Capítulo 46: "Batalla final (Parte 1)"
Luke hablando:
Todos tenemos luz y oscuridad dentro de nosotros... Lo que nos hace ser uno mismo es cuál de las dos escogemos.
Yo escogí la oscuridad...
Fui un idiota que creyó todas las mentiras que me dijeron y, ¿Cuáles son esas mentiras?
—Fue Tarah, ella maldijo nuestra sangre, ella nos sentenció a muerte, ella hechizó a Ahab para que asesinara a tu madre y, ¿Sábes por qué lo hizo?
«Lo miré con ojos inocentes, pues a penas era un niño de nueve años»
—Lo hizo porque está enamorada de mí y yo no le correspondí.
Esas fueron las palabras de mi padre cuando le pregunté por qué tenía que inyectarse esa mezcla rara cada Luna Llena. Era un niño que no entendía por qué su padre, el Alfa, no se transformaba en lobo junto a su manada y salía a recorrer el bosque junto con ellos.
A penas tenía nueve años cuando me dijo todo eso, como si un niño mereciera saber esa cruda verdad, porque sí, le creí, ¿Qué se supone que hiciera? Era mi padre quien me hablaba, mi ídolo, mi ejemplo a seguir… y por eso escogí la oscuridad.
Mi padre nunca fue bueno. Me golpeaba, me insultaba, me decía que llorar no era de hombres sino de débiles. Poco a poco mi alma se fue llenando de odio, rencor, rabia. Poco a poco esa imagen de ídolo y de ejemplo a seguir se fue derrumbando. Lo odiaba a él por no quererme y odiaba a Tarah por sentenciarme a muerte.
Pero ese odio que sentía por Lucian creció aún más aquella noche, la noche en que me confesó que fue él quien mató a mi madre. Una parte de mí murió cuando escuché esas palabras tan reales que hicieron que mi corazón se rompiera en mil pedazos y que mi juicio se nublara. El poco respeto que sentía por mi padre se desmoronó esa noche en que me fui y lo dejé todo atrás. Pero conmigo se fue esa rabia, impotencia y esa sed de venganza que nublaba mis sentidos y me atormentaba en las noches, porque él me arrebató a mi madre, mi infancia, mi corazón…
Y como único voy a estar en paz, es matandolo, arrancando el mal de raíz. Como único voy a poder estar tranquilo es vengando la muerte de mi madre.
El odio, la furia y la venganza eran mi principal motor. Mi alma era oscura, el único pequeño pedazo de luz que tenía era Nerina, mi hermana, no de sangre, pero sí del corazón. Ella fue la mano que me sostenía en la luz durante toda mi infancia, y a pesar tener sus propios demonios, juntos nos sosteníamos para no caer por completo en el precipicio de la oscuridad.
Una vez que conoces la oscuridad, ya no puedes escapar de ella...
Mentira...
Y todo fue así, hasta que llegó a mi vida ella, mi Eva... Tenía tanta luz para dar que cada vez que cerraba mis ojos la veía, con una sola sonrisa iluminaba mi vida.
Por ella es que cambié. Pero gracias a ella es que el miedo se apodera de mi cuerpo, miedo a verla morir frente a mis ojos, miedo a perderla como a mi madre...
Pero, de una cosa estoy seguro, y es que el miedo se enfrenta, no se le da la espalda...
Los Huargos son unas bestias sanguinarias que no dejan de atacar hasta que su oponente esté muerto. Han existido desde el principio de la maldición de los Arkala y los Wolfmoon, han sido la pesadilla más grande de cada licántropo. Cuando un Huargo escoge un objetivo, no descansa hasta verlo despedazado, y ese es mi miedo más grande... Mi padre ya tenía su objetivo trazado.
Nosotros...
Tarah lo maldijo, lo traicionó, mi padre se obsesionó con encontrarla y así acabar con la maldición. Eva es la hija del Alfa al que él traicionó, es la prueba viviente de aquella masacre, y también es la persona con la que puede herir a Tarah y a mí. Lucian me odia porque lo desafié, porque fui el único que logró herirlo, sí, él lo planeó todo para que yo me fuera de la manada, pero no planeó perder un ojo en el proceso, y desde ese entonces supo que yo era una auténtica amenaza para él, porque hice lo que nadie era capaz de hacer: Enfrentarlo.
Él pensó que inculcándome el odio, rencor y la sed de venganza iba a poder manejarme para su plan perfecto de recuperar a Tarah, pero lo que nunca se imaginó, fue que yo iba a cambiar de parecer...
