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Capítulo 10

— Deseo morirme — fue lo primero que salió de los labios de Mathew cuando se llevó un pedazo de pastel a la boca — Pero comiendo.

— Cada día estás más gordo, te lo digo desde el fondo de mi alma y corazón — dijo Archie, mirándolo asqueado — ¿Hace cuanto no vas al gimnasio?

— Desde que descubrí que la comida es el éxtasi que necesitaba para seguir viviendo como hasta ahora.

— Esa sí que no me la esperaba — dijo Luka, mirándolo del mismo modo — Apenas han pasado dos meses desde que inició el semestre y ya estas de esta manera, ¿Seguro de que no estás embarazado?

— Que no, el doctor me dijo que el estrés produce ese tipo de cosas — rodó los ojos — Además, la persona con la que me veo siempre dice que me veo bonito y eso es algo que cuenta para mí.

— Tu inteligencia sobrepasa mis limites — Luka se llevó dos dedos al puente de la nariz — ¿Qué ha pasado con Alexander?

— Terminamos, ya se los dije — se dio la vuelta en la cama — Las cosas no funcionaron entre ambos... él será marcado por su esposo el día de su boda y yo seré el que se quede solo teniendo sexo con cualquier omega...

— Seguirás siendo el pasivo siempre, ya lo sabemos — Archie espantó sus palabras — ¿Y te llevas bien con la persona que tienes sexo ahora?

— Sí... bueno no... Pasamos la mayor parte de tiempo discutiendo sobre cosas absurdas que nos decimos a diario, pero ya eso se volvió una costumbre entre ambos — se encogió de hombros — Pero ahí vamos como dos hermosos adolescentes, con la única diferencia de que es mucho mayor que y por once años.

— Ya sabemos de que el profesor Vítale abusa de tu inocencia después de clases, todos los días durante una hora o más — Mathew se atragantó con su propia saliva — No hay que ser nivel Dios para darse cuenta de que están juntos.

— No es nada formal, sólo han pasado dos meses y medio y las cosas deben de quedarse como están — se rascó la panza — En verdad estoy gordo.

— Has descubierto al continente americano al decir esas palabras — pellizcó su pezón — Pero debes de estar feliz de que te has liberado de un psicópata como lo era ese tal Alexander, y no te ofendas.

— Ni tanto — le señaló su mesita de noche — Ahí tengo más de ochenta cartas, hasta sabe de qué me acuesto con Vítale — se las pasó — Me da miedo el que me diga todas esas cosas, no puedo ni caminar sólo hacia la aquí en las noches por temor a que él aparezca y me haga algo.

— Da mucho miedo el tener que leer todas estas cartas — dijo Luka, sin despegar su mirada de ellas — ¿No se ha aparecido por aquí?

— No o eso pienso — se sentó — Sólo sé que las cartas llegan todos los días en diferentes horas.

— Debes de hablar con tus padres, ellos tal vez...

— No, en mi casa están.... están pasando cosas que no deseo que otra más se le sume porque soy un adulto que todavía sigue siendo un mantenido — se golpeó la frente — Es algo que no está en mis planes todavía... así que mientras mis papis estén vivos que sigan manteniéndome hasta los veinticinco.

— Sin duda hicieron un pésimo trabajo contigo — Archie lo sacó de la cama con un empujón — Debes de salir más a menudo de esta habitación... pareces un ratón de biblioteca con todos estos libros y con esa panza de gordo que sufre de mal de amores.

— Acabas de herir mis voltios — se llevó una mano al pecho — Siempre es lo mismo contigo.

— Sólo le pido a alguien que te de un golpe en la cabeza y que saque a pikachu de tu cuerpo, porque si no seré yo quien termine por matarte para poder sacarlo de tu sistema.

— Abrachito — abrió sus brazos él y lo abrazó por los hombros.

— Vete a bañar, jodido muerde almohada — Luka lo separó de su mejor amigo — Apestas a no sé qué, y en verdad deseo salir del campus a disfrutar de éste fin de semana largo.

— Me recuerda a la primera vez que tuve sexo con...

— ¡Mathew!

