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Capítulo 22

—Camina, ten cuidado por donde vas, tal vez te puedes caer —la abuela me decía al caminar por la calle junto a ella.

—Eso haré, abuela — le sonreí y mire su rostro, no encontré ninguna arruga y mucho menos canas— . ¿Que edad tienes?

—¡Oh, pequeña!— soltó una pequeña risa contagiosa, eso me hizo reír levemente— Veinte años más que tú madre.

Su actitud entusiasta era contagiosa, siempre que estaba con ella me reía mucho y jugábamos, también me contaba muchos cuentos antes de dormir.

—¿Cuantos años tiene mami?— pregunte.

—Veintinueve.

—¿Eso es mucho o poco?— pregunte levantando una ceja.

—Es poco para una mujer con mi edad, pero no te preocupes, yo sigo siendo igual de bella como cuando tenia la edad de tu madre— bromeó, y soltó una risita.

No entendí su chiste pero su risa me hizo reír.

—¿Quieres un helado?— asentí.—¿De que sabor quieres? ¿Chocolate?— negué, no me gusta el chocolate al igual que mi abuela—¿Fresa?— negué otra vez— ¿Cheesecake?

Sonreí y asentí.

—Vamos por tu helado pequeña.

—¿Que comprarás tu?— le pregunte.

—Un jugó tal vez, ¿Quieres uno?— negué—¿Quieres algo más?

—No, a mis papis les molesta que pida mucho, no me gusta que gastes mucho en mi.

—Pero apenas eres una niña que necesita jugar con sus juguetes, también una niña de cuatro años que necesita ser consentida— me tomó en sus pequeños brazos, la abrase por su cuello y le di un beso en su mejilla.

Me acerqué a su oreja y mire como ella sonreía.

—Te quiero, princesa.

—Te amo, abuela.— ella me abrazo aún más fuerte y me dio un gran beso en mi frente, estoy segura que dejo su labial allí.

—¿Vamos por tu helado?— asentí.

Me bajo de sus brazos y tomó una de mis manos.

Entramos a el pequeño local y yo esperé por mi helado, mi abuela pago y seguimos caminando por la acera.

—¿Puedo dormir contigo hoy?— le pregunte con mi boca aún en el helado.

—Si, solo tienes que hablar con tus papás.

Un hermoso auto se acercó a nosotras y paró.

—¿A donde van hermosas?— el hombre le coqueteo a la abuela.

Ella sonrió y siguió su juego.

—Estamos pérdidas, mi nieta y yo venimos por un helado, ahora no sabemos a donde ir.— mire como sonreía, yo sonreí al verla con esa enorme sonrisa.

—Si quieren yo podría ayudarlas a encontrar lo que buscan.

Ella me miro sin decir palabra alguna, pero aún con su sonrisa de todos los días.

—¿Quieres ir con el?— me preguntó. Y no puede evitar la emoción al responder.

—¡Si, con el abuelo!

Los dos rieron al escucharme, mi abuela me tomó en sus brazos e hizo que me subiera a el hermoso auto.

—¿A donde vamos hermosuras?— amaba ver los ojos brillantes de mi abuelo cuando miraba a la abuela, sus ojos brillaban tanto como el agua cristalina del mar. Mi color favorito.

—Me gustan tus ojos abuelo, ¿sabias?— al asintió y rio— Son hermosos como el mar.

—¿Y los míos no te gustan?— se quejó mi abuela.

—¡Si! Me gustan por que son color como las avellanas, así como mi Nutella, muy claros.

Los dos rieron ante tal comparación, no sabía con qué comparar su ojos marrones claros, pero hermosos.

—Deberían dejar de darle esa mermelada, puede engordar.— le mostré la lengua a mi abuelo.— ¡Me acaba de mostrar su lengua!

Seguí con mi helado hasta llegar a mi casa.

Me tallé los ojos con desesperación, me había quedado dormida.

—Silencio, algunos aún están dormidos.

Escuché la voz de una de las hijas de Steve, olvide sus nombres.

—No, acaba de despertar Jade.

La niña me apunto al hablar, le sonreí y ella me correspondió.

