Capítulo 20: "Luna de Sangre" Parte 2
No puedo creer lo que hizo mamá, más bien, no puedo creer nada de lo que ví esta noche...
¿Qué mierda está pasando aquí?
¡Ella nos teletransportó!
¡¿Es eso posible?!
De un momento a otro aparecimos en el auto de mamá... todo ocurrió tan rápido. Ella se sacrificó para salvarnos... Estoy en shock, no tengo ni idea de lo que acaba de pasar.
¡Maldita sea!
Ví al chico a mi lado y realmente no se encontraba bien, no tenía ni idea de lo que le estaba pasando, pero creo que mamá sí sabía lo que le sucedía...
Su cuerpo estaba sudoroso, su respiración era agitada y qué decir de sus gritos de dolor, los cuales, cada vez se hacían más frecuentes y desgarradores...
Reaccioné rápido, sequé mis lágrimas, respiré profundo y lo ayudé a recostarse en el asiento trasero...
—Lo siento Eva —me susurró débil y una lágrima salió de sus ojos.
—Hey... —Acaricié su mejilla —Nada de esto es tu culpa —Unas lágrimas corrieron por mis mejillas deliberadamente —Dime a dónde nos llevo, porque yo no tengo ni idea de a dónde ir.
—Llévanos al bosque, sigue el sendero hasta el final, aún cuando veas arbustos obstruyendo el camino, ahí vamos a estar a salvo —Respondió mientras hacía una mueca de dolor.
Me senté rápido al volante y pisé fuerte el acelerador, saliendo de ahí lo más rápido que podía...
Mientras nos alejamos veía por el espejo retrovisor cómo dejaba mi casa atrás, cómo cada vez se hacía más pequeña por la distancia.
A mi mente vino el recuerdo de mi madre peleando contra esa mujer, no tenía ni idea de que ella supiera pelear tan bien, pero luego todo dió un giro inesperado cuando mamá de sólo hacer un movimiento salieron rayos de sus manos, alejando a la mujer de ella, para más tarde ser inmovilizada por ¿Sombras? ¿Acaso era eso posible? .
Cuando ví el miedo que reflejaban sus ojos al pedirle a Luke que me cuidara, fue ahí cuando me di cuenta de que algo malo estaba a punto de pasar, las lágrimas nublaban mi vista y entonces vi un resplandor blanco salir por la ventanas de mi casa... fue ahí cuando supe que había perdido a mi madre...
Un fuerte grito me sacó de mis pensamientos, voltée a ver en qué condiciones estaba Luke y fue cuando ví algo realmente aterrador...
Unas grandes garras le comenzaban a salir, de repente abrió sus ojos y ya no eran verdes, esta vez tenían un color amarillo brillante. Mi corazón se aceleró amenazando con darme un ataque cardíaco.
¿En verdad es un lobo?
—Eva, no siento mis manos, tienes que sacar la bolsa que tengo en el bolsillo de mi pantalón. ¡Rápido! —Su pecho subía y bajaba y las gotas de sudor corrían por su frente.
Frené el auto en seco y me pasé al asiento trasero junto a él, luego metí mi mano en el bolsillo de su pantalón y sentí una bolsita de tela adentro. Recordé que antes de abandonar su auto en medio del bosque, él sacó esa bolsita de debajo de su asiento. La abrí y vi que tenía adentro una jeringa con un extraño contenido color grisaseo.
—¡Rápido! ¡Tienes que inyectarme directo al corazón! —Volvió a hablar, pero esta vez gritaba de dolor y se retorcía en el asiento. Pude ver cómo su columna vertebral se partía, dejando escuchar el aterrador crujir de sus huesos.
Estoy aterrada...
No tenía ni idea de lo que le estaba pasando, sólo sabía que no era nada bueno.
Levanté su camisa y me sorprendí tanto al ver lo que se escondía debajo. Tenía un gran tatuaje en su abdomen, pero lo sorprendente no era eso, sino que el dibujo avanzaba como por arte de magia, parecía tener vida propia. Le estaba quemando la piel, era como si lo estuvieran quemando con un soplete, incluso pude sentir el olor a carne quemada mientras el humo que desprendía me daba en la cara...
Se veía realmente doloroso e impactante.
Lo miré asustada mientras que él me asintió desesperado con su cabeza en señal de que actuara rápido, y fue cuando sin pensarlo le inyecté la extraña mezcla directo al corazón.
Luke dejó de sufrir al momento, su respiración se normalizó y su dolor desapareció. Al instante sus ojos volvieron al verde natural y sus dientes y garras fueron desapareciendo lentamente.
