³ 𝘥𝘦𝘤𝘦𝘱𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘥𝘢.
SECRETS.
JUNIO 2016, JUEVES 24.
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—Contrólate, sé que puedes hacerlo —miré a Barry con los ojos entrecerrados.
—¿Por qué tuve que escogerte como mejor amigo? —niego—. Debí hacerme amiga de Christopher Adams, él por lo menos era guapo.
—¡Hey! No me ofendas de esa manera cuando yo fui el que logré que te dejaran ir con Clark a Gótica —pausó viendo el suelo del elevador, luego de unos segundos me miró nuevamente—. Y si Liz no se hubiera ido, yo me hubiera hecho más cercano a ella y me hubiera...—calló al no saber qué decir, eso le hizo bufar.
—Me amas, esa es la conclusión de esta conversación —le guiñé un ojo antes de mover la silla de ruedas fuera del elevador con el mando—. Siempre gano —reí.
—Necia —murmura sonriéndole a la castaña frente a nosotros—. Si la silla que te dio Bruce se descompone, no me vengas pidiendo ayuda para llevarte a casa.
—¡Buenos días! —digo con una gran sonrisa al ver a Jenny dejar sus cosas en su escritorio con un café en la mano. Esta sonrió con dulzura volteándonos a ver.
—Hola, chicos. ¿Cómo están? —nos saludó con un beso en la mejilla a ambos.
—Muy bien —respondimos los dos al unísono mientras Barry me dejaba frente a mi escritorio para dejarme trabajar.
—Hola, Olivia, Barry —amplié mi sonrisa al ver a Clark aparecer junto a Jenny.
—¡Hola, Clark! —hablé algo fuerte, eso hizo reír al pelinegro detrás de mí—. ¿Có-Cómo estás? Ayer dijiste que estabas bien, ¿hoy estás bien? Porque si no estás bien eso no estaría bie...
—Sí, Olivia, estoy bien —rió junto a Jenny—. ¿Qué te dijo tu doctor? ¿Ya podrás quitarte el yeso?
—¡Mañana en la mañana me lo quitarán! Estoy muy feliz por eso, soy muy inquieta y se me ha hecho difícil estar en reposo —él me sonrió con dulzura para luego darse la vuelta e irse a su asiento.
Jenny se acercó a mí y se arrodilló a mi lado.
—Lia, quería hablarte sobre algo —nos miramos unos segundos.
—Claro, ¿qué pasa, Jen?
—Es sobre Clark, tú no has conocido a Louis Lane, ¿cierto? —yo asiento con el entrecejo algo arrugado.
—Claro que sí. Ayer antes de irme me la encontré en el elevador y conversamos un rato, es una chica muy amable y dulce —la castaña sonrió con nerviosismo, eso me hizo borrar mi sonrisa—. Oh, ya entendí.
—Sí —miró cortamente a Clark—. Ellos salen desde hace casi dos años —me quedé callada.
¿Cómo no pude enterarme?
—Leia —ambas nos volteamos a ver a Barry, quien tenía una mano recostada en mi escritorio—. A penas me enteré hoy e iba a decírtelo en el almuerzo, lo siento, sé cuánto te...
—No, no —intenté sonreír—. No hay problema, a penas lo conozco. No pasa nada.
Ambos se miraron con una mueca.
Perry apareció luego de unos segundos leyendo unos papeles en sus manos—. Kent, Wayne, les toca a ambos los Deportes esta semana. Quiero que vayan a Gótica y sigan lo del fútbol —habla nuestro jefe, yo asiento soltando mi libreta y lápiz al ver que Clark ya estaba tomando nota. Perry me miró divertido—. Cuídense allá en Gótica —habla con una sonrisa burlona—. No quiero que les quiten al dinero del almuerzo.
—Señor, por si no recuerda yo soy de Gótica —murmuré.
—Oigan, creo que esto les puede interesar —todos nos volteamos para ver a Barry, este se encontraba parado junto a Jenny viendo uno de los noticieros.
"Los equipos de emergencia rápidamente crearon un perímetro de precaución alrededor del Parque de los Héroes mientras que bajaban al hombre de este amado monumento" hablaba el conductor mientras ponían una imagen de la gran estatua de Superman, que ahora tenía escrito en todo el pecho: Falso Dios.
—Wallace —susurré al identificar al hombre que había escrito eso en el monumento.
—¡Trabajo para los hermanos Wayne! ¡Trabajo para los hermanos Wayne! —gritaba sin cesar Wallace mientras era metido a una patrulla.
Ignoré por completo las miradas que se posaron en mí.
