Caminamos horas sin parar. Esa extenuante y agotadora caminata hubiera sido más amena si aunque sea hubiéramos venido conversando, pero no fue así.

Otra vez lo está haciendo, otra vez está construyendo una barrera entre nosotros...

Luke acababa de abrirse conmigo. Me acababa de contar cómo murió su madre, me acababa de contar la historia más traumática jamás había escuchado...

Su padre la mató…

¿Qué clase de padre hace eso?

Sólo un monstruo es capaz de hacerlo.

En el momento en que ví lo quebrado que estaba corrí a abrazarlo. Sabía perfectamente que aunque no lo pidiera él lo necesitaba, necesitaba un abrazo de apoyo, un abrazo que le dijera que no está solo, que está bien estar triste, que está bien expresar el dolor porque sí, él lloró cuando lo abracé, y está bien, nunca lo había hecho en toda su vida, nunca se había desprendido de ese dolor, que aunque nunca desaparece por completo sí aprendes a vivir con él...

No debe ser fácil descubrir que tu propio padre asesinó a tu madre, que la asesinó de la manera más fría y retorcida que podría existir...

La mató por poder...

Pensé que Luke y yo habíamos creado un vínculo, pero no fue así, él volvió a cerrarse, ni siquiera volvió a hablarme. A veces me confunde tanto con su facilidad para hacer y luego deshacer las cosas... Pero no dejé que esa indiferencia me afectara.

Hay algo mucho más importante que tengo que hacer, y eso era en lo que tenía que estar enfocada:

 
Mamá...

Podía notar que, mientras más nos acercábamos a las ruinas de Zinia, Luke se preocupaba aún más. Cada vez estaba más en alerta, incluso desconfiaba de cada paso que dábamos... Pero lo más raro de todo eso era, que no habíamos visto a ningún Uros desde hace varios kilómetros.

Hay algo en esas ruinas que los asusta, y no creo que sean las brujas precisamente...

   Cada vez hacía más frío y eso dificultaba aún más las cosas, por lo menos para mí, porque soy bastante frío lenta y una simple brisa invernal puede hacer estremecer mis huesos con facilidad.

Ya era tarde y estábamos buscando un lugar dónde acampar y resguardarnos del invierno. Hasta que llegamos a una parte del bosque bastante oscura y tenebrosa, donde a lo lejos alcanzamos a ver una profunda cueva, rodeada de rocas y árboles que comenzaban a retorcerse por el viento y el frío.

Todo se veía demasiado tranquilo y silencioso.

—Espera aquí, voy a comprobar que sea seguro —Me pidió, mientras dejaba su mochila en el suelo y entraba cuidadoso con su daga en la mano.

—Ten cuidado…

Me quedé afuera, mirando fijo la entrada, esperando ansiosa a que Luke saliera. Ese lugar no me transmitía confianza, sobre todo si estábamos en invierno.

Puede haber algún animal dentro resguardándose del frío...

Y lo que me temía ocurrió...

Escuché un fuerte rugido proveniente del interior de la cueva. Tal vez fue el eco que provenía de adentro el que lo hizo escucharse tan ensordecedor y aterrador, pero aún así, un escalofríos corrió por toda mi espalda y acto seguido sentí un salto en el estómago.

¿Dónde está Luke?

—¡Luke! —grité por instinto con todas mis fuerzas hasta quedarme sin aire y que mi garganta se raspara.

Y pude respirar aliviada cuando lo vi salir corriendo hacia mí a toda velocidad. Sacó su ballesta rápido de la mochila y puso su daga en su cinturón.

—¡Tienes que correr lo más lejos que puedas de aquí! —gritó exaltado mientras miraba a sus espaldas.

—¿Qué? ¡¿Estás loco?!  ¡Tenemos que correr, no te vas a quedar aquí! —le discutí.

—¡Maldita sea! ¡Hazme caso! ¡No es momento para discutir! —Me miró furioso, ¿O quizás asustado? 

   Se escuchó otro rugido y fue cuando vimos salir de la cueva una bestia horrible. Tenía aspecto de lobo, pero no era nada que halla visto jamás.

  Era grande, incluso más que Luke. De pelaje gris oscuro casi negro. Estaba parado en dos patas y tenía largos brazos con gigantescas garras. Sus ojos eran de color rojo brillante y su boca estaba llena de afilados dientes, la cual salivaba restos de sangre.

Estaba cegado por la rabia, miraba a todos lados como buscando algo o a alguien, y cuando nos vió sentí cómo mi corazón se detuvo porque corrió directo hacia nosotros a toda velocidad.

