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Capítulo 12

— En algún momento debes de decirle lo que está pasando, sin omitir nada — Alexander se apoyó en el escritorio — Ahora ve al hospital y dile lo que está ocurriendo.

— ¿Y si me odia?

— Yo te odio, y no fue a mí a la persona a la cual le mentiste de esa manera.

— Es que no entiendes, nunca estuviste ahí para ayudarme — gimoteó — Eras el hijo favorito de nuestros padres, mírame — se señaló — Soy el único omega en esa familia de alfas, apenas y puedo tener la cabeza en alto cuando nuestros padres me hablan.

— No sabía de tu existencia — dijo, sincero — Cuando me fui a Estados Unidos, era un niño todavía. La abuela me ayudó en todo lo que pudo y siempre le estaré agradecido. Ella está lejos de esta mierda de familia con su alma gemela. Como debes de estar tú, porque si no matas a ese tal Steve, lo haré yo.

— Si fuera por mí, lo haría...

— Te contaré algo, mejor dicho, alguien nos ayudará — se sentó — Es un omega que conocí cuando él apenas tenía tres años...

— No me digas que te has cogido a un bebé — dijo, asqueado — Sabía que eras un pedófilo.

— Eso es asqueroso — lo imitó — Pero nos hicimos buenos amigos después de todo — sonrió, feliz — Era un bebé, y todos creían que éramos almas gemelas al final del día, cuando lo conocí, era muy hablador y traicionó a su hermano con apenas tres años. Su nombre es Jacob, debiste de escuchar de él en alguna parte — el omega asintió — En éste momento está en Roma, pero vendrá hasta aquí para ayudarte con lo que necesitas.

— ¿Por qué no está aquí?

— Está ayudando al hermano de tu alma gemela a eliminar una marca que le hizo la persona en la que más confiaba.

*****

¿Cómo estás, Matt?

— Estoy bien — se acomodó mejor en la cama — ¿Y ustedes?

— De igual forma, sólo te llamaba para verificar si vendrás a pasar navidad con nosotros — Mathew se rascó la nunca — Por favor, debes de venir. Los gemelos están preguntando por ti, y Yeray no está...

— ¿Cómo que Yeray no está? ¿A dónde se fue sin mi permiso? ¿Quién le dijo que podía dejar de ser virgen? ¡Responde, mamá!

— Cálmate, por esa razón es la que deseo que vengas aquí con nosotros — dijo, calmado — Tu hermano se enamoró de la persona menos pensada y terminó huyendo al fin del mundo. Aunque, no tanto si estas más cerca de él que nosotros.

¿En dónde está?

— En Roma, pero no creo que sea por mucho tiempo — dijo, rápido — Se mudará a Estados Unidos, y no creo que vuelva en mucho tiempo. Al parecer las cosas estarán bien para él si se queda allá. Aquí a Montenegro no desea regresar jamás.

— ¿Qué ha pasado?

— Alguien jugó con sus sentimientos, y él como tu hermano le devolvió el favor, ahora es todo un omega fuerte que está aprendiendo a conocer el mundo. Ahora puede ver, y eso es algo que nos hace feliz — suspiró — Han pasado tantas cosas desde que... — Aiden hizo silencio, y luego gritó — ¡Estúpidos niños del demonio! ¡Aléjense de mis hijos!

— ¿Mamá?

— ¡No me interesa! — Mathew tuvo que alejar el teléfono — ¡Frederick! ¡Esos niños están aquí otra vez! ¡Debes de ser el padre que los cuida!

— Mamá, aun estoy aquí...

— Lo siento, cariño — se aclaró la garganta — Es que al lado se mudaron nuevos vecinos, y sus hijos están aquí. Dos de ellos desean estar con tus hermanos y no lo permitiré.

¿Y eso que tiene de malo?

— Son algo... calientes — exhaló — Son una familia algo loca, y la verdad es que no deseo tenerlos cerca, sólo al pequeño niño que tienen ahí. Ese sí que es tranquilo. Son una familia de Deltas de mentiras, y parecen prostitutas...

— ¿Han deseado meterse con papá?

— Si, vinieron hace una semana a cenar y ya hasta le dijeron que sí deseaba hacer una orgia...

Vaya, esa sí que no me la esperaba — dejó salir una carcajada — Pero es bueno que te negaras, eso habla muy bien de ti, mamá.

