⁴ 𝘣𝘰𝘳𝘳𝘢𝘤𝘩𝘢.
SECRETS.
JUNIO 2016, JUEVES 24.
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Cerré mis ojos con fuerza sintiendo como el líquido pasaba por mi garganta.
Deje la botella en la barra y tomé aire—. ¡Otro trago, por favor! También para el caballero de aquí —le hablo al barman, quien miró a Clark con diversión por mi estado de embriaguez.
El castaño a mi lado terminó su bebida y me miró con una ceja alzada.
—¿Sabes? No entiendo como no te has embriagado aún, ¡yo ya llevo cinco y estoy wooo! —comencé a reír tomando sus manos—. Esto comienza a ser extraño, ¿eres amiga del Capitán América? Tuve mis primeras borracheras intentando embriagarlo y nada —Clark sonrió.
—No me gusta tanto el licor, supongo que es por eso —pausó—. Se ve que a ti te gusta bastante —yo arrugué la nariz antes de hablar.
—Pues, primero que todo —hipo, eso le hizo reír a él—, soy una Wayne y mi hermano me ha metido en todo esto. También soy muy amiga de Tony Stark así que ya te puedes imaginar.
Entrecerré mis ojos haciendo contacto visual con él.
—¿No estás aunque sea un poco borracho? —hice un ademán con la mano mientras Clark sonreía y acomodaba sus gafas.
—Creo que mi embriaguez ya la tienes tú, Lia —tomé la botella que me dio el barman y me volteé a verlo.
—No estoy borracha, sólo tú estás borroso.
Luego de salir del trabajo y aguantar muchas miradas pícaras de parte de Barry, Clark y yo vinimos caminando a un bar que por suerte, estaba a unas cuantas cuadras del edificio.
—Bien, cuéntame, ¿cuál es tu color favorito? Llegamos aquí hace casi una hora y lo único que sé de ti es que te gusta el fútbol americano, y eso lo sé porque se lo pedí a Jenny —Clark iba a hablar, pero frunció el ceño por lo que dije.
—¿Le pediste a Jenny que te hablara de mí?
Callé unos segundos.
—No —mi tono de voz no fue convincente—. Está bien, sí, siento algunas cosas por ti pero ¡shhh!—él sonrió ligeramente—. Me arrepentiré de esto en la mañana pero, ¿qué más da? ¡Estoy ebria! Tal vez ni lo recuerde —le guiñé un ojo, eso hizo que su rostro enrojeciera un poco.
—Olivia, creo que ya has bebido suficiente —el mayor intentó quitarme la botella de licor, pero yo me eché para atrás soltando varias risas.
—¡No, no! Aún no sabemos nada del otro. ¿Cuándo es tu cumpleaños? El mío es el 25 de diciembre —Clark alzó ambas cejas.
—Oh, navidad —asentí—. El mío es...
—Eres algo tímido, ¿cierto? No deberías, siendo así de hermoso yo tendría la seguridad en mi misma por las nubes —en un movimiento rápido le quité las gafas y me las puse—. ¡Vaya! No tienes tanto aumento como creí.
Cuando lo miré, este cubría sus ojos con una mano.
—¿Qué pasa? ¡Vamos, vamos! Tú no me has visto con lentes y yo no te he visto sin ellos, creo que estaríamos a mano.
Negó—. No veo muy bien sin gafas, ¿puedes devolvérmelas? Tampoco me veo muy bien —reí evitando que su mano libre tocara mi rostro.
—Sí, claro. ¡Y yo soy ángel de Victoria's Secret! —el licor me hizo reír de manera extraña.
Clark no pudo evitar reír—. Olivia, por favor.
—¿Cuál es tu animal favorito? —le pregunto mientras sacaba mi teléfono para ver la hora. Entrecerré los ojos viendo la pantalla debido a mi embriaguez y luego de unos segundos pude ver que era casi la una de la madrugada.
—Te lo diré cuando me devuelvas mis lentes.
—Yo te los devolveré cuando me lo digas —aplaudí—. Él mío es el gato, mi hermano siempre los odió porque cada gato en el planeta lo odia a él —reí al momento en que el castaño separó sus dedos para poder verme con un ojo—. Así que nunca pude tener uno.
—Mi animal favorito es el perro. Pero, creo que me gustan los gatos por igual —habló rápido—. Ahora, ¿me permites mis lentes, por favor? —tomó mis manos para darles un ligero apretón.
—¡Una sola cosa más! —lo rodeé y lo abracé por los hombros, poniendo la cámara en mi teléfono—. Esto fue muy divertido, ¡hay que recordar esta noche de una manera! Así que quita tu mano para que nos tomemos una fotografía —al ver que él no hacía nada, lo sacudí para sacarle unas risas—. ¡Vamos! Mi chofer ya debe de venir por mí.
Con pesadez, Clark retiró su mano y sonrió. Cuando me acomodé, tomé la foto.
Antes de que pudiera hablar, la puerta de entrada se abrió, dejando ver al dueño del lugar—. Hay un auto afuera que pregunta por la Srta. Wayne.
—¡Oh! ¡Esa soy yo! —exclamo separándome del castaño y con los brazos arriba. Fui hasta mi silla y tomé mi bolso, para luego plantar un sonoro beso en la mejilla de Clark—. Ya es hora de irme, pero supongo que te veré mañana en la fiesssssta de Lexy, ¿no? —reí—. ¡Adió-
—Olivia, espera —Clark se levantó rápidamente de su asiento, y antes de que diera otro paso tomó mi mano y me volteó. Ese acto hizo que quedáramos con los cuerpos rozándose y nuestros rostros a pocos centímetros.
—Clark, yo... —el recién mencionado siseó, poniendo su mano libre en mi mejilla.
Él comenzó a acercar su rostro un poco más, y a pesar de mi estado, sabía que esto no estaría bien. Ni para él, ni para mí.
—Tú sales con... —puse ambas manos en su pecho, alejándome un poco de él—. Una maravillosa mujer que te ama, y tú a penas me conoces —negué—, así que no dejaré que cometas este error, del que seguramente te arrepentirás toda tu vida si lo haces.
—No hay manera de que me arrepienta.
—No me conoce, Sr. Kent —sonreí—. Al menos sé que te puse un poco ebrio, ¿cómo lo sé? Ibas a besarme, nadie en años hace eso —comencé a reír.
Clark tomó mi mano y me encaminó a la salida. Él se aseguró de que no dejara nada en el local y me subió él mismo al auto.
—Espera —digo antes de que cerrara la puerta, él me miró con atención—. ¿Me prometes que tendré un gato? —eso le hizo sonreír—. Uno gris, pero con partes blancas en su pelaje. Y que se llame Eddie.
—¿Un diminutivo de Edward? Así será algo elegante, ¿no crees? —sonreí con cansancio—. Perdóname por lo de hace rato, no sé porqué actué así. Tal vez es porque Lois y yo estamos teniendo algunos problemas y...
—Oye —lo detuve con una pequeña sonrisa—. Está bien, lo entiendo, no tienes que disculparte conmigo por eso —pausé—. Ahora me voy porque me dormiré en cualquier momento.
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