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Parte/2



La lectura empieza así:

Mi nombre es Tatsuki Takumi, nací en el año 1889, en un poblado cerca de la Bahía de Yokohama Japón, mi padre, un humilde campesino, se dedicaba al cultivo de arroz, trabajaba desde antes que saliera el sol hasta que se ocultaba, desde que cumplí cinco años, me sumé al arduo trabajo, según mis capacidades, solo descansabamos media hora para comer.

A esa misma edad, también se despertaron en mí, los deseos de salir de ese lugar, a mi corta edad, no comprendía ese sentimiento de huir, no era para escapar de mis padres, ya que los quería y respetaba. Descansabamos los domingos, ese día me subía a una pequeña colina, desde donde podía ver los grandes barcos que llegaban al puerto, me ponía a soñar, siempre me veía caminando hasta llegar al puerto y subir─ a uno de esos grandes barcos. Conforme iba creciendo también crecían los deseos de hacer realidad mi sueño.

Cuando cumplí diez años, empecé acompañar a mi padre al puerto a proveernos de alimentos para la semana. Mientras mi padre se adentraba a comprar los víveres yo caminaba por el puerto, escuchando la plática de los mayores, allí fue donde escuché por primera vez la palabra América, decían que las personas que lograban llegar a ese lugar, eran personas afortunadas, ya que todo el que pisaba esas tierras tenía la fortuna garantizada, después de esa platica, crecieron más mis deseos de emigrar a América, cuando cumplí dieciséis años, mi padre tuvo una conversación conmigo de padre e hijo.

─Ya estás en la edad cuando se despierta el deseo de buscar el conocimiento, hay veces que este no se encuentra en el lugar que naces y, tienes que salir fuera de tu entorno familiar para encontrarlo, cuando lo encuentres vas a ser el hombre más feliz de la tierra.

Con esas palabras mi padre me estaba dando la libertad de salir de esa pequeña aldea para buscar mi futuro y mi felicidad en cualquier parte del mundo.

─Gracias padre, siempre he deseado viajar en uno de esos grandes barcos con destino a América, no sé si en esas lejanas tierras encuentre lo que busco, pero si no lo intento nunca lo voy a saber.

─Así es hijo, yo encontré mi felicidad en este lugar, espero envejecer al lado de tu madre, pero es la ley de la vida que los hijos tienen que buscar su conocimiento y su felicidad, así sea al otro lado del mundo.

Mi padre sacó una pequeña bolsa con dinero que por mucho tiempo había ahorrado, me lo entregó diciéndome.

─Este dinero lo he ahorrado para ti, tómalo y vete, cuando te vayas no voltees hacia atrás, siempre mira hacia adelante, sólo una cosa te pido, nunca te olvides de tus orígenes, ni de la tierra que te vio nacer.

─Sí, padre nunca los olvidaré.

Abrace a mi familia deposite un beso en la frente de mi madre le di un caluroso abrazo a mi padre, nos retiramos a dormir, no tuve valor de irme en ese momento, espere cuando ya todos estaban profundamente dormidos, deje el dinero que me dio mi padre, ellos lo necesitaban más que yo, tome mis escasas pertenencias que constaban de una muda de ropa y una pequeña estatuilla de buda, él me iba a guiar por el camino correcto.

Cuando salí de la casa en la que, hasta ese momento había vivido en compañía de mis padres y mis hermanos no voltee atrás, me fui por el camino que desde hacía seis años había recorrido junto con mi padre para llegar al puerto, eran varias horas de camino, llegue al despertar el alba, mi pecho no cabía de felicidad, cuando a lo lejos vi un barco, tenía un gran letrero que no supe que decía, yo no había asistido a la escuela por lo tanto no sabía leer; a pesar de que eran como las cinco de la mañana, había mucho ajetreo en el puerto, llegué hasta el barco y lo empecé a estudiar, quería encontrar un modo de subir sin que me vieran sin pagar pasaje, de pronto vi bajar varios hombres fuertes y rudos con el uniforme de marineros.

Llegaban carretas cargadas de cajas y sacos con comida, a una señal de un marino, unos hombres que estaban esperando en una sola fila fueron hasta él, dos de ellos se subieron a la primera carreta y les empezaron a dar las cajas a los hombres, estos se dirigían con su carga hacia el barco, mi mente trabajó rápidamente, me forme al final de la fila, los hombres iban al barco, dejaban la mercancía y rápidamente regresaban y se volvían a formar, me dieron mi caja seguí al hombre que iba delante de mí, caminamos por la proa llegamos hasta una puerta donde había unas escaleras, estas bajaban a una gran bodega, donde los hombres dejaban la mercancía, mis ojos escudriñaron el lugar, buscando en donde me podía esconder un hombre corpulento al parecer el que cuidaba que todo estuviera en orden me grito.

¡Tú qué esperas, no se te paga por holgazanear, si quieres recibir tu paga tienes que trabajar!

─Si señor ya voy.

Volví a salir, rápidamente me forme en la fila, seguimos metiendo cajas y sacos, pronto me percaté que la carga estaba disminuyendo, la paga no me interesaba solo quería esconderme en el barco, para esperar la hora de la partida, le pregunté a un hombre.

─¿Sabes cuándo sale este barco?

─Esta noche a las nueve de la noche, los pasajeros empiezan a subir desde las seis de la tarde.

─¿Por qué preguntas acaso vas a viajar?

─¿A dónde va este barco?

─Cómo su nombre lo dice a California.

─¡A California! ¿y dónde queda eso?

─En América, este barco va a América.

─El barco se llamaba "El California"

Esa era la oportunidad que estaba buscando, sabrá Dios cuándo saldría otro barco a América, tenía que subir a como diera lugar, me tocó mi turno de llevar la caja, la subí a mi hombro y llegue a la bodega, en ese momento estaba desierta, deje la caja y rápidamente me escabullí hasta un escondite que había visto, pero mi compañero que había llegado detrás de mí, me dijo.

Ni lo intentes, si te vas a ir de polizón espera a que terminen de cargar la bodega todavía faltan varias carretas que descargar, si te escondes ahora, vas a quedar sepultado entre tantas cajas y sacos y, cuando te encuentren, sólo van a encontrar tus huesos.

─¿Cómo sabes que me quiero ir de polizonte?

─Alguien que no está interesado en huir, no hace tantas preguntas.

─Tienes razón quiero irme de este lugar ¿Me vas a delatar?

─No, claro que no, si yo pudiera también me iría.

─¿Y qué te detiene?

─Mi familia, mis padres ya son ancianos ya no pueden trabajar, tengo esposa y cinco hijos, si me voy que será de ellos, tú eres joven, tu padre todavía debe ser un hombre fuerte, no te necesita.

─Tienes razón yo viajo con la bendición de mis padres.

─Espero que no tengas dificultades en tu viaje, encomiéndate a buda.

─Así lo hare.

─Vamos a seguir trabajando yo te aviso cuando sea hora de que te escondas.

Trabajamos toda la mañana, se iba una carreta y llegaba otra, por fin nos dijeron─¡A comer!

Eran como las tres de la tarde, subimos al barco y bajamos hasta la bodega, que ya estaba casi llena de mercancía, a un lado de esta se encontraba un gran comedor, todos los cargadores nos sentamos en una mesa larga y unos marineros ayudantes de cocina nos sirvieron la comida, era el primer alimento que mi estómago recibía ese día.


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