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Capitulo 14

Los siguientes días fueron un martirio completo para Tam. El cuarteto de oro ya no la perseguía más, sin embargo, los profesores sí. Podía engañar a todos ellos con su postura encantadora, pero McGonagall y Snape eran una excepción. La primera por ser fiel partidaria de Dumbledore, y el segundo porque, aunque era su jefe de casa y no desconfiaba de Tam, no podía desobedecer al anciano. Ella siempre se preguntó cuál era la razón por la que Snape, a pesar de odiar a Dumbledore, lo obedecía tan fielmente.

Había pasado poco menos de un mes desde las vacaciones de invierno cuando de pronto, saliendo de una de sus clases, se encontró con un desgastado cuaderno de cuero negro en el suelo. Confundida, lo tomó en manos y examino con el ceño fruncido. En el encuadernado, con letras doradas, decía T.M.R.

Si no fuera porque tenía una mente prodigiosa y una excelente memoria, Tam pensaría que era suyo. Sentía una extraña y oscura magia salir del cuaderno y considero que este no era uno cualquiera. Quitándose uno de sus guantes, hizo surgir una flameante llama de sus palmas e intento calcinar el cuaderno, el cual expulso algo de magia y salió volando unos metros más adelante.

Tam controlaba los elementos. El mundo en general pensaba que solo el fuego, pero la verdad es que conforme pasaron los años ella pudo controlar el agua y la tierra. El aire era un tema muy aparte.

Camino nuevamente hasta el cuaderno y se lo llevo. Una vez en su habitación, se sentó en su escritorio, saco el cuaderno y lo reviso. Todas las páginas estaban en blanco. Lanzó diversos hechizos para intentar revelar su contenido y nada paso. Con una teoría pasando por su cabeza, tomó un tintero y una pluma y se dispuso a escribir en el:

—¿Hola?

Ante la sorpresa de Tam, inmediatamente la tinta se borró y sobre este aparecieron unas letras:

—Hola, ¿quién eres?

—Es una cortesía común dar tu nombre antes de solicitar el de alguien más.

—Chica lista. Dime, ¿cómo llego mi diario a tus manos?

—¿Cómo sabes que soy una chica?...Lo encontré en tirado en un pasillo.

—Ya veo, siempre supe que existiría gente que no querría que leyeran mi diario. Tú magia me indica tu genero.

—¿Cómo por qué ha alguien le importaría tus notas?

Tam sintió como el cuaderno vibro de algo parecido al enfado y no pudo evitar sonreír burlona.

—Porque tengo conocimientos que otros no. Cómo la Cámara de los Secretos.

—Interesante, pero no me interesa. Fue un placer, desconocido, pero creo que esta será nuestra primera y última conversación.

—¡Alto!

—...

—¿Quién eres?

—¿Qué eres tú?

—Soy un diario que guarda las vivencias de cuando era joven. Lo hice para de alguna forma ser...eterno.

—Entiendo. Magia muy avanzada. Me gusta.

—¿Ya me dirás quién eres?

—No tengo por qué hacerlo.

—Cierto, pero yo tengo curiosidad y tú también. ¿Qué te parece esto? A la cuenta de tres, ambos escribiremos nuestros nombres. ¿Trato?

Tam cavilo seriamente. No representaba un gran peligro dar su nombre si era un diario antiguo.

—Trato.

—Bien, uno...

—dos...

—Tom Marvolo Ryddle.

—Tam Merope Ryddle.

—¿Qué?

Tam cerro el diario inmediatamente. Al parecer pertenecía a algún miembro de su familia. Rapidamente saltó de su lugar y corrió saliendo de la sala común para buscar a sus amigos cuando de pronto choco con alguien. El diario salió volando y la persona con la que choco, palideció.

—E-Es mío.—tartamudeo la niña, Ginny Weasley.

—¿Qué?

—Es mío.—repitió aferrándose al diario.

—Niña, no creo que debas usar ese cuaderno.

—¡ES MÍO!—Grito llorosa y salió corriendo.

Zeus salió de las bolsas de su túnica y la picoteo en la cabeza. Apenas conseguía algo de su familia y lo perdía en instantes, pero, ¿A qué se refería Ginny con que era suyo? ¿Y Por qué Tom dijo que sabía algo sobre la cámara de los secretos?

—Matar...Matar...Matar...

La voz desconocida volvió a escucharse. Tam miró a todas partes, pero no vio a nada ni nadie de donde proviniera la voz.

—¡Tammy!—llamó Draco con una sonrisa.

—Matar...Desgarrar...

—¿Ocurre algo?—pregunto con el ceño fruncido al verla mirar a todas partes.

—Shhh...escucha.—susurro ella.

Draco se quedó callado e intento con todas sus fuerzas percibir lo mismo que ella, pero no escucho nada. La voz se detuvo y Tam frunció el ceño.

—Reunión en tu cuarto, ahora.—ordenó Tam.

Draco inmediatamente fue por Blaise, quien probablemente estuviera coqueteando con alguna niña de Ravenclaw, mientras que Tam fue directo al cuarto de los chicos, donde era más que obvio que Theodore ya estaría ahí.

—¿Qué ocurre?—pregunto sin dejar de leer.

—Tendremos reunión. Los otros dos deben estar por llegar.—explico Tam.

Quince minutos despues, los cuatro ya estaban reunidos en la habitación. Tam estaba sentada sobre el tocador con las piernas cruzadas frente a sus amigos, quienes estaban sentados cada uno en su respectiva cama. Procedió a contarles todo, desde lo del cuaderno, hasta la voz misteriosa.

—¿Tom Marvolo Ryddle?—cuestiono Blaise.—No me suena. ¿No será algún tío tuyo?

—Ni idea, te recuerdo que de familiares solo sé de mi madre y mi tío Voldy.—se encogió de hombros.

—Yo estoy seguro que leí ese nombre en alguna parte, pero no lo recuerdo.—comento Theodore, cruzándose de brazos.

—Bueno, independientemente de que algún antepasado de Tam sabía practicar artes oscuras y que la comadreja menor se quedó con el cuaderno, a mi lo que en verdad me preocupa es esa estúpida voz que solo Tam escucha.—dijo Draco.

—Esa voz debe ser la causante de los ataques, siempre que la escucho atacan a alguien, solo espero que la persona que sea victima esta vez no sea alguien muy importante.—suspiró Tam.

—Bien, haremos esto.—hablo Theodore— Draco y yo investigaremos a Tom Marvolo Ryddle. Debe haber algo en alguna parte. Mientras tanto tú y Blaise dedíquense a la voz.

—Sí, papi Theo.—sonrió burlona.

Esa misma noche, durante la cena. El cuarteto de plata se enteraría que Hermione Granger y Penélope Clearwater, una prefecta de Ravenclaw, habían sido petrificadas.

Desde su mesa, Tam observó como Ron, Regulus y Harry lucían pálidos y notablemente afectados por el ataque a su amiga. Ella no le importaba mucho, sinceramente. Pero el hecho de que Granger fuera atacada significaba que todos dejarían de culpar a Harry, pues a todos les quedaba claro que eran mejores amigos, y por lo tanto seguirían con sus ojos sobre Slytherin.

Tam suspiró. Se venía encima momentos muy difíciles.

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