Hoy es el aniversario de la muerte de mi ancestro, Tatsuki Takumi,  la mayoría de sus descendientes estamos reunidos para conmemorar el día que dejó este mundo. La familia, es muy numerosa, ya que mi antepasado, tuvo a bien procrear doce hijos.

Recientemente, cumplí dieciocho años, por lo tanto, tengo el privilegio de recibir una copia de un pequeño libro que escribió mi descendiente, en el cual narra, desde el día que salió del lejano oriente, con rumbo a América latina y su vida hasta que cumplió su 50, aniversario de su matrimonio con su querida esposa Olivo.

No soy la única que lo recibe, todos los descendientes que llegamos a la mayoría de edad, ya sea hombre o mujer, se nos entrega.

La ceremonia se celebra en una propiedad enorme donde se levanta una hacienda muy bien conservada, que mi ancestro adquirió para pasar sus vacaciones en familia; sólo en ese lugar podríamos caber los descendientes de mi antepasado, cada año veo caritas nuevas, de los nuevos miembros de la familia.

Se celebra una misa en su memoria en la capilla de la hacienda. Después de la ceremonia religiosa, empieza la verbena, un mariachi hace su entrada triunfal cantando el son de la negra, ya que según dicen los parientes que conocieron a mi tatarabuelo y, aún siguen con vida, era la canción favorita del homenajeado.

En los amplios corredores de la hacienda, está dispuesta una larga mesa, donde hábiles meseros dispusieron cazuelas con comida típica mexicana: mole, sopa de arroz, frijoles, nopales, diferentes salsas, y varios guisos más. Varias mujeres están haciendo tortillas para degustar la rica comida, hay vasijas de vidrio con agua fresca de diferentes sabores, refrescos embotellados, las bebidas alcohólicas están prohibidas, ya que mi antepasado decía que el alcohol era la perdición de la humanidad, hay varias mesas acomodadas en el jardín, con elegantes toldos que sirven para impedir que los rayos del sol lastimen a los comensales.

La reunión sirve para reencontrarnos con los familiares, es imposible conocer a tanta gente, entre ellos se encuentran: doctores, ingenieros, empresarios, abogados, y varias profesiones más, se intercambian tarjetas de presentación entre ellos, no está de más tener a mano una tarjeta de un profesional, uno nunca sabe, cuándo vas a necesitar sus servicios y, si, es un familiar, mucho mejor.

La reunión se extiende hasta muy tarde, los primeros en marcharse son los matrimonios que tienen niños pequeños, después los jóvenes, en ese rango entro yo, me despido de las personas que tengo a la vista y de mis padres, ya que vivo sola en mi departamento, tengo pocos meses de gozar de mi independencia con responsabilidad, como me dijo mi padre cuando me entregó la llave.

Cuando llego a mi depa, me despojo de la ropa, me doy un largo baño de tina relajante, cuando termino, envuelvo mi cuerpo en una bata esponjosa, me humecto la piel, me pongo desodorante y perfume, quitó la toalla de mi cabeza, me cepillo el pelo cuidadosamente, enseguida me visto con mi pijama, tomó asiento en mi sillón preferido, mientras se seca mi larga cabellera color castaño, abro el pequeño libro que acabo de recibir y me dispongo a leer.