabiendo que nunca nadie podrá amarme...—murmuro al vacío.

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¿Qué les parecio el capitulo? Es algo corto pero es porque simplemente es la introducción a los demás capitulos. Espero lo disfruten.