Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

53. Michael.

Es casi media noche, pero debo revisar el comunicado de prensa para poder dormir en paz con mi novia. El trabajo del FBI ya está cubierto, mañana desalojan La Casa Blanca, pero la seguridad aumenta por el bien de todos. Los restos de las granadas están en manos de expertos, investigando y buscando huellas.

Aún sigo sin poder creer que todo esto haya pasado, que muchas vidas estuvieron en peligro y que todo esto indica que estamos en el ojo público. O solo yo. Tal vez todo esto es porque yo soy el blanco, porque intentaron dar conmigo y no pudieron.

—¿Por qué sigues aquí? —escucho la voz de May junto a mí, giro mi rostro hacia ella, viéndola sentarse en el otro taburete—. Es tarde.

—Lo sé —veo cómo golpea suavemente la encimera con sus uñas—. ¿Qué haces despierta?

—No puedo dormir —me mira y pinta una tímida sonrisa en sus labios—. Ha sido un día largo.

—Sí, lo fue —le quito un mechón de la mejilla y lo paso detrás de su oreja—. ¿Estás bien?

—Sí, solo estoy cansada —se encoge de hombros—. ¿Qué haces?

—Reviso el comunicado de prensa —desplazo la MacBook sobre la encimera y lo dejo frente a ella—. ¿Crees que así está bien? Sam lo envió hace unos minutos.

May lo repasa rápidamente, se encoge de hombros otra vez y me observa con sus ojos azules, que ahora parecen más pequeños de lo normal. Tal vez es por el cansancio, la falta de sueño o porque ha estado llorando, pero me mortifica ver esa expresión en su rostro.

Odio verla triste, amo sus sonrisas.

Un espeso silencio nos envuelve, mientras tanto, yo me permito observar su perfil. Cómo varios mechones oscuros que escapan de su trenza caen sobre su frente y mejillas, cómo su nariz respingosa hace contraste con sus perfectos labios gruesos. Pero, más allá de contemplar su belleza, la expresión acongojada pintando su rostro me aprieta el corazón.

—¿May, en qué...?

—Todo se va a poner difícil, ¿verdad? —arrastra sus dedos por la encimera y después me mira de reojo—. Porque nos vieron, quiero decir.

—No creo que se ponga difícil —le digo—. Yo no lo veo así. Que el mundo lo sepa es una solución a muchos problemas.

—¿Por qué? —se muerde el labio.

—Porque así podré besarte en cualquier parte y nadie podrá decirme nada —le regalo mi mejor sonrisa, acercándome a su rostro—. Podremos salir sin escondernos de nadie. Eso está bien para mí.

—Claro, como si ya no me besaras en cualquier lado —sacude la cabeza y nuestras narices se rozan—. Lo digo en serio.

—Yo también —acaricio su mejilla con lentitud—. Escucha, May, no me interesa lo que piense la gente, yo solo quiero gritarle al mundo que eres mía sin reparos.

—¿Y si no lo entienden? —susurra, ahora con la voz quebrada.

¿Y si no lo entienden?

Me levanto, giro su silla hacia mí y trabo mis ojos en los suyos.

—May, cuando las personas nos vean, no lo van a entender —le acaricio el rostro, rozando sus labios con mis dedos—, pero tampoco se lo vamos a explicar.

Una sonrisa brillante ilumina mi día, haciéndome el hombre más feliz del mundo. Presiono un beso en sus labios, dejándome envolver por su dulce esencia, la suavidad de su boca y la felicidad que trae consigo su cercanía.

—Las mejores cosas no tienen explicación —murmura contra mi boca, sus manos suben a rostro.

—Solo nosotros sabemos lo que somos juntos —le sonrío al brillo de sus ojos.

—Te amo —dijo en voz baja, con lentitud, como si quisiera impregnar todo el sentimiento en esas simples, pero poderosas palabras.

Apoyo mi frente contra la suya, sonriendo, incrédulo.

—Creo que no voy a cansarme nunca de escucharte decir eso —cierro los ojos—. Dilo otra vez.

—Te amo —repitió igual que antes, solo que ahora sonriendo—. Te amo. Te amo. Te amo. Te amo —siguió, sacudió la cabeza y soltó una pequeña risa—. Podría decírtelo todo el día si quieres.

—Y yo no me cansaría de escucharlo, nena, te lo aseguro —dije.

—¿Tú me amas? —cuestionó en un susurro.

—Te amo con todo mi corazón —le doy un beso vehemente, encontrando la paz que no había tenido en todo el día—. Ya es tarde. Vamos a dormir.

—De acuerdo —me sonríe una vez más antes de irse a la habitación.

La veo alejarse a paso lento, únicamente vestida con una sudadera que le queda muy grande. Sonrío sin poder creer que está bien. Cuando supe lo que estaba pasando, mi mente creó muchos escenarios que es mejor no recordar.

