Parte/3

Todos los cargadores estábamos igual de hambrientos devoramos la comida, el cocinero fue generoso, sus ayudantes estaban atentos en cuanto vaciamos el cuenco de comida no lo volvían a llenar otro jovencito nos proveía de pan, por fin quedamos satisfechos, reposamos un poco el capataz nos dijo.

─Ya solo queda una carreta, cuando terminen de meter todo en la bodega se forman en una sola línea en la cubierta para que reciban su paga, andando tienen que terminar antes de las seis de la tarde, a esa hora empiezan a abordar los pasajeros.

Rápidamente seguimos metiendo alimentos a la bodega, a las cinco de la tarde, terminamos y nos pusimos en fila, yo me iba a formar entre los primeros, pero mi amigo que, hasta ese momento todavía no sabía su nombre me dijo.

─Espera, no te precipites, vamos hasta el final de la fila.

Yo confiaba en mi recién amigo, por eso sin decir nada me fui siguiéndolo hasta el final, cuando estuvimos formados me dijo.

─Te dije que te formaras hasta el final, porque ya mero empiezan a subir los pasajeros cuando nos paguen, me sigues nos vamos a confundir con los pasajeros te voy a llevar a tu escondite.

─Gracias, porque haces esto por mí ni siquiera conozco tu nombre.

─Mira si yo hubiera encontrado alguien que me hubiera ayudado a buscar un destino mejor  cuando tenía tu edad, me hubiera ido, tú vas a vivir el sueño de los dos, sólo te pido una cosa nunca le des la espalda a tu gente, a tu país, recuerda que, aunque otro país te adopte como ciudadano, tú siempre serás japonés, me puedes llamar Kamome (gaviota), yo te voy a llamar Kitsune (zorro) recuerda tienes que ser muy sagaz igual que un zorro.

─Sí, Kamone, gracias

Nosotros fuimos los últimos en recibir nuestra paga, el capataz nos dijo.

─Apresúrense, bajen del barco ya empiezan a subir los pasajeros

Nos dirigimos hacia la salida en ese momento un torrente de personas empezó a abordar, Kamone me tomó del brazo y me dijo.

─Vamos por aquí Kitsune, sígueme rápido.

Lo seguí por un pasillo muy largo, hasta el otro extremo del barco, había una pequeña montaña tapada con una lona, Kamone la levantó  y ante mis ojos aparecieron varias hileras de lanchas salvavidas

─Ayúdame vamos a bajar una lancha,

Cuando la bajamos la puso boca abajo y me ordenó.

─Metete debajo de la lancha yo la voy a cubrir con la lona, no salgas en el día, solo en la noche, traes comida de la bodega para el día, ten mucho cuidado que no te vean al menos la primera semana, porque si te ven te regresan, pero después de una semana el barco va estar muy lejos de la playa y ya no te pueden regresar, cuando te descubran has méritos para que no te bajen en el primer Puerto que llegue el barco ¿de acuerdo?

─Sí, amigo, siempre te voy a recordar, nunca me voy a olvidar de ti, quiero que tengas esto, saque el dinero que me pagaron y se lo di.

─No, amigo no hagas eso, ese dinero te puede hacer falta

─No, no me hará falta, este barco tiene todo lo que necesito, descuida no dejare que me descubran, solo hasta que esté lo demasiado lejos para que no me regresen.

─Que Buda siempre te acompañe, y ya lo sabes tu sueño es mi sueño.

Diciendo esto, bajó la lona y se alejó, me quedé muy quieto hasta que ya no escuche sus pasos, Buda estaba conmigo él me iba a cuidar de ahora en adelante; me acomode lo mejor que pude pronto me quedé profundamente dormido, debido al cansancio y al suave ruido de las olas del mar, esa noche empezaba una nueva vida para mí.

Me despertaron los gritos y pasos de hombres que pasaban muy cerca de mí, me quedé muy quieto recordando las palabras de Kamone.

─No dejes que te descubran si no te regresan.

El tiempo pasa más lento sin hacer nada, ese primer día mis tripas empezaron hacer extraños ruidos culpa de la abundante comida que había comido el día anterior y ésta se había convertido en desechos que pugnaban por salir, es por eso que cuando los gritos de los hombres y sus pasos cesaron poco a poco levanté la pesada lona, saque la cabeza voltee a los dos lados cuando me cerciore que la cubierta estaba desierta, con mucha cautela salí de mi escondite, estire las piernas y un gas fétido salió de mis entrañas, estas me avisaban que tenía que desalojar los desechos, busque algo en donde vaciarlos, pronto vi una hilera de cubetas acomodadas una encima de la otra, rápidamente tomé una y me dispuse a hacer lo que más me apremiaba en ese momento.

Después de que mi vejiga e intestinos estaban libres de los deshechos me lave mi colon con agua que había en las cubetas, me dispuse a tirarlos en el mar, y lave la cubeta, sentí otro retorcijón en mi estómago, eso me recordaba que tenía que buscar comida cuanto antes, camine con mucha precaución, si no quería que me atraparan, después de llegar al otro extremo del barco camine hacia la bodega, ese camino si me lo sabía de memoria ya que el día anterior lo había recorrido varias veces, a dejar la comida, que ahora iba a sustraer.

Entre furtivamente, hasta la puerta, me encontré a dos hombres, que al parecer estaban cuidando la entrada, pero para mi suerte estaban cómodamente durmiendo, lo supe por sus ronquidos que más bien parecían gruñido de un león, lo bueno de que yo hubiera colaborado a surtir esa gran bodega de comida me había servido para saber en dónde estaba cada cosa, tome pan queso, algo de carne seca, no me olvide de la fruta ni de la verdura, si no quería que se me bajaran las defensas y cayera enfermo, tome dos botellas con agua, y regrese a mi escondite de la misma forma que había llegado, me acomode cómodamente y me dispuse a ingerir mi suculenta comida, a la luz de la luna.