Capítulo 14
— ¿Lo disfrutaste? — preguntó, dándole un emparedado.
— Si... ¿Puedo hacerte unas preguntas? — Aiden asintió, confundido — ¿Cuál es tu color favorito? No lo tomes a mal, es que nunca me dices sobre esas cosas que te gustan.
— Está bien, tienes razón — rió — Me gusta el morado, el blanco y el negro, ¿Por qué?
— Por si tengo que regalarte algo — susurró, muy bajito — ¿Y cómo te gustaría que fuera la habitación de mi hermanito?
— Sabes que eso no pasará — sonrió, triste — No tengo permitido tener una habitación, así que no creo que tu hermanito, aunque no sabemos que será, que pueda tener una.
— ¿Y si le doy la mía cuando tenga que ir de vacaciones?
— ¿A dónde vas que no me habías dicho? — Enarcó una ceja — ¿A quién le dijiste eso?
— En la escuela harán muchas excursiones a diferentes lugares — masticó, desviando la mirada — Hermanito se quedará en nuestra habitación cuando no esté aquí.
— Supongo que te creo — siguió acariciando a Frederick — ¿Algo más?
— ¿Cómo te gustaría que fuera la habitación de hermanito?
— No sé, ¿Qué colores te gustan?
— Cualquier color, me gusta mucho el azul y el verde — Aiden le pasó un envase lleno de jugo — ¿Te gustarían esos dos?
— Si — asintió — Si te gustan, está bien.
El sonido que tanto conocía estaba justamente a su lado, y lo peor de todo es que estaba de regreso en un hospital. Se sentía débil, y sobre todo sentía su vientre pesado. Por unos minutos trató de abrir los ojos, pero no podía hacerlo. Su cuerpo no respondía y él tampoco.
— Pequeño alfa — al voz de Aiden le hizo que al menos, moviera un poco su mano — Abre los ojos, por favor.
— Voy a matarlo, sí que lo haré — gruñó Frederick — Y no me importa hijo de quien sea, lo haré.
— No tomes decisiones apresuradas... estoy seguro de que mi hermano tiene sus razones para tener una marca en su cuello — lo defendió Alexander — Así que no...
— No me importa las razones — lo interrumpió — Mi hijo está sufriendo porque es el débil de los dos. La vida de él y la del bebé que lleva en el vientre están dependiendo de un hilo.
— Eso lo sé, sólo déjame hablar con mi hermano. Todo tiene una explicación, no fue por nada que me dijo que viniera a ayudarlo y cuando se marchó ese fin de semana fue para terminar con su compromiso.
— Tiene treinta y cinco y todavía se deja gobernar de sus padres, que maravilloso omega — rodó los ojos — Ahora, necesito estar a solas con él. Si deseas puedes irte con tu hermano por ahí.
— Estás cometiendo un error...
— ¡Fuera de aquí! — Lo empujó lejos de la habitación — ¡Y dile a ese estúpido omega que lo mataré si lo encuentro!
— Cálmate, Frederick — Aiden suspiró — No es el momento para que hagas una escena.
— Mira como está, sabía que era una mala idea que terminara la universidad en éste lugar — Mathew se sintió mal, en verdad su padre se lo había dicho — Un bebé, y mi hijo se está muriendo.
— No, buscaremos la manera de que salga adelante sin su omega — acarició el cabello de Mathew — Su bebé buscará la manera de ayudarlo, así como Yeray lo hizo conmigo.
— Aiden...
— Son cosas del pasado — dijo, sin mirarlo — Ahora es Mathew quien nos debe de preocupar y el bebé.
— ¿Por qué no nos dijo nada? — sintió la cama de hospital hundirse a su lado — No es la primera vez que está en éste sitio.
— Creo que hemos fracasado como padres — siguió con las caricias — Primero Yeray y ahora Mathew, ¿Qué se supone que estamos pagando?
— No lo sé... yo no tengo una respuesta para eso... pero buscaremos la manera de que Mathew salga de esta y comenzaremos por llevarlo de regreso a Montenegro.
