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Capítulo 19

—¿Quieres café?— me preguntó Tyson al mirarme entrar por la cocina.

—No tengo mucho antojo de café. Gracias.

A pesar de que tienen sólo dos días aquí, me acostumbre a mirarlos caminar por la casa. No eran tan malos como imagine.

—Tomare jugo de naranja.— el asintió.

Si mal no estaba, hace tan solo dos días Darrick me había dicho que iría a la preparatoria para decir que me iría y seguiría en el sistema en línea. También tendría que pasar el mayor tiempo posible con Darrick para hablar sobre una nueva casa que debería comprar con urgencia, la seguridad de las chicas, el cargamento de hoy y de Scott, además de hablar sobre los gemelos.

Son muchas cosas en tan solo una semana, pero eso siempre fue lo que he hecho toda mi vida, hacerme cargo de mis problemas. Necesito un puto cigarrillo o relajarme y soltar la tensión de alguna forma.

Tome mi auto y fui por cada una de las chicas. En todo el camino nos mantuvimos en total silencio. Fue algo raro, incomodo e incluso sospechoso.

—¿Que pasa por sus mentes niñas?— les pregunte una vez que aparque el auto en el estacionamiento de la preparatoria.

—¿Te acostaste con Nick?— me preguntó Hannah

—Hannah se va hoy.— mencionó Emily.

—La relación de mis padres está poco a poco en las ruinas.— Sophie rompió en llanto al decir esto.

Todas hablaron al mismo tiempo, pero Sophie fue quien me preocupo más. Hannah se deslizó por el asiento trasero hasta estar al lado de Sophie y le dio un abrazo de apoyo.

—Si quieres nos puedes contar.— le dije para ayudarla a desahogarse.

—Mamá dice que el le envía mensajes a mujeres todo el día, además de que a él le envían cientos de fotos. Antes el no tenía contraseña en su teléfono, empezaron con sus peleas y ahora ellos están así.— se limpió las lágrimas con una de sus manos y siguió hablando—Intento que no me afecte y no hacerles preguntas a ninguno de los dos para que esto no se haga más grande, y no afectar a mi hermano. Ahora solo estoy sufriendo yo.

Nos quedamos en silencio otra vez, solo se escuchaban los sollozos de Sophie, ninguna de nosotras sabía que decir y yo mucho menos por que estoy muy segura que podría poner peor las cosas en estos momentos.

—Solo deja que las cosas pasen— murmuré.

—¿Como quieres que haga eso? No es tam fácil ignorar las cosas.

—Eso es de tus padres, piensa en tu hermano y él está muy pequeño para saber lo que sucede en su casa. Pasa más tiempo con el, así el se distraerá y solo se concentrara en la escuela, sus amigos y en ti. No te dire que es fácil, por que no lo es, pero procura tener tu cabeza ocupada y pensarás menos en eso. — cada una de mis palabras salieron de mi corazón, necesitaba hacerla sentir mejor.

Ella levantó el rostro del pecho de Hannah y sonrió, había funcionado o eso creo.

—Aveces agradezco tenerte como amiga y consejera.— esas palabras hicieron que mi corazón diera un vuelco.

—Aquí estaré siempre para ayudarte pequeña. — le sonreí pero cambié de tema de manera inmediata—Ahora tenemos que salir de este auto por que les aseguro que no quieren meterse en problemas ahora.

Bajamos del auto y esperamos que Sophie se arreglara el maquillaje, además de esperar que se tranquilizara un poco.

—Listo— sonrió al estar a nuestro lado, pero esta no era la típica sonrisa de Sophie, esta era una sonrisa vacía y sin nada de felicidad, una sonrisa forzada.

—Si te sientes mal no dudes en decirme y nos largamos de este infierno.— le dije a lo que ella asintió, la tome de la mano y seguimos a nuestra primera clase.

***

Se había terminado la segunda clase, eso significaba que era hora del almuerzo. Salimos de la clase y recorrimos el pasillo hasta llegar al comedor, entramos y de inmediato se provocó un silencio. Incómodo, eso es lo que podría decir en este momento.

—¿Sienten lo que yo?—preguntó Hannah.

—Incomodidad—murmuro Emily.

Seguimos caminando hasta llegar a nuestra mesa, y es allí cuando se escucharon murmullos.