Me apresuro a darle el visto bueno al comunicado y se lo envío a Sam para que lo publiquen mañana a primera hora. Cierro el portátil y voy hacia la habitación, May ya está ovillada en un lado de la cama, con los ojos cerrados. Al abrazarla me doy cuenta que está un poco adormecida, pero consigue darse la vuelta hasta que estamos cara a cara.

—Yo jamás te haría daño, ¿lo sabes? —susurra, mirándome fijamente en la penumbra.

—Lo sé —le recojo un mechón detrás de la oreja.

—Y jamás haría algo como esto —su voz cada vez se hace más baja, y sus ojos se cristalizan—. Nunca.

—Lo sé, corazón —le doy un beso en la mejilla y cierro los ojos. Disfruto brevemente de su dulce aroma—. Jamás dudé de ti y no lo haría nunca, ¿está bien?

—Está bien —suspira y se aprieta a mi cuerpo—. Buenas noches.

—Buenas noches —la sujeto con más fuerza contra mi pecho.

Jamás dudaría de ella. May es la persona más leal y honesta que he conocido nunca, con eso es suficiente para mí.

[...]

—¡Oh, por el amor de Dios, Michael! —los brazos de mi madre me aprietan a tal punto de dejarme sin respiración por un segundo—. Qué bueno que estés bien.

—Tranquila, mamá —suelto una risita y la abrazo como puedo—. Estoy bien, pero me estás ahogando.

—Lo siento, cariño —se aleja para sorberse la nariz un pañuelo, me mira con los ojos llorosos—. Oh, mi amor, me alegra mucho verte.

—No llores, ¿de acuerdo? —le doy un beso en la frente y la abrazo unos segundos para dejarla sentarse frente a mi escritorio—. Estoy bien, sabes que me encontraba en San Francisco.

—Lo sé, pero... —solloza otra vez, se enfurruña cuando sonrío—. ¡Soy tu madre! No te burles de mí. Cuando vi las noticias pensé que...

—Cálmate, Marianela —le dice mi padre, que cuando me vio solo me dio un apretón de manos y una pequeña sonrisa amigable—. Michael no estaba aquí, así que está bien.

—Aun así —lo mira mal y luego me observa a mí con puro cariño—. Me alegro que estés muy bien, tesoro.

—Gracias, mamá —le sonrío.

—¿Ha habido algún avance en la investigación? —cuestiona mi padre apenas nos quedamos en silencio.

—El FBI está investigando. Están buscando ADN en los restos de las granadas —le digo—. Esto no es sencillo, así que va tomar algo de tiempo.

—¿Y tu seguridad? —indaga otra vez—. Entiendo que seas joven y todo lo demás, también respeté que solo quisieras dos hombres de seguridad, pero esto es algo que se nos sale de las manos a todos.

Sí, en eso tiene razón. No quería un montón de hombres pisándome los talones, mucho menos vigilándome 24/7 y tampoco anotando lo que hacía. Eso lo asociamos al hecho de mi edad y porque me creía Terminator.

—Los hombres del USSS²¹ vinieron antes que ustedes llegarán —informo, me apoyo contra el espaldar de la silla y suspiro—. La seguridad será más estricta a partir de ahora. Mis dos guardaespaldas se quedan, pero tendremos otros dos más por si acaso.

—Eso está bien, hijo —dice mamá ahora un poco más calmada—. Estaré más tranquila sí sé que estás bien protegido.

—Tranquila, mamá, no pasará nada —le guiño un ojo y ella me sonríe—. Cuando hablo de la seguridad estricta, me refiero a que ustedes también tendrán guardaespaldas.

—¿Nosotros? —frunce el ceño mi padre.

—Sí, ustedes —asiento—. No sé por qué hicieron este atentado, pero es obvio que quieren dar conmigo. No correré el riesgo con ninguno de ustedes, así que tendrán seguridad también.

—¿Crees que sea necesario? —cuestiona Marianela, con sus ojos castaños bien abiertos.

—No lo sé, pero hasta que termine la investigación, prefiero prevenir —suspiro, pensando cómo decirle a May que tendrá a un tipo detrás de ella todo el día—. ¿Qué dices, papá?

—Haz lo que tengas que hacer, Michael —asiente, tan serio como siempre—. Si crees que es necesario, cooperaremos contigo, ¿cierto?

Mamá asiente de acuerdo con él. Bueno, ya eso es un peso menos, ahora debo pensar cómo lidiar con mi novia.

—¿Y May? —pregunta mi madre como si me leyera el pensamiento—. Oh, dime qué May no estaba aquí, por favor.

—No, no estaba aquí —gracias al cielo, pienso. No sé que hubiera pasado y ella hubiera estado aquí—. Ella está bien.

—Ay, qué bien.

—¿May? —papá frunce el entrecejo—. ¿Quién es May?

—La novia de Michael —responde mamá con alegría.

Sí, mi madre está extasiada.

—¿Novia? —arquea una ceja.

—Sí, novia —le responde a Adrián, porque parece no creerlo.

—¿Y Grace?