—Tranquila... —Sonrió débilmente —No te asustes.
Respiré aliviada al ver que había dejado de sufrir... Pero ese alivio desapareció cuando ví que el chico comenzó a convulsionar. Mi corazón se aceleró cuando ví que sus ojos se volvieron blancos... Ví miles de series de televisión en las que pasaban cosas como estas, pero jamás me imaginé que me iba a enfrentar a algo así en mi vida...
Reaccioné rápido...
No iba a permitir que él muriera en mis brazos, así que actué rápido y lo coloqué de lado, lágrimas rodaban por mis mejillas al verlo así en ese estado, lo mantuve en esa posición por unos segundos hasta que se detuvo, desmáyandose en el acto...
Por un momento pensé que no tenía pulso, no parecía estar respirando, pero luego volví a comprobarlo, puse mi oído en su pecho y pude escuchar sus latidos; eran estables, al igual que su respiración.
Escuché unos fuertes gruñidos afuera...
Miré por la ventanilla y vi unos ojos tenebrosos acechándonos entre los árboles, unos ojos muy conocidos: Eran Uros.
No estábamos a salvo ahí, ni siquiera salí del auto, llegué hasta el asiento del conductor desde adentro, encendí el motor y comencé a conducir lo más rápido que pude por todo el sendero hasta que unos arbustos aparecían al final...
Al atravesarlos, pude ver una pequeña cabaña. Unos gigantescos árboles la mantenían escondida casi imperceptible a la vista de todos. Estacioné el auto lo más cerca que pude de la puerta y ayudé a Luke a salir. Coloqué su brazo alrededor de mi cuello, y a duras penas logré llevarlo dentro, por suerte no era tan largo el tramo porque este chico sí que era grande y pesado.
—Tu madre no está muerta, Eva... —Susurró y lo miré al instante —Te voy a ayudar a buscarla.
Logré recostarlo en un sofá que había junto a la chimenea, para mi suerte, parecía que Luke pasaba mucho tiempo aquí, pues había leña cortada en un rincón, así que no demoré en prenderla para calentar aquel frío lugar.
Me acerqué a Luke para comprobar cómo estaba, ya no sufría de dolor, tenía sus ojos cerrados y en calma y su respiración era normal. Luego miré su abdomen desnudo, estaba completamente cubierto por unas extrañas runas, pero lo que sí no me era extraño era su forma. Estas runas tenía los bordes angulares; eran runas de maldición.
Se veía tan doloroso, su abdomen estaba rojo y ensangrentado, y se le comenzaban a hacer unas dolorosas llagas por las quemaduras...
Rápidamente comencé a registrar todo el lugar en busca de un botiquín o algo que me sirviera para curarlo, hasta que al fin encontré unas vendas dentro de un armario. Luego fui hacia la cocina y comprobé si había agua fría en el pequeño refri que estaba ahí. Llené un cuenco con el agua y regresé junto a Luke.
Él, inconscientemente se quejaba del dolor mientras lo limpiaba y refrescaba sus quemaduras a toquecitos.
El silencio del bosque, el cansancio, el estrés y el agradable crujir de la madera de la chimenea me pasó factura. Por alguna extraña razón no quería dejarlo solo, no me quería alejar de él ni por un segundo, así que hice un pequeño espacio y me acosté junto a él en el sofá.
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Los primeros rayos de sol que se colaron por las rendijas de las ventanas me despertaron...
Al reaccionar ví cómo estaba durmiendo, mi cara descansaba sobre su pecho y mi mano pasaba sutílmente sobre su abdomen. Me levanté lo más rápido que pude.
—¡Tarah! —Gritó con voz ronca y se sentó rápido.
—¡Eva! —Me miró exaltado —¡Lo siento! ¡No pude…! —Lo detuve poniendo mi dedo en sus labios.
—No fue tu culpa Luke, ya te lo dije, fue decisión de mamá, tú no estabas bien.
Miré su tatuaje y me sorprendió tanto lo que ví: Las llagas y el enrojecimiento ya no estaban. Su tatuaje estaba sano, parecía que se lo había hecho hacía mucho tiempo.
Él se dió cuenta de mi asombro, puso su dedo en mi barbilla y me obligó a verlo a los ojos.
—Tranquila, te lo contaré todo.
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Hola, hola.
Tienen que decirme qué les pareció el capítulo por favor.
Pobre Luke, sufrió bastante esta noche.
El próximo capítulo va a tener buenas revelaciones.
Nos vemos en la próxima ❤️❤️
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