— ¡No me griten! — Corrió hacia el baño — Acaban de herir mis voltios.

— Destruiré esa película, acabaré con el productor para evitar una secuela — dijo Luka, recogiendo el desastre que su amigo había dejado en la cama.

Media hora más tarde, estaban saliendo solo con las cosas necesarias en sus bolsillos y hablando entre ellos. El alfa se quedó parada con los ojos entrecerrados, mirando en dirección hacia donde estaba Kyle y el mismo alfa de la otra vez conversando entre susurros.

No podía escucharlos por el ruido que había a su alrededor por los estudiantes que gritaban a todo pulmón sus cochinadas de la semana o le que harían. Sus amigos tomaron cada uno de sus brazos y lo arrastraron lejos de ellos pasándole por el lado. Una sonrisa llena de satisfacción salió de sus labios al sentir la mirada de ambos encima de él.

— ¿Hacia dónde vamos?

— Iremos a una fiesta que están haciendo en unas de las fraternidades — dijo Archie, subiendo y bajando las cejas — Nos divertiremos bastante.

— ¿Aceptan a los estudiante de psicología?

— Sí, ni que fuéramos la cosa rara que existe en el mundo — respondió Luka — Ahora disfrutemos de la buena vida que tenemos y sigamos siendo el trío fantástico.

— Vaya, vaya — el presidente de la fraternidad se colocó frente a ellos — Pero si es el niño sin filtro de psicología, ¿Se puede saber que haces aquí?

— Vine a meterte un palo por el culo — sonrió, sin mostrar los dientes — ¿Lo quieres ahora o después de la fiesta?

— También me complace conocerte, Mathew Hilton — rodó los ojos — Disfruta de la fiesta y no bebas mucho y tampoco comas, estás algo pasado de peso.

— Descuida, que no acabaré con tu refrigerador sino con tu dignidad cuando te la meta hasta el fondo — lo empujó — Es un gusto conocerte, Steve.

El alfa le dio una mirada llena de odio, y se giró hacia los demás estudiantes que iban llegando. Sólo podían entrar unas cuantas personas por motivo de que no era un lugar muy grande y que tampoco era público. Sólo los que estaban terminando la universidad o que pertenecían a algún deporte podían hacerlo.

Todo estaba en su mejor apogeo, llegaron en el momento en el que la mayoría de los estudiantes estaban bebiendo como si fuese lo único se supieran hacer. Él no se quedó atrás, tomó unos vasos que estaban en la mesa y se los tomó de un solo golpe.

Sus amigos se quedaron a su lado durante un largo rato, hasta que ambos desaparecieron y se preguntó si era que esos dos tenían un amorío oculto entre ambos y que luego le mentían con respecto a que se acostaba con diferentes alfas.

— Hola, Mathew — el mencionado ni lo miró — ¿Te la estás pasando bien?

— No.

— ¿Por qué tan cortante?

— Me caes mal, Steve, lo sabes. Pero, sigues molestándome en éste lugar y eso me enferma — dijo, como si nada — Somos alfas, no nos llevaremos bien jamás en la vida. Así que, búscate a quien molestar porque te partiré la cara si te vuelvo a ver cerca de mí.

— Por esa razón eres la perra de la universidad — se quedó en silencio — ¿Cuánto cobras por mamársela a Vítale para que no te expulsen?

— ¿Por qué no vas tú a preguntárselo? Tal vez decida hacerte un descuento por lo imbécil que eres — el otro alfa hizo una línea recta al escucharlo — Descuida, que para perra ofrecida estás tú.

— ¿Yo?

— Obviamente — le guiñó un ojo — Sino, no hubieses venido a preguntarme cuanto cobro por mis servicios de mamadas.

Sin más respuestas que darle, caminó hacia las escaleras con el vaso en la mano, no sin antes enseñarlo el dedo del medio a su querido nuevo amigo. Casi se ríe al encontrar la habitación de Steve en perfecto estado, como si fuese la cosa más sagrada en la fraternidad. Le dio un último sorbo a su bebida, cuando sintió un fuerte golpe en la cabeza que le hizo caer en el piso, soltando el vaso.

