Tom les había explicado todo su plan, desde el como fingió hacerse amigo de Ginny, hasta el como la poseyó e hizo todos los ataques en Hogwarts. De un momento para otro, los tres niños ya se encontraban luchando contra el enorme basilisco.

—¡Ginny!—gritaron Regulus y Harry al ver que el cuerpo del basilisco lanzaba lejos el cuerpo de la pequeña Ginny Weasley, observando aterrorizados como esta no se movia, no respiraba, nada. 

Estaba muerta.

—Ah, maldita sea.—masculló Tam.

Era dificil pelear con los ojos cerrados. En ese momento, una idea surgió de su cabeza.

—¡ZEUS! ¡VEN A MI!—Exclamo al aire.

—No sabía que le rezarás a Dioses Griegos, querida.—se burló Tom.

Un enorme Fénix apareció en el lugar, lanzando un horrible cantó y soltando el sombrero seleccionador cerca de los dos Gryffindor. 

—¿Eso es todo lo que les manda el gran Albus Dumbledore? ¿Un estúpido pajaro y un viejo sombrero?—se burlo Tom peleando con su sobrina.

—Tu arrogancía es lo que te hizo caer, querido tío.—dijo Tam al ver como Regulus sacaba del sombrero una espada con rubíes.

El ave fénix picoteo los ojos del basilisco, dejandoló ciego. En ese instante, una pequeña bola de plumas blancas, doradas y escarlata, con pico y garras color dorado y ojos negros. 

—¡Zeus!—sonrió Tam.— ¡Cómo lo practicamos! ¡Si funciona viviremos y si no...se intento!

—¡¿Qué?!—exclamarón preocupados los dos Gryffindor.

—¿Una pelotita plumosa es tu salvación?—cuestionó Tom cruzado de brazos.

Zeus sobrevoló el lugar unas tres veces hasta de pronto se vió envuelto en flameantes llamás, quemandoló.

—¡SE MURIÓ TAMMY!—Grito Regulus preocupado.

No. Las llamás lo quemarón y si que murió, pero de esas mismas llamas renació en un enorme Ave de Trueno, con cabeza similar a un aguila y cuerpo como de hipogrifo, con plumaje escarlata y azul electrico, con pico y garras dorados.

—¡ERES LA MEJOR INVERSIÓN GRATUITA QUE HE HECHO, ZEUS!—Grito Tam entusiasmada.

Zeus se lanzó directamente al basilisco y mientras que Regulus clavaba la espada en los ojos de este, Zeus con sus garras hacía profundos cortes en todo el cuerpo de la serpiente, asesinandola al instante. 

Harry tomó uno de los dientes del basilisco, de los que se habían caído. Empuñando el colmillo lo clavó ferozmente en medio del diario de Tom Ryddle, haciendo que este desapareciera al instante, no sin antes golpear a los presentes con su magia.

Cansados, todos se quedaron unos segundos completamente quietos. Harry corrió a revisar a Ginny y Regulus fue a tenderle la mano a Tam, quien todo ese tiempo se había estado batiendo en duelo con Tom Ryddle, logrando mantenerlo a raya.

—¿Estas bien?—pregunto preocupado.

Tam lo miró con el ceño fruncido, estaba furiosa con él. Regulus conocía bien esa mirada, pero ya lo había arruinado demasiado como para rendirse tan rapido con su hermana. Con un pesado suspiro, tomó la mano de su hermano y se levantó, sacudiendose la falda para intentar quitarse la mayoria del polvo, tarea casi imposible. 

—Lo siento, Tam.—murmuró cabizbajo.

Ella no respondió.

Caminaron sin decir palabra hasta Harry, quien con el rostro ensombrecido contemplaba el inherte cuerpo de Ginny Weasley. Regulus también se mostró aturdido y Tam suspiró.

—Debemos irnos, Zeus llevará el cuerpo.—dijo ella mientras que el, ahora enorm, ave cargaba a la niña en su lomo.

—Ron nos está esperando a mitad del camino, se quedo atascado por unas rocas junto a Lockhart.—dijo Harry.

—¿Y para qué trajeron a ese inutil?—pregunto Tam con una ceja arqueada.—como sea, no hay más que podamos hacer. Andando.

Los tres niños caminaron siendo seguido por ambas aves, el fénix volando arriba de ellos y Zeus, en su forma grande, los seguía caminando a cuatro patas. Llegaron hasta la enorme pared de rocas y ambos Gryffindor llamaron a Ron.

—¡Ron! ¡Hazte a un lado! ¡Quitaremos las piedras!—dijo Regulus

—¡De acuerdo!

—¿Cómo las quitaremos?—pregunto Harry.

—No se, pensé que Tam sabría como.—dijo volteando a ver a Tam, quien lo miro irritada. 

—¡Bombarda!

Una pequeña explosión causo que las piedras se desvanecieran y los tres niños pudieron pasar, encontrandose con Ron Weasley quien se lanzó a la yugular de Tam.

—¡¿QUÉ CREES QUE HACES, ESTÚPIDO?!—Grito Tam, dandole un fuerte puñetazo en el ojo, lanzandoló al otro lado.

—¡ATACASTE A MI HERMANA!

—¡No fue ella, Ron!—exclamaron Harry y Regulus, a lo que el menor de los Weasley los miró confundido.

Mientras que los tres Gryffindor se ponian al tanto de la situación, Tam se acercó al inherte cuerpo de Lockhart, parecía desmayado. El Fénix de Dumbledore tomó al adulto de la camisa con las garras y se lo llevó volando. 

—Entonces...Ginny esta...—murmuró con los ojos en lagrimas.

—No llegamos a tiempo, Ron.—dijo Harry en un estado similar.—Para cuando Regulus y yo entramos, Tam ya había intentado ayudar a Ginny.

Ron ya no dijo más. Se subieron al lomó de Zeus, sujetando el cuerpo de Ginny y salieron volando de la Cámara de los Secretos. Una vez de vuelta en el baño, bajaron del ave, quien contempló el cuerpo de la niña y despues miró a su compañera.

Por que si, eso era Tam, una compañera, no su dueña. 

Tam comprendió su mirada. Pasó la vista del cuerpo de Ginny al de Lockhart, a quien el ave de Dumbledore había dejado en el suelo del baño. Pensó en hacer un intercambio de vidas, pero era demasiado oscuro y la pondría en evidencia, por lo que para evitarse problemas mejor optó por hacerle una seña a Zeus, quien prontó dejo caer una lagrima sobre la boca de la niña y Tam alzó la varita justo frente a ella y lanzo un hechizo, recitandolo en latín.

Los tres Gryffindor junto a Zeus, miraban incredulos a la Slytherin, quien estaba muy concentrada en su accionar. Despues de cinco minutos se detuvo y cayó de rodillas al suelo, exhausta por usar mucho de su magia. 

—Tam...¿qué...?

Regulus no pudo terminar la pregunta, puesto que en ese momento, Ginny Weasley despertó.

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