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Parte/ 50

El corrió hacía donde provenían los gritos de la mujer, pero no nada más el, varias mujeres que cuidaban a sus hijas mientras estás se bañaban en el río también acudieron al llamado de auxilio, todos llegaron al mismo tiempo, vieron como Luis estaba a punto de violar a su hija, las mujeres embravecidas, tomaron piedras y palos, entre todas quitaron al hombre de encima de la joven, una de ellas cubrió su desnudes con su rebozo, las mujeres fuera de sí, empezaron a golpear al hombre, muchas de ellas habían sufrido los mismo que Paula estaba a punto de sucederle, algunas fueron víctimas de sus padres, hermanos, primos o hombres malvados que saciaban sus instintos y las dejaban a sufrir el repudio de los otros hombres.

Y si alguno se dignaba a casarse con una de esas pobres mujeres ultrajadas muchas veces por ellos mismos, era una sentencia de sufrimiento pues les decían que ya no valían ni cinco centavos, sólo por no haber llegado vírgenes al matrimonio. Las mujeres enajenadas golpeaban al hombre sin misericordia, cada una veía a su violador en Luis el padre de Paula.

Mi hermano trato de calmar los ánimos gritándoles que había otra forma de arreglar las cosas, pero las mujeres no escuchaban, estaban sordas por la ira, una niña fue corriendo avisarle a Martina la madre de Paula.

-Doña Martina están matando a don Luis.

-Hay Dios de mi corazón, pero ¿quién le está haciendo eso?

-Muchas mujeres, que disque porque sabe que le quería hacer a Paulita.

La mujer comprendió a que se refería la niña, por su mente paso la imagen que vio de su marido satisfaciéndose el mismo mientras espiaba a su hija bañándose desnuda en la siguiente habitación, pero el hombre era su marido, si el moría quien iba a mantener a su prole, ella tenía la esperanza de que su hija pronto se casará y se fuera de su casa protegida de su marido.

Tomó su rebozo y salió corriendo siguiendo la niña hasta el lugar donde estaba su marido, pero llego demasiado tarde las mujeres tomaron la soga del caballo que montaba mi hermano y colgaron al hombre de un árbol este se balanceaba con la lengua de fuera y los ojos desorbitados, mi hermano tenía fuertemente abrazada a Paula que estaba a punto de desmayarse, cuando Martina vio a su marido colgado con todo el cuerpo tinto en sangre su rostro desfigurado por los golpes recibidos, corrió y se abrazó de las piernas del hombre gritando desgarradoramente.

-Nooooo, No puede estar muerto, no puede estar muerto, ahora que voy hacer, con tanta boca que mantener.

Las mujeres poco a poco fueron alejando del lugar, sin ninguna pizca de remordimiento, mi hermano fue hasta ella y se alejó del lugar con las dos mujeres, le ordeno a dos hombres que bajaran al hombre y lo enterraran, no tenía caso velar un cuerpo al que nadie iba a ir, cuando Martina estuvo más calmada le dijo.

-Doña Martina, creo que usted sabe porque paso, lo que paso con su marido.

-Claro que lo sé, empecé a sospechar cuando él se oponía a que mi muchacha tuviera novio, pero ahora señor que voy hacer, con tanta boca que mantener.

No se preocupe doña Martina, ¿cuántos hijos tiene?

Mire señor, tuvimos ocho hijos y dos malogrados, ¿usted comprende verdad?

-Si claro, comprendo, Luis, Gustavo y Miguel, ellos ya no viven con nosotros ya tienen su propia casa viven en la ciudad con su esposa y sus hijos, pero todavía me quedan cinco, Paula que es la más grande de las mujercitas, tengo otras dos niñas y dos hombrecitos más.

-No se preocupe doña Martina usted va a seguir recibiendo el sueldo de su marido y pueden seguir viviendo en esta casa como hasta ahora, desde este día tanto usted como sus hijos pueden comer en la casa, otra cosa, quiero que sus hijos vayan a la escuela.

Muchas gracias patrón. Dios lo bendiga.

Miguel, como buen católico mando oficiar varias misas por el eterno descanso de don Luis, más que nada lo hacía por Martina, después de todo era el padre de sus hijos, aunque el hombre hubiese actuado mal.

Mi hermano le confeso su amor a la jovencita esta le correspondió, aunque Martina se opuso al principio por las diferencias sociales, Miguel espero pacientemente hasta que la jovencita cumpliera sus dieciocho años para pedirla en matrimonio, pero si Martina se opuso, a mi padre casi le da un infarto cuando mi hermano les comunicó su decisión.

-Padres necesito hablar con ustedes es un asunto de mucha importancia.

-Está bien hijo ¿Qué es eso tan importante que nos tienes que decir?

-Me voy a casar y les pido por favor que vayan a pedir la mano de mi prometida.

Mi padre se quedó sin habla, por primera vez uno de sus hijos se rebelaba, él siempre había escogido a las esposas de sus hijos, él ya tenía en la mira algunas jóvenes adineradas, para convertirla en su nuera.

- ¿Y bien de qué familia estamos hablando?

-Mira padre, mi prometida no es de una familia distinguida, es una chica hija de una empleada del rancho.

-Pero que estupideces estas diciendo, como te atreves a casarte, con la hija de una criada, ¿te has vuelto loco o que te pasa?

-No, estoy loco, y me respetas a la madre de mi futura esposa.

-Miguel ya no dijo mas, una bofetada cayo en su mejilla.

-Que te has creído, un hijo mío no se casa con una criada

-Cuando mi padre iba a descargar el siguiente golpe mi madre intervino.

-BASTA YA TACHITO. Tu eres el menos indicado para decirle a mi hijo con quién se casa. Yo también me case con un criado y he sido la mujer más feliz de la tierra, o ya se te olvido que eras el criado de Don Eduardo, cuando llegaste a esta casa.

Mi padre se quedó estupefacto, era la primera vez en todo el tiempo que llevaban de matrimonio que mi madre le echaba en cara sus orígenes, se quedó sin habla mi madre siguió hablando.

-Cuando y a qué horas tenemos que estar en la casa de tu prometida,

-El sábado a las ocho de la noche en la hacienda.

-Ahí estaremos sin falta.

Y así fue como mi hermano Miguel contrajo matrimonio con la hermosa Paula, Gracias a la intervención de mi mamá, fue la primera boda de uno de mis hermanos que no asistieron invitados aristócratas, asistimos toda la familia esa fiesta fue más bien para los habitantes del rancho y sus alrededores, todos convivimos como una sola familia, nos divertimos muchísimo, como en ninguna otra fiesta en la que asistía pura gente estirada, jajajaja

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