"El sospechoso ha sido identificado como Wallace Vernon Keefe. Se les acusará por cargos de actos de vandalismo, resistirse al arresto y un cargo de delito grave de hacer amenazas terroristas que lleva hasta cuarenta años de prisión" aparté la mirada de la pantalla, tratando de procesar lo que el hombre acababa de decir.
—¿Conoces a ese hombre, Olivia? —miré algo aturdida a mi jefe.
—Eh, sí. Él trabajaba en la empresa antes de los sucesos de Superman, él perdió sus piernas ese día —cubrí mis rostro soltando un largo suspiro—. Otra razón más para odiarlo —murmuro sin la intensión de que me escucharan, pero Clark se me quedó mirando con algo de curiosidad.
—Jenny, en los titulares: "¿Fin de la historia de amor con el hombre en el cielo?". Allen, ayúdala con eso.
Seguí mirando al noticiero unos segundos por si decían algo más, pero ahora habían puesto a personas enojadas por el delito que cometió Wallace, por lo que tomé mis cosas y fui hasta Clark, quien me miró de inmediato algo incrédulo.
—¿Nos vamos? —hablo con tono indiferente, mis esperanzas de poder salir con él se derrumbaron. Este parpadeó esbozando una sonrisa.
—Claro.
Luego de pocos minutos, ya nos encontrábamos saliendo del edificio, y al ver que se dirigía a la dirección opuesta al estacionamiento, paré la silla de ruedas para que me mirara.
—¿A dónde vas? —cuestiono. Clark acomodó sus lentes mientras caminaba unos pasos hacia mí.
Qué suerte tienes, Lane.
—Iba al muelle, Perry dijo que así llegaríamos más rápido que en taxi —no puedo evitar sonreír.
—¿Cómo crees que vengo todas las mañanas desde Gótica hasta Metrópolis tan rápido, Clark? —me di la vuelta luego de hacerle una ademán para que me siguiera. Este obedeció de inmediato.
—¿En helicóptero, señorita?
—Llámame Olivia o Lia, como gustes, Clark. Y no exactamente, pero si quieres llamar así a un auto con la misma velocidad que un helicóptero, no hay problema —él rió bajo.
—¿Estás seguro que estás bien? —el pelinegro asintió frenéticamente.
—Claro, claro. Esto es fascinante —ríe con nerviosismo, alcé una ceja al ver a Clark recostado a la puerta y al asiento, con las manos aferradas al cuero del puesto de copiloto y el marco de la ventana.
—No puedo creer que para ser alguien que mide casi dos metros, le tiene miedo a la velocidad —pausé—. ¿Te asusta volar también? —ambos conectamos miradas.
—Yo... —buscó qué decir—. No tanto, me hago el fuerte, a veces —aparté la mirada a la ventana del auto con una sonrisa.
Después de unos segundos de silencio, él decidió hablar.
—¿Ocurre algo, Olivia? —pregunta, al verlo, noté que me miraba con curiosidad.
—¿Debería ocurrir algo?
Claro que ocurre algo, tienes novia, idiota.
—¡No! Es sólo que de pronto está actuando muy extraño cuando le hablo —pausó, buscando las palabras correctas para hablar—. Desde esta mañana me trata con indiferencia, como si yo hubiera hecho algo malo.
Esforcé una sonrisa—. No pasa nada, Clark, es sólo que estoy un poco distraída ya que es el... —comencé a buscar una excusa—. El aniversario de la muerte de mis padres —eso pareció preocuparle.
—Oh, ¿puedo ayudarte en algo? En lo que sea, de verdad.
—Clark, eres muy dulce pero la única cosa que me haría sentir mejor es volverlos a ver, sinceramente —el auto se detuvo, lo que nos hizo saber que habíamos llegado a la dirección que Clark había dado.
Y antes de que él pudiera contestarme, abrí la puerta y salí con la ayuda del chofer para sentarme en mi silla.
Luego de sonreírle al conductor, rodeé el auto y quedé frente a Clark.
—¿Quisiera ir a tomar algo conmigo esta noche? —lo miré, este se encontraba con el rostro colorado, lo que me hizo sonreír inconscientemente.
—Tienes novia, Clark —arrugué la nariz mientras me ponía mis lentes de sol debido a la luz que había en el lugar—. Quien es muy amable conmigo y prefiero no dificultar las cosas entre ustedes. Nos conocemos hace dos días, no me conoces —avancé por la pequeña rampa de la acera, pero me detuve al oírlo hablar de nuevo.
—Pero no sería una cita, exactamente —aclaró su garganta antes de seguir hablando—. Sólo iríamos a tomar algo para hablar como compañeros de trabajo, es todo. ¡Y! no te conozco, lo sé, y podemos tomar esta salida para conocernos mejor. Yo creo que Lois entenderá si me lo pregunta.
