Muero de amor - Jesse y Joy

Omnisciente Pov

Esos dos días en los que Lauren había estado hospitalizada habían sido una completa tristeza para Cleo, ni hablar de la propia ojiverde. El horario de visitas estaba acotado y Camila era la única que sabía que estaba ahí, no iba a decirle a nadie más, la gente pregunta demasiado. La soledad sólo la hacía pensar, pensar sobremanera.

Pensaba en su relación con Darren, pensaba en su bebé, pensaba en que era su culpa, pensaba en Camila. Se preguntaba todo y a la vez nada. Creía que lo que hizo que su marido la golpeara nuevamente eran los celos. "Ese nivel de celos no es sano, para ninguno de los dos, y las acciones de borrachos, son deseos y pensamientos de sobrios". Esa oración daba vueltas en su cabeza.

Por un lado, se preguntaba a sí misma por qué debería escuchar a Camila. Ella era una completa desconocida, pero se trataban como amigas de toda la vida. A pesar de que no pudiera ver el daño que la persona a la que ella más que quería le estaba haciendo, podía ver la preocupación y la bondad que Camila tenía sobre ella. Comenzó a creer que tal vez, Dios querría decirle algo, y que le había enviado a su ángel de la guarda. Lauren pensaba mucho en su religión, todos los días.

A pesar de no ser la persona más cristiana en el mundo, la educación religiosa desde pequeña era un gran pilar en su vida. Para bien o para mal, el qué dirá o pensará Dios, era un peso muy importante para la ojiverde. Algo se desbloqueó en ella, y comprendió que Camila realmente venía a ayudarla, y no era simplemente interes.

Seguía convencida que cada golpe se lo había ganado, que ella había hecho algo malo, por lo que siempre era castigada por Darren. Algo malo había en ella, algún mal acto estaba comentiendo, y no podía ver cuál era. Lauren era muy inteligente, incluso más que el promedio, pero cuando el amor te lava el cerebro, no hay mucho que hacer. Alguien tocó la puerta, interrumpiendo sus pensamientos.

—Pase—Camila entró con la ropa de trabajo. Darren se había ido a casa, y ella lo sabía. Sólo había estado internado un par de horas, jamás vino a visitarla en esos tres días.

—Hola, Lolo—Cerró la puerta detrás suyo.

—Hola, Camz.

—¿Cómo estuvo tu día?

—Bien, supongo.

—Tengo buenas noticias para tí, recién hablé con el doctor, hoy sales de aquí.—Su mirada se iluminó—Quiero... llevarte a mi departamento, Lern.

—¿Por qué?

—No quiero que estés en tu casa sola con Darren. Cleo está conmigo, como sabes, y he notado que ella está algo triste, no sé cómo se lleva con él.

—No se llevan bien, y tampoco la dejaría sola.

—¿Puedes venir conmigo? Te prometo cuidarte.

—Está bien, pero ¿Por qué sigues haciendo todo esto? Ya no es necesario.

—Me preocupas, Lern. No voy a dejarte con una persona a la cual no considero segura.

—Está bien.

Un par de horas después Lauren llegaba por primera vez al departamento de Camila. La cubana la había llevado en su monstuosa camioneta, la cuál estacionó en el garage que tenía el edificio. Subieron por el ascensor, cosas que a la menor le dió algo de ansiedad, no acostumbraba a subir muchos pisos, y uno de sus mayores miedos era quedarse encerrada en uno. La morena abrió la puerta y Cleo vino corriendo hasta ella cuando sintió su olor.

—¡Clee!—Dijo con alegría. La alzó y abrazó contra su pecho y la cachorra comenzó a lamer su rostro de forma cariñosa—Yo también te extrañé—Dejó un beso en su cabecita. La pequeña comenzó a morder los cordones de sus zapatillas como hacía de costumbre cuando quería jugar—Mañana jugamos, bebé.—Cleo con eso se quedó tranquila.

El departamento de Camila era pequeño, lujoso, pero suficiente, nada despampanante. Tenía grandes ventanales por los que de día entraba muchísima luz. Una decoración moderna. Grandes habitaciones y muebles. La menor estaba sorpendida, jamas en su vida había visto tanto lujo, se replanteaba en su cabeza el por qué no podía trabajar. Existía una vida mejor, y ella la estaba viendo frente a sus ojos, una vida que podía alcanzar si ella trabajaba.