—¡Por favor, no es el primer día para que se siga repitiendo eso!— bufé.

Cada una de nosotras se sentó en su lugar.

—¿De que hablan ahora?— le pregunte a Stassie.

—De lo que hiciste ayer.— Río—¿Te acostaste con Nick?

—¡No! ¿Por que preguntas eso?

—Aparentemente el dijo que te acostaste con él muy fácil, pero con lo de ayer en la noche; algunos piensan que si y ademas lo golpeaste por decirle eso a todos, y después están quienes creen que lo de acostarse con él es mentira.

—¿Acaso a nadie le queda claro que yo no soy ninguna ofrecida? Si realmente supieran de mi, sabrían que es muy difícil conseguir al menos un beso mío.— rodé los ojos por las suposiciones de las personas—No se que hacer para que dejen de creer toda esa basura de que soy una ofrecida.

—Cada persona piensa lo que cree— siguió Stassie.

—Lo se, pero ellos no sacan las conclusiones por sí solas, las personas se encargan de inventar historias falsas que me perjudican.

—Pues dile a los causantes de todo eso que se encarguen de no seguir haciendo lo mismo, que estas cansada de su jueguito.

Mire como todos estaban sentados en la misma mesa, todos reían, es allí cuando mire que ellos observaban a nuestra mesa.

—Eso haré.

Me paré de mi asiento y fue directo a ellos. Pero no mostré mi enojo, tenía algo en mi mente, Nick sería el principal ahora y después no se, que la suerte hable por si sola.

Me senté en las piernas de Nick –rodeándolo con mis piernas– y puse mi mano en su mandíbula, sonreí coqueta y recorrí con la misma mano su cuello hasta llegar a la nuca haciendo que se acerque a mi.

—¿Por que. Mierda. Dijiste que. Me había acostado. Contigo?— mi sonrisa se agrando aún más, deje mis manos en la orilla de su playera, sobre su cuello.

Me removí entre sus piernas y sonreí con inocencia. Sufre idiota. Trago en seco y noté que estaba nervioso, no salía ni una solo palabra de su boca.

—Que yo recuerde ni te he besado.— ladee mi cabeza, y arrugue mi frente aparentando que no se nada.— ¿Piensas quedarte callado?

Me removí en sus piernas y sentí un bulto, mi sonrisa aumentó aún más. ¡Anotación! El resultado que buscaba. Me baje de sus piernas y me senté a lado de él.

—¿A quien le dijo que nos acostamos?— puse mis codos sobre la mesa haciendo que mis pechos salieran un poco más. Así me prestarían atención los hombres.

—Querida, no es novedad que eres una ramera.— sonrió con inocencia la maldita de Valery.

—¿Por lo menos sabes lo que significa ramera?— respondí con otra pregunta.

—Alguien que se mete entre las sábanas de un hombre distinto cada día.

—Querida,— use el mismo tono de voz— te estas describiendo a ti misma. Además, no me has respondido la pregunta.

—A todos nosotros nos dijo que se acosto contigo— sonreí por la respuesta de un chico que no conozco.—¿Es verdad lo que dijo?

Negué.

— Si realmente supieran de mi, o si realmente los rumores fueran ciertos, también deberían de haber dicho que no es fácil conseguir al menos un beso mío, mucho menos es fácil conseguir que abra mis piernas para alguien que no conozco.— hable para que Valery escuchara— Así que cuando hablen de alguien con mentiras,—mire a Valery, Angello y finalmente a Nick—por lo menos asegúrense que lo que digan tenga un poco de coherencia para que sea creíble. Tal vez algunas cosas sean ciertas, pero sería mejor que no hablen demás y tal vez, solo tal vez eviten hacer el ridiculo como ahora.

Me paré y mire a Nick para decirle mis ultimas palabras.

—Crees que diciendo mentiras de mi me harás sentir mal, en lugar de eso me provocan pena ajena. Un tonto niño hace lo más tonto que puede hacer en su vida, ¿y para que? Solo por un poco de maldita atención. Esto,— toque con mi dedo índice su cabeza— no lo tienes de solo decoración. Úsala para algo inteligente, ahora solo estas en una maldita lista de muerte con tus amigos. Acabas de buscarte problemas y se que los tienes muy claros por lo que me dijiste hace días.

