Parte/ 27
-Al día siguiente me levante me bañe saque ropa de mi closet afortunadamente había dejado ropa, mis padres me estaban esperando para tomar el desayuno, tomamos los alimentos en silencio, ellos respetaron mi pena, mis amigos pasaron por mí, nos fuimos directamente al hospital queríamos saber cómo iba evolucionando nuestra amiga , cuando llegamos cruzamos la recepción tomamos el elevador para subir al quinto piso dónde se encontraba el cuarto donde se encontraba la Chachis, cuando llegamos al cuarto supe de inmediato que mi amiga ya no pertenecía a este mundo, en esos precisos, momentos estaba saliendo un sacerdote de la habitación, unos desgarradores gritos nos pararon en seco.
NO, HIJA POR FAVOR, NO NOS HAGAS ESTO, DESPIERTA NO NOS DEJES.
Era la voz de la madre de mi amiga, mis amigos y yo nos miramos tristemente y regresamos por donde habíamos llegado, ese momento era solo para sus padres y su familia más cercana.
Lo siguiente que paso fue como un mal sueño, la velación del cuerpo la despedida de mi amiga en el cementerio, ver la muerte tan de cerca me hizo recapacitar, de Abel no se supo más; nunca dio la cara algunos decían que se había ido a vivir a Italia al lado de su amante, él quiso guardar su secreto de sus preferencias sexuales, un secreto que todos sabíamos menos mi querida amiga chachis.
Pasaron las tres misas, por el eterno descanso de mi amiga, mis amigos y yo caímos en una depresión, las reuniones con la bola de amigos ya no eran las mismas, empezaban bien, pero en cuanto ingeríamos alcohol afloraban nuestras emociones, todos las sacábamos de diferentes modos, unos estallábamos en cólera contra el cobarde de Abel, otros en risa cuando recordábamos anécdotas, pero siempre terminábamos llorando por la partida prematura de nuestra amiga, sus padres viajaron a un lugar desconocido, algunos decían que habían viajado al Tíbet, para dar sentido a la tragedia que acababan de vivir, fue un golpe terrible para el matrimonio ya que Chachis era su única hija, ni siquiera un hijo de ella les quedo.
Pero como el tiempo lo cura todo, poco a poco fuimos volviendo a nuestras vidas, no sin antes jurar que nunca nos íbamos a olvidar de nuestra amiga un día al mes, íbamos a visitar su tumba a poner flores frescas, si alguno no podía ir, otro ocupaba su lugar, después de todo, éramos un grupo de amigos muy unidos.
Esta noche voy a retomar la lectura del libro, con tantos eventos desagradables no había tenido ánimos de leer, pero ahora que ya estoy más calmada, me voy a relajar leyendo otro episodio.
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