4. Michael.
Los gemidos de Grace se extienden por la habitación, sus manos se aprietan en mi espalda ante cada estocada. Sus ojos se cierran, se muerde el labio y echa la cabeza para atrás.
—Dios, Michael, sí... —enrolla sus piernas en mi cintura, llevándome más profundo en su interior—. Más fuerte.
Aprieto la mandíbula y me impulso con mayor fuerza dentro de ella, sintiendo un escalofrío recorre mi columna. Grace me apretó en su interior y es cuando aumento la intensidad de mis embestidas. La rubia aprieta mis brazos y se corre a mi alrededor. Me concentro en atraer mi propio orgasmo, mi cuerpo se tensa y suelto un pesado suspiro cuando llego al clímax.
—Mmh, eso fue increíble —musita con los ojos entrecerrados.
—¿Estás bien? —respiro profundo.
—Sí, estoy muy bien —sonríe.
Salgo de ella y me quito el condón antes de lanzarlo a la papelera junto a la cama, me acuesto y ella no duda en acurrucarse junto a mí.
—¿Qué tal tu primer día aquí? —cuestionó.
—Bien. Creo que todo es como lo esperaba —observo el techo, rememorando el día de hoy.
Las breves reuniones con los miembros del gabinete, poniendo los planes a futuro sobre la mesa para el mejoramiento del país, el fortalecimiento en los sistemas y la castaña de ojos multicolor.
—Es un placer conocerlo, señor presidente —murmuró en voz baja, con las mejillas rojas y sus grandes ojos puestos en mí.
Tan solo recordarla reanima mi cuerpo de una manera extraña, pero ¿por qué?
—¿Y te sentiste bien? —la voz de Grace me sacó de mis pensamientos.
La miré, sus ojos azules en medio de la penumbra.
—Sí, todo estuvo tranquilo —le quito el cabello del rostro—. Supongo que todo aumentará su intensidad una vez que las cosas se acentúen en su respectivo lugar.
Hace un puchero, se acerca para besarme.
—Ya no tendrás tiempo para mí —refunfuña.
—Ya hemos hablado de esto, Grace —le recuerdo, pero ella sigue contrariada—. No es mi culpa, me preparé para esto toda mi vida, no puedo dejarlo pasar ni mucho menos descuidarlo.
—Pero soy tu novia —se sienta en la cama, tapándose con las sábanas—. También merezco tiempo.
—Lo sé, y te entiendo —yo también me incorporo—. Pero, por encima de todo, soy el presidente de este país y debo velar por él.
Se cruza de brazos y se deja caer sobre la cama totalmente enojada. Suelto un suspiro y me levanto para ir al baño, no estoy de ánimos para entablar conversación con ella justo ahora, menos para discutir.
¿Pasar el resto de mi vida con discusiones y cambios de humor constantes? No estoy listo para eso. Es por eso que las cosas con Grace son de este modo. No soy capaz de soportar sus caprichos de niña mimada por siempre.
Cierro la puerta de cristal detrás de mí y abro la llave de la ducha, el agua templada cae sobre mí y en vez de ayudarme, la situación empeora. El estrés me consume y solo pienso en ese par de ojos que no han abandonado mi mente desde la mañana.
¿Quién lo diría? Eran las seis de la mañana de mi primer día como mandatario y el suelo se abrió bajo mis pies cuando la vi.
«Es un placer conocerlo, señor presidente».
Y su voz, mierda, su maldita voz. Tan solo recordarlo me estremece, mi cuerpo despierta y una pulsada dolorosa atraviesa mi miembro que comienza a endurecerse. Apoyo la frente contra la pared fría, cierro los ojos, el agua cae sobre mí y su recuerdo llega a mi cabeza otra vez.
«Es un placer conocerlo, señor presidente».
Mi mano se mueve de arriba abajo con lentitud por toda mi erección y pienso. Pienso en sus ojos multicolor. Pienso en su rostro sonrojado. Pienso en su nariz respingosa. Pienso en sus labios gruesos y rosados. Pienso en su cabello castaño. Pienso en su voz.
«Es un placer conocerlo, señor. Es un placer conocerlo. Es un placer».
—Mierda —gruño entre dientes cuando una oleada de calor me envuelve todo el cuerpo.
Es intenso, diferente a todo lo que he sentido o experimentado antes. El orgasmo me golpea con fuerza, y es tan potente que no se compara con ningún otro que haya tenido.
—¿Qué mierda me está pasando? —suspiro, sacudo la cabeza, pero no dejo de pensar en ella.
[...]
—Debemos empezar por reposicionar a los secretarios de cada área —comente Anastasia Clayton, la vicepresidenta. Esta mujer es una eminencia, un claro ejemplo de que las mujeres tienen mucho para dar—. Sugiero que comiences con el secretario de comercio y defensa.
Asiento y leo los papeles que me facilitó hace unos minutos.
—¿Podemos encargarnos primero de la secretaria de salud y servicios humanos? —dejo las hojas sobre el escritorio—. Seré sincero, una de mis metas antes de llegar a mitad de año es censar a todas las familias norteamericanas o residentes. Me preocupa mucho la situación de los derechos humanos.
—Estoy de acuerdo en eso —dice ella, acomodando sus anteojos—. ¿Qué sugieres para comenzar?
—El censo, eso nos dará un aproximado o la cantidad completa de familias que hay en el país —asiente y anota—. Necesito que dividas la información sobre las familias con pocos recursos hasta los que posean grandes ingresos.
>> Quiero implementar servicios de salud completos a cada familia, a los ancianos y a los niños desamparados. Entre más rápido erradiquemos la violencia, el maltrato familiar, el desplazamiento de los ancianos, mejor. También quiero una distribución de alimentos y medicamentos a todos los que no tienen manera de recibirlos.
—Entendido —asiente—. Pasaremos un informe, se lo enviaremos al Congreso y esperaremos a que lo aprueben, ¿está bien?
—Trata de que sea lo más rápido posible, ¿sí? —le pido—. Sé lo que pasa allá afuera, y la ayuda que se necesita es enorme, no descansaré hasta ver a todos en este país con una vida digna.
—Lo sé, créeme —ella sonríe, con sus ojos verdes resplandecientes—. Dudo mucho que no lo aprueben, nos conviene tener a las personas de nuestro lado.
Con un asentimiento, la vi levantarse y recoger sus cosas.
—Eres muy buena persona, Michael —me miró y me sonrió—. Estoy segura de que cambiarás este país para bien.
—Eso espero —le digo y ella se ríe.
—No lo dudo. Felicidades otra vez.
—Gracias.
Se retira en silencio y me deja solo, me doy la vuelta en la silla y observo la cuidad por la ventana. El cielo está un poco nublado y creo que lloverá en cualquier momento.
Mi teléfono suena y un mensaje queda en bandeja de entrada.
¿Cenamos hoy?
Suspiro, Grace ha está enviándome mensajes todo el día, pero no estoy de humor para responderle. No obstante, si no lo hago, no dejará de molestar.
No puedo. Estoy ocupado.
La respuesta no tarda en llegar.
¿Estás molesto conmigo? Lamento lo de anoche.
No es nada, solo estoy muy ocupado.
Dejo el teléfono sobre el escritorio otra vez, sin importar que esté enviando mensajes todavía.
Masajeo mis sienes cuando tocan la puerta.
—Adelante.
—Buenas tardes, señor —dice Harry—. Aquí tengo lo que pidió esta mañana.
Eso llama mi atención y me apresuro a tomar la carpeta marrón.
—¿Está todo? —pregunto.
—Sí, señor. Tal como lo pidió.
—Muy bien —asiento—. Gracias, Harry.
—Cuando quiera, señor.
Asiente solemne y se retira. Me aflojo la corbata, indeciso en si proceder o no.
¿Será correcto hacer esto? No he podido sacar el tema de mi cabeza, y realmente necesito saber más. Mucho más.
—A la mierda —espeto y abro la carpeta, totalmente decidido y comienzo a leer la información.
Nombres: Maydeline Isabel.
Apellidos: Allen Alvarado.
Edad actual: 22 años.
Fecha de nacimiento: 25 de diciembre del 2003.
Lugar de nacimiento: Santa Mónica, California. Los Ángeles.
Padre: Rodrigo Allen.
Madre: María Victoria Alvarado Flores.
Hermanos: Información desconocida.
Domicilio: Edificio "Las américas" Dto. 03. Piso 2. Washington D. C.
Número telefónico: (202) 3549821.
Religión: Información desconocida.
Educación: Secundaria.
Estado civil: Soltera.
Tipo de sangre: O Rh+.
Seguro médico: Información desconocida.
Trabajos anteriores: Empleada de servicio del Capitolio.
Trabajos actuales: Empleada de servicio de La Casa Blanca.
Personas a su cargo: Información desconocida.
Mi ceño se frunce al ver tantos espacios en blanco. ¿Información desconocida? Eso es demasiado. ¿Quién es esta chica? ¿Por qué carajos no sale de mi cabeza?
Necesito verla, aunque solo sea una vez, no importa.
Quiero verla de nuevo.
Ay, ay, ay
Esto se pone picantico (🔥).
¿Que les parece la historia hasta ahora?
¡Voten y comenten mucho!
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