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Capítulo 38

—Matt, volveré en unas horas.

Me ignoro, aún estaba enojado por lo que le dije el sábado, y era muy estupido de su parte. Hoy era martes y él aún no lo había superado, por eso y más; muchas personas me dicen que soy más madura que mi hermano y no es de esperar que el se enoje porque le dicen eso.

—Mi niño —lo llame con cariño, si quería jugar, yo también jugaré —, más tarde vuelvo, mamá tiene algo importante que hacer. Te dejare con tu niñera y no olvides que mi número está en la nevera por si ocurre algo.

Él me miro enojado, claro, como ahora lo trate como niño se enojo. Me reí y le mostré el dedo medio de cada una de mis manos, el de inmediato me lanzo algo que cayó en mi cabello y ahora no puedo quitarlo de allí. Más le vale que no sea goma de mascar que lo mato cuando regrese.

—¿Thomas? —lo llame después de pasar por las puertas de la casa.

Él se acercó a mi con una sonrisa y estuve a darle un puñetero beso pero me contuve por lo que tenía en mi cabeza.

Maldito Matt, tarde o temprano lo enviaría con los abuelos y allí aprendería a no comportarse como un niño malcriado.

—¿Puedes ver qué tengo en mi cabello? —le pregunte y él solo hizo que girara y le mostrara mi cabellera.

Saco un mechón con sus manos y me lo mostró, como había dicho antes, allí había una goma de mascar que solo se podía quitar deshaciéndome de ese cabello o con hielo, obviamente hice la segunda opción por lo que volví a entrar a la casa. Tome un cubo de hielo y lo pase por mi cabello hasta que se desprendiera de él.

—¡Ya me voy carajito! —le grite a Matt, era el único que estaba cerca de la cocina y precisamente en la sala de cine. Es la favorita de todos.

—¿Matt te hizo eso? —Thomas, ¿por que mierda me tiene que asustar en mis peores momentos?

Él hizo que brincara de un extremo de la coma a otro, con cuidado asentí y me acerque a él.

El paso sus manos por mi cintura y allí las mantuvo, yo acerque su rostro al mío e hice que me besara. Era mi actividad favorita de todos los días, nos separamos para tomar un poco de aire pero nuestros labios nunca podían estar separados.

Mis manos como siempre pasaron por los perfectos abdómenes de Thomas y los recorrieron, él me mordió el labio superior y provocó un leve gemido de mi parte, él sonrió mientras me besaba pero no nos separáramos, él bajo aún más sus manos hasta que las puso en mi trasero y lo apretó ligeramente, otro gemido se escapo de mis labios.

—¡¿Que mierda pasa aquí?! —escuché como Matt gritaba a un metro de nosotros pero eso no hizo que nos alejáramos o que nos moviéramos un centímetro.

—Cállate, mamá está ocupada ahora —le dije restándole importancia, mis ojos se mantenían en lo ojos de Thomas —, ve a ver una película y deja de estar jodiendo.

Escuchó como bufo de enojo y se acercó a nosotros con la intención de separamos pero Thomas lo miro de mala forma que él de inmediato se alejó.

—Sabes que soy tu hermano y tengo el derecho de saber lo que hagas, y aprobar lo que tienes con el.

¿Matt sabrá el nombre de Thomas? Digo, yo no sé el nombre de todas las personas que trabajan conmigo, solo los que mayormente hablan conmigo pero no todos.

—Cuando te comportes como tal y no como mi hijo haré todo lo que quieras y digas, pero si sigues haciendo esos berrinches será mejor que olvides que eres el mayor.

Justo en su ego, Thomas aún me seguía abrazando y ahora tenía pegada mi espalda a su pecho.

Matt salió hecho furia de la cocina, por un momento sentí pena por el, ahora siento que fue demasiado lo que le dije, lo quiero pero aveces debe de aprender cómo actuar y madurar de una vez.

—¿Nos vamos? —le pregunte ahora mirándolo a los ojos y sonriéndole ligeramente para que me respondiera con un si.

—¿Ya desayunaste? —en cambio me respondió con otra pregunta, y no, no lo he hecho.

—No.

—¿Comiste algo ayer al llegar?

¿Como diría lo siguiente? No se si me dirá un sermón o se ira molesto como Matt, no se como actuará.