—¡Eva, corre! —gritó y me empujó para quitarme del camino. 

   Aquel monstruo se abalanzó sobre Luke, lo golpeó tan fuerte que su ballesta y flecha salieron volando lejos de él. Corrí hacia el arma pero no había ninguna flecha cerca. Mientras yo miraba en todas direcciones buscándola desesperadamente se escuchó otra vez un fuerte rugido, aún más fuerte que el anterior.

Mierda...

Voltée a ver y se trataba de Luke.

Sus ojos eran color amarillo brillante, sus dientes ahora eran grandes colmillos caninos y sus garras eran casi del mismo tamaño que las de aquel monstruo.

   Luke lo golpeó, lo rasguñó haciendo profundos surcos ensangrentados en su piel, pero nada de esto detenía a la bestia, al contrario, esto lo hacía enfurecer aún más. De un momento a otro el monstruo agarró a Luke por el cuello y lo lanzó con fuerza al suelo, ahora la bestia estaba encima de él. Luke luchaba por quitárselo de arriba, tratando de evitar que lo destrozara con esas grandes garras que tenía.

Por suerte, ví a lo lejos una de las flechas y corrí hacia ella, corrí tan rápido que no veía por donde iba, por lo que acabé tropezando y cayendo al suelo, mi rodilla dolió, pero nada de eso importaba. Cuando me di cuenta, me vi rodeada de muchos huesos, no sabría decir si eran humanos o de animales.

¿Qué mierda es esto? ¡Es un maldito cementerio!

Tenía miedo, pero aún así me levanté sin pensarlo y seguí corriendo hacia mi objetivo.

  Miré a Luke y con su daga lo apuñalaba repetidas veces, pero no lograba matarlo, tal vez porque no le daba en ningún punto mortal o porque simplemente no moría tan fácil. Hasta que logré llegar, coloqué entre nervios la flecha en la ballesta y le disparé directo entre los ojos matándolo en el acto.

—¿Estás bien? —corrí hacia él.

   Él volteó a verme, su respiración era agitada, sus ojos aún eran amarillos. Sus rasgos eran de bestia, pero al verme, poco a poco fue volviendo a su forma humana. Luego ví su pecho, estaba rasgado, al igual que uno de sus brazos.

—¡Estás herido! —dije preocupada mientras comprobaba sus heridas.

—Tranquila, sanarán pronto —Respondió sin importancia mientras veía el cuerpo que yacía en el suelo.

—¿Qué cosa era eso? 

—Era un hombre lobo, ahora es un Huargo.

—¿Un qué?

—Cuando un hombre lobo no logra volver a su forma humana se convierte en un Huargo, una bestia que poco a poco va perdiendo su humanidad, dejando que su sed de sangre lo domine por completo y lo vuelva imparable, una vez que él ve a una presa, no descansa hasta matarla.

—Por eso no querías huir, porque nos iba a perseguir hasta matarnos.

Él asintió...

—Pero algo no está bien... —Dijo e hizo una larga pausa.

—¿A qué te refieres?

—Nunca habían venido tan al norte...

Silencio...

—Puedes esperar adentro si quieres, ya es seguro.

—¿Qué vas a hacer? —Pregunté intrigada.

—Voy a enterrarlo, él no merecía el destino que le tocó —dijo mientras volteaba el cuerpo boca arriba.

   En ese instante algo sorprendente ocurrió... Sus garras, sus colmillos, su pelaje, su inmenso cuerpo fueron desapareciendo, dejando al descubierto un cuerpo humano. Se trataba de un joven chico, probablemente no mucho más mayor que nosotros.

—No pienso ir a ningún lado —Me paré junto a él —Voy a ayudarte, ese pobre muchacho merece descansar en paz.

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Luke hablando:

   Ya era bastante tarde en la noche, sin dudas esta era la noche más fría que habíamos tenido desde que entramos en el bosque. Estábamos junto a la fogata en silencio mientras veíamos la primera nevada caer.

   Eva temblaba cada vez más por el frío, su piel estaba más pálida de lo normal, sus labios comenzaban a tener un color azulado y el sonido de sus dientes al tiritar resonaban en mis oídos como un cincel contra una roca.

No soporto verla así...

Me preocupa...

Sin pensarlo me levanté y fui directo hacia ella, la hice a un lado sin preguntar y me senté justo detrás suyo.

Se siente tan bien tenerla cerca...

