capitulo 7
Me siento como si estuviera secuestrada en esta gran mansión. El único que disfruta de este lugar es mi hijo y su padre, Esteban padre no hace más que pasar su tiempo con mi pequeño y yo me siento desplazada como si fuese una extraña en sus vidas.
Mis padres aparecieron llenos de pánico pensando lo peor y Esteban les hizo creer que nos estábamos dando una oportunidad por nuestro hijo y que había decido dejar la demanda a un lado, cosa que era mentira porque él seguía hablando con sus abogados.
Cada vez que salía estaba acompañada de varios hombres de seguridad, ni hablar cuando se trataba de mi hijo. Me sentía ahogada, me estaba asfixiando poco a poco y necesitaba hacer algo.
Dejé a mi hijo en el jardín y me despedí de mi pequeño dándole un beso en su mejilla. Mi hijo corrió hacia la maestra y me despedí con la mano. Hoy agradecía que Esteban no nos había acompañado a dejarlo, por si siempre está a mi lado llevándolo o recogiéndolo, hasta en casa de mis padres no puedo estar sola. Siempre hay hombres custodiando los alrededores.
Voy directamente a la empresa y como es de costumbre, estoy acompañada de dos de los hombres que me custodia, hasta me esperan afuera de mi oficina. Las únicas veces que no están pegados a mí es cuando Esteban está en la empresa.
Hoy tengo varias reuniones y trato de concentrarme en el trabajo que tengo, pero es imposible. El abogado me llamó y me dijo que para la próxima semana se firmaría la custodia compartida con el señor Marshall y hay si no podría sacar a mi hijo del país sin su autorización, debía hacer algo y pronto.
Esteban me recoge y como siempre vamos de camino a casa en completo silencio.
―Nuestro hijo se quedará esta noche con sus abuelos―Dice sin mirarme ―Tu madre me llamó pidiendo que lo dejara pasar esta noche con ellos y no pude decirles que no, al fin y al cabo ellos ignoraban mi existencia.
― ¿Entonces es mejor que me dejen en casa de mis padres? ―Digo tratando de mantener la calma.
―No.
― ¿No? ―Lo miro cruzando mis brazos molesta ― ¿Se puede saber por qué no puedo quedarme en mi casa?
―Tu casa es donde estás viviendo ahora―Dice y me mira sin ninguna expresión en su rostro ―No confió en ti y es mejor que mi hijo esté con tus padres y tú en nuestra casa.
―Pero...
―No hay peros, si tienes problema entonces podemos ir por nuestro hijo a la casa de tus padres y traerlo con nosotros.
Mi hijo, nuestro hijo. Siempre cambia cuando le conviene.
―Déjalo quedarse con ellos―Digo viendo por la ventana.
Llegamos a su casa, ya que es su casa y no mía.
Al no tener a mi hijo a mi lado esto se siente demasiado frío, siniestro.
Extraño a mi bebe.
Me encierro en mi habitación y cuando anuncian que es hora de la cena decido comer en mi cuarto, sin mi hijo no hay necesidad de comer al lado de ese hombre.
Me paseo de un lado a otro tratando de planear que hacer y cómo desaparecer con mi hijo, después de darles vueltas al asunto y no llegar a nada decido darme un baño. Me relajó bajo el agua y al salir me pongo una bata y voy hasta la ventana. Mi ventana da hacia la piscina y puedo ver como Esteban nada de un lado a otro como suele hacer todas las noches.
Eso es otra cosa que me atormenta, el maldito nada todas las noches, lo hace antes de irse a dormir y yo como estúpida me quedo espiándolo detrás de las cortinas viendo cómo sus músculos se contraen en cada movimiento y cuando sale como el agua escurre por su tonificado cuerpo.
Esta es mi oportunidad.
Salgo de mi habitación y bajo las escaleras descalza, solo hay pequeñas luces que iluminan un poco el camino y salgo hacia la parte de atrás donde está la piscina.
Me detengo al ver las luces iluminar bajo el agua y Esteban se detiene a unos metros de mí, me observa y puedo ver la oscuridad en su mirada.
Sin pensarlo dos veces desato mi bata y la abro revelando mi cuerpo desnudo.
Necesito hacerle creer a Esteban que seremos una familia feliz y debo entregarme a él y no puedo dejar que descubra que soy virgen y qué mejor manera en hacerlo que bajo del agua.
Sus ojos recorren mi cuerpo, mi piel se eriza y no es por el frío de la noche. Levanto el mentón tratando de dar seguridad, aunque por dentro estoy temblando.
Él se queda quieto, no se ha movido y trago con fuerza al dar un paso y luego otro hasta llegar al borde de la piscina. Me inclino y clavo sumergiéndome en el agua y nado por debajo hasta llegar delante de él. Saco mi cabeza y parte de mis hombros quedan expuestos, escurro y limpio las gotas que caen en mi rostro y me quedo quieta sin saber que más hacer.
