Parte/49
Una noche la mujer despertó, le urgía ir al baño, se extrañó de no ver a su marido, pensó que también él se había levantado a lo mismo que ella, cuando salió del cuarto iba semi-dormida, cuando regreso ya estaba completamente despierta claramente escucho cuando su marido respiraba profundamente y exhalaba satisfactoriamente, la mujer prendió un cerillo para alumbrar el lugar, pensó que su marido tenía un dolor, lo vio parado junto a la imagen de la virgen de Guadalupe.
- ¿Qué te pasa, oí como que te quejabas?
-No es nada, solo que no podía dormir y vine a rezarle a la virgen, vamos mujer sigamos durmiendo.
-Días después le prohibió a su hija que se bañara en el río, su mujer lo recrimino.
-¿Y eso a que se debe? Todas las muchachas se bañan en el río, no van solas, siempre vamos algunas mujeres grandes a cuidarlas.
-No me importa quien se bañe en el río o se deje de bañar, mija ya no va al río y ya, que meta agua a su cuarto y allí se bañe, y que se bañe después de las seis de la tarde.
-Cuando don Luis veía que la muchacha metía agua al cuarto para bañarse, mandaba a su mujer hacer una diligencia.
Paso un tiempo, un buen día cuando Paula metió agua para bañarse, don Luis mando a su mujer a la tienda, esta quedaba algo retirada, Martina estaba muy cansada, por lo tanto le dijo a uno de sus hijos que fuera por los cigarros que su marido le había encargado, ella regreso a la vivienda y se fue directamente al cuarto, quería recostar un rato mientras se llegaba la hora de la cena, cuando entro vio a su marido junto al cuadro de la virgen pero estaba hacia un lado y este veía algo muy fijamente con una mano detenía el cuadro mientras con la otra se satisfacía sexualmente.
-¡¡Pero mira nada más¡¡¡ jalándotela tú mismo con razón ya ni me tocas por la noche haberse visto tal cosa.
El hombre compuso sus ropas y salió muy enojado del cuarto, Martina se acercó a la pared para arreglar el cuadro de la virgen que había quedado chueco, trajo un trapo bajo el cuadro para sacudirlo ya que el marco estaba lleno de tierra, al quitarlo quedo al descubierto y agujero, no muy grande ella se asomó y vio a su hija desnuda bañándose, una cólera la invadió, ahora comprendía todo; su marido espiaba a su hija, era por eso que no quería que se casara ni que se bañara en el rio, su marido era un maldito degenerado.
Salió del cuarto, hizo una mezcla de tierra y agua y tapo el agujero, ella no le dijo nada a su marido, ya que era muy colérico, pero desde ese día cuidaba más a su hija, pero sus cuidados no eran suficientes ya que el hombre al ver el agujero tapado comprendió que su mujer lo había descubierto, y el conforme pasaba el tiempo deseaba más y más a su hija.
Un día Luis le dijo a su hija.
-Mija ya puedes ir al río a bañarte
-¡¡Deberás padre¡¡ exclamo su hija llena de felicidad
-Si mija ya comprendí que tienes que vivir tu vida como una muchacha normal y si hay algún joven que te agrade dile que venga hablar conmigo.
Martina también estaba muy contenta por fin la virgen le había hecho el milagro de que su esposo recapacitara.
El sábado siguiente pasaron las jóvenes por Paula, ese día Martina no iba a ir ya que tenía a uno de sus hijos algo enfermo, Luis les dijo
-Ahorita las alcanza nada más que me de comer
-Me apartan un lugar
-No te tardes.
Pasaron como veinte minutos don Luis le dijo a su hija.
-Ya vete mija
-Pero padre todavía no termina
-No importa anda vete con tus amigas.
-En cuanto salió su hija él también lo hizo, Martina había ido a la casucha de la curandera a llevar al niño enfermo por eso no vio cuando su esposo salió de la casa.
Paula iba muy contenta, cuando de pronto de entre el matorral le salió su padre, le tapó la boca y la jalo entre la maleza, ella abrió desmesuradamente sus grandes ojos negros sin poder dar crédito a lo que estaba pasando, su padre la arrojo al suelo y enseguida se subió en ella subiéndole la falda le desgarro las pantaletas y saco su virilidad, por fin quito la mano de la boca de la muchacha y este grito con toda su fuerza.
-No, padre que va hacer, soy su hija.
-Por eso mismo, porque eres mija, yo puedo hacer contigo lo que yo quiera, tú y todos tus hermanos incluyendo a tu madre me pertenecen, ¡¡LO OÍSTE LO QUE YO QUIERA JAJAJAJA¡¡ ¿Qué creíste que uno de esos gañanes que andan tras tus huesos iba a ser el primero, pues fíjate que no mijita, el primero voy a ser yo
La muchacha se movía y pataleaba le rasguñaba el rostro, pero esto servía nada más para enardecer más al hombre.
-Me saliste igual de rejega que tu madre, así se defendió la muy condenada.
La muchacha en su desesperación estiro la mano para buscar algo con que golpearlo con tan buena suerte toco una piedra la tomo con su mano derecha y la descargo en la cabeza del hombre, haciéndole una gran herida en la frente, la sangre rápidamente le cubrió el rostro él momentáneamente perdió el conocimiento, lo que aprovecho Paula para quitarse al hombre de encima, se puso de pie, empezó a correr, el hombre recobro el conocimiento y cuando no vio a su presa corrió tras ella, Paula corría y gritaba ¡¡Auxilio¡¡ ¡¡Ayúdenme¡¡ era muy difícil correr entre la maleza, pronto sintió un fuerte jalón en las trenzas.
-No te vas a escapar maldita sea, eres mi hija, me perteneces.
-¡¡No eres mi padre, lo que eres, es un cerdo¡¡¡ un padre no le hace esto a su hija.
No lejos de ahí, mi hermano venia en su caballo cuando escucho los gritos de Paula pidiendo ayuda.
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