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Parte/34


Fabián Tanaka Valenzuela

El tercero de mis hermanos, era el contador de los negocios de mi padre, se casó con Paulina Sotomayor, hija de un rico industrial, el al contrario de mis hermanos al parecer no se le reprochaba nada, mi padre siempre se refería a él como un buen hombre con una moralidad intachable, cumplía con todo lo que la iglesia católica y apostólica exigía

Su esposa también era una fanática católica, se decía que tenía vocación de monja, quiso ingresar en un convento, pero su padre se opuso terminantemente, cuando mi padre le expresó su deseo de casar a su tercer hijo con su hija, le pareció una magnífica idea, conocía al muchacho muy bien, era un buen partido para su hija, los dos poderosos industriales comprometieron a sus hijos con un apretón de mano.

Ya la pedida de mano y los preparativos de la boda fue un puro formalismo, su padre le dijo a su hijo.

-Hijo ya es tiempo que te cases ya tienes la edad, un buen trabajo que te da un sueldo magnifico para que formes una familia sin carencias económicas y para ese fin ya tengo una mujer digna de llevar nuestro apellido, es la señorita Paulina Sotomayor, hija del dignísimo señor Santiago Sotomayor.

-Padre en mis planes no estaba contemplado el matrimonio, pero si usted me lo ordena, me caso con la señorita Paulina.

-No lo tomes como una orden, más bien es una petición.

-Como usted diga padre.

Por su parte el señor Santiago Sotomayor hacia la misma petición a su hija.

-Hija como te lo dije anteriormente, no estoy de acuerdo en que ingreses a un convento, es por eso que quiero que contraigas matrimonio con el hijo de don José Takumi, es un hombre decente que cumple con todos los requisitos de un buen cristiano.

-Padre, usted sabe que ese matrimonio que usted ha pactado con don José es contra mi voluntad, pero como buena cristiana no me puedo oponer, ya que uno de los mandamientos de la ley de las dos tablas de Moisés que Dios le dicto es obedecerás a tu padre y a tu madre, así como lo manda la santa iglesia católica y apostólica, y si usted dice que el hombre que me escogió como mi esposo es un hombre de la iglesia estoy dispuesta a ofrecer ese sacrificio a Dios.

-Pues entonces no se diga más, hoy en la noche van a venir los señores Takumi a pedir tu mano, tendrás la oportunidad de conocer a tu prometido.

-Como usted ordene padre.

-Y así fue como se pactó el matrimonio de Fabián Takumi y Paulina Sotomayor, cuando pusieron el plazo de un año para contraer matrimonio ninguno se opuso ya que ninguno de los dos tenía prisa de unir su vida con el otro.

-En ese año, tuvieron oportunidad de conocerse, se hicieron buenos amigos, pero nada más; ninguno de los dos despertó la pasión del otro, como no hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza, se llegó la fecha de contraer matrimonio, los dos llegaron al altar como dos corderos que iban directo al matadero.

Aun así, se juraron amor eterno poniendo por testigo a Dios, el padre de la novia, hecho la casa por la ventana con la fiesta de su única hija mujer, todos festejaban la unión de las dos familias, todos estaban realmente contentos, menos tres personas los recién casados y ¿...

Fabián rehuía el contacto con su joven y bella mujer, un desamor disfrazado de respeto, a ella le pasaba lo mismo sentía que al consumar su matrimonio estaba traicionado a Dios.

Pero los dos sabían que tenía que llegar la fecha y al cabo de un mes, por fin Fabián dio el primer paso, ella simplemente retiro sus pantaletas se subió su camisón de franela con el que dormía y se dispuso a recibir a su marido, al igual que ella él solo saco su masculinidad de su ropa de dormir y la poseyó, con mucho cuidado para lastimarla lo menos posible.

Fue un acto totalmente automático, sin caricias mucho menos besos, cuando terminaron el acto sexual Fabián le dijo.

-qué pases buenas noches

-Igualmente

-Él se quedó completamente dormido

Ella en cambió no podía dormir, el dolor de su parte intima, junto con el dolor de haberle fallado a Dios, cuando se cercioro que Fabián dormía profundamente, se levantó de la cama y fue al cuarto continuo donde ella había mandado instalar una imagen de un cristo, tomó una fusta con los que se arrean a los animales, se puso de rodillas, descubrió su espalda y la empezó a golpear, sin misericordia alguno.

Los gemidos despertaron a Fabián, el busco a su mujer y no la encontró, fue al cuarto de donde salían los gemidos apagados y los golpes, cuando entro al cuarto se quedó impactado con la imagen que vio, ahí de rodillas estaba su esposa en estado de trance golpeando su espalda, el encendió la luz, la mujer ni cuenta se dio, ella seguía dándose golpes una y otra vez.

-Fabián se dirigió a ella en el preciso momento en que esta caía desmayada, por efecto de los golpes, llegando a tiempo antes de que se golpeara con el duro suelo, la tomo entre sus brazos y la deposito en la cama, diligentemente le puso sales para que recobrara el conocimiento con cuidado curó sus heridas, también las rodillas estaban sangrantes, cuando termino de curarla la tapo con las mantas y le preguntó.

- ¿Por qué haces esto?

-Para redimirme con el señor, he pecado contra él.

- ¿Pero de qué te quieres redimir?

-Todavía me preguntas, yo le jure al señor que iba estar a su servicio, que iba a permanecer pura para él, me quería convertir en su esposa.

- ¿Y por qué no lo hiciste?

-Mi padre me lo impidió, en cambió me obligo a casarme contigo

-¿Pero por qué no me lo dijiste? Yo no me hubiera casado contigo

-No te aflijas si no te hubieras casado conmigo ahora estaría casada con otro, a mi padre no se le puede refutar nada.


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