Cuando pienso que se dará la vuelta y se irá, toma mi cintura y me arrastra pegándome a su cuerpo y sus labios atacan los míos de forma feroz. Mis manos van a su cuello y mis piernas alrededor de su cintura, se mueve hasta pegarme con la pared de la piscina y ambos nos besamos de forma hambrienta y desesperada. Siento la punta de su polla en mi entrada y me muevo un poco para sumergirme y hacer que entre, pero Esteban se aleja un poco antes de entrar de una estocada a mi cuerpo.
Grito en sus labios y él se separa un poco y me mira con preocupación, frunce el ceño y yo vuelvo y lo beso, después de unos segundos empieza a moverse y mi cuerpo se sacude con cada movimiento hasta que el ardor es cambiado por placer y me aferro más a su cuerpo sintiendo como de un momento otro mi mente se eleva y siento estallar de un increíble orgasmo seguido por el suyo.
Nos quedamos quietos por un momento, mis ojos siguen cerrados y solo lo abro cuando se empieza a mover y me doy cuenta de que está yendo hacia las escaleras. Me aferro a él sin querer salir de encima y puedo sentir su polla sacudirse con cada movimiento.
Esteban no me suelta, siento el frío calar mis huesos cuando estamos por completo afuera. Él sigue dentro de mí, se aferra a mis nalgas y yo me pego como un Koala y entra a casa, ambos desnudos y sube las escaleras y camina por el pasillo.
Por un momento pienso que me llevara a mi alcoba y me dejara así, pero no es así, pasa de largo y sigue a la habitación que está a mi lado y sé que es la suya, entra y sigue caminando hasta la ducha y ambos entramos. Abre la llave y agua caliente cae en cascada sobre nuestro cuerpo, me toma el rostro y me pega a la pared y me besó, esta vez en forma lenta mientras sale y entra de nuevo con cuidado hasta que aumenta la velocidad y se escucha el golpeteo de cada entrada que hace y nuestros jadeos hasta un sonido ronco sale de sus labios y siento como se derrama de nuevo dentro de mí haciendo que yo estalle con mi orgasmo.
Me baja con cuidado y puedo sentir un líquido pegajoso escurrir entre mis piernas, no le doy importancia y siento como él empieza a lavar mi cuerpo. Cierro los ojos dejándome llevar por la sensación, sus dedos hacen masaje a mi cuerpo cabelludo y después me doy la vuelta haciendo que mis manos se apoyen en la pared mientras sus manos viajan por mi cuerpo. Masajea mis senos, mi estómago y se concentra en mi vagina.
Un pequeño jadeo sale de mis labios sintiendo el ardor en esa zona, no digo nada y me dejo lavar y después de lavarme me doy la vuelta y observo como él se lava su cuerpo sin dejar de mirarme a los ojos.
Mi mirada viaja por su tonificado pecho, hombros anchos, cintura estrecha. Sus abdominales y esa tarjeta V que señala su polla, larga y ancha. Mi boca se seca y lamo mis labios y observo como las pequeñas burbujas bajan por su longitud.
Esteban toma su polla y la mueve de arriba abajo y toma mi mano para ponerla en ella, me quedo aterrada al sentirlo tan dura y a la vez tan suave.
Me suelta de un momento a otro y pienso que he hecho algo mal y me empuja un poco para meterse bajo la cascada artificial y lavar su cuerpo.
No dice nada, sus ojos están concentrados en los míos y al terminar de lavar el resto de jabón sale y toma una toalla y empieza a secarme con la toalla.
Ladeo mi rostro viendo sus movimientos, como se arrodilló para secar mis piernas y se queda en el punto de mi vagina, se acerca y levanta una de mis piernas para ponerla encima de su hombro.
― ¿Qué haces? ―Suelto un pequeño jadeo y me sostengo contra el mesón del lavamanos y cierro los ojos al sentir su lengua hurgar la raja de mi vagina.
Esteban lame, chupa como fuera un manjar, mis piernas flaquean y él se levanta dejándome iniciada, cuando voy a protestar él me cargó y me lleva a la cama y me deja en el medio y vuelve abrir las piernas para devorarme de nuevo y esta vez con más fuerza.
Mis gritos retumban las paredes, me retuerzo y vuelvo a jadear con fuerza cuando el orgasmo me atraviesa, a pesar de haberme venido, él sigue chupando y chupando dejándome el clítoris sensible.
―No, más por favor― Digo desesperada.
―Esto no ha terminado.
Esteban se levanta y se acomoda entre mis piernas y su polla me invade de nuevo.
No sé cuantas veces lo hicimos esa noche, ni cuantos orgasmos tuve. Solo sé que mi cuerpo no lo soporto más y termine casi desmayada sobre su pecho y al otro día al despertar fue lo mismo, no salimos de la habitación y solo hasta pasar el fin de semana al momento de recoger a mi hijo es cuando mi cuerpo y yo pudimos descansar.
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