Parte sin título 29
Colgó el auricular se fue a la casa de campo, la misma donde un tiempo atrás Eduardo había cometido tan horripilante crimen, esa casa la habían adquirido los hermanos para sus citas clandestinas, se cercioro que nadie fuera ese fin de semana la quería para el sólo.
En cuanto llego a la casa, se despojó de su ropa y se puso una cómoda ropa de dormir y siguió las instrucciones al pie de la letra, pronto sintió el líquido entrar por sus venas, la euforia llego, abrió su portafolio y se puso a trabajar eufóricamente, después de un tiempo no supo cuando llego el sueño, lleno de escenas eróticas donde él era el protagonista, durmió lo que quedaba de la noche y todo el domingo cuando despertó se bañó se puso sus ropas de vestir, se llevó la evidencia de lo que allí había pasado.
La adrenalina de la droga le duro algún tiempo, su desempeño en su trabajo era de un ciento veinte por ciento, lo que él no se daba cuenta, era que su cuerpo necesitaba de la droga cada vez más frecuente, pronto su cuenta bancaria se vio menguada, cuando duraba unos días sin la droga, se ponía muy mal, cambiaba drásticamente tanto en su vida personal, como en la familiar y el trabajo, pronto su cuenta personal del banco quedo vacía, se vio en la necesidad de negociar con el proveedor de la droga, primero le pago con su reloj rolex, sus anillos, su cigarrera de oro, después empezó a robar joyas de su mujer.
Su esposa noto el robo lo denuncio a la policía, ella creía que alguno de sus sirvientes las había tomado. Un detective vestido de civil, tomo el caso, el coincidía con ella, no se había violado ninguna chapa de las puertas de entrada de la casa le dijo a la señora.
Tiene razón señora, el ladrón es un miembro de la casa, yo voy a tomar el caso en mis manos, no se preocupe, dígame las características de las joyas robadas.
Ella le dio detalles de las joyas robadas, el hombre apunto en una pequeña libreta todo lo que la mujer decía.
-Mire señor aquí tiene unas fotos donde traigo las joyas perdidas.
-Muy bien señora esto va a servir mucho, me tengo que ir en cuanto tenga noticias me comunico con usted o vengo personalmente, le suplico que no le diga a nadie de la investigación ni siquiera a su esposo.
-Ni mi esposo,
-Ni su esposo, perdone señora, pero pueden cometer alguna discreción y poner alerta al ladrón y se nos puede escapar
-Está bien señor, seguiré su consejo.
-El hombre salió, en el camino, se encontró con Tanaka que iba llegando se saludaron educadamente y cada quién siguió su camino.
- ¿Quién era ese hombre que acaba de salir?
-Ese hombre, ah, sí, lo mando Paty Rodríguez, me vino a ofrecer un seguro de vida, en alguna ocasión le comenté que me interesaba comprar uno, le dije que lo iba a comentar contigo.
-Pero Susi, no recuerdas qué ya tenemos un seguro de vida.
-Oh, sí, ya recuerdo, es el seguro que compramos en Estados Unidos, por cierto, si tu mueres me van a dar unos miles de dólares.
-Así es mi amor, pero si tu mueres yo soy el beneficiario soy yo.
-Lo bueno es que los dos tenemos excelente salud, y nos amamos mucho, para desearnos la muerte.
-Así es mi amor.
Tanaka tomo en sus brazos a su bella mujer y le dio un largo beso, l tomo de la cintura y la condujo a la recamara, para sellar su amor.
Pasaron unos meses, en lo que Susana no supo nada del detective Alfredo Garay y sus joyas, Tanaka siguió con su adicción, Susana para mayor seguridad de sus otras joyas y otras cosas de valor fue al banco donde contrato una caja de seguridad, el detective no se había olvidado del caso de la familia Takumi, Pacolla.
fue al mercado negro, sabía muy bien que ahí iba a encontrar las joyas de la mujer, máxime que eran joyas muy valiosas, fue a todos los escondites donde los compradores de artículos robados, no se desanimó pese a que recorrió casi por completo el mercado negro ahí podías encontrar de todo lo que buscaras, desde joyas, pasaportes, carnet de identidad, había personas que vendían su sangre, productos importados de todas clases.
Investigando aquí y allá encontró a una banda de roba chicos, así se les dicen en México a las personas que roban niños, dejo a un lado la búsqueda de la joya y fue tras la banda en ese momento importaba más rescatar a unos niños que tañían poco tiempo de desaparecidos, pero cuando la banda de roba chicos estuvo a buen resguardo en una cárcel de alta seguridad volvió a su búsqueda, por fin cuando ya se estaba desalentando encontró la tienda de empeño donde estaban las joyas robadas de Susana.
-Primero decomiso las joyas, el comprador se resistió, pero cuando Alfredo le dijo.
-Estas joyas son robadas, tú vas a ir directo a la cárcel si no me dices a quién se las compraste, si no hablas te esperan muchos años en la cárcel, porque creo que estas joyas no son las únicas robadas si hago un cateo en tu tienda, por cada cosa robada que encuentre se van a ir sumando años de cárcel, así es que dime que prefieres.
-Está bien, el hombre desapareció por una puerta a los pocos minutos regreso con un papel en la mano, aquí está el recibo original a los clientes se les da una copia, la mayoría la rompe al salir de aquí.
Alfredo salió de la tienda de empeño sabía muy bien que en ese recibo iba a encontrar las huellas digitales, del ratero, o al menos al que llevo las joyas a empeñar, no pasó desapercibido para Alfredo que el hombre trabajaba con unos guantes de cirujano, era un experto sabía muy bien que no debía dejar sus huellas digitales en los objetos robados, si no quería parar en la cárcel.
-Alfredo llego a la jefatura de policía e inmediatamente tomo una lupa de grande alcance pronto la magia apareció, las huellas estaban en todo el recibo empezó a buscar en los archivos policíacos en donde estaban todas las huellas de los delincuentes, no tardo mucho cuando encontró al dueño de las huellas, Chang, Wuhan (Alias el Chino) este hombre era un chino nacionalizado mexicano, era muy conocido en el bajo mundo, por proveer de droga a los viciosos que tenían para comprarla, con él encontraban desde mariguana, hasta drogas más sofisticadas como la heroína, morfina, opio, una sola vez estuvo en la cárcel pero lo dejo salir un juez corrupto. Él se movía de un lugar a otro, nunca operaba en el mismo lugar.
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