Mathew se quejó al escuchar eso, y por fin pudo abrir los ojos. Ni pudo moverse mucho, sólo lo necesario para que los presentes se dieran cuenta que ya había despertado.
— Pequeño alfa — Aiden tomó su rostro entres sus manos — Al fin despiertas, me tenias tan preocupado.
— Lamento eso, mamá — su garganta estaba seca — Agua, por favor.
— Créeme que la necesitas — Frederick se cruzó de brazos — Nos debes muchas explicaciones.
— Lamento eso — sonrió, tenso — ¿Cómo llevas lo de tu embarazo?
— El próximo mes ya salen — sonrió — ¿Cómo te encuentras?
— Cansado, sólo cansado — bebió toda el agua que Aiden le pasó — ¿Cómo se enteraron de que estaba aquí?
— Mathew — llamó Frederick — Llevas más de dos semanas aquí, apenas y despiertas. Hoy comenzaste a hacer algunos movimientos con tus manos....
— ¿Qué llevo qué? — Tosió — Eso es imposible... parece como si sólo fueron horas.
— Es normal, es igual que cuando te vas a dormir en las noches y solo cierras los ojos y ya amanece — dijo Aiden, tratando de calmarlo — Es el momento de que regresemos a Montenegro, pequeño alfa. No puedes estar aquí...
— ¿Y la universidad?
— No, no vayas a ponerla primero, porque sabemos por qué lo haces — dijo Frederick — La terminarás en línea, fin del asunto. Y no me vengas a decir que eres mayor de edad, que puedes hacer lo que sea con tu vida, porque por darte libertades estas aquí. No les daré más libertades a Yeray, a los gemelos y menos a ti. Eres el más burro de mis hijos...
— ¡Frederick! — Aiden le lanzó el vaso, el cual le dio en el pecho — Recuerda que Matt está delicado.
— El único que me salió inteligente fue Yeray — lo ignoró — Y mataré a ese omega diga lo que digas.
— Es bueno escuchar tus palabras de aliento, papá — suspiró — De todas formas, tienes razón... es mejor regresar a Montenegro, aquí no hay nada que esperar — su voz se quebró — ¿Cuándo nos vamos?
— Cuando te den la de alta — se puso de pie — Ojalá y te la den hoy, porque me harté de los hospitales, y tú eres el culpable.
— Tenía cinco años — gimoteó — Y me ibas a abandonar, se un padre agradecido con tu hijo.
— ¿Qué te debo de agradecer?
— Qué me tienes a mí — dijo Aiden, con una ceja levantada — Ahora vete, y déjame hablar con mi hijo.
— En verdad lo siento, mamá... — comenzó a decir cuando Frederick salió de la habitación — Fue muy imprudente de mi parte el tener sexo sin protección...
— Lo que no me cabe en la cabeza es en cómo estas embarazado si eres un alfa raza pura... espera un momento — se sobó la nariz — Olvida eso, ahora lo que importa es que estarás bien, vamos a hacer algo para que cuando nazca el bebé.
— ¿Nacerá bien?
— Sí, antes de que nazca te llevaremos a la tribu de tu primo Damon, en donde nació tu padre. Algo deben de saber esas personas — acarició su vientre — Soy tan joven, y ya tendré a mi primer nieto.
— No eres...
— Mathew, soy tu madre y debes de tenerme respeto — golpeó su brazo — Esperemos que Frederick haga lo posible para que salgas de aquí lo antes posible, y que mutile a ese omega miserable por hacerte sufrir de esa manera tan cruel.
— También deseo que lo haga, sé que no estoy en condiciones... pero siento que me falta algo si él no está conmigo — dijo, triste — No deseo quererme solo toda la vida.
— No lo estarás, y le demostrarás a ese estúpido omega de lo que se está perdiendo al no tenerte con él.