— Gracias, pequeño alfa — eso logró que un nudo se instalara en su garganta — Cuídate, amor. Espero verte en noche buena.

— También deseo verlos, mamá. Los amo.

— También te amamos — colgó.

El alfa de quedó en un completo silencio en la habitación, estaba harto de estar en ese hospital en donde ninguno de sus amigos habían ido a visitarlo, principalmente ese pequeño traidor que estuvo siempre del lado de su maestro. Dejó su teléfono en la mesita y movió su trasero para ver si lo que le dijo Kyle era cierto.

— Pequeño alfa — el omega entró con un bolso y una bandeja llena de comida, muy diferente a la que daban en el hospital — Te traje algo, y vine con visitas.

— No deseo ver a nadie — se cruzó de brazos — Ahora deja la comida y sal.

— Bien — Alexander entró, haciendo a un lado a su hermano — soy Alexander Gandy, es un placer conocer al niño por el cual mi hermano irá a prisión por estar con él — tendió su mano — Es un placer conocerte al fin.

— No entiendo... soy Mathew Hilton — correspondió el saludo — El gusto no es mío, porque no sé quién eres.

— Soy to alfa que has confundido como el futuro esposo del padre del bebé que estas esperando — un empujón le hizo hacerse a un lado — Ahora te dejamos con el alfa que está justo aquí.

— Todo tiene una explicación, te lo puedo asegurar — comenzó a decir Kyle, en cuanto la puerta fue cerrada y ellos estuvieron solos — Lo que dijo mi hermano es...

— Estoy embarazado — lo ignoró, y pellizcó su abdomen — Aquí hay un bebé... esto es...

— Mathew — el omega tomó su mano — Déjame...

— Shh — puso un dedo en sus labios — Deja de hablar, estoy tratando de escuchar y no me dejas.

— ¿Qué?

— Silencio, maldición.

Kyle hizo una línea recta con los labios y esperó a que el menor dijera algo. En cambio el alfa, cerró los ojos y colocó sus manos sobre su abdomen, esperando a que éste le dijese que había una vida ahí dentro. Y escuchó un latido que parecía lento, aparte del suyo.

Una sonrisa boba se posó en sus labios, y luego la borró al darse cuenta de que el embarazado era él y no el omega.

— ¿Qué me has hecho? — Preguntó, lo más calmado que pudo — ¡Habla!

— No te hice nada — levantó las manos — Estás embarazado.

— ¡¿Pero qué mierda estás diciendo?! — Se sentó en la cama de golpe — ¡¿Cómo es que estoy premiado?! ¡¿Quién lo hizo?!

— Soy el padre, no tengo porque decirte como se hacen los bebés, porque eso ya lo sabes.

— ¡Eso lo sé! — Le lanzó la almohada — ¡Lo que no entiendo es que como pudiste hacerme eso! ¡Eres un omega y yo un alfa raza pura!

— Somos almas gemelas — levantó un dedo — Por si no lo sabías, tengo feromonas de alfas en mi cuerpo, pero eso no tiene nada que ver con lo nuestro — levantó el otro dedo — Además, es noventa por ciento seguro, de que quedaras en cinta de mi hijo, sin importar que no estés marcado — levantó el tercer dedo, y siguió hablando — Es inevitable el que no quedaras en cinta.

— ¡Y una mierda! — Estaba a nada de saltar sobre el omega — Eres una basura de ser humano, ¡Tú sabías que esto podía ocurrir y me dejaste preñado!

— Pequeño alfa — Mathew no lo dejó continuar.

— ¡Pequeño alfa mis bolas! — Se quitó la vía — ¡Largo de aquí!

— Sigo siendo el padre del bebé, no puedes echarme...

— ¡Un bebé que no nacerá! ¡Voy a abortar! — el omega dejó caer sus hombros, y su mirada estaba triste.

— No puedes hacerme eso... es un bebé...

— Es un feto que no ha nacido — lo corrigió — Ahora soy yo el que decide si quiero o no tenerlo.

— No me hagas esto, por favor — se acercó — No puedes abortar, los dos tenemos que estar de acuerdo en eso.

— Es mi cuerpo y yo decido que hacer con él...

— Al menos no lo mates... si no quieres el bebé puedes dejármelo a mí. Puedes seguir con tu vida después de todo...

— ¡Estúpido omega miserable! — Le dio un puñetazo en el rostro — ¡Fuera de aquí! ¡No te quiero ver jamás en mi vida!