—Buenos días, ¿Que hora es?— volví a tallar mis ojos y pase mis manos por mi cabello alborotado.

—Son las nueve y treinta de la mañana.

Asentí a la respuesta de Stassie, aún era temprano, si estuviera en mi casa volvería a dormir pero no lo estoy.

—¿Ya todos están despiertos?

—Creo que la única persona que duerme es Matt— respondió Stassie.

—Para las doce el apenas debe de estar despertando o más tarde, ¿a que horas llegaron ayer?

—Casi a las cuatro de la mañana.

¿Por que tan tarde? Esto se hace en menos de dos horas, regularmente solo entregamos el dinero y unos papeles, y después nos encargamos de llenar los autos.

—¿Que pasó? ¿Por que tardaron tanto?

—No lo se, no dijo más mi padre.— se cruzó de brazos— Mi padre te espera abajo para hablar, además ya está listo el desayuno.

—Ahora bajo.

Me levante de la cama y tome un cambio de ropa, ropa interior, unos calcetines, y mi cepillo de dientes.

Me di una ducha, cepille mi largo cabellera después de ponerle un poco de crema para mis rizos, me vestí.

Al bajar fui directo a la cocina, solo faltaba Matt para que todos estuvieran aquí.

—Buenos días.—salude.

—Buenos para ti— escuché la queja de Tyson.

—¿Que pasa? ¿Por que esa cara larga?— pregunte al sentarme en uno de los asientos disponibles, junto con mi desayuno.

—Que alguien más te cuente, llegamos a las tres de la mañana por un maldito mal entendido.

—¿Que pasó?— mire a Steve.

—Sería mejor que comamos ahora y después hablamos.

Todos hicimos lo que Steve dio, desayunamos sin decir alguna palabra en esos cuarenta minutos.

***

—¿Que sucede?— le pregunte a Darrick.

Hace unos minutos el me había hablado para charlar de algo importante.

—Encontré solo cuatro casas, una está cerca de aquí, otra está cerca de tu anterior casa y las otras dos están en el lado norte de la ciudad.

—Lo mejor es alejarnos de la anterior casa, estaré en más peligro si vuelvo allí.

—Bien, necesitamos ir a comprobar si realmente están en lugares seguros.

Acercó un habano que tenía en su mano y lo regresó a sus labios, hizo girar la silla que estaba detrás del escritorio y se sentó en ella.

—En una hora saldremos y revisaremos las casas.

Asentí, recordé lo que dijo Tyron en el desayuno.

—¿Que pasó ayer cuando fueron por todos los paquetes?— le pregunte, al memo tiempo puse mis manos en parte superior de un sillón y recargue mi peso.

—Ayer al llegar ya nos esperaban allí, primero tuve que llevar los papeles de todas las armas que necesitábamos, junto con la lista de todas las drogas que necesitaba, cargamos todo en los camiones, algunas armas que serían de uso personal las subimos en algunas camionetas, la droga también fue en el camión, estaba todo arriba y estábamos listos para irnos, solo faltaba pagar— asentí, tomó un largo respiro y poco después hablo— y pagué finalmente, cuando estábamos de vuelta una emboscada llego a nosotros, y se que ellos daban lo que nosotros teníamos.

Eso no tiene nada de sentido, alguien necesitaba nuestras armas, nuestras cosas, esto ya no era solo por nuestras vidas. Algún nos queda ver caer del cielo, se supone que nadie sabía que nosotros tendríamos un cargamento en espera, era entre nosotros y los narcotraficantes que se encargaron de vendernos todo lo que buscábamos.

—¿Crees que los mismos narcotraficantes que nos dieron las drogas y las armas, dieron la dirección y la hora en la que nosotros estaríamos?

—No lo creo, eso pasó. — puso sus dos codos en el escritorio y dobló las mangas de sus camisa carísima— ¿Sabes que es lo más curioso? Cuando le entregue los papeles ellos comenzaron a decirme lo complicado que debe de ser tener un gran blanco en mi espalda, me decía que podían pasar cosas malas, que incluso podían ir directo por mi cabeza.

—¿Iras por ellos?