*****
Tres días más tarde, Mathew estaba saliendo del hospital con todas sus cosas. Frederick había ido a su dormitorio y con ayuda de sus amigos ya no tenía nada en ese lugar. Como era de esperarse tenía sus frituras en manos, mientras se dirigían al aeropuerto. Ni siquiera se despidió de nadie, ya estaba harto de que de la noche a la mañana la realidad lo golpeara una y otra vez, que cuando creía que tenía algo de paz, esta se le iba antes de que pudiese tocarla.
Aiden iba a su lado, comiéndose un tarro de helado como si fuese la cosa más entretenida del mundo. Todavía se seguía preguntando cómo era que sus hermanos no eran de helado, en sus dos embarazos, antes del bebé que estaba esperando, se la pasaba comiendo ese dulce.
— ¿Tienes nauseas? — Preguntó Aiden, y él negó con la cabeza — Al parecer tu embarazo será lento como el que tuve con tu hermano Yeray.
— Al menos éste bebé crecerá lento — asintió — No pensé que regresaría a casa tan rápido.
— Y yo que sería abuelo — su padre se sentó frente a él — ¿Ese omega te obligó a estar con él?
— No, fue por mi propio pie que me metí con él — se sintió chiquito — No quiero hablar de Kyle.
— Sólo necesitaba saber eso — echó hacia atrás el sillón — No hagan mucho ruido, debo de prepararme mentalmente para el lio en el que se metieron los gemelos.
— ¿Qué hicieron ahora?
— Mataron al gato de los vecinos y le echaron la culpa al pobre delta que ni siquiera estaba con ellos en el jardín — dejó salir el aire de los pulmones — Voy a amarrar a todos mis hijos y los meteré a en el sótano de la casa para que no salgan jamás para hacer una locura.
— Son tus hijos, no pidas tantos milagros — lo defendió Aiden.
— ¿Por qué crees que lo estoy diciendo?
El alfa menor hizo una línea recta y apoyó su cabeza en la ventana del avión, sin duda había sido una idea grandiosa el volver a ese lugar. Ni siquiera había nacido en Montenegro sino en Croacia, en donde Nicholas le hizo todas esas cosas, que su mente eliminó o las tenía en alguna parte.
Sus hermanos lo recibieron con un fuerte abrazo, el cual correspondió. El verlos le había llenado de algo que le hacía falta.
— Tío Mikel, cuantos años sin vernos — lo abrazó — Y otra vez estás de niñera.
— Sí, la paga es buena — se encogió de hombros — ¿Cómo vas con lo de tu embarazo?
— Va todo bien, hasta el momento no me puedo quejar, pero ahora que estoy en cinta creo que mis padres tendrán mucho de qué hablar — hizo una mueca.
— Esta vez no pudiste meterte en una de las maletas de Frederick, pequeño alfa.
— Ustedes nunca van a superar ese día — le dio un empujón — Espero que mi habitación esté sagrada.
— Esa habitación está todo menos sagrada — se burló — Pero estoy seguro de que la cama está presentable.
— ¿Por qué el tío Mikel dijo eso? — Preguntó uno de los gemelos — ¿Qué tiene tu habitación que ya no está sagrada?
— Cosas de adultos — revoloteó el cabello de ambos — Ahora díganme como son esos vecinos de los que mamá no quiere saber.
Aiden iba con algo en su espalda mientras se dirigía a la oficina de Frederick, bien sus años en la prisión le sirvieron de algo, y lo que haría tal vez le costaría su matrimonio, pero a la mierda eso. Debía de saber algo que le estaba matando.
Una sonrisa llena de maldad se instaló en sus labios al verlo sentando dándole la espalda, detrás de su escritorio. Se posicionó detrás de él y esperó pacientemente a que terminara la llamada. Ni siquiera le dio tiempo de reaccionar al alfa, porque ya tenía el cuchillo en el cuello y el omega lo miraba con tantas ganas de querer matarlo.
— Ahora vas a ser un buen esposo y me dirás porque Mathew puede quedar en cinta si es una raza pura.
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