Lo miré incrédula—. ¿Dices que salgamos en secreto? ¿Sin que nadie se entere? —este acomodó sus lentes de nuevo.
—¿Le asusta mantener un secreto, Srta. Wayne? —su tono pareció algo pícaro, eso me hizo reír un poco.
—En lo absoluto, Sr. Kent. Pero no juegue con fuego, porque se puede quemar —le guiñé un ojo antes de avanzar.
Resoplé mientras movía mi pierna con inquietud, viendo como Perry nos miraba a Clark y a mí con los ojos entrecerrados, escuchando al pelinegro hablar sobre Batman y la información que consiguió hace unas horas.
Resulta que Clark nos había llevado al edificio de la mujer que estuvo en el desierto cuando Superman rescató a Lois. Clark dijo que le parecía curioso el tema y eso no me calmó, en lo absoluto. Sabía que Perry se enojaría con nosotros por no encontrar algo para la sección de deportes, y a pesar de todas las veces que le intenté explicar a Clark que ese no era nuestro asunto —obviamente para que dejara a mi hermano en paz—, él no me hizo caso en ningún momento.
—La vigilancia de este murciélago ha estado orientada constantemente al puerto y los proyectos, también viviendas adyacentes —siguió hablando Clark—. Y por lo que yo puedo ver, los policías en realidad le ayudan.
El jefe tomó un último trago de su café y lo dejó en la mesa antes de hablar—. La ola de delincuencia en Gótica —dice con la mano en el aire, luego nos miró con sarcasmo—. En otras noticias de última hora, "el agua moja".
—Te dije que no debías meterte en donde no te llaman, ahora no tenemos nada para deportes —le susurré cruzándome de brazos y recostando la espalda en la silla. El pelinegro bajó la mirada unos segundos.
—¿Ya entregaron lo del futbol?
—¿Por qué no estamos cubriendo esto? —prosiguió Clark, ignorando la pregunta de nuestro jefe—. ¿Los pobres no compran periódicos?
—Las personas no compran periódicos, punto, Kent.
Cuando iba a hablar, la puerta se abrió de golpe, dejando ver a una Lois algo atareada.
—Lo siento, lo siento —cerró la puerta y fue hasta Perry, mostrándole un contenido en una pequeña bolsa transparente—. No hay concordancia, nadie en el laboratorio vio algo así —entrecerré los ojos para ver lo que contenía, pude ver que era una bala.
—Se llama "bala", Lois —habla él—. Sirve para disparar a la gente.
—Fue encontrada en el desierto en donde estuvo Superman. No se vende en ninguna parte del mundo, ni siquiera en el mercado negro —arrugué el entrecejo viendo la bolsa—. Así que, ¿quién dio balas militares experimentales a los tuaregs en el Sáhara?
—Tú eres la periodista. Dime —apreté mis labios para no reír ante el comentario de Perry.
—El gobierno le da armas a los rebeldes y dice que apoya al gobierno electo...
—¡Al grano, Lois! —la interrumpe el moreno. La pelirroja nos miró a Jenny, Barry, Clark y a mí antes de hablar y suspiró.
—Quiero ir a Washington unos días.
El jefe pareció pensarlo unos segundos—. Ve. Clase económica, nada de estirar las piernas —ella sonrió mientras se dirigía a la puerta.
Me volteé a ver a Barry cuando este acercó su rostro a mi oído.
—Bien, ella estará en Washington mientras tú pasas las noches abrazadita con Clark en su camita —reí bajo mientras mi mano golpeaba su hombro, este sonrió complacido volviendo a su asiento.
—Kent, mañana irás a la fiesta que organizó Lex Luthor como reportero y Allen, tú te quedarás con Jenny para redactar cada cosa que Clark les vaya enviando —ellos asintieron, mientras que yo me quedé esperando lo que yo haría mañana.
—¿Sr. Perry? Creo que no me dijo que es lo que me tocaría hacer mañana —este dejó de escribir y me miró.
—Mañana es la fiesta de Lex Luthor, uno de las personas más ricas e importantes del mundo. Dos personas son usted y su hermano Bruce, así que supongo que Luthor los invitará, por lo que no me tomo la molestia de mandarla a hacer algo y que mañana llame diciendo que no podrá hacerlo —asentí.
Luego de unos segundos miré a Clark—. ¿Esa salida sigue en pie?
Él sonrió.
[Liz (Elizabeth Stark) es la protagonista de mi historia "Sacrifice" de Peter Quill]
[Christopher Adams es el protagonista de mi futura historia de Wanda Maximoff]
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