—Comí una manzana, creo —mi sonrisa aumento más, pero bajo al ver el rostro de Thomas, estaba preocupado y no estaba enojado, estaba ¿triste?

—¿Por que no comes?

—No lo se —me encogí de hombros —, por que no tengo hambre o aveces lo olvido por estar allí o allá haciendo algo del trabajo, si me da apetito pero por estar ocupada y no poder comer después ese apetito se va y yo me olvido comer.

—Entonces eso significa que yo te haré el desayuno, ¿que quieres comer?

Un, ya se que pedir. Ensalada con calabacín y chorizo de soya.

—Una ensalada, pero tienes que freír chorizo de soya con calabacines —el asintió y saco lo que le dije, yo fui a la nevera y tome un algunos jitomates y la lechuga —. En el sartén tienes que echar un poco de mantequilla  primavera antes de freír los calabacines y el chorizo, pero primero es el chorizo y después agregas los calabacines.

—¿Eres vegana?

—Si —le respondí de inmediato, tome un cuchillo y la tabla para picar y, partir en cubos el jitomate y la lechuga en en tiras —, ¿me puedes pasar un tazón?

Después de que los dos comiéramos subimos a el auto para ir a el hotel donde estaba hospedándose Wes, no hablamos durante el camino. Lo dos estábamos realmente tensos y nerviosos.

Al llegar me baje del auto y Thomas lo hizo segundos después, él me siguió manteniendo su distancia. Entre al hotel y le dije al portero que necesitaba entrar a la habitación de Wes, el de inmediato me dejó entrar en cuanto Thomas le mostró su arma.

Subí por el elevador y di ligeros golpes a la puerta de la habitación al estar parada allí, estaba nerviosa pero aún más estaba Thomas. Después de darle tantas vueltas al tema, le dije a Thomas que me podría acompañar y hablaríamos los dos con el, yo aclararía todo y él podría estar allí sin decir nada. No le precio justo pero se que lo hará, esto solo era de él y yo.

El tiempo que esperaba en el pasillo se me hacía eterno, y aún más teniendo a Thomas tan rígido como una tabla, para él es tan incomodo como para mi.

—¿Quiene es? —escuché a alguien por detrás de la puerta, él estaba aquí y de inmediato aparecieron unas ganas enormes de salir corriendo.

—Thomas —hablo el, con la voz gruesa y tenebrosa, sentí escalofríos al escucharlo. Me siento como un mal tercio, tal vez debería dejarlos a los dos y elegir al que sobreviva en la pelea de lobos.

La puerta frente a mi se abrió, Wes me miro con sorpresa pero después al mirar detrás de mi su mandíbula se volvió rígida.

—Hola Wes —salude —, ¿podemos hablar?

Él no me respondió y tampoco expresó algo, solo se hizo a un lado y dejó que pasara por un lado de él. Tan pronto como mire un sillón me senté en el, no tenía planeado tardar mucho, entre más rápido termine será mejor.

—¿Quieren algo de beber? —preguntó Wes pasando su mano izquierda por su nuca.

—Vino tinto por favor —le pedí.

—No puedes tomar, aún es menos de medio día —me dio un sermón Thomas, pero yo quiero tomar un poco de alcohol.

—Bien, jugó de naranja con un poco de vodka.

—Solo jugó —agregó.

—Déjala amigo —intervino Wes, cosa que no debió de hacer cuando Thomas tiene ese humor de perros como ahora —, ella puede tomar lo que quiera.

—Claro que puede, pero no mientras yo esté presente —se estaba poniendo aún más furioso, así que lo mejor fue acercarme a él, lo tome de la mano y lo arrastre al sillón junto a mi. Ignoré lo que dijo anteriormente.

—Solo queremos hablar —fui al grano, debía de aclarar todo lo más rápido posible.

—¿Estas segura? —preguntó el.

—Si, ahora siéntate en el puñetero sofá frente a mi que esto tardará un poco.

El trago un poco de saliva pero hizo que le dije, observo nuestras manos y sus ojos se oscurecieron un poco, Thomas por su parte aferró más el agarre a mi mano y estoy segura que por su mente no planea soltarme por ahora.

—Se que nos miraste el sábado en la noche y no quiero que pase algo incómodo entre nosotros, además planeo que cada uno siga con sus vidas. Hacer como fuéramos completos desconocidos —sugerí, el solo asentía y aveces miraba de reojo a Thomas, tratando de calmarse por la vena que estaba a punto de reventar en su frente.

