Parte/37
A Paulina se le aflojaron las piernas, Natalia inmediatamente la ayudo a sentarse, aunque se sentía muy mal no perdió el conocimiento, respiro hondo, se dispuso a deglutir la noticia que acababa de escuchar.
-Me puede informar que le pasó.
-Su esposo sufrió un infarto, aunque se le dio la atención inmediata no logro sobrevivir.
- ¿Pero ¿dónde le paso eso? ¿Quién lo trajo?
-El lugar donde le pasó no sabemos, lo trajo un hombre, se estuvo todo el tiempo que tratamos de revivirlo, cuando le avisamos que murió, prácticamente se volvió loco de dolor, creemos que se trata de un familiar o alguien muy allegado a él.
- ¿Puedo hablar con ese hombre?
-Lo siento señora, pero el hombre desapareció, en cuanto se sintió mejor, antes de irse le dio una nota a la enfermera donde estaban los datos de usted rogándonos que le avisáramos.
-Todo era muy extraño, pero en esos momentos Paulina se sintió muy abrumada como para ponerse a hacer conjeturas, poco después el mismo doctor la llevó hasta el cuarto del hospital donde yacía su marido muerto, cuando levantaron la sábana para descubrirle el rostro al verlo; la mujer ya no tuvo la menor duda de que se trataba de su esposo.
Un grito histérico salió de la garganta de la mujer seguido por un llanto incontrolable, a una seña del doctor una enfermera llego hasta ella le descubrió el brazo y la inyecto, poco a poco ella fue recobrando la calma. Salió pidió la cuenta del hospital, pero el doctor le dijo que el hombre misterioso la había liquidado.
Ella salió del hospital siempre apoyándose en su querida nana Natalia.
Aviso a los padres de ambos, pronto la casa se vio inundada de familiares, dándoles apoyo a ella y a sus tres hijos, ella quiso que el cuerpo de su amado esposo fuera velado y enterrado, en la iglesia del espíritu santo donde ella colaboraba activamente, toda la familia estaba impactada en la familia de Fabián era el segundo hijo que fallecía, un recién nacido que no llego a término, y ahora él, la madre y la esposa eran las que más sufrían, los hijos con diez años de edad no terminaban de comprender el impacto de la tragedia.
Del velorio siguió el funeral, del funeral el novenario, y después sufrir la ausencia de su amado porque, aunque ellos no tenían contacto físico realmente se querían, gracias a su fe tan inmensa Paulina encontró la resignación con la firme promesa de que algún día se iban a rencontrar en el cielo donde van todas las almas buenas como ellos.
Paulina creyó conveniente regalar la ropa de su amado a personas necesitadas, pero ella no tenía el valor de hacer esa tarea, por lo tanto, se la encargo a su cuñado Eduardo, el cual acepto gustoso, el al contrario de ella, sintió gusto estar en contacto con las pertenencias que habían pertenecido a su hermano, hacía que el sintiera que estaban juntos de nuevo para el efecto llevo unas cajas grandes.
Paulina ya había recogido algunos objetos personales de él.
Eduardo se extrañó cuando Paulina lo condujo a la habitación de su esposo muerto, ya que él no estaba enterado de que el matrimonio dormía separado, no pregunto nada, cada matrimonio merece su intimidad, ellos tendrían sus motivos.
Eduardo empezó su tarea su hermano al igual que él tenía mucha ropa, empezó por los trajes, los descolgaba del ropero buscaba en las bolsas por si su hermano tuviera algún documento importante.
Fue guardando todo en las cajas, los zapatos, la ropa interior, sus sombreros, sus batas de baño, todo, absolutamente todo, cuando estuvieron guardadas las pertenencias del fallecido, Eduardo paseo su mirada por el cuarto, de pronto sus ojos se posaron en un cuadro grande, este estaba envuelto en papel de estraza él fue hasta el, estuvo a punto de quitarle el papel, pero un letrero lo hizo desistir.
Destinatario: Mauricio Castillo
Domicilio: Paseo de las rosas No. 28
Población: Ajijic Jalisco
Remitente: Fabián takumi V.
-Oh mi hermano iba a enviar este presente, cuando la muerte lo sorprendió, yo mismo voy a entregar el paquete en manos del destinatario.
Cuando termino de empacar unos empleados, ayudaron a subir las cajas al vehículo y las llevo a donde Paulina le indico, entrego todo menos el cuadro el mismo lo iba a entregar en manos del señor Mauricio.
El regresó a su domicilio, dejo el cuadro en su estudio, y se olvidó de él por un tiempo.
Un día estaba trabajando en el estudio cuando sus ojos se toparon con el cuadro, inmediatamente recordó que tenía que entregarlo, ya no pospuso más la encomienda, tomo el cuadro y salió hacia el pequeño poblado, que quedaba a dos horas de distancia de Guadalajara.
Cuando llego busco la calle, pronto la encontró era un pueblo pequeño, llego al número que indicaba el paquete era un portón de madera se veía que una casa muy grande, toco el aldabón y espero unos minutos unas pisadas de hombre le indicaron que ya venían a abrir la puerta.
Efectivamente un hombre vestido sencillamente, abrió la puerta.
-Buenos días- ¿dígame señor que se le ofrece?
-Busco al señor Mauricio Castillo
-Pase señor,
-Pasó, a la casa y era tal como se la imaginó, en verdad era muy grande tipo mexicano, recorrieron un pasillo a la derecha había un corredor techado este daba la vuelta a toda la casa en medio había una fuente de la cual salía unas aguas saltarinas, en el corredor había varias puertas, llegaron a la primera el hombre le dijo.
-Pase por favor enseguida viene el señor Mauricio.
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