Nadie nos define, nadie nos tiene que dar una etiqueta, nadie nos forma como personas... Eso lo aprendí a las malas, puse en riesgo a una mujer inocente por culpa de mentiras y engaños. Casi asesino a una chica inocente por culpa del odio y el rencor, pero todo eso acabó, porque en nuestras manos está el hacer las cosas bien... Y eso es lo que estoy a punto de hacer.
****
No puedo explicar la sensación de alivio que sentí al ver que todos estaban vivos aunque, no todos estaban fuera de peligro...
—¿Y la maldición? ¿Te libraste de ella? —Nerina corrió hacia mí en cuanto me vio llegar.
—Soy libre, hermana —Sonreímos —Gracias a Eva que nunca se rindió —Miré a la hermosa chica que ahora era una loba majestuosa.
Nerina juntó su frente con la mía mientras lloraba en silencio y yo no pude evitar reírme para adentro...
—¿Qué? —Me miró amenazante con esos ojos que ahora eran amarillos brillantes —¿Por qué te ríes? —Se veía furiosa y eso me daba un poco de gracia —Solo se me metió una basurita en el ojo.
—Vale —Reí —Te creo —volvimos a juntar nuestras frentes.
—Te quiero, Luke...
—Yo también te quiero, mi chica ruda.
—¡Chicos, ya vienen! —Gritó Dastian llamando nuestra atención.
—¡Están a tres kilómetros de aquí! —Gritó Lucas mientras se nos acercaba junto a Ian y los gemelos.
Nerina y Jordan se colocaron amenazantes frente a nosotros, mientras veían furiosos y le gruñían mostrandoles sus mortales colmillos a nuestros nuevos amigos. En cambio Marcos, sacó una daga mortal y desembainó una espada dispuesto a dar su vida por nosotros.
Lucas y sus amigos se habían quedado en el bosque para dar aviso cuando vieran a Lucian y su manada acercarse.
—¿Quiénes son ustedes? —Gritó Nerina furiosa mostrando sus colmillos.
—¡Wow! ¿Todos ustedes saludan así? —Habló Lucas en tono burlón.
—Nerina, te presento a mi tío Lucas y a sus amigos —Mi amiga me miró sorprendida.
—¿Tu tío dices? —Dijo la pelirroja.
—Mi padre se reservó bastante bien su vida privada.
Nerina miró al grupo que recién llegaba.
—Discúlpanos...
—Tranquila, solemos dar esa primera impresión —bromeó Lucas.
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Eva hablando:
No sabíamos qué hacer...
Estábamos rodeados por todos lados. Por el bosque venían acercándose peligrosamente Lucian y los lobos. Y por la colina venía descendiendo un ejército de desconocidos… Unos vienen a matarnos, y otros, no sabemos sus intenciones.
—¡Chicos! —gritó Lucy aterrada.
Y de repente nos vimos rodeados por un grupo de personas... Estaban encapuchados, todos vestían de negro y algunos tenían puestas ropas de camuflaje. Estaban armados con rifles, lanzas plateadas, espadas y dagas que a juzgar por sus extrañas escrituras se trataban de dagas mortales.
Estamos peligrosamente rodeados...
Enseguida nos pusimos en defensa... Los lobos gruñíamos furiosos mostrando nuestros poderosos dientes afilados listos para despedazar al más mínimo movimiento...
Y fue entonces cuando un hombre encapuchado comenzó a correr hacia nosotros...
O está loco, o es estúpido...
No parecía importarle que se estaba acercando solo y desprotegido a ocho licántropos dispuestos a despedazarlo.
—¡¿En serio no conocen a un amigo cuando lo tienen frente a sus narices?! —gritó el hombre furioso mientras que nosotros nos miramos algo confundidos, porque a pesar de no verle el rostro, esa voz me parecía conocida.
Y justo en ese instante, el hombre se quitó la capucha dejándonos ver su rostro, y vaya que me dio alivio reconocer esa barba prominente y oscura con algunos vellos plateados.
—¡Señor Monroe! —gritó Lucy.
Monroe corrió sin pensarlo hacia mi madre y algunos integrantes del grupo se comenzaron a quitar las capuchas y fue cuando vimos que se trataban del alcalde Loockhood, el profesor Yarros, la directora Regina, y de la señora Ana, sí, la misma Ana dueña de la casa de modas...