Lauren se daba cuenta, de que podría haber sido exitosa, si ella lo hubiera querido. La vida lujosa de Camila era otro golpe que la realidad le daba. La morena era una sola persona, y había logrado mucho más que su marido, trabajando casi en lo mismo.

—Tenemos que hablar, Lern.—Se sentó en silencio y la cubana a su lado.

—Dime—Tomó una pieza de sushi con el tenedor. Una sola vez en su vida lo había probado, a Darren no le gustaba que comiera comidas "exóticas". Camila también tomó una pieza, pero con los palillos.

—Tienes que denunciar a Darren—La menor se quedó en silencio.

—No voy a hacer eso.

—¿Le tienes miedo?—La menor se quedó en silencio.

—No, es sólo que... yo lo quiero. A pesar de todos los errores que pueda cometer, me casé con él porque es el amor de mi vida—Camila sintió una repulsión enorme al escuchar eso. Darren no era feo, ni mucho menos, incluso era de los hombres más hermosos que se toparían en sus vidas, pero realmente estaba podrido por dentro—Si lo denuncio, me veré obligada a divorciarme de él. Le estoy ayudando con su adicción al alcohol, no es el momento, tal vez...

—Disculpame, Lern, pero no puedo entender la cantidad de idioteces que salen de tu boca, desde mi más sincera opinión. Ese hombre no es el amor de tu vida, ni eres tú la de él. Sé que duele, pero se hacen daño, mutuamente, necesitan separar las cosas. Cada uno debe tener errores que pueden ayudar a que la relación esté mejor, pero el otro día intentó matarte. Eso es otro nivel.

—Él no...

—Por una vez en tu vida, desde los pocos días que te conozco, separate de él. No prentendo que te divorcies, pero es hora de ponerle un fin a tu matrimonio y empezar una etapa sana, sobre todo por tí.

—No puedo alejarme de él, yo lo amo.

—¿Cuántas veces te pegó? Desde que estás casada.

—Bueno, es difícil contarlo a ciencia cierta—Ya se empezaba a poner nerviosa—Es decir, el alcohol no ayuda mucho.

—Vamos a despejar las cosas. En el último año, estamos en septiembre, es decir en los últimos nueve meses, ¿Cuántas veces te ha pegado sobrio?

—Varias...

—Muchas, ¿Verdad? Lern, no tienes a nadie más que culpar que a él.

—Pero se arrepiente, Camz, me pide perdón.

—¿Te besa?—Lauren se quedó en silencio—¿Te abraza seguido? ¿Tiene alguna demostración de afecto contigo? En comparación a cuando eran novios, por ejemplo.

—No.—La realidad volvió a golpearla.

—¿Haces el amor con él?—La gran pregunta aquí para ella, era qué es hacer el amor. ¿Era que la tratara bien? ¿Que la quiera y a su vez tenga sexo con ella? ¿Que la complazca? Darren siempre obligaba a la ojiverde a complacerlo, pero jamas él lo hacía con ella. Camila no pretendía que conteste, sólo ayudar a su amiga a salie de ese agujero negro en el cuál no podía pensar.

—Yo... Darren normalmente llega borracho, me toma por los hombros y me recuesta en la cama, me quita la ropa y simplemente mete su pene ahí.

—¿Cogen sobrios?

—¿No crees que ya tuviste demasiado información?

—Cuando él llega borracho y quiere tener relaciones contigo, ¿Tú quieres hacerlo realmente?

—No me agrada del todo, es un poco brusco, pero me da lo mismo.

—¿Lauren tú quieres coger?

—¡No, Camila!—Explotó y metió la sexta pieza de sushi en su boca de esa noche—No me gusta tener sexo, ¿A tí sí? Sinceramente no entiendo que tiene de divertido, literalmente no siento nada placentero, es como ponerme un tampón—Camila quería reír, pero no era el momento, tomó aire y disimuló su sonrisa.

—Lauren, además de pegarte, te viola, y eso es muy grave, y por lo que veo también te ha lavado el cerebro.

—¡¿Y por qué mierda te metes en mi vida, eh?!

—Quiero ayudarte.

—Pues yo no quiero tu ayuda, muchas gracias de verdad, pero mañana juntaré mis cosas, me llevaré a Cleo y volveré a mi casa.

—¿Vas a denunciarlo?

—¡No! No hay razones para hacerlo.

—Entonces lo haré yo—La menor levantó la mirada, chocando con los ojos color chocolate—Él quiso matarte, si tú no quieres hablar, lo haré yo por lo que presencié.