Me di la vuelta para ir a mi mesa pero mi teléfono hizo un sonido indicando una llamada.

Belleza, estoy fuera de la preparatoria. Necesito que vengas para ir al despacho del director y dar tú adiós.— escuché la ronca voz de Darrick por el otro lado.

Allá voy. Antes haré algo rápido.

Aprovecharía mis últimos minutos aquí al máximo, y se que no me arrepentiré. Voltee y mire el rostro de Nick. Me acerqué a unos centímetros de su rostro y sonreí de forma macabra.

—¿Por que lo hiciste?— le pregunte a solo unos centímetros de rosar nuestras narices.

—Ya tienes fama de ramera, no veo cómo un hombre te afecte en absoluto.

Me acerqué a su oído y sentí como su piel se erizaba.

—No me metería contigo por aquí se que no tienes experiencia en eso, pobre virgencito.— le susurré. Lo tome de la mandíbula como siempre hago y de un rápido movimiento estrelle mi puño contra su rostro— Te lo buscaste por idiota.

Ahora era el turno de Valery.

—Ahora es tu turno querida, ¿que te puedo decir? Te odie desde el primer momento en que te vi, nunca confié en ti, sabía que eras una manipuladora, cobarde, ramera, niña de papi, y si sigo me llevaré toda la tarde. A lo que me refiero es que siempre supe que me apuñalarías a mi espalda, aunque siempre te dije que si lo hacías te arrepentirías. La famosa hija de Roth Kolov— mire como abrió sus ojos de par en par— siempre está causando problemas a su padre.

La tome de su cabellera y por poco la hago rosar el suelo.

—¿Hay algún detalle que olvide?— sonreí, imaginé que Angello defendería a su amiga pero él estaba peor de asustado que Valery— Nadie podrá estar en contra mía por que saldrá herido, no le importa si eres mi mejor amiga o amigo. Prepárate cariño por que se como eres y tengo por seguro que no estarás con los bazos cruzadas, las dos sabemos como somos cada una. Si tu das el primer golpe yo te lo regresare el doble de fuerte que el primero.— jale aún más recio su cabellera— Cuidado querida, estas jugando de manera sucia tus cartas.

Angello, Angello, Angello— ronroneó su nombre a cada paso que estaba más cerca de él— ¿Que traes entre manos? Se que eres astuto, se que tienes mente de asesino. Pero ¿sabes que?, yo tengo mente de asesina en serie, narcotraficante, mafiosa, terrorista, psicopata, ¿y sabes lo que tienen en común todas ellas?— sonreí con malicia, pase mi mano por su cuello hasta recorrer su mejilla, pero me sacudió su cabeza librándose de mi tacto— en todas ellas hay mucha sangre y muchos cuerpos. Lo que significa que un cuerpo de esos podría ser tuyo. Ten cuidado, ten mucho cuidado, por que en algún momento el siguiente cuerpo será el tuyo.

Levante la vista, mire que todos miraban asustados lo que hacía, mire la puerta del lugar y encontré a Darrick recargado en la pared, fumaba un puro y una sonrisa decoraba su rostro.

Seguí con Angello, su pulso aumentó demasiado, su piel se erizó y tragó en seco. Estaba nervioso y asustado. Algo bueno para mi, con un poco de suerte no se meterían en mis planes.

—Ya sabes lo que les sucede a las cucarachas, alguien tiene que exterminarlas y acabar con ellas una por una.— seguí con mi sonrisa y con un rápido movimiento mi mano se marcó en la mejilla del chico, esta quedo de un hermoso color rojo.

Camine hasta la puerta pero antes fue a la mesa en la que antes estaba y tome mi mochila, les di la espalda a mis amigas y les guiñe el ojo en forma de despedida.

—Adiós— formule con mis labios.

De las cuatro chicas nadie pareció entender. Después lo harán, hoy no.

Llegue hasta Darrick y lo salude.

—Eso fue increíble, mi niña.— Me sonrió Darrick.

—Eso es una de las muchas cosas que sé hacer.— me encogí de hombros.

—Lo se, yo mismo me encargué de enseñarte a pelear y usar tus encantos como herramientas de pelea.

Fumo de su puro y por un momento recordé la hermosa Habana, su hermosa gente, las hermosas playas y las buenas carreras que habían. Algo realmente maravilloso de vivir.

—¿Que piensas de lo que hice? ¿Pelee bien? ¿Debí de hacer algo más?— le pregunte, necesitaba saber si opinión.

—Linda, lo hiciste maravilloso, les mostraste que no se tienen que meter en tu camino, me enseñaste lo que puedes hacer, me mostraste tu poder y tu manera de asustar. Y si que estaban asustados, se podía transpirar el miedo en el lugar.

—Es que soy poderosa, ¿que puedo decir? Soy la reina. —amo esto, amo este sentimiento, amo sentirme poderosa, amo el control.

—Ahora no olvidemos que también tienes que terminar tus estudios como una típica adolescente. En las calles tal vez eres la reina, pero aquí eres como otra persona más en el mundo.

—Por lo menos deje que disfrute mis cinco segundos de poder, si no es mucho pedir— volví a mi tono de voz normal. Fastidio, sarcasmo, ironía, burlesca y fría. Así soy yo.

—Está es la vida real, no uno de tus famosos sueños.

Seguimos caminando por los pasillos hasta estar frente a la puerta del despacho del director. Tantas vistas a este lugar y ni una solo visita sin que tuviera que estar en detención.

—Ya es hora, pronto te irás.— me encogí de hombros a lo que dijo Darrick.

—Ya era hora de irme.

Entramos al despacho y nos encontramos al director sentando sobre su silla, atrás de él había un gran ventanal, era un lugar aterrador, habían estantes llenos de libros por las paredes, el color marrón vivía en cada una de las paredes. Era hermoso este lugar, era aterrador pero hermoso.

—Buenos días señor Monet y señorita Ventura. ¿A que debo su presencia?— le levantó de su silla el director y nos estrechó la mano al estar frente a nosotros.

— Estoy aquí por que quiero hablar sobre él estudio de Jade.— le dijo Darrick, yo no quiera podía mecer mis labios ni para hacer una mueca.

—Siéntense— nos indicó que nos sentáramos en las sillas que estaban frente el gran escritorio.— ¿Por que tiene que irse?

—Ella tiene problemas personales, eso la impiden venir hasta este lugar y es allí donde necesitamos que ella siga estudiando, pero en línea, así como antes lo hacía.

—Entiendo,— esta vez me miro, y sonrió de lado— en esta lugar se hablan de muchas cosas y la que más he escuchado es sobre ti Señorita. Dime, ¿es eso lo que te ha provocado irte?

Asentí. Eso y más, no me gusta estar en este infierno, y mucho menos ver los rostros de las personas que odio; pero claro, nunca le diría eso.

—Problemas de vida y muerte, literal.

—Está bien, para terminar de manera en línea la preparatoria tienes que estar en una prueba de seis meses, pero como usted ya es estudiante eso ya no tendría que ser un problema. Solo tendría que firmar un informe en el cual se dice que seguirá estudiando pero desde su habitación, desde el siguiente lunes se le enviarán las tareas que tendrá que hacer a su correo.

Asentí. Solo tomo minutos firmar los papeles y salir del lugar.

Al terminar Darrick se subió a mi auto y sus hombres nos siguieron poco después.

—Necesito hablar contigo sobre muchas cosas.— rompí el silencio.

—Últimamente esa frase la usas mucho.— ignore eso.

—Necesito una casa nueva.

Ajuste mis manos al volante.

—¿Por que?— preguntó.

—Saben donde vivo, quienes son mi familia y con quienes hablo.

—Está bien, te buscaré una casa nueva pero también tendrás mucha más seguridad.

—¿Por que más?— pregunte ahora yo.

—Me dijeron que te querias matar, David me llamo histérico diciendo que tenías un caos y que te querías lanzar de tu habitación, obviamente hice que se calmara y le dije que no se preocupara.— siguió con la vista en el camino, como si estuviera perdido en su mente.

—También tengo que hablar sobre Scott y el tema de los gemelos, tan solo tienen dieciséis.—hable, mi voz se había escuchado más bien como murmullos.

—¿Ya sabes que harás con ellos?— me preguntó, pero esta vez me volteó a ver,

—Matt quiere que estén en casa, para él es fácil por que no odia tanto a Scott como yo, en cambio yo no lo puedo ver.

—Tu eras la más afectada, además desde que tú naciste siempre fuiste muy cercana a él, Matt era quien siempre estaba con tu madre.

Me dio tristeza recordar a mamá y como termino todo, ahora solo somos una familia rota y si es que esto se hace llame familia ahora.

—Lo se, pero a Matt se le hizo muy fácil meter a la casa a dos desconocidos, ahora les hablo poco pero eso no evita el hecho de que los odie.— murmuré ahora.

—Ellos no tienen la culpa de que tu padre se haya metido con su madre, tu padre es un hijo de puta, pero ¿y que? Ahora solo quedan las consecuencias, dos hijos de un engaño, no deberías de enojarte con ellos. Deberías vengar a tu madre y hacer sufrir a Scott.

—No te preocupes, eso lo haré, lo quemaré vivo pero antes lo dejaré estéril y tendría que haberlo pensado muy bien en el hombre en el que se convirtió, y pensar que cuando estaba mi madre él juraba que podría morir por ella.— apreté mas el volante, dejando mis nudillos blancos por tanta fuerza.

—Las personas dicen mentiras a diario, aveces solo quieren librarse de problemas.

—Pues que manera tan cobarde de librarse de ellos, hay que tener la fuerza de voluntad para terminar con lo que iniciaste.

—Exacto, pero muy pocas personas hacen eso.

Al final, Darrick pensaba tan igual como yo, tal vez por eso seguimos siendo socios y él sigue estando conmigo después de todo los problemas de una puta niña huérfana.

—¡Mierda!— escuché el grito de Darrick.

De la nada escuché disparos detrás de nosotros, más ruidos de autos y armas disparar. Nos estaban atacando y no sabíamos si podríamos salir ilesos, solo se que no tengo que dejar de acelerar.

—¿Tienes armas?— me preguntó.

—Debajo de cada asiento.

Se agachó y tomó dos armas del asiento.

—Cuando te diga ya tienes que cambiar al carril izquierdo, ¿oíste?— me dijo Darrick.

—Entendido.

La seguridad de Darrick estaba haciendo lo posible por perder a dos autos de cuatros, no sé quiénes eran pero nos están atacando y no pensamos quedarnos sin hacer nada.

—¡Ya!— gritó.

De inmediato el saco el arma por la ventana y empezó a disparar a los neumáticos de los autos que nos seguían, uno había salido del carril provocando un horrible accidente al chocar contra el concreto.

—Tres menos, queda uno.

—Dile a tus hombres que no los mate, solo que se encarguen de que ellos pierdan control del auto, los necesitamos con vida.— le dije ahora.

— Yo mismo les dispararé— ahora saco medio cuerpo pero lo jale de él saco y lo volví a meter al auto.

—¡Te van a matar, loco!— le grite.

—Solo le tengo que disparar a los neumáticos— se excusó.

—Eso déjamelo a mi, toma el volante,— se negó a entregarme el arma— ¡están detrás del auto y están disparándonos, tengo que hacer algo!

—¡Bien!— me entregó el arma y de manera inmediata tomó el control del auto.

Ajuste mi objetivo y espere para que fuera el momento indicado.

—¡Dispara ya, antes de que me arrepienta de haberte dado el arma!— me grito.

—¡Cállate que puedo fallar!— le grite igual.

Le dispare a el neumático izquierdo de la parte de atrás cuando este se quería librar y aproveche esos pocos segundos, después estos tuvieron que parar el auto y así no morir.

—Listo, ahora dile a tus hombres que no los maten, si se quieren escapar que les disparen en las piernas, los necesito vivos y en la casa de Steve.

—Así será, mi niña.

—Si alguno muere yo matare a quien lo mato, están advertidos.

—Si que te tomas tu trabajo enserio— río, pero a mi no me provoco ni la más mínima risa.

—Es eso o terminar muerta.

—Eres buena es eso, acaba de notarlo.

—Me siento insultada por eso, siempre me tomo enserio mi trabajo, esto deber ser perfecto, un mínimo error y ya estas a mas de tres metros bajo tierra.— me encogí de hombros y seguí hasta la casa de Steve.

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