Capitulo 14
—Cuando era niño estaba este chico genial que reparaba los videojuegos una vez que se dañaban.
Estaba sonriendo mientras veía las cosas viejas de un cofre que estaba encima de un estante de la casa. Yo de ninguna manera iba dejar de ir al colegio para escaparme con Leo, solo que..., decidí, en vez de ir a mi cita con el dentista, irme con Leo al medio de la nada, digo, no es el medio de la nada, es solo bastante lejos, y ya. Es una casa de concreto en medio de un maizal que está cerca de la ciudad, el viaje dura un mínimo de quince minutos, aunque parezca increíble.
—Era muy popular Mara, los niños hablaban de él como si él fuera leyenda.
—¿Y?
—Quería ser como él. Pero yo no sabía nada. —Se alzó de hombros.
—¿Cómo le hiciste? —Me senté en una de las sillas del comedor color madera, no parecía tener ningún tipo de pintura.
—Me hice su amigo, antes de que preguntes, ¿Cómo hacerse amigo de alguien tan genial como Jeremy Herrera? Consiguiéndole material, todo el que quisiese, cables, circuitos, tarjetas electrónicas, todo lo que tenga que ver con tecnología y que la pueda ser útil. Y le caí en gracia.
—¿Él fue tu amigo por tus regalos?, wow.
—Concéntrate, espera, ¿me recuerdas por qué te estoy contando esto?
—Porque quieres besarme de nuevo y no lo harás hasta que me digas que escondes. —Torcí mi pie mientras lo decía y le sonreía.
Entrecerró los ojos. —¿No porque solo querías saber?
—¿No me quieres besar? —Soné desesperada, me lamento instantáneamente—. Digo, yo no quiero besarte.
—Está bien, igual te contaré... por donde iba... eh... —Tocó su hermosa barbilla, la cual me provocaba tocar con mis labios.
—¿El chico genial llamado Jeremy? —Le recordé demostrando que no tengo nada de paciencia.
—¡Me enseñó todo lo que sabía! Sobre cómo está codificado un videojuego, como puedo cambiarle la configuración, como puedo saltar a un nivel que ninguno de mis amigos había llegado y todo eso, pero lamentablemente, el internet no existía o mejor dicho, no estaba el acceso disponible para nosotros, y todo lo que aprendí de él era inservible.
—No entiendo, ¿te enseño sobre el internet sin haberlo inventado?
—El internet se hizo público desde la década de los ochenta a finales de los noventa. Para el 2000 ya lo conocían bien. Jeremy era súper inteligente. Y yo también lo soy.
Eso la sabia, él era súper dotado, algo así como tener súper poderes.
—Después el acceso al internet estaba solo previsto para gente que podía costearlo, eso no significa que era imposible saber cómo funcionaba. En mi casa solo había una computadora en la sala para uso exclusivo de mi papá porque estudió tecnología. Comencé a poner en práctica todo lo que me dijo Jeremy y lo que me enseñaba mi papá, hallé las debilidades de que me hablaba, hallé filtros, cree un virus pequeño, burle un antivirus y aprendí como suplantar todo. Como romper las reglas. Era divertido.
—Si, en el periódico dijeron que tú echaste abajo todo un sistema de una oficina pública.
Hizo un gesto de burla. —Eso fue tan fácil que aún me causa gracia, los sistemas de protección de este país son débiles, imagínate en ese tiempo.
—¿O sea que puedes entrar a la red del gobierno y tirarla abajo?
—¿Y causarle miles de millones de pesos en perdida monetaria para que la vuelvan a sostener arriba y causar todo ese alboroto? Si. Pero yo no vería ninguna ganancia. No haría nada sin ganancia.
—Eso es tan genial. —Asentí con entusiasmo al escucharlo.
—Sí, y cuando eres tan genial todo tipo de gente busca de tus servicios. —Se alzó de hombros y se paseó al otro extremo.
—¿Una persona te buscó a ti?
—Varios.
Comencé a hacer cuentas. Me acerqué a él. —Falta algo.
—Lo sé, ¿el beso no?
Sentí jirafas en mi estómago. —Sí, digo, no, es que, oye, sales en las noches, en las madrugadas, ¿para qué?
—Hacer cosas. —Toma mi quijada y la alza hacia él.
Me estoy quemando, pero estoy tratando de dejarme llevar. Quizás ahora deje que sea un beso francés, después de todo, es mi segundo beso con él, debe ser estupendo.
Cuando sus labios hacen contacto con los míos, son tan cálidos que me derrito, y de pronto no sé qué hacer y me quedo quieta mientras los presiona en mi boca. Quizás debería... uhm... dejar que me bese de verdad. Me dejo llevar y mi cuerpo se pega más al de él, su otra mano está en mi espalda baja y mis manos agarran sus hombros para no estar muy cerca. Siento su lengua, y estoy tratando de acostumbrarme a esto.
Segundos después lo logro, es un beso tierno y suave y me gusta. Cuando me suelta, siento que mi cara arde en llamas y tengo una sonrisa que nada ni nadie podrá quitar. El también esconde una. Creo que me voy a desmayar.
♥
—Entonces, ¿no me dirás a qué sales en las madrugadas?
—Por ahora no, —dijo mirando la calle mientras subía un poco el radio—, ¿Por qué te importa tanto?
—Lo siento. —digo—. Espera, ¿para qué creaste Hablus?
—Necesitaba un pretexto para conseguir información de una persona.
—No entiendo esto.
—Imagínalo así, una persona coge dinero prestado para hacer algo malo a otra persona, esa persona se hace exitoso con el dinero de esa persona a quien engañó. Ahora, no quiere pagar lo que debe, y la persona quien dio el préstamo no puede hacer nada, porque, ¿Cómo va a ir a decirle a la policía, hey, me hicieron fraude, cuando el dinero en cuestión, fue obtenido por fraude?
Vaya trabalenguas. Estoy tratando de procesarlo todo, solo me aflora una pregunta.
—¿Qué papel juegas tú?
—Robar su número de cuenta del banco en suiza donde tiene guardado todo su dinero, y devolverle al dueño lo que es suyo.
—¿Te buscaron para que robes dinero?
—Yo no voy a robar nada. Solo les voy a facilitar información, pero Mara, tienen un buen escudo a prueba de todo, la persona que protege su seguridad bancaria sabe todo mis trucos.
—¡Es Jeremy!
Leo volteó a mirarme con una sonrisa. —Eres muy inteligente. ¿Serás superdotada? —Preguntó divertido.
—¿Entonces no eres un asesino en serie ni nada?, porque ya estaba empezando a asustarme y pensaba que en cualquier momento me matarías o no sé.
Nubló las cejas. Es que siempre estoy diciendo cosas de más. El silencio llena el auto, estamos llegando ya al consultorio del dentista.
—¿Por qué se lo enviaste a mi papá?
—¿Tu papá? —respondió a mi pregunta con otra pregunta y rostro sorprendido.
—Sí, mi papá, yo encontré Hablus en el correo basura de mi papá.
—Uh. —Pareció recordar algo—. Llegamos.
—¿Me estás cambiando el tema? —Estoy indignada ahora.
—Te he dicho de más Mara. —Me mira con su cabeza ladeada. Luce un poco impaciente.
Me apeé.
—Bien, pero no dejes las cosas incompletas, saber mas no me va a matar.
—Mara, esta gente no deja cabos sueltos. Nunca lo hacen. Así que por favor, dejen de buscar información de mí y dile a tu amigo que no se meta en ese lugar. La próxima vez Jeremy no solo le explotara su vejestorio.
—¿Cómo sabes?
—Entró a un lugar donde su laptop estuvo libre a las vulnerabilidades, una carnada fácil, mi gente tenía audio y video de lo que estaba pasando.
—Acosar es malo —digo. Estoy enojada, pero no tanto. Acaba de decir que nos estaba espiando, ¡de nuevo!
—Dímelo a mí. —Con eso arrancó el auto y desapareció. Yo di la vuelta y vi el edificio de la dentista. Esperé unos segundos y después caminé a la casa de Micaela.
Cuando llegué a su casa le pedí disculpas, y después, le conté todo lo que ocurrió.
♥
—La mamá de Micaela llamó esta tarde preocupada porque su hija fue llevada a su casa por la policía.
—¿Qué? —Me sorprendí. ¿En que se había metido Micaela?
—Micaela fue a la policía a denunciar que había un hombre que acosaba a su mejor amiga, que guardaba foto de ellas en un cuarto secreto de su casa y que, es un hacker súper dotado desaparecido que se mezcla con gente mala, gente doblemente mala, y gente triplemente mala.
Alcé las cejas y desvié la vista.
—¿Tienes algo que decir? —Me preguntó.
—No tengo idea de que hablaba Micaela...
—Extraño, porque, esa mejor amiga eres tú, y el tipo que te acosa es el vecino, Mara, ¿es esto cierto?
—¡No!, ¡está loca! —dije—. No sé de donde lo ha sacado.
Mi papá entrecerró los ojos. —La madre de Micaela estaba muy preocupada, y Micaela había dicho que estaba convencida.
—Pero papi, debes creerme, yo no sé nada. —Cara de cachorrito activa. Si al menos le queda un poco de credibilidad en mí, debe usarla ahora.
—Una noche atrapé el vecino aquí mientras ninguno estábamos y tú estabas sola. Siempre me ha parecido sospechoso, creo que deberías tener los ojos bien abiertos en lo que yo busco pruebas concretas para demandarlo o una orden judicial para requisar su casa.
—Sí, sí. —Asentí con los ojos bien abiertos—. Voy a mantener un ojo bien abierto en él. Por si las moscas.
—Gracias Mara, puedes irte. —Cuando termina de hablar, me levanto.
Micaela es tan estúpida como un perro chihuahua, y no, decir que es tan estúpida como un perro chihuahua es insultar a los chihuahuas, pero es que, ¡cómo se atreve a delatar a Leo!
Me tranco en mi cuarto de redes, le envié un mensaje a Leo.
«Lo siento, lo siento, lo siento, pero alguien te delató con la policía»
No repuesta, y estaba desconectado. Lo que quiero ahora es que recoja todos su motetes y se vaya del vecindario aunque me doliera en el alma, más me iba a doler si caía preso.
Al otro día, en el colegio, Micaela lucia como un fantasma, estaba pálida y con ojeras, Dago me evitó.
Ahora estoy en la salida, muy enojada porque mis amigos me ignoraron. Micaela principalmente, porque la que debería estar enojada soy yo, ella fue quien me delató. Recojo mi mochila, parece que mi papá no me vendrá a buscar. Y camino sola a casa.
**************
Hola chicos y chicas que leen esta historia. He pasado estos días viendo y analizando los últimos tres capítulos de esta historia, y planteándome si haría o no el cambio, la verdad es que despues de leer el final, sentí que su final estaba simplemente bien y que no quería cambiarlo (además de las simples correcciones no importantes), y bueno eso, en breve publico el siguiente cap, y mañana el final!
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