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Parte / 8


Nos adentramos por la ciudad me llamó la atención ver muchos jardines llenos de rosas de todos los colores, después de un tiempo supe que a esa ciudad se le llamaba la ciudad de las rosas, entramos a una colonia de casas muy bonitas, paramos en una, la puerta estaba abierta, el cochero introdujo el carruaje por un un camino empedrado a los lados de este había jardines muy bien cuidados, en medio estaba la casa, el cochero bajó de un saltó del pescante rápidamente abrió la puerta del carruaje y  ayudó a don Eduardo a bajar; para entrar a  la casa se subía por una pequeña escalinata en donde estaban de pie varias personas debidamente uniformadas que saludaron a don Eduardo con una inclinación de cabeza y al mismo tiempo decían. "BIENVENIDO", al final de la escalinata estaba una mujer muy elegante al lado derecho se encontraba un joven era mucho más alto que yo y a la  derecha una niña casi mujer, cuando don Eduardo subió las escaleras, los tres le dieron un abrazo, él les dio un beso en la mejilla, antes de entrar en la casa don Eduardo le dijo al sirviente más viejo.

─Danilo haga el favor de hacerse cargo del joven.

─Sí señor─ enseguida entraron los tres a la casa, las personas que estaban parados en la escalinata eran sirvientes, en cuanto los señores se adentraron en la casa se dispersaron por la misma, el señor al que don Eduardo le había dicho Danilo se dirigió a mí al mismo tiempo que cuestionaba mi presencia en la casa.  

─¿Y dígame joven usted quién es?

─Mi nombre es Tatsuki, vengo del lejano oriente, de Japón─le conteste en mi pobre español.

─Ya lo había notado, por su físico.

─Yo voy de paso mi destino es California, el señor Eduardo me contrató mientras junto dinero para seguir mi camino

─Muy bien entonces venga conmigo, mi nombre es Danilo y soy el mayordomo, yo le voy a decir cuáles son sus labores.

Me llevo hasta el fondo de la casa donde había otra construcción, había un corredor techado donde estaban unos lavaderos una mujer estaban lavando la ropa, enseguida estaba una puerta entramos, era una recamara muy grande con varias camas, cada una tenía una mesita de noche, enfrente de estas estaban unos armarios, el hombre me ordenó 

─Guarde sus pertenencias aquí, usted va a dormir en la cama que está enfrente del armario.

Enseguida salimos de la habitación, entramos a otro cuarto donde había varias letrinas

─Aquí va a hacer sus necesidades, siempre que vengas a las letrinas se lava muy bien las manos, en la otra habitación está el agua para que se bañes todos los días, va a trabajar de lunes a sábado, el domingo es día de descanso todos los empleados incluyendome a mi vamos a visitar a nuestros familiares, me supongo que usted no tiene a quién visitar, puede aprovechar ese día para que conozcas la ciudad.

─Sí señor─ Cuando escuchó mi respuesta me refuto sentí algo de cólera en su voz.

 ─¡siempre que se dirija a mi lo va a hacer con respeto, me va a decir ─Sí señor Danilo, ¡así es como me tiene que responder! "Entendió"

─Si señor Danilo

─Ahora venga conmigo ya casi es la hora de comer, debe de tener hambre.

Lo seguí hasta la casa, entramos por la puerta trasera, llegamos a una habitación donde se encontraba una mesa larga.

─Este es el comedor donde comemos los empleados, a la casa no debe entrar, sólo si es estrictamente necesario.

─Sí, señor

─En la cocina se escuchaba mucho movimiento, me dieron ganas de ir ayudar, pero como el señor Danilo me dijo que a la casa no entrará pues lo obedecí, como a la media hora entró una señora regordeta.

─Buenas tardes muchacho tú debes ser el nuevo, yo soy Mercedes la cocinera ¿Cómo te llamas?

─Mi nombre es Tatsuki.

 ─¿Tatsuki, pero que nombre es ese? ¿Pues de dónde eres muchacho?

─Vengo del lejano Oriente, de Japón.

─Ay muchacho sepa Dios dónde sea eso, pero tu nombre está muy difícil de decir yo te voy a decir Tachito, ¿Te gusta que te diga así?

─Sí, señora sí me gusta.

─Mira aquí todos me dicen Meche, así me puedes decir tu también.

─Está bien señora Meche.

─Sin señora, por favor, puro Meche, ándale siéntate ya van a llegar los otros ahorita te voy a servir tu comida a ver si te gusta.

Poco a poco empezaron a llegar los otros empleados, la señora Meche les dijo.

─Este muchacho es nuestro compañero su nombre es tachito, salúdenlo y ayúdenlo en lo que puedan.

─Sí, doña Meche dijeron todos─, uno a uno me fueron diciendo su nombre y lo que hacían en la casa, a mí aún no me decían cuales iban hacer mis labores en la casa, empezamos a  comer en medio de un ambiente agradable, todos eran muy alegres y amables conmigo, cuando terminamos de comer don Danilo me dijo.

-Vamos le voy a decir lo que va a hacer,

Nos dirigimos al jardín, ahí estaba un señor, arreglando unas plantas.

─Joaquín este muchacho va a ser su ayudante mientras viene Licandro, aquí se lo dejo.

─Como usted ordene señor Danilo─cuando don Joaquín dijo esas palabras senti que las decía con algo de burla 

-─No sé a qué te trajeron, que yo sepa ya estamos completos, pero bueno los patrones son los que mandan. ¿Sabes algo de jardinería?

─No, señor Joaquín─le respondí de inmediato.

─Dime solo Joaquín, solo al payaso de Danilo le gusta que le digan señor,se cree mucho él pendejo, pero, aunque sea gato de angora, no deja de ser gato─ ¿Así que no sabes nada de jardinería? no te digo bien, siempre me pasa lo mismo, me traen a los muchachitos a que les enseñe y que pasa, ya cuando saben, se largan a trabajar por su cuenta, así pasa con todos, te apuesto lo que quieras, que el tal Licandro ya no vuelve, siempre es lo mismo no tienen los tamaños pa decirme que ya no van a venir, pero en fin, quítales todas las hojas secas a los rosales con cuidado no te vayas a encajar una espina, las pones en este canasto, ya que los llenes los llevas aquel tambo para hacerlo composta.

Estuvimos trabajando hasta las seis de la tarde.

─Bueno muchacho, por ahora es todo, mañana te espero a las seis de la mañana aquí se empieza a trabajar temprano.

─Sí, don Joaquín, hasta mañana.

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