—Claro, ¿qué tipo de persona sería si los dejo con vida? Ellos se lo buscaron, puedo matarlos u obligarlos a trabajar para mi solamente,— le dio otra calada a su habano— podría beneficiarme si un narcotraficante trabaja para mi solamente. Tendría droga para vender y también tendría más dinero.

Negué con una sonrisa. El sabe lo que precaución el éxito, a menos de que no sepan tu nombre todo estará bien, si tienen tu nombre fácilmente te rastrean y la CIA ya estará detrás de ti.

—No harás eso, sería buena idea pero si buscas más fama sería tu perdición, ya estamos entre la espada y la pared, y tú buscas estar muerto.

—Tienes razón, si ellos nos traicionaron que más podrían hacer si los tengo aún más cerca.

—Exacto, así que aleja esas ideas de mierda de tu cabeza.

—¿Entonces que crees que debo de hacer?— volvió a dar una enorme calada a su habano.

—Matarlos y después buscar a unos nuevos narcotraficantes, si ellos manejan alguna parte distinta del país es mejor por que así extiendes tu poder.

—¿Sabes? Podría buscar uno en California por que allí es donde se venden más las drogas, las armas podría comprarlas solo para nosotros.

—Si es así, ¿quien nos vendería las armas?

—El estado islamico, o alguien de Medio Oriente.

—Sabes que ellos no están con juegos, ellos tienen muchas armas y creo que temen las peden usar para matarnos.

—Relájate, podría pagar millón y medio por un cargamento completo, y allí encargaría desde ácidos para torturar a misiles enormes.

—Si lo dices así está bien.

Tome asiento al cansarme de estar parada y me acerqué mas a Darrick. ¿Donde está Steve? Él deberá de escuchar esto por que el se encarga de hacer los contratos.

—Solo tendría que contactarlos y esperar su respuesta.

—Si te expandieras por el país, ¿en que estados estarás?— necesito saber eso, si hace eso significa que él necesitará a más de una persona para que le ayude a manejar las ventas en los distintos lugares.

—Siempre he querido manejar parte de Florida, Nueva York, Georgia, Chicago, Washington y tal vez expandirme a Latinoamérica.

—Suena bien, aunque Latinoamérica sería en algunos años más.

—Obviamente niña.— rio, a lo que yo rodé los ojos.

—Bueno, les dire a los chicos que en quince minutos nos iremos a buscar una casa.

—¿Sabes que está casa será tuya? Bueno, no tuya por que usare mi nombre para comprarla pero usare tu dinero.

—Que bueno que lo dices, buscaré una casa que sea la nevada para mi y mi trabajo.

Salí del despacho y fui directo a la habitación de los hombre, encontré a Tyron y a Matt dormidos, los desperté y les dije que en quince minutos nos iríamos a mirar casas, después fui a la habitación de Stassie y encontré a Tyson allí, le dije lo mismo que a la chicos.

***

—No me gusta que la cochera sea tan pequeña.

Susurré al oído de Matt, el asintió dándome la razón. A él tampoco de gustaba para nada. Ya habíamos recorrido las otras dos casas pero no me convencían por el lugar, o por qué era un poco pequeña.

—Entraremos y lo primero que verán es la enorme sala de estar, justo a un lado el gran comedor.

Entramos y él hermoso piso en blanco y negro nos recibió, y como había dicho allí estaba la sala de estar, con unos calcetines normes sillones en negro. Seguimos por el comedor hasta dar con la cocina.

—En la cocina se puede encontrar dos hornos, además de una habitación especial para la enorme alacena, un refrigerador de dos puertas, una isla enorme— y si que era enorme, teníamos que rodearla para atravesar la cocina totalmente — y la estufa.

Debo admitir que la cocina me encanto, pero yo no cocino a menos que la casa esté solo y tenga hambre.

—Enseguida encontrarán una habitación para ver películas o el cine como le llaman las mismas personas que viven aquí.— mire a Matt y él movió su hombro haciendo una señal para que mirara a los gemelos, ellos tenían los ojos demasiado abiertos por lo que acababa de decir el hombre—También a su izquierda pueden encontrar una puerta que lleva a el patio trasero.

