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Capitulo 12: Intersecciones de Destinos


Era una de esas tardes de otoño en las que el aire comenzaba a enfriarse, pero aun quedaban rastros del verano. Las hojas crujían bajo los pies de los transeúntes, y el cielo se tenia de gris suave que anunciaba la llegada de días mas fríos. Diego, sentado en una pequeña cafetería a la que solía ir para escribir, miraba por la ventana mientras sorbía su café. Su mente vagaba entre los recuerdos de sus primeros anos en la ciudad y los eventos recientes. El encuentro con Alejandro, aunque fugaz, lo había dejado pensando mas de lo que estaba dispuesto a admitir.


La vida cotidiana seguía su curso, pero Diego sentía que algo había cambiado en el desde que lo conoció. Había algo en Alejandro que lo intrigaba, una especie de conexión que no podía explicar del todo. Intento concentrarse en el manuscrito frente a el, pero las palabras no fluían como de costumbre. 


Un día común en la editorial:

La actividad era incesante, Diego había llegado temprano, como siempre, dispuesto a enfrentar una nueva jornada llena de correcciones, revisiones de contratos y el inminente lanzamiento de varios libros. La editorial estaba en un buen momento, con nuevos proyectos que llegaban cada semana, y Diego no podía evitar sentir una mezcla de satisfaccion y agotamiento. 

Sofia y Daniel estaban estaban trabajando en una sala adjunta, mientras Diego revisaba las pruebas finales de un nuevo libro de cuentos, que iban a publicar. La historia tenia algo especial, un tono melancólico que resonaba con el. Había algo en esa narrativa que le recordaba su propia vida, los momentos de soledad y las pequeñas victorias que había acumulado en el camino. 

—¿Qué tal, Diego? —preguntó Sofia, asomándose por la puerta con una sonrisa—. ¿Estás listo para el lanzamiento de esta noche?

Diego asintió con una sonrisa cansada. 

—Listo, pero agotado. Estos días han sido una locura.

Daniel, que acababa de entrar a la oficina, se rió.

—Eso es porque te tomas las cosas muy en serio. Relájate un poco. Esta noche será divertida.

Diego sabia que Daniel tenia razón. Había estado trabajando sin parar durante las ultimas semanas, y aunque amaba lo que hacia, el cansancio comenzaba a pasarle factura. Decidió que, después del evento, se tomaría un tiempo para relajarse. 



Esa noche, la editorial organizaba un evento para celebrar el lanzamiento del libro de cuentos. La pequeña editorial había logrado reunir a una variedad de autores, críticos y amantes de la literatura en un salón en el centro de la ciudad. Diego, Sofia y Daniel estaban a cargo de la organización, y todo había salido según lo planeado. 


El salón estaba decorado con luces cálidas, y el ambiente era relajado pero vibrante. La gente charlaba en pequeños grupos mientras se servían copas de vino y se hojeaban los libros impresos. Diego, vestido de manera impecable, se movían entre los invitados, asegurándoselas de que todo marchara bien. 

A pesar del bullicio a su alrededor, su mente seguía regresando a Alejandro. Se preguntaba si estaría en algún lugar de la ciudad en ese momento, quizás en una reunión similar, o tal vez en su oficina, trabajando en algún proyecto de arquitectura. 

Diego sacudió la cabeza, intentando volver al presente. Sin embargo, cada vez que su mente se distraía, era Alejandro quien ocupaba sus pensamientos. Había algo en su mirada, en la forma en que hablaba, que lo había dejado cautivado. 



A pocas calles de allí, Alejandro terminaba otra larga jornada de trabajo. Las presiones del proyecto residencial en el que estaba involucrado lo tenia completamente absorbido. Había enfrentado varios problemas estructurales que no podían retrasarse mas, y las soluciones parecían agotarse. 

Mientras caminaba hacia su automóvil, pensaba en los últimos días. Recordaba claramente el encuentro con Diego, ese joven escritor que lo había sorprendido con su sencillez y su profundidad. Habían pasado ya algunos días desde su breve charla, pero las palabras de Diego seguían resonando en su mente. Sentía una conexión que no era común en sus interacciones cotidianas. 

Alejandro no se consideraba alguien que creyera en el destino, pero había algo en ese encuentro que parecía diferente. No podia evitar pensar que, de alguna manera, sus caminos se cruzarían de nuevo. 


Esa noche, de regreso a su departamento, Alejandro se dejo caer en su sofá con una botella de cerveza en la mano. Encendió la televisión, pero no estaba realmente interesado en lo que se transmitía. Su mente estaba ocupada en otra cosa, en alguien mas. La vida, tal como lo había estado viviendo, comenzaba a sentirse vacía. 

Alejandro había tenido varias relaciones en el pasado, todas pasajeras. Aunque había conocido a buenos hombres, nunca había encontrado a alguien con quien sintiera una verdadera conexión, alguien que realmente lo comprendiera. Quizás, pensé, había sido su propia falta de tiempo y disposición lo que había hecho que esas relaciones nunca prosperaran. 


Con Diego, aunque apenas lo conocía, sentía que podría ser diferente. Había una autenticidad en el, una especie de transparencia que lo hacia sentir cómodo. Pero, ¿cómo podría saber si Diego sentía lo mismo? No era de los que se lanzaba sin pensar, y menos cuando se trataba de algo tan incierto. 


Lo que Diego y Alejandro no sabían era que sus caminos estuvieron a punto de cruzarse nuevamente esa noche. Unos minutos antes de que Alejandro pasara frente al salón donde se celebraba el evento de la editorial, Diego había salido brevemente a tomar aire. Loso dos se encontraban a solo unos metros de distancia, pero separados por el bullicio de la ciudad y el peso de sus respectivas responsabilidades. 

Diego miro las luces de la calle mientras se preguntaba si Alejandro estaría cerca. Se sentía una extraña tensión en el aire, como si algo importante estuviera por suceder. Volvió a entrar al salón sin darse cuenta de que Alejandro había pasado por allí, continuando su camino hacia casa. 


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