— Creo que debes de salir, Kay — dijo Paola, tomando su brazo — Para ser un omega eres muy insensible con alguien que está en cinta.

— Pero él dijo que...

— Debes de saber cómo diferenciar los cambios en el tono de voz de un alfa en cinta o de alguien más — negó, con la cabeza — Él te estaba probando y caíste en su trampa.

Kyle frunció los labios y salió de la habitación echando chispas. Paola se quedó con el alfa, quien había tomado la sábana para taparse en rostro mientras lloraba por todo lo que le dijo el omega.

No era que fuese abortar a una vida que no tenía la culpa de que su padre fuera un hombre que no tenía corazón, sólo lo estaba probando a ver el grado de inmadurez que podía tener. Pero como no era él la persona que tenía que durar los pocos meses del embarazo, estaba más que feliz.

— Hola, soy Paola. La madre de Archie — el alfa la miró — Es un placer conocerte.

— No puedo decir lo mismo — se limpió la nariz — No sabía que mi mejor amigo podía ser tan traicionero.

— No lo fue, ayudó a su familia que es lo primero en su vida y en la de cualquier persona — tomó una silla — ¿No le guardas secretos a las personas sobre tu familia?

— No es lo mismo...

— Si lo es, él ayudó a su tío a tenerte para él — tomó un mechón de su cabello — Por lo que te estás buscando una buena...

— No me digas nada sexual — hizo una mueca de asco — Es en todo menos en eso que pienso en éste momento.

— No lo iba a decir — sonrió, de lado — Vine hasta aquí para ayudar a Kyle a solucionar sus problemas familiares con sus padres. Es una buena persona, algo estricta, pero fue de esa manera que fue criado — dijo — Seguro ya te contó lo que sus padres le hacían desde que era un niño.

— No creo nada de eso...

— Mi esposo no conocía a su hermano, tampoco conocía a la familia de él hasta que ambos se pusieron en contacto — se encogió de hombros — Dale una oportunidad, él en verdad te quiere, si eso fuese mentira, no hubiese creado ese perfil para estar contigo.

— Pero él...

— Son cosas que haces cuando te gusta alguien...

— ¿Cómo tratarme mal? — Frunció el ceño — Eso no es algo que hacen las almas gemelas.

— Vaya, has dicho almas gemelas — dijo, pícara — ¿Por qué dices que te trata mal?

— En la universidad... me pone en ridículo con mis compañeros de clases, siempre busca las razones para hacerme ver que siempre estaré por debajo de él.

— ¿Lo montabas cuando tenían sexo?

— ¡Claro que no! ¡No me refería a eso! — infló las mejillas — No es eso, por favor deja de decir esas cosas — ella asintió, sin dejar de sonreír — Lo digo por cómo me trata en la universidad, me pone trabajos sin sentido — levantó un dedo — Para después decirme que no tienen una puntuación — levantó el otro — O simplemente busca trabajos que no tienen sentido con nada de lo que está hablando.

— Mi cuñado debía de poner las cosas a un lado en la universidad — le pasó la bandeja — No podía darse el lujo de tener que mostrar sus sentimientos ante ti y de los alumnos, y que eso llevara a que ambos perdieran por estar de calenturientos.

— Creo que tienes razón.

— ¿Ahora qué harás?

— No lo sé — pellizcó su vientre — Tengo una vida dentro de mí, y mis padres van a matarme cuando se enteren de lo que está ocurriendo.

— Seguro que ellos te perdonan — se puso de pie — Ahora es tu turno de pensar las cosas con calma, sino deseas darle una segunda oportunidad a Kyle está bien, pero no le quites la felicidad de ser el padre de ese bebé. Sabes que es un omega algo... estúpido.

— Eso lo sé, gracias por hablar conmigo.

— El placer ha sido mío — le guiñó un ojo — Ahora si me permites, debo de darle unos buenos azotes a mi hijo.

Paola salió, y encendió la televisión. Miró su vientre y luego volvió a pellizcar su vientre.

— Si que estoy gordo...

— No estás gordo, estás embarazado — dijo Kyle, entrando a la habitación — ¿Estás enojado todavía?

— No, sólo que ahora estoy furioso — se pasó la lengua por los labios — Pero siéntate aquí conmigo y veamos la película.

El omega lo hizo de forma lenta, sin despegar la mirada del menor, por si éste le daba algún golpe, pero no fue así. Sólo se quedaron mirando la televisión como una pareja normal. 

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