—¿Cuantas habitación hay aquí?— pregunte.

—En la planta baja se encuentran las habitaciones de huéspedes, son tres, y en la segunda planta se pueden encontrar seis habitaciones. Solo cuatro se tienen balcón y cada una de las habitaciones tiene su baño y además de contar con un gran guardarropa. Además, los antiguos dueños eran empresarios y se encargaron de hacer una oficina en la casa.

Asentí, salimos a el patio trasero después de recorrer la habitación de películas y mire una gran alberca fuera, además de un lugar en donde puedes poner una fogata y un lugar en donde no hay sol, y sillones para pasar el rato.

Regresamos a la casa pero entramos por otro puerta diferente, para esta tuvimos que pasar por un hermoso camino lleno de rosa hasta volver a llegar a la sala de estar—no había visto es entrada—, fuimos hacia los escalones y subimos.

Lo siguiente solo fue mostrar las habitaciones pero todas eran iguales, solo uno era diferente, pero lo único diferente era el guardarropa ya que tenía un enorme estante en donde se guardaba las gargantillas, aretes, collares, y bolsos. Esa sería mi habitación obviamente. Seguimos hacia el despacho y para mi sorpresa esta era hermosa, el negro vivía en las paredes, en la parte de atrás tenía unos enormes estantes y un gran escritorio de madera y una silla giratoria estaban allí, además de dos haciéndose cómodos de color blanco. Podría pasar todos los días allí.

—¿Que piensan?— nos preguntó el hombre al terminar con el recorrido. Todo el tiempo Darrick se mantuvo callado, sin hacer comentarios pero yo sería quien tomara la decisión final.

—Nos gusta — hablaron al unísono los gemelos.

—Hay algunas cosas que no me gustan pero se pueden arreglar rápido— le siguió Matt.

Las miradas se pusieron es mi, esperando mi último comentario.

—Creo que me quedaré con esta.

Todos sonrieron, Darrick se fue con el hombre y el hombre que lo acompaña fue con el. Lo tres se fueron a un lugar de la casa.

—Bueno, tendré que agrandar la cochera, tengo algo en mente ya, además, Matt y yo hacemos ejercicio cuando podemos y tendremos que agregar un gimnasio, con lo que sucede últimamente tendré que pagarle a un doctor o a una enfermera para que esté aquí y haré una habitación para cuando se ocupe a un doctor. —Matt asentía, y los chicos solos miraban el reto del lugar— También tendré que encontrar un lugar en donde podríamos escondernos y allí guardar las armas.

—Eso costará mucho.

—Lo se, pero las otras cosas serían peor, esta por lo menos tiene más habitaciones y está más alejada de la ciudad, los vecinos están a más de cien metros de distancia. Era perfecta y lo sabes.

—Está es tu casa.

Darrick llegó a nuestro lado y dijo que ya podíamos irnos, subimos a la camioneta y seguridad nos siguió, eran dos camionetas con seis hombres en cada una.

Matt se sentó a mi lado y pensé que sería el momento indicado para contarle mi sueño.

—¿Sabes Matt?— le hable y de inmediato me miro— Hoy soñé con la abuela y el abuelo, fuimos por un helado y después mi abuela hizo el típico juego de no conocer a el abuelo. Los extraño, ya casi es acción de gracias y además está muy cerca sus cumpleaños.

—Iremos, pero primero debemos de calmar las aguas, puede que a ellos les afecte.— volvió a mirar el camino pero volvió a mirarme— Hoy habrá una fiesta, tendremos que ir, será en grande.

—Lo se, yo también quería ir pero no creo que Darrick me deje. Me aseguraré que lleven a seis hombres para que los cuiden, yo me encargaré de la mudanza.

—Esta bien,— pasó su brazo izquierdo por mis hombros e hizo que pusieran cabeza en su pecho— yo cuidaré a los pequeños. Al llegar nos alistaremos y después iremos.

—Yo haré lo mismo, pero para pasar toda la noche con Steve en el despacho, necesitamos hacer planes y más, me cuentas cómo estuvo la fiesta.

Bajamos del auto al llegar y cada quien se fue a su habitación para tomar una ducha.

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