—¿Cuál es su estado Monroe? —Habló el alcalde.
—Daga mortal, señor —Respondió Monroe mientras sacaba un frasco de su bolsa.
—No dejes que muera —Puso su mano en el hombro del brujo —Es una buena mujer, su madre no lo soportaría.
¿Su madre?
—No dejes que se acerque señor, ella a sufrido mucho su ausencia —Pidió Monroe y yo estaba algo confundida, pero aunque intentara hablar no me entenderían.
—Tranquilo, ella no la va a ver así porque tú la vas a salvar —Dijo el alcalde y se fue corriendo hacia donde estaban sus hombres.
¿Qué mierda está pasando aquí?
—¡Marcos, Lucy, rápido! ¡Ayúdeme a voltearla!
Yo solo estaba ahí… acompañándola, con el corazón destrozado, los nervios a flor de piel y las lágrimas cristalizando mis ojos. Con esa sensación de impotencia y de no poder tener el control de las cosas, porque lamentablemente, no había nada más que pudiera hacer...
Monroe rebuscó en su mochila, hasta sacar un frasco color ámbar de su interior.
Y respiré aliviada cuando vi el contenido de aquel frasco misterioso, cómo no reconocerlo, si yo también preparé una mezcla de esas...
Monroe, con cuidado impregnó una tela con el antídoto y lo puso en la herida de mi madre, haciendo presión en ella...
Sé lo que viene a continuación... Dolor, sufrimiento, agonía.
Enseguida ella comenzó a gritar de dolor, mientras que el antídoto ponía de color negro sus venas y le cauterizaba la herida hasta que poco a poco se fue cerrando...
Luke se paró junto a mí, escondí mi cabeza debajo de la de él y cerré mis ojos para no ver a mi pobre madre sufrir de esa forma...
—¡Ya están aquí! —Avisó uno de los hombres del alcalde mientras pasaba corriendo junto a nosotros.
—¡Lucy, niña! Tú y Jordan llévense a Tarah a la colina, ella aún está débil —Les ordenó el brujo mientras ayudaba a mi madre a ponerse de pie.
—Tranquila Eva, la protegeremos, soy una bruja ¿Recuerdas? —Me dijo Lucy... no podía comunicarme con ella, por lo que me le acerqué y ella se lanzó sobre mí y me dio un abrazo que sentí tan cálido y reconfortante.
—Cuídenla mucho —Le pedí a Jordan.
—Tranquila, ella va a estar a salvo, te lo prometo —Me aseguró mi amigo y se fue corriendo con Lucy y mi madre sobre su lomo.
30 minutos después...
Los lobos estaban saliendo del bosque a gran velocidad. Muchos de los hombres del alcalde se abalanzaron sobre ellos con grandes lanzas con puntas de plata, pero las bestias los atacaron sin miedo alguno. Los lobos se levantaron en dos patas y de un solo manotazo lanzaron lejos las armas que los amenazaban, y luego atacaron furiosos a los desprotegidos hombres, despedazándolos en cuestiones de segundos...
Sus dientes llenos de sangre, sus garras cubiertas de trozos de carne...
Regina y Ana se pararon a una corta distancia de ellos, entrelazaron sus manos y comenzaron a pronunciar con fuerte voz algo que parecía un hechizo.
¿Son brujas?
—¡¡Plena Luna da potestatem!!
Alzaban cada vez más sus voces...
—¡¡Plena Luna da potestatem!!
Y de la luna llena comenzó a emerger un fino haz de luz, tan fino que se movia al compás del viento delicado e inocente... Las mujeres con tan solo mover sus manos lo dirigieron hacia los lobos, rodeando sus cuerpos lentamente, haciendo que miraran aterrados y confundidos aquella extraña luz que los envolvía tratando de darles un abrazo… Un abrazo mortal, porque de un momento a otro, Regina y Ana apretaron sus puños y el fino haz de luz los cortó a todos por la mitad...
La tierra se pintó de rojo, se llenó de vísceras y lobos mutilados...
No quedó uno solo de ellos vivo...
Pero esto aún no acaba, esto a penas comienza...
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Hola, hola ❤️
Esto a penas comienza...
¿Les gustó el capítulo?
Como pueden ver hay una segunda parte de este capítulo ❤️
Comenten aquí si se dieron cuenta del dato oculto que puse en este capítulo ;)
Plena Luna da potestatem = Luna Llena dame tu poder
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