Capitulo 20
Los días posteriores a la captura de Pettigrew fueron un tremendo alboroto para toda la comunidad mágica. Sirius Black fue declarado inocente y el ministerio lo recompensó con una muy gigantesca suma de dinero por daños y perjuicios. La verdadera historia donde Peter Pettigrew fue el culpable del asesinato de la familia Potter fue desvelada. Trayendo consigo la limpieza del nombre de Sirius Black.
Mientras tanto, el año escolar en Hogwarts culminó. Dumbledore se había encargado nuevamente de que los actos heroicos de Tam no fueran reconocidos en el colegio, sin embargo, el Ministro de Magia, Cornelius Fudge, si que los hizo notar. Tam fue recompensada con quince mil galeones y la primer plana del periodico El Profeta por capturar a Peter Pettigrew y salvar a cuatro estudiantes de Hogwarts de un licantropo no identificado y una horda de Dementores.
Por lo tanto, para pesar de Dumbledore, ahora todos sabían que Tam Ryddle tenía al menos un poco de humanidad en su ser. Mientras tanto, Harry Potter volvió con sus tíos y los mellizos Riddle volvieron al orfanato.
El tercer día de vacaiones, en el orfanato, en aquel preciso instante, Tam leía un libro de pociones avanzadas sobre su cama y Regulus jugaba ajedrez magico. La puerta de la habitación fue abierta y la directora del orfanato ingresó con expresión severa y ligeramente extasiada.
—Bajen ahora mismo.—ordenó y se fue.
Ambos hermanos se miraron con el ceño fruncido y dejando sus cosas bajaron al recibidor, donde tan pronto vieron al acompañante de la directora, Regulus corrió emocionado hacía el.
—¡Papá!—exclamó abrazandolo.
—Bien, creo que no hace falta decir lo que sucederá ahora, ¿cierto?—dijo la directora con una ceja alzada.
—Lamento no haber venido antes, pero no podía venir por ustedes hasta que todo quedara resuelto en el ministerio.—dijo Sirius y miró a su hija.
Tam estaba en el marco de la puerta, cruzada de brazos y mirandolo con indiferencia. Sirius río ante su rostro y ella lo miro molesta. El mayor camino tranquilamente hasta Tam y la tomo de los hombros.
—Tu madre hacía exactamente lo mismo, colocaba su mascara de frialdad cuando no sabía que emoción demostrar ante una situación. —acarició su mejilla.— Estoy tan orgulloso de ti, Tammy. Estas tan bonita y tan identica a tu mamá. Amelie también estaría orgullosa de ti.
Los ojos de Tam se humedecieron, había tenido tanto miedo de que su padre la odiara. Sirius apretó el rostro de su hija contra su pecho en un intimo abrazo, Regulus se les unió, abrazando por el cuello a su padre y hermana.
Los tres Black al fin estaban juntos.
(...)
—¡PLUMILLA! ¡VENGO POR MI AHIJADO!—Grito Sirius llegando al número 4 de Privet Drive.
—Es como un adolescente en cuerpo de adulto.—murmuró Tam y Regulus asintió, completamente de acuerdo con ella.
—¡Me llamo Petunia! ¡¿Y quién es usted?!—exclamo la señora Dursley en el marco de su casa con las manos en la cadera, mirando furiosamente al hombre frente a ella.
—Lo que sea, Pomelo. Traeme a Harry con todo y sus cosas, se irá conmigo.—ordenó cruzado de brazos.
—¡Ese muchacho no se irá de aquí!—exclamó el señor Dursley apareciendo detrás de su esposa.
—Señor y Señora Dursley.—hablo Tam dando un paso al frente con voz encantadora.— Será mejor que permitan a Harry Potter irse de su casa, veanlo de este modo, se quitan un peso de encima y continuan tranquilamente sus vidas mundanas.—sonrió falsamente.
Eso fue suficiente para que diez minutos despues, Harry Potter saliera de la casa cargando su baúl y la jaula de Hedwig con una sonrisa.
—¡Padrino!—exclamo abrazando a Sirius y despues a Regulus, quien lo ayudo con su lechuza.—Tam.—saludo emocionado a la chica, quien simplemente asintió.
—Vamos, no podremos aparecernos aquí.—comento Sirius.
Caminaron unas calles hasta que pudieron ocultarse en un callejón donde, despues de tomarse todos de las manos, se aparecieron en una elegante sala.
—¿Donde estamos?—pregunto Regulus.
—Grimmauld Place. El hogar de mi infancia.—dijo Sirius con una mueca.— no me gusta mucho aquí pero aún no he arreglado las cosas en Gringotts para ver mis demás propiedades. Gran parte de la herencia de los Black pasa a ser mía por ser el último varón con vida, pero también hay una parte que le pertenece a Narcisa así que debo ir a ver eso.
—¿Narcisa? ¿La madre de Malfoy?—pregunto Regulus confundido.
—Su apellido de soltera era Black.—dijo Harry.
—¿Cómo sabías?—preguntaron Sirius y Regulus.
—Tam me lo dijo.—señaló a la chica.
—¿Y desde cuando tú y mi hermana se hablan?—Regulus los miró incredulo.
—Bueno, yo...
—¡Traidores! ¡Traidores en mi casa!—grito una estridente voz.
La lechuza de Harry, sin querer había jalado una cortina que desvelo un retrato de una mujer de cabellos negros y mirada furibunda.
—¡Tú!—miró a Sirius—¡maldito engendro del mal! ¡Traidor!
—¡Callate loca!
—¿y la loca quién es?—pregunto Regulus.
—Walburga Black, es nuestra abuela.—dijo Tam— vi su fotografía en casa de Cissy.
—¿Cissy?—Walburga la miró con la ceja alzada.
—Narcisa Black, ahora Malfoy.—respondió Tam.— es la madre de mi mejor amigo.
—¿Eres de Slytherin?
—Sip.
—¿Practicas la magía negra?
—Sip.
—¿Y te juntas con los Malfoy?
—También con los Nott, Zabini, Greengrass, Parkinson, Pucey, Flint y otros más.
—¿Cómo dices que te llamas?
—Tam Ryddle. Bueno, en realidad debo ser Tam Black.
El retrato de Walburga la miró en una combinación de maravillada y extasiada.
—¡Kreacher!—llamó y un elfo domestico aparecio ante ellos.—Espero sirvas correctamente a tu ama Tam. Es una digna Black.—ordenó Walburga.
—Si, ama Walburga. Para Kreacher es un placer servir a la ama Tam.
Sirius volvió a cubrir el retrato de su madre y miró a su hija con el ceño fruncido.
—En esta casa solo hay una regla...—dijo seriamente y los tres chicos lo miraron con una ceja alzada.— ¡No se pueden hacer amigos de mi madre!—reclamo como niño chiquito a su hija.
—Lastima.
Los cuatro se instalaron en la casa. Harry tomó el cuarto que era de Sirius, Regulus el que era del tío Alphard (el favorito de Sirius y por quien tenía su segundo nombre), Tam se quedó en el que solía ser de Regulus Black, el hermano de Sirius y este último se quedo en el que solía ser de sus padres, aunque mando a quitar todas las cosas.
Para todos fue algo extraño convivir juntos, pero al estar redecorando sus propios cuartos permitió que se adaptaran un poco más. Durante la noche, Harry y Regulus fueron por pizza, a lo que todos cenaron frente a la chimenea.
—Oye, papá.—llamó Regulus.
—Dime, hijo.—sonrió.
—¿Yo también tengo padrinos?—ladeo la cabeza.
—¡Por supuesto que si!—afirmó sonriente.—¡James y Lily fueron tus padrinos, del mismo modo en que Amelie y yo fuimos los de Harry!
Ambos chicos se miraron emocionados.
—¿Y los de Tam quienes son?—pregunto Harry.
—Bueno, ahí es un poco más complicado.—hizo una mueca.—Amelie siempre fue muy misteriosa y realizó el bautizo de Tam sin que me enterará. No se quien es su padrino, y de su madrina solo conozco el nombre, Maia.
—¿Maia?—Tam lo miró confundida.
—Sí. Tu madre al parecer confiaba demasiado en esa mujer, quien quiera que fuera. Y respecto al padrino, nunca me lo dijo.—suspiró.
—Que extraño.—dijo Regulus.
—Tam y tu madre comparten eso, ambas son muy misteriosas.
Los tres hombres rieron y Tam simplemente dio otra mordida a su pizza.
¿Quién diablos era Maia?
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¿Y quien creen que sea Maia?
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