Capítulo 6. Parte 3
Capítulo 6.Parte 3
― Su alteza real, no existe bien sin el mal y el mal sin bien― reflexiono Cromwell's― no es fácil herir a un inocente para sobrevivir.
― Aun así, usted admite― se justificó Matías― que hacer llorar una niña, no es lo correcto.
― No existen decisiones fáciles, mi señor.
Agobiado sale del estudio, fuma un cigarrillo para procesar toda la información sentado en la fuente. Tomas aparece con la tarta de limón que le pidió hace ya un largo rato en su tienda realmente este día le resultaba muy incómodo.
― Créame que la señora Cromwell's― le pidió un cigarrillo― puede ser de todo menos mentirosa.
― ¿Cómo puedes estar seguro?
― Llevo veinte años, supongo que siendo su juguete favorito― respondió decidido⸺. Con ella he aprendido que existe un mundo debajo de mis narices y aunque puede llegar a ser una verdadera pesadilla, pero jamás es buena mintiendo⸺ tomo una calada del cigarrillo⸺ ni ella o su trio de hermanas.
⸺ ¿Dices hermanas?
⸺ Por supuesto⸺ se ríe ante su pregunta⸺ es evidente que no es el único ángel de la muerte caminando como si nada, en este mundo u otros⸺ Tomas miro el techo⸺ pero supongo que ya debes saberlo.
"Hermanas".
Esa palabra reboto un largo rato, en la cabeza de Matías lo último que necesitaba en su día es encontrarse con otra mujer que le causara ansiedad ya suficiente tenia para este momento. Además se preguntó: ⸺ ¿dónde está Corín?⸺ pues le quedó muy claro que era el único ser humano normal que conocía. Para él sería el colmo que no lo fuera.
***
Corín estaba en un mundo totalmente blanco, no existía ruido alguno o criaturas a la vista no comprendía exactamente donde se encontraba hasta que un paisaje se formó a su alrededor sorprendida observo todos los cambios entorno en sí misma de un momento a otro se ubicaba dentro de un castillo medieval decorado con piedras preciosas tales como rubís, cuarzos y diamantes algunos pasillos poseen detalles en oro.
Se divertía entre las cortinas de los amplios ventanales redondos curiosamente encontró un amplio cuadro sobre Cósmica usando una pequeña corona de plata, pero lo único diferente era su cabello que era idéntico al suyo.
"¿Por qué su cabello blanco?, ¿es como mi abuela?".
Llena de dudas la observo un poco más sorprendida, sintió como un plato rozo con su mejilla asustada se volvió a esconder detrás de la cortina no comprendía lo que estaba pasando. Escucho voces cerca; de ella con mucho cuidado trato de salir de la habitación, pero la curiosidad la venció.
⸺ El hijo de una Reina, es más legítimo que el de un Rey⸺ reconoció aquella voz, estaba segura que era la de Cósmica⸺. Dígale a media corte que soy una puta ¡vamos grítele a todo Reino que lo soy!
Observo a Cósmica, enfrentarse a un hombre anciano tal vez de unos setenta años; sin embargo. No pudo mirarlo bien ya que estaba vestido con de una larga negra y un sombrero en forma de bicúspide.
⸺ Pero tú siempre, serás el bastardo del Rey Andrews I⸺ el hombre con una velocidad y una fuerza poco creíble la estrello contra las paredes de la habitación ahorcando su cuello⸺ ¿Quizás debo decirte tío Eros? Atrévete a matarme y el Sur se levantará.
⸺ Eres una....⸺
⸺ Una perra⸺. Completo su frase riendo⸺ tal vez, quieras decir consorte.
El rostro del anciano se contrajo con furia, intento golpear su rostro, pero alguien lo detuvo. La niña salió corriendo asustada ante la situación gritando choco contra una pared resbalando por la escalera por el lado izquierdo.
⸺ Joven ama⸺ hablo una voz suave, alguien evito lo que iba a suceder⸺. No debe temer al pasado para llegar al futuro.
— ¿Qué es fufuro?
— Sé que es muy difícil de entender ahora— la incorporo al primer escalón limpiando sus lágrimas— pero lo que vera allí definirá muchas cosas, cuando crezcas.
— Pero él, es muy malo.
— Si, sé que a tu edad es muy traumático— la luz tenue se reflejó sobre su rostro dejando ver sus ojos aceitunados, rostro blanco y mechones de cabello rojo—. Sin embargo, así son las reglas y no las puedo cambiar, señorita debe ser valiente.
— No quero— acaricio el rostro de la niña sutilmente, dejando salir un suspiro.
— Si lo ves— saco dulces de sus bolsillos— como una niña valiente, prometo regalarte otra bolsa más.
Corín aplaudió emocionada regreso al pasillo. Dudando un poco sobre atravesar el siguiente o no debido a los gritos y sonido de objetos rotos al otro lado de habitación hasta que todo ceso asomo su cara entre la puerta entrejuntada.
"¿Quién es el?". Pensó
— Supongo que, por esto, me pediste que esperara—. El hombre ayudo a levantar a Cósmica del suelo, cargándola entre sus brazos.
— ¿Cómo lo entendiste?
— Eres una Duquesa y una guerrera, no es de ti dejarte atacar— hizo una pausa— supongo que es una gran ventaja conocer a mi Reina.
— ¡Me aseguraré de arruinar sus vidas! — comenzó a gritar el anciano siendo arrastrado por los guardias— Me escuchaste niña, la tuya y la de tu hermanito sabio.
— Atrévete a amenazar la vida de Matías y me aseguraré que lo lamentes—. Contesto Cósmica.
— Esta guerra apenas acaba de empezar, maldigo el día que llegaste a este mundo— acto seguido escupió el suelo.
La niña de cinco años quedo sumamente confundida, cerró la puerta para buscar a Elizabeth de todos modos aún era muy chica para comprender el contexto de su situación actual más lo que acaba de acontecer posiblemente con el tiempo sería un mal presagio que olvidaría.
***
Matías toca la puerta del consultorio, esperando que todo esté bien su día resulta muy extraño lo último que le faltaría esta tarde serian malas noticias.
— Pase adelante.
— Buenas tardes ¿doctora Ana Cromwell's? — murmuro tras la puerta.
— Si con ella habla— señalo que podía entrar.
— ¿Cómo esta ella?
— Esta mejor mi Lord, pero le recomiendo que le enseñe a transformarse será menos doloroso en el futuro.
— ¿Cuánto tiempo le falta? — miro la intravenosa.
— Solo quince minutos.
— Disculpe, la pregunta impropia— la médica lo observo fijamente— ¿usted tiene tías?
— No.
Con esa respuesta; a Matías no le quedaba muy claro quienes le estaban mintiendo, sin embargo, algo faltaba o no estaba bien. Entonces recordó lo que decían sus amigos al envejecer: — La realidad es de quien la construye—. Teniendo en mente eso, opto por permanecer en silencio.
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