Trato de no sentir nada por ella, pero es imposible no hacerlo. Eva es tan hermosa, me encanta verla sonreír y ver esos lindos hoyuelos que se le forman en las mejillas, las cuales se le sonrojan cada vez que le digo pequeña. Me encanta escuchar los fuertes latidos de su corazón cuando estoy cerca de ella, y sin saberlo, ella ocasiona en mí una extraña sensación de cosquilleo, como si mi cuerpo estuviera saltando de un precipicio, como si estuviese en una montaña rusa a punto de caer de lo alto de la colina.

  Me encanta ver cuando muerde su labio inferior cuando está nerviosa o cuando tiene miedo de decir lo que piensa. Me encanta disfrutar de ese hermoso rostro, tan hermoso como el de una ninfa del bosque, y me encanta perderme en sus lindos ojos pardos, los cuales con tan solo verlos ya sé en lo que está pensando, y sobre todo, me encantan esos labios tan suaves como la seda que tiemblan deseosos por encontrarse con los míos...

  Pero luego reflexiono, no puedo hacerle eso, no puedo estar con ella aunque eso es lo único que deseo con todas mis fuerzas. Antes sólo tenía un objetivo: Romper la maldición era lo único en lo que pensaba. Pero nada de eso importa, sólo quiero estar con ella y disfrutarla a cada momento. Sólo quiero ayudarla a encontrar a su madre, que por mi culpa es porque está en peligro, ella me perdonó, pero yo nunca lo haré.

El único motivo que tengo para quitar esta maldición es porque es como único voy a poder estar con Eva.

¿Quién quisiera estar con un maldito?

Ni siquiera voy a poder tener hijos porque no soy capaz de heredarles esta desgracia, y mi final no es un final feliz de libros de cuentos. Ella nunca va a ser feliz conmigo, solo va a sufrir, y ella no se merece eso...

—¿Qué haces? ¡Sal de aquí! —Me gritó molesta, me di cuenta que se asustó cuando me vió llegar de esa forma.

De su boca salía humo producto al frío, su cuerpo estaba entumecido y su voz se escuchaba cada vez más débil y temblorosa.

—¿En serio, pequeña?  Estoy tratando de ayudarte, te estás congelando ¿Y así es como me lo agradeces? —Le discutí, no quería que se diera cuenta de que en realidad estaba muriendo de miedo a que algo malo le ocurriera.

Sus labios estaban secos y casi azules. Tenía que hacer algo por ella urgente o sino iba a morir congelada. 

—Está bien —dijo y se acomodó en mi cuerpo, probablemente estaba molesta porque no le dirigí la palabra las últimas horas, en realidad, ni yo mismo sé porque lo hice, es tan fácil abrirse con ella, y eso me molesta tanto, se supone que no puedo enamorarme de ella, no quiero tener ninguna conexión y ahí voy y le cuento mis secretos.

Abrí mi chaqueta y la envolví en ella, su cuerpo estaba frío y tembloroso.

Los lobos almacenamos mejor el calor que los humanos. Aunque Eva puede que sea una de nosotros, ella aún no se ha transformado, por lo que, en teoría sigue siendo humana.

Una hora después...

   Habíamos estado en silencio por un rato, sólo estábamos así, abrazados frente a la fogata. Se sentía tan bien tenerla entre mis brazos, podía escuchar los latidos calmados de su corazón, y su lenta y tranquila respiración me transmitían tanta paz.

—Luke… ¿Estás despierto? —Susurró.

—Sí, pequeña ¿Qué sucede?

—¿Puedo preguntarte algo? —Su voz era tan suave y calmada.

—Claro, lo que quieras. 

—¿Por qué a veces me dejas ver el verdadero tú, y otras veces eres un completo idiota conmigo?

No me lo esperaba...

No tenía ni idea de lo que le iba a decir, yo la amo con todas mis fuerzas, no puedo seguir engañándome, ella es la única con la que quiero estar, pero no puedo arruinarle la vida, no de esta forma.

—¡Pequeña Eva! —Mi corazón latía a mil por hora mientras imitaba una sonrisa, suerte que ella no lo podía escuchar —No lo sé, tal vez me guste ver la cara que pones cuando te ignoro —Le dije de dientes para afuera, pero en realidad mi corazón gritaba que le dijera todo lo que siento por ella.

—Eres un idiota...

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¡Wow!

Me encantó este capítulo, deja ver los sentimientos de Luke sin que nadie más que nosotros los conozcan...

¿Qué será lo que impide que nuestro Luke sea feliz con Eva?

Nos vemos en el próximo capítulo ❤️