Cuando estuve admirando el cielo estrellado, comprendí que las estrellas era el único vínculo que tenía con mi familia, yo sabía muy bien que mis padres siempre admiraban el cielo, cuando mi padre supo de mi deseo de irme de su lado me dijo.

─Recuerda muy bien hijo mío, que el sol sale para todos, cuando sientas la nostalgia de tu familia, solo mira el cielo estrellado ahí nos encontrarás el firmamento y todo lo que él contiene es para todos, el sol calienta a todos los pobladores de la tierra. Las estrellas y la luna nos alumbra. Yo sabía que podía contarles mis experiencias y, también podía encontrar el consuelo en las estrellas, con un clavo, empecé a poner una rayita por cada día que pasaba, cuando llegué a diez, me di cuenta que ya estábamos a muchos kilómetros de tierra firme.

A partir de ese día ya no tomé tantas precauciones como al principio, me paseaba en la proa libremente, aunque siempre cuando ya no escuchaba los gritos ni los pasos de los hombres, con los días descubrí un barril de agua dulce, la que aprovechaba para bañarme y lavar mi ropa, cada cierto tiempo ya que los japoneses pecamos de limpios.

Una noche estaba recargado en la baranda del barco admirando las estrellas, de pronto sentí que alguien se recargo a mi lado y se dirigió a mí en un idioma desconocido.

─Bonita noche─ ¿No le parece joven?

─Yo me le quedé mirando, el, al ver mi cara de desconcierto me dijo lo mismo, pero en perfecto japonés.

─はい (Sí) ─, le conteste.

─¿A dónde se dirige joven?

─A américa, voy a américa ─, le repetí

─¿A qué país de América?

No supe que contestar, hasta ese momento supe que en América había varios países, yo en mi ignorancia creía que américa era un solo país, yo escuchaba decir a las personas que en américa era un lugar de prosperidad y abundancia, que las personas que lograban llegar hasta ese lugar, regresaban llenos de oro, por ese motivo le conteste con otra pregunta.

─¿Y usted a dónde va?

─Yo voy a mi país de origen, "México".

─¿México queda cerca de California?

─Pues, si hablamos de las millas náuticas que tenemos que recorrer de aquí hasta México que son cinco mil, novecientos cuatro millas y, de México a California son mil, ciento catorce, si, si queda cerca.

─Bueno pues yo voy a California.

─Eres muy joven─¿Qué es lo que te hace que te alejes tanto de tu país de origen?

─En primer lugar, conocer, después trabajar y salir de la pobreza.

─El de conocer está muy bien, pero para salir de la pobreza no tienes que viajar tan lejos, si eres inteligente en cualquier país lo puedes hacer.

─Mi padre tiene treinta y cinco años, y nunca ha podido ser rico, siempre hemos vivido en la pobreza.

─¿Tu padre es feliz?

─Eso sí, es muy feliz, está contento con lo que tiene.

─¿Se opuso a que viajaras?

─No, no se opuso, en cuanto externe mi deseo de viajar, me dio su bendición.

─¿Y sabes por qué lo hizo?

─Quizás porque quiere que encuentre la felicidad.

─Exactamente, él es feliz siendo pobre, para él la riqueza no consiste en el dinero, sino en su entorno, a él le gusta lo que hace, el lugar donde vive y, sobre todo su familia, él no se opuso a que tu viajaras porque él veía que tú no eras feliz y eso a él lo hacía infeliz, lo menos que puedes hacer es encontrar la felicidad en cualquier parte donde te encuentres, así sea en California o en otro país.

─Qué sabias palabras─. Le dije

─¿Viajas de polizonte? ─. Al ver mi cara de desconcierto me dijo.

─Me lo puedes decir no te voy a delatar.

─¿Sí, señor viajo de polizonte sé que no es lo correcto, pero en cuanto me descubran voy a pagar mi pasaje con trabajo─ ¿Usted viaja solo o con su familia?

─Viajo solo, mi familia se encuentra en México, mi mujer y dos hijos, el mayor de dieciséis años y la menor de doce.

─Su hijo tiene mí misma edad.

─¡Fíjate nada más! dieciséis años y ya andas conociendo el mundo, yo también empecé a viajar muy joven casi a tu misma edad, pero ya es tiempo de pasar más tiempo con mi familia.

Este es el último viaje que hago, he viajado mucho por todo el mundo soy comerciante, también soy químico, un caballero japonés, me vendió la fórmula para elaborar jabón, en cuanto llegué a mi país me voy a dedicar a fabricarlo y venderlo.

─Qué bueno, su familia necesita de usted, sobre todo su esposa.

─Tienes toda la razón al final de cuentas los hijos se van de tu lado es la ley de la vida y la única que queda a tu lado si Dios lo dispone es tu mujer, muchacho te propongo un trato.

─Sí dígame señor ¿qué clase de trato?

─Te contrato como mi asistente mientras dure el viaje

─¿En verdad señor? pero no se le olvide que vengo de polizonte.

No, muchacho no lo olvido, vamos a ver cómo le hacemos de ser posible pago tu pasaje.

─Siendo así señor acepto, que Buda lo bendiga siempre.

─Está bien, es un trato, dentro de unas horas te espero en este mismo lugar, para hablar con el capitán del barco, vamos a dormir unas horas.

Después de despedirnos con un apretón de manos nos fuimos a descansar.