Lo último que recuerda es eso cuerpo siendo sostenido por un grupo de la fraternidad, los cuales conocía muy bien y seguido de eso que no estaba con su ropa puesta y que golpe tras golpe llegaron hacia él.

— Esto le enseñará a Alexander que conmigo no se juega — las manos del alfa fueron amarradas al igual que sus piernas — Debes de amarrarlo bien, la droga que le puse en la bebida no tarda en hacer efecto.

— Debiste de esperar...

— No, ya me estaba cansando de verlo en mi habitación — lo lanzaron a la cama — Mira qué bonito te ves, Mathew. Con tu perfecto rostro lleno de sangre.

— Púdrete — le escupió en la cara, lo que sólo logró que recibiera otro golpe.

Lo último que vio fue a uno de sus mejores amigos en la puerta de la habitación, y que cuando fue cachado por los alfas, salió como alma que lleva el diablo.

— Te iré a llevar al colegio — le quitó la camisa del uniforme — Tu papá, me dijo que podía llevarte, recogerte y comprar algunas cosas — le colocó todo de forma ordenada — Por lo que estuve pensando en darte un premio si te portas bien.

— ¿Un premio?

— ¿Te gustó transformarte en un lobo, no? — Salieron de la habitación, y el menor asintió — Si haces todas tus tareas cuando llegues de la escuela, podemos ir a que te transformes. .

— Las haré todas — bajó dando saltitos las escaleras — Tío Mikel, mamá me llevará a la escuela.

— ¿Frederick te dio permiso? — Frunció el ceño, y Aiden asintió — Eso sí que es raro, pero no puedo discutir contra esa lógica, será mejor que salgamos de aquí.

— Necesito un favor — dijo Aiden, en cuanto estuvieron fuera de la casa, sabía que esas gemelas del demonio seguían cada uno de sus movimientos — Necesito comprar algo que prácticamente se lleva todo mis ahorros que he hecho en éste mes.

— No voy a darte dinero para que Frederick me mate — le abrió la puerta trasera del carro.

— No te estoy pidiendo dinero — se cruzó de brazos — Necesito que me compres algo, y como sabes no puedo cargar con cosas pesadas.

— ¿Qué seria eso?

— Una máquina de coser — Mikel lo miró como si tuviera dos cabezas — No me mires así, mi hijo nacerá en unos meses y necesito hacerle su ropita...

— ¿Y dónde meterías eso en la casa?

— En la habitación de Mathew, ¿Verdad que sí, pequeño alfa?

— Si, tío Mikel — se llevó el pulgar a la boca — Mamá me cosió mi manta de dormir y parece como si fuera nueva.

— Me había olvidado de ese detalle — encendió el auto — Veré que puedo hacer.

El colegio donde estudiaba Mathew era enorme a comparación a los que había estudiado él cuando era más joven. Ayudó al menor a bajarse del carro, y fue a dejarlo a su salón de clases, logrando ganarse algunas miradas de las omegas y alfas entrometidas del lugar.

Le dio un último beso a Mathew y lo vio sentarse lo más apartado del grupo de chicos, algo que no le pareció extraño ya que el menor apenas y aprendía a no asustarse con los demás.

El sonido de algo molesto a su lado, sentía como alguna cosa era introducida dentro de él. Sintió unas enormes ganas de vomitar cuando un olor asqueroso llegó a sus cosas nasales, odiaba ese olor más que cualquier otra cosa.

Lo primero que vio fue a Vítale con la cabeza apoyada cobre la camilla y una de sus manos entrelazadas con la de él, eso no era lo que en verdad le importaba... sino que el omega estaba con él.

El omega comenzó a despertar, hasta que su mirada se encontró con la de Mathew.

— Ya estás despierto, cariño — el omega tomó el rostro del menor entre sus manos — ¿Estás bien?

— Sí, sólo me duele la cabeza y las piernas — sonrió, apoyando su mano contra la muñeca del mayor — No creí que estarías aquí.

— Siempre estoy a tu lado, pequeño alfa... — el alfa apretó la muñeca del mayor a escuchar esas palabras.

— ¿Cómo me llamaste?

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