—Michael dejó a esa niña hace meses —suelta Marianela con suficiencia—. Gracias a Dios recobró el sentido común y terminó con ella.

—¿Terminaste con Grace? ¿Por qué?

Ay, papá, por Dios.

Reprimo el impulso de rodar los ojos.

—Porque no éramos el uno para el otro —dije simplemente.

—¿A qué te refieres? —pregunta.

¡Alguien que me dé paciencia, por favor! No lo va a dejar pasar.

—Grace no era la mujer para mí, papá, así como yo no era su hombre ideal. Así de simple.

Sé queda en silencio unos segundos, como si estuviera procesándolo.

—Bueno, ¿quién es esta chica? ¿May? —vuelve a preguntar.

—Es una chica estupenda, Adrián —dice Marianela antes que yo—. Es tan dulce, tan colaboradora y preciosa. ¡Tienes que conocerla!

—¿Y cuándo?

—¡Tienes que llevarla a cenar, Michael! —la preocupación de mi madre pasó a segundo plano, por lo que veo—. Sí, tienes que...

Aprieto el puente de mi nariz para tranquilizarme, e intento fingir que mi madre no está haciendo planes por mí.

—¿Cuándo la llevarás a cenar? —el interesado ahora es mi padre.

—Un día de estos —respondo nada más, porque no quiero entrar en detalles con ellos—. Por ahora, eso era todo, solo quiero que estén seguros y ya.

—De acuerdo, cariño —mamá se levanta y rodea el escritorio para darme un beso en la mejilla—. Te dejamos, también tenemos cosas que hacer. Te quiero.

—Y yo a ti, mamá —la veo darle una mirada rápida a mi padre y luego irse. Sin embargo, papá permanece sentando y con una expresión inescrutable—. ¿Sucede algo?

—¿Por qué no me habías dicho que terminaste con Grace? —pregunta.

—Porque no era importante, y porque dejé de darte explicaciones de mi vida amorosa cuando cumplí los dieciocho años, ¿lo olvidaste?

Suspira, se remueve en la silla y me mira fijamente.

—Sí sabes que sus padres son muy amigos nuestros, ¿verdad? —ladea la cabeza—. Ustedes han estado juntos desde siempre, dábamos por sentado que se casarían y formarían una familia.

Todo mi cuerpo se tensa y mis manos se hacen puños sin mi consentimiento.

—Bueno, lamento arruinar los planes que se hicieron a mis espaldas, pero la vida es así, ¿no? —le devuelvo la mirada—. Un día das por sentado algo y al siguiente, ya no. Lo mío con Grace no tenía ni pies ni cabeza, papá, ella simplemente no es para mí.

—¿Y tu nueva novia sí?

—Sí, lo es —asiento con firmeza—. May es algo que no esperé, pero que necesitaba con urgencia.

—¿Con urgencia para qué? —cuestiona escéptico.

—Para enseñarme que la vida no es color de rosa siempre, pero que aún así puede ser hermosa más allá de las apariencias —sonrío de tan solo recordar a May—. Cómo ya sabrás, papá, Grace es una mujer que vive del que dirán, yo ya no estoy para eso.

—¿Desde cuándo? —inquiere un poco sorprendido, diría yo.

—Desde que la conocí a ella, papá —estoy un poco estresado ya—. Escucha, soy feliz con ella y me importa muy poco lo que piensen los demás. La amo y ya está, eso es lo único que debería importarte.

Se queda en silencio un momento, mirándome como solía hacerlo cuando tenía unos diez años y hacia una travesura. Me transporto mentalmente a esos tiempos, cuando era feliz y no supe apreciarlo. Cuando mi familia estaba completa. ¿Cómo podía apreciarlo? Era tan solo un niño.

—De acuerdo, hijo —asiente y se pone de pie—. Me alegra que estés bien y que seas feliz. Solo ten cuidado, ¿de acuerdo?

—Okey —asiento.

Se retira, así como llego, en silencio y con su típica seriedad que da miedo.

Jamás me he cuestionado porque mi padre es como es, pero supongo que todos somos así. De una manera determinada, todos tenemos nuestras cualidades y defectos. Salvo que, a unos más que otros, se les notan más los últimos.

²¹) USSS: El Servicio Secreto de los Estados Unidos (United States Secret Service o USSS en inglés) es una agencia federal de los Estados Unidos que cumple con la función de proteger la integridad del Presidente de los Estados Unidos.

(...)

¿Qué opinan ustedes de todo esto?

¿Sospechoso?

¿Será esta la calma que precede a la tormenta?

Estaba desaparecida, lo sé, pero me siento cansada mentalmente y por eso decidí darme un tiempo. Por mi salud mental y por el bienestar de mis historias. Sigo escribiendo, pero lo hago sin la necesidad de complacer a nadie.
Espero les gusten los capítulos que vendrás ahora, porque los estoy escribiendo con todo el amor del mundo.
Los amo. ❤️

¡VOTEN Y COMENTEN MUCHO!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro