Rescatados
Hello there! Bueno hoy fue el día de actualizar los dramas, así que este drama no podía faltar xD
Rex y Padme observaban con horror como en cada pantalla publicitaria de Coruscant, salía la grabación de ellos dos teniendo sexo. Por suerte habían censurado la grabación, pero la nota decía.
''Senadora de la república y Capitán clon de la 501'' un amor secreto y prohibido.
- No, no puede ser- dijo Padme sintiéndose mareada de pronto, sentía que todo su mundo daba vuelta, observaba como algunos que pasaban por allí la observaban.
Rex veía como los clones lo miraban sorprendidos.
Sin duda ese era el fin de la carrera de Padme. Sobre todo porque la reina sabía de su matrimonio con Anakin.
- No, no puede ser- dijo Padme nuevamente y sintió que Rex la sujetaba con fuerza.
- Tranquila, senadora, míreme- dijo Rex sabiendo que Padme estaba indudablemente entrando en estado de shock
- No, ¿Cómo? ¿Cómo pasó esto?- dijo Padme y estaba comenzando a hiperventilar- No, no - repetía en una letanía de susurros.
- Senadora Amidala, no importa nada, no importa, por favor, míreme- dijo Rex notando que estaba pálida y no podía respirar.
- Rex ¿Por qué? ¿Por qué nosotros?- susurró Padme y entonces se desmayó.
Rex la sostuvo y pensó llevarla de regreso al cuartel al ala médica. Pero sabía lo que ocurriría, y ni siquiera sabía si el general Skywalker lo dejaría entrar.
- ¿A dónde la llevas? Tienes que llevarla al ala médica- dijo Ahsoka contrariada sin saber si ayudar o no por primera vez.
- No es el lugar para ella ahora niña- dijo Rex y Ahsoka notó que lloraba.
Rex salió de allí y Ahsoka no lo siguió.
Ellos habían labrado su destino. Ellos habían traicionado, no podía sentir tristeza por ellos. Aún así algo en su corazón le decía que la dureza con que los trataban estaba mal. Solo deseaba ellos tuvieran otra oportunidad en algún lugar.
Rex sentía que por donde fuera que caminara lo observaban y lo señalaban con un dedo.
¿Cómo sería si ellos supieran del matrimonio de la senadora Amidala? Suponía que sería peor.
Anakin Skywalker era por lejos uno de los jedi más queridos, a la gente no le habría importado en absoluto que los jedi no pudieran amar, lo habrían defendido y a ellos los habrían atacado por la infidelidad.
Padme comenzó a despertar en sus brazos y él la bajó con cuidado.
Ambos se miraron horrorizados al ver que a donde fueran habían imágenes de ellos.
- Salgamos de aquí, por favor Rex- dijo Padme
Caminaron rápido, porque mareada como estaba Padme no podía correr.
Cuando estaban llegando al apartamento de Padme se dieron cuenta de que sería imposible llegar allí porque cientos de periodistas esperaban su llegada.
- No- dijo Padme sintiendo que todo el peso de su secreto caía sobre ella.
¿Cómo? ¿Quién había dejado que se enteraran?
¿Por qué? No podía ser posible.
- Tenemos problemas- dijo Rex cuando se dio cuenta que algunos periodistas los apuntaban con las cámaras e iban hacia allá.
- Salgamos de aquí- dijo Padme intentando correr
- Senadora, no puede correr- dijo Rex y era verdad Padme estaba débil, aún mareada y muy shockeada.
Entonces naves aparecieron en el lugar.
- Vamos Padme, arriba- dijo la voz de nada más ni nada menos que la duquesa Satine
- Satine- susurró Padme sorprendida de que ella la estuviera ayudando
- Vamos, debemos salir de aquí antes de que nos vean- dijo la duquesa distrayendo a los periodistas con más naves que la seguían.
Rex ayudó a Padme a subir y luego la duquesa en persona los sacó de allí.
Inmediatamente Satine salió de Coruscant, abordando el crucero en el que había llegado.
Cuando estuvieron a salvo, y estuvieron seguros de que nadie los había seguido, Satine abrazó fuertemente a Padme, que solo lloraba intentando encontrar un poco de consuelo en sus brazos.
Rex observaba su holopad, y lamentaba que Padme tuviera que escuchar eso. Pero la reina de Naboo había salido a dar declaraciones inmediatas.
Padme no pertenecería más al senado galáctico, sería removida de su cargo, por faltas a la moral y a las reglas de la república que ella había roto al involucrarse con un soldado clon.
Rex arrojó el holopad lejos. ¿Qué harían ahora? Los dos se habían quedado sin nada, Padme no podía regresar a su hogar hasta que las cosas se calmaran, Rex jamás podría regresar al cuartel general, y eso si es que el consejo no pedía que fuera enviado a Kamino para borrar su memoria.
Él no podía permitir eso.
Satine sabía el peligro que corrían ambos, no solo porque Rex podía ser enviado a Kamino, sino porque alguien, una mente seguramente muy macabra estaba detrás de la publicación de esas imágenes.
Alguien que quería hacerles daño, o tenía un propósito mucho más oscuro.
- Debemos irnos a Mandalore- dijo Satine dando indicaciones de que fijaran las coordenadas.
- No, no puedo, Anakin, necesito que él me escuche- dijo Padme llorando y Rex pensaba lo mismo, necesitaban hablar con él.
- No los escuchará- dijo Satine mirándolos a ambos- Sea lo que sea que haya pasado, lo mejor es que dejen las cosas así por unos días, luego, cuando ambos no estén en shock, me encargaré de traerlos de vuelta- dijo Satine y Padme asintió mientras intentaba estabilizar sus emociones.
Aunque notó la diferencia entre Mandalore y Coruscant. La gente de Mandalore en ese crucero, no los apuntaba con un dedo como lo hicieron en Coruscant y probablemente en otros lugares, como Naboo.
Y Satine, su amiga, no la juzgo, no la criticó, la ayudó sin siquiera preguntar que ocurría.
Realmente le debía todo a Satine en esos minutos.
Satine los dejó para que se acomodaran en algunas de las habitaciones del lugar.
Cuando finalmente el crucero se había puesto en marcha y Satine pensó que era bueno intervenir, caminó hasta la habitación donde Padme se estaba quedando, riéndose un poco al ver que había elegido una que estuviera separada de Rex como por 5 pasillos.
Satine entró al lugar y caminó lentamente para recostarse al lado de Padme que sollozaba mientras sostenía en sus manos un collar. Satine sonrió con nostalgia al darse cuenta que era aquel collar del que Padme le había hablado, aquel que Anakin le había dado años atrás.
Satine sabía del matrimonio de Padme, era de las pocas personas que sabían, y era por eso que sabía que todo esto de la infidelidad era algo demasiado extraño.
Padme solo tenía ojos para Anakin, era el único que la había hecho creer en el amor, Satine metería las manos al fuego por su amiga, incluso aunque tuviera las pruebas frente a ella. Ella la ayudaría a llegar al fondo de eso, costara lo que costara.
Satine se recostó al lado de Padme y la abrazó, haciéndola esconder su rostro en su hombro, mientras desarmaba el complicado peinado de la senadora que ni siquiera podía hablar, solo sollozaba.
- Tranquila- dijo Satine acariciando su cabello- Déjalo salir, todo va a pasar
- Él dijo que no quería verme nunca más. No sé como pasó esto. No lo sé- lloró Padme sintiéndose enferma de solo pensar que todo había acabado por un error que ni siquiera recordaba haber cometido.
- Solo está molesto- dijo Satine y Padme la miró a los ojos- Correcto, muy molesto, pero estoy segura de que en algún minuto podrán hablar con tranquilidad
- Si hubiera podido sacarnos a patadas de los cuarteles generales del ejército de la república, lo habría hecho- dijo Padme sollozando nuevamente y Satine la abrazó.
- Él nunca te haría daño- dijo Satine con una sonrisa tranquila- No puedo decir lo mismo que Rex, su ojo tal vez esté algo morado por un tiempo- dijo Satine y Padme sintió pena por Rex.
Cuando Satine miró a Padme, diciéndole que estaba en confianza, que podía dejar salir todas sus emociones, ella lloró amargamente, como no había llorado desde que era una niña muy pequeña.
Ninguna persona podía saber lo que sentía una mujer cuando perdía a la persona que amaba por un error como ese, del que ni siquiera se acordaba.
Ninguna persona podía saber el dolor punzante que se sentía cuando escuchaba sus duras palabras diciéndole que saliera de allí, que no quería volver a verla.
Nadie podía explicar con palabras lo que ella sentía en ese minuto. No importaba la política, no importaba la galaxia entera, solo le importaba que la única persona que la había hecho creer en el amor, ahora la odiaba. Y lo peor de todo es que ella le había dado razones para odiarla.
Satine la sostuvo con cariño. Nunca pensó que precisamente su amiga sería la que necesitara desahogarse de esa forma, pero ella estaría para Padme. Como Padme había estado para ella, cada vez que los reencuentros políticos con Obi- Wan Kenobi destruían su corazón.
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