Capítulo 43
Baje por los escaleras hasta llegar a la primera planta, donde ahora se encontraba solo Thomas. Tendríamos nuestra segunda cita, estoy amando tener citas en ocasiones.
Él me esperaba en el último escalón, me acerque a él en paso paso lento. Este me veía con una sonrisa, amaba cuando me veía así. Esta no era una simple sonrisa, con ella expresaba todo, su sonrisa brillaba y qué decir de sus ojos hermosos. ¡Maldita sea, me estoy enamorando de nuevo!
—Estas hermosa —me alago, pasó su mano por la parte baje de mi espalda después de que me abrazara.
—Y tú estás muy guapo —El vestía de un esmoquin negro, demasiado básico pero tenía tu toque al no tener corbata ni moño, en cambio tenía dos botones desechos en la parte de arriba dando el aspecto despreocupado pero elegante. No hay una solo cosa que se mire mal con el, si se pone un tutu él seguiría igual de bello.
Él me tendió su mano e hizo que la entrelazara con la mía, después me llevo a la cochera y me subió a él Roll Royce blanco, también hizo que un auto de seguridad nos acompañaran en el camino y lo que creo será el resto del día.
Si bien hace días yo estaba molesta con el, lo arregle tan pronto como pude. Él había notado que están distante y me preguntó lo que me ocurrió y le dije todo, no tenía sentido que yo me molestara por algo así cuando como novio él se preocupa por mi y como mi trabajador él tiene que darle informes como esos a Darrick.
Thomas aparcó en el restaurante italiano en donde había traído a Emily en su cumpleaños, donde odié al mesero. Baje del auto y baje el corte de mi vestido ceñido a mi cuerpo, el color rojo de él me hacía que mi tono de piel brillase. Thomas se acercó a mi y pasó su mano por mi espalda hasta que nos adentramos al restaurante, un señor nos llevo hasta nuestra mesa y poco después llego un mesero con el menú.
—¿Que pedirás?
—No lo se, ¿puedes pedir por mi? —le pregunte a Thomas, él asintió y siguió mirando el menú.
Por mi cabeza pasó una travesura y sonríe como idiota pero Thomas no me miro. Por debajo de la mesa acerque mi pie a su pierna y la acerque a su entrepierna, Thomas levantó la mirada y me embozó una sonrisa. Esa maldita sonrisa que hace mojar mis bragas, estoy a punto de preguntarle a un mesero donde está el puyo baño para meterme con Thomas allí y no hacer cosas lindas.
—Jade —me amenazo cuando sintió que me acercaba más a su entrepierna, le sonreí tímidamente y proseguí con lo mío.
Aleje mi pie de él y con una de mis manos me deshice de mi tacón. Acerque mi pie desnudo a su pierna con pequeños roces, lentamente subí hasta que la puse sobre su rodilla descansando.
—¿Ya decidieron que pedirán? —esa voz, esa maldita voz. Era el mismo maldito mesero de la última y primera vez.
—¿No pudieron tener otro mesero disponible? —pregunte con molestia, hasta mi maldita cara mostraba mi descontento con el. A Thomas no le sorprendió mi pregunta ni mucho menos el tono que utilicé.
—¿Cual es el problema? —me preguntó Thomas.
—Si le molesta —se dirigió a mí el mesero maldito —, yo podría llamar a otro mesero. No me gustaría causar molestias.
¿Se está haciendo la maldita víctima? Ese teatrito nadie se lo cree.
—Si, por favor —murmure.
—No —hablo Thomas antes de que el mesero se fuera —, puedes traernos un bistec y una ensalada, también una botella de vino tinto.
Mis ojos casi se salían de sus órbitas, Thomas ya había ordenado y lo siguiente sería que el mesero se largara de mi vista y volviera con lo pedido. ¿Por que esas cosas solo me pasan a mi?
El mesero se largo dejándonos a Thomas y a mi solos, también con ese silencio que odio pero no haría nada para que se fuera. Tome mi teléfono y fingí tener algo importante en el, de paso le envié un mensaje al grupo de las chicas y Tyson.
TS: ¿Como va tu cita?
ST: ¿Tienes una cita con Thomas?
TS: No, estupida. Jade fue con el solo por que es su guardaespaldas y la acompaña a donde sea.
ST: Tal vez pudo ser una cita médica, no seas idiota Tyson.
Al parecer se llevaban bastante bien. Tyson es demasiado directo y aveces hasta bastante insensible al usar las palabras incorrectas.
JD: Si, estamos en un restaurante pero él está enojado. Un mesero maldito se acercó y se hizo la maldita víctima, ¿pueden creer eso?
EM: ¡Hola!
Emily recién había aparecido en el chat. De inmediato le respondí su mensaje con un hola. Ella volvió enviar un mensaje, esta vez respondiendo el mensaje donde mencionó al mesero.
EM: ¿Es el mismo mesero cuando me cumpleaños?
JD: Si, el mismo. Si pudiera matarlo lo haría pero estamos en un lugar público.
TS: ¿De que mesero hablan, chicas?
—¿Jade? —escuché que me llamo Thomas, levante la vista y observé su rostro indescifrable —Ya tienes tu comida frente a ti, come.
Baje la vista rápidamente a mi teléfono y dejé que los mensajes sonaran al bloquearlo. Tome un tenedor del lado izquierdo del plano y tome la ensalada, lentamente la devoraba hasta pasarla a mi estómago.
El hizo lo mismo que yo. Mientras el comía ni siquiera me miro, ni una sola mirada fugaz. El disfruto la comida, mientras que yo solo jugaba con la mía.
—¿Y bien? —mate el maldito silencio que odio —¿En que estás pensando?
—¿Por que lo trataste así?
—Por que se lo merece
—¿Solo por que es mesero? —volvió a preguntar.
—No, no es por eso —aclare.
—Entonces puedes explicarme.
Yo asentí, tome una larga respiración y bebí de la copa de vino que estaba cerca a mi.
—En el cumpleaños de Emily vine aquí con ella, y él mismo mesero nos atendió. El mesero se encargó de hacer sentir mal a Emily y también lo quiso hacer conmigo pero no le funciono, nos había juzgado por nuestra vestimenta y es que cuando vine con ella no traía un vestido caro sino una simple chaqueta y mis vaqueros, y Emily igual. Solo le bastó con vernos así vestidas ora decirnos que nosotras no podíamos estar aquí, dijo que no teníamos clase e hizo sentir mal a Emily con todo eso.
Al terminar volví a tomar la copa de vino y la acerque a mi labios para beber de ella. Thomas se miraba aún más molesto, pero se que no es conmigo.
—¿Por que no me lo dijiste antes? —preguntó el.
—Por que no es nada importante, se supone que nadie se enteraría de eso aunque no fuera nada del otro mundo. Eso siempre nos pasa, más a Emily que a mi y a ella no le gusta compartir ese tipo de cosas.
—Ella debe de ponerle un alto a todo esto, no tiene que dejar que las personas pasen por arriba de ella —murmuro, tomo mi mano por arriba de la mesa y la acaricio con su pulgar.
—Lo se, pero Emily es un blanco fácil y no sabe qué decir en ese momento. Solo calla.
👑👑👑
—¿Que sucede Liam? —le pregunte tras responder a su llamada, sabía lo siguiente que diría. Es tan típico de él ahora.
—Debes venir a mi departamento ahora —ordenó.
—¿Por qué ? ¿Qué sucede?
—Prefiero contarte todo aquí, no se como reaccionarás.
—Bien, después de que coma y me duche iré.
El término la llamada, talle mis ojos con desespero. No se en que momento caí en el sueño, se suponía que estaba viendo mi película favorita y ahora esta ya había acabado y tenía otra.
—¿Que hora es? —escuché a Thomas preguntar a mi espalda. Maldita voz gruesa del infierno, ¿por que es tan sexy cuando recién se despierta?
—Son las... ¿Donde está mi teléfono? —pregunte, levante los cojines y una manta cerca pero no lo encontré. ¿Por que tuve que lanzar mi teléfono? Maldita costumbre de dejar mi teléfono en donde sea, aveces me recuerdo que debo de tratarlo con cariño.
—Aquí está —murmuro Thomas —. Son las ocho con tres minutos.
Subí a mi habitación y tome una ducha rápida, esta vez dejé que el agua caliente gallera sobre mi cuerpo. Pocas veces me ducho con el agua así de tibia pero ahora eso me ayudaba a relajar mis músculos. Salí del baño envuelta en una toalla y en cabello había otra. Me vestí rápidamente con un conjunto de Adidas que había allí y puse mis Nike blancos que estaban cerca.
Baje a toda prisa y revise la cocina, no encontré algo que me apeteciera comer, volví a cerrar la nevera y fui a la habitación de Thomas.
—¿Puedo entrar? —pregunte al tocar con mis nudillos la madera que nos separaba.
—Pasa.
Abrí la puerta de la habitación encontrando a Thomas con solo una toalla alrededor de su cadera. Lentamente cerré la puerta de la habitación detrás de mi y me quede a un lado de ella, no me moví ni un solo centímetro observando la vista que me daba Thomas.
—¿Que sucede? —preguntó el.
—Tengo que ir con Liam, me pidió que fuera a su departamento. ¿Me podrías acompañar?
El se dio la vuelta y fue hacia uno de sus cajones, de allí sacó un bóxers y fue al baño. Regreso ahora solo usando su ropa interior, me lance en su cama allí y lo observé mientras se vestía.
—Vamos, ya termine —dijo, me levante rápidamente y salí de casa hasta llegar al garage, y finalmente subir al auto.
El encendido el auto e inició el camino a con Liam. Puse mi mano sobre su rodilla, él pareció relajarse al contacto. No tomo más de veinte minutos llegar hasta donde vive Liam, al llegar le dije a Thomas que subiera conmigo y lo hizo.
Subimos al elevador y en el piso de Liam fue hasta su puerta, golpeé la madera con mis nudillos y esperé que él me abriera.
—¿Tienes alguna idea de lo que te dirá? —me preguntó Thomas con nervios, no se por que tenía nervios. Yo tendría que tener nervios pero por alguna razón no los tengo.
—No lo se, pero estoy segura de que no será algo bueno.
El asintió y regresó la vista a la calle, yo aveces ponía mi mano en su muslo y hacía caricias que sabía que disfrutaba. Todo el camino se fue en silencio pero este no fue el típico silencio incómodo, fue más como disfrutar la presencia de los dos.
Al llegar a el edificio baje junto con Thomas y fuimos hasta el elevador. Golpee con mis nudillos la madera de la puerta, segundos después Liam apareció en mi vista con un delantal atado a su cadera.
—¿Que nos cocinaste? —bromee, el solo me respondió con un guiño y dejo que entráramos a su hogar.
—Para ti nada, para el papásito de tu novio solamente —soltó con descaro, pero no me molesto en absoluto. Me causo risa lo que dijo de manera casi natural —. Vamos a la cocina que no te llame para que probaras mi sazón.
Yo seguí a Liam y Thomas a mi, me senté en un taburete alrededor de la isla junto a mi hombre. Él me miraba tratando de saber que hacíamos a aquí, lo preguntaba con la mirada. Thomas apagó el horno y sacó lo que parecía un pastel del horno, un pastel de chocolate.
—Aleja eso de mi —murmure, puse mi mano sobre mi nariz y la tape evitando oler el chocolate. Era demasiado dulce y asqueroso para mi. Nunca me he explicado por qué lo odio.
—No es para tanto, Jade —se quejó Liam.
—Bien —hable chasqueando la lengua —, ¿que me tienes que decir?
—Oh si —pareció recordar algo importante, puso su dedo en el puente de su nariz para después quitarlo segundos a una velocidad increíble —. Según las malas lenguas, tu amigo Nick ha estado esparciendo que te acuestas con tu novio y con Wes, y también expandió que eras algo así como una puta. Eso dicen en la calle.
—¿Nick? —me preguntó Thomas con desconcierto —¿El niño que nos encontramos en la fiesta? ¿El que peleaba con tu ex?
—Ese mismo idiota —dije bufando. ¿Que haría con el? Solo me causa problemas y no bastará con darle un buen susto aunque no me gustaría matarlo solo así. No tengo razones suficientes para matarlo, pero si lo asusto estoy segura que no entenderá.
—¿Y si lo dejas inconsciente? —sugirió Liam, yo negué. Podría funcionar y parece ser una buena idea pero no creo que sea una buena opción o me beneficie, o tal vez si.
—Estoy pensando seriamente si le digo a un grupo de matones que finjan querer asaltarlos de camino a casa.
—Ya me encargué —hablo Thomas, yo me giré hacia él y tenía una sonrisa de acabar de hacer una travesura. Ay lo amo cuando hace eso —, en la tarde me mandarán un informe y me darán todo la información de su estado. La venganza está hecha.
—¿En serio? —pregunte aún según creer alguna palabra que salía de sus ricos labios.
—Si cariño, todo está hecho. Ahora hay que esperar.
No dije nada, no podía hablar. Él seguía con la misma sonrisa que me enamoraba, sentí la gran necesidad de lanzarme a sus brazos hasta que sus brazos se duerman. Estaba tan perdida en sus ojos, solo lo admiraba. No se por que una alma como la suya encaja tan bien con mi horrible alma.
—Yo los dejare solos por si quieren acostarse y hacer el kamazutra en la cocina —se despidió Liam, casi me ahogo con mi propia saliva. Eso causó que Thomas riera a carcajadas y que sus hoyuelos salieran a la vista con esas bolsas que se hacían debajo de los ojos solo cuando ríe.
Al salir los dos prácticamente nos pegamos como dos imanes, nuestros cuerpos chocaron con tanta intensidad y nuestros labios se unieron con necesidad. No se él pero yo moría por besarlo así, él me puso sobre en a horcajadas mientras ponía sus manos en mi trasero y lo apretaba. Bajo sus labios hasta mi cuello y daba pequeños besos húmedos, pero no bajo más.
Por fin pude eliminar todo el aire acumulado y respirar normalmente, mi pulso aumentaba cada que estaba con él así. Sabía que a él le ocurría lo mismo que a mi.
—¿Que haremos con ese niño? —preguntó rompiendo con el silencio.
—Hacer que pague —solté como si fuera lo más obvio.
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