—Bien, trataré de hacer eso. Haré lo que pueda pero no te aseguraré que desaparezca de tu vida, me importas más de lo que crees. Vine aquí por una razón pero este tipo se interpuso en mi camino —ahora lo miro directamente dándole a entender con la mirada que lo odiaba, Thomas por lo contrario fingió un bostezo y paso su brazo por mis hombros con descaro —, aún siento un algo por ti.

—¿Aún sientes algo por mi? Al parecer eso debiste de pensar antes de dejarme y actuar como un maldito cobarde de mierda —murmure con rabia, ahora su mirada cambio por la de un perrito triste.

—Debí de hacerlo, me matarían y a ti también.

Se excusó, esa maldito excusa ya me tiene hasta el culo. ¿Por que no puede ser más original y decir algo más creíble? Tal vez la verdad.

—Eso no excusa lo cobarde que eres, no me importa si estuve en riesgo de muerte por que sinceramente siempre lo estoy, me dolió que salieras de mi vida como si nunca estuvieras en ella. Me dolió que no diste la cara al maldito problema, eso solo lo hacen los malditos cobardes —me estaba alterando, los dos notaron eso.

Thomas me acerco a su pecho y me abrazo, solo un poco para tan solo calmarme.

—Perdóname, mi intención nunca fue hacerte eso. Sabes que nunca te lastimaría, primero muerto —si eso lo se, solo que me decepciono.

—¡Mierda! ¡Lo se! Me decepcionaste, eso es lo que me duele. Puedo perdonarte fácilmente, sabes que yo no cargo con cosas así pero yo misma me odio por tenerte en otro concepto.

Lo mire con desprecio, decepción y tristeza, todo eso en mi mirada. Pude respirar tranquilamente después de soltar todo ese aire acumulado que me molestaba en lo profundo de mi pecho.

Wes bajo la cabeza avergonzado, me acerque a él e hice que subiera su cabeza y me mirara a los ojos.

—Dejare de interesarme de tu vida, hace mucho tiempo que deje de hacerlo. Tú deberías de hacer lo mismo que yo y dejarme por que lo que teníamos nosotros solo era algo de niños, solo hasta ahora pude darme cuanta de eso.

Sus ojos se cristalizaron y sentía que era momento de irme, mi trabajo había terminado más pronto de lo creía. Me aleje de él y fui con Thomas.

—Debemos irnos Thomas —le dije a mi chico.

Los dos salimos tomados de la mano, después de cerrar con cuidado la puerta escuché el horrible ruido que provenía de la habitación que hace unos segundos habíamos estado. Tenía un ataque al igual que los míos, era la primera ves que escuchaba que tenía uno, pero no intervine lo mejor era que él liberara todo lo que tenía acumulado.

Subimos al auto después de salir del edificio y fuimos a casa.

👑👑👑

Miércoles por la tarde. Le había dicho a todos que se apresuraran en subir la mercancía a los autos. La primera avioneta ya estaba vacía, y en menos de cinco minutos llegaría la otra.

—Todo está en orden —le dije a Steve, él también estaba aquí asegurándose que todo saliera a la perfección.

—Bien, tenemos que apresurarnos porque aún faltan cuatro avionetas más.

—Steve, hace una semana Liam me dijo que Christopher Beckett estaba vendiendo droga en su club aquí en Detroit —el asintió esperando mis próximas palabras —. Le dije a Liam que podríamos entrar y ver cuánto vendía, al parecer era mucha; también escuché que muchas mujeres gritaban de agonía.

—¿Eso es cierto? —preguntó sorprendido.

—Si, lo peor fue escuchar los gritos. Al escucharlos me llene de furia pero logré controlarme por que nadie sabía que estaba allí, si habría hecho algo nos matarían.

—¿Y que planeas hacer? —Fue al grano.

—Atacarlos este domingo, Liam me dijo que Chris estaría aquí ese día, aún estoy planeando el ataque.

Planeaba matar a ese maldito, acabaría con todo lo que él tenía. El tiene dinero y mantiene una mafia de hace décadas pero yo estoy aquí para mandar eso a la borda.

—Bueno, el domingo atacaremos, ahora tenemos que descargar toda la mercancía rápidamente.

Algunos hombres ya tenían cajas de madera entre sus manos y las subían a las camionetas, otros se encargaban de contar cada caja y guardarlas en su lugar.

Yo solo observaba que nadie se acercara o hiciera mal su trabajo, pronto oscurecería y nadie podría vernos por el simple hecho de que muchos temen que los maten en las noches. Por alguna era razón, en las calles se hablaba sobre la desaparición de muchas personas a causa mía, ahora mi dominio aumentaba y había más personas temiéndome.

En las siguientes avionetas hicimos lo mismo, las descargamos y al terminar de hacerlo salimos lo más rápido posible de aquí. Steve se fue a su mansión y yo a la mía, él me dijo que mañana haríamos el plan de ataque y se que hoy le dirá a Darrick mis planes, probablemente él diga que si por el simple hecho que él también quiere ver en las ruinas a los dos Beckett.

Al llegar a casa fui directo a mi habitación y tome un baño realmente largo, eso me relajo. No había comido nada además de la ensalada por lo que fui a la cocina y tome un plato con fruta picada, también tome una copa y lo llene de vino, ¿hay algo aún más relajante?

Después recordé que también estudio y decidí ir a mi despacho a hacer mis tareas pendientes, me tomo cuatro horas más terminar las tareas de esta semana, mis ojos se estaban cerrando lentamente por lo que decidí subir a mi habitación no sin antes dejar la copa y el plato que tome en la cocina.

Talle mis ojos con el dorso de mis manos y bostecé, aún faltaba subir por los escalones para llegar a mi habitación y yo podía jurar que caería rendida allí, deje de sentir mis piernas por el horrible dolor que me había provocado correr. El cansancio y el dolor físico son un arma moral cuando están juntas.

Pase a un lado de las habitaciones de huéspedes tocando las paredes para no perder el poco equilibrio que me quedaba, si me mirara podría jurar que estoy ebria pero solo es ese maldito cansancio.

Al pasar cerca de una habitación, escuché un ronquido, ¿hay alguien allí? Abrí la puerta de la habitación cuidadosamente, dentro estaba Thomas tirado en la cama.

Fue inevitable no reírme al mirar que tenía los labios ligeramente abiertos por el cual salía un hilo de baba, también tenía las piernas y brazos abiertos que cubrían la mayor parte de la cama. Él al escuchar mi risa cambio de posición y abrió los ojos con temor.

—Ay que lindo eres —me burle, al saber que era yo se giró y me mostró el dedo medio.

Mis piernas parecieron moverse solas y se dirigieron a la cama junto a Thomas, me metí dentro de las sábanas y me removí en la cama. Thomas se movió aún dormido y pasó su brazo izquierdo sobre mi cintura. ¿Cómo es posible que pueda seguir dormido?

—Thomas —lo removí tratando de despertarlo.

—Mh-mhh

—Quítate el pantalón —le ordene, el levantó su cabeza de golpe y pareció que la realidad lo golpeó fuerte.

—¿Qué-qué haces aquí?

Empecé a reír. El se talló los ojos y parpadeo un par de veces para que su vista se aclarase. ¿Por que solo cuando está así es tierno? Nunca lo sabré.

—Dormiré aquí por que no quiero subir a mi habitación. Ahora quítate el pantalón —repetí.

—¿Que? ¿Para que?

Inconscientemente lleve mis manos a sus mejillas y las estruje como siempre adoro hacer, el frunció sus cejas gruesas haciendo que su rostro se viera aún más tierno.

—No puedo dormir si tienes pantalón —le aclare pero sin dar muchas explicaciones.

—¿Por que? —volvió a preguntar.

—Por que la tela de tu pantalón lastima mis piernas y no puedo dormir, así que te quitas el pantalón o te pones una pijama.

Él pareció entenderlo todo y se quitó el pantalón con lentitud, sus cinco sentidos aún no estaban completamente por lo que hizo movimientos torpes al intentar deshacerse del pantalón, casi cae de la cama.

—Listo.

—Bien, ahora duerme —le dije, me volví a remover en la cama dándole una vista de mi espalda, poco después el pasó su brazo por mi cintura y a los segundos volvió a dormirse.

Entre tanta perfección tiene que haber una imperfección, es que Thomas ronca como un camionero; aunque, estoy acostumbrada a escuchar los ronquidos de Matt hasta mi habitación por lo tanto escucharlo